Los 100 años de Cabo Raso

Hoy la localidad cumple su primer siglo de existencia. Un informe especial con la historia del pueblo, rememorando una gesta pionera.

10 JUL 2021 - 19:43 | Actualizado

Por Marcelo D. Giusiano /Especial para Jornada

Por Decreto del día 11 de julio de 1921, del entonces Presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen, se crean numerosos pueblos, colonias agrícolas y pastoriles en todos los Territorios Nacionales. Chubut no fue una excepción y entre esas fundaciones surge la de Cabo Raso. Recordado como el “mes de la fundación de pueblos”.

Cabo Raso no escapa a las historias de pioneros, a las de aquellos hombres y mujeres que llegados desde diversos puntos eligieron este pedazo de tierra patagónica para dar rienda suelta a sus ansias de procurarse una vida mejor que la de sus lugares de nacimiento.

Desarraigo, alegrías, sacrificios y adversidades marcaron el camino de estos abnegados pioneros que dieron origen a un pueblo y a una intensa actividad ganadera en este litoral atlántico, más allá del aislamiento geográfico de esos tiempos.

Pero como tantos otros poblados de nuestro país sufrió también el inexorable destino del abandono, cuando aquellas actividades económicas que los vieron nacer desaparecieron, o dejo de pasar el tren o como en este caso tomaron otras rutas.

Sin embargo, Cabo Raso, se niega a convertirse en un pueblo fantasma, en el que solo quede en la memoria las proezas de tiempos pasados. Lo inédito, es su vocación de reinventarse en el tiempo a través del espíritu emprendedor de nuevas generaciones, las que del mismo modo que aquellos pioneros de finales del siglo XIX y principios del XX, vieron en este paraje una oportunidad para desarrollarse y emprender nuevas quimeras o nuevas pasiones para atreverse. Fueron surgiendo así otros oficios, actividades deportivas o emprendimientos, como la recolección de algas, el surf, la pesca, la sal marina, el trekking y el turismo.

Cabo Raso debe su nombre a una de esas expediciones político-científicas que Alejandro Malaspina y José de Bustamante y Guerra entre 1789 y 1794 realizan para la Corona española. En ese contexto Juan Gutiérrez de la Concha lleva adelante un relevamiento de las costas patagónicas entre los ríos Negro y Deseado y acuña ese nombre por sus características geográficas muy llanas.

Hacia 1893 se inicia la llegada de inmigrantes de distintas nacionalidades a ocupar tierras que dedicarán a la ganadería. Comienzan a sonar junto al viento patagónico apellidos como: Maupas, Schelkly, Fisher, Lacoste, Garramuño, Müller, Aguirre, Miche, Moreno, Trucco, Reggio, Ostúa, Heinken, Schulze, Mitau, Grether, Pögler, Beinarán, Echegaray, Olsen, Balladares, Robert, Martino, Zahn, Benewitz, Amandi, Naula, Raga, Finat, Vales, entre otros. Criollos, ibéricos y gringos van delineando el perfil económico de sus inicios.

Es el propio presidente de la Nación, Julio Roca, quien cumpliendo con un compromiso asumido en su visita al Territorio del Chubut en 1899 de dotar de comunicaciones telegráficas a lo largo de toda la costa patagónica, inicia la presencia estatal en estos confines. Ricardo Fisher, a la postre, fundador del pueblo dona un lote de sus tierras a escasos 500 metros de su propiedad en la costa. El proyecto se pone en marcha bajo la dirección técnica del Inspector José Olivera quien con una cuadrilla de 180 hombres inician los trabajos en el mismo año 1899. Ya para Octubre del siguiente año llega a Cabo Raso el tendido de la línea telegráfica.

Finalmente se produce la inauguración un 25 de Diciembre del año 1900 asumiendo como primer Jefe de Correos Juan Antonio Trucco quien recepciona el primer telegrama de felicitaciones del Presidente Roca, lo acompaña como Guardahilos Claudio Pereyra Camargo, constituyéndose ambos en los primeros pobladores de ese proyecto de pueblo. A ellos le suceden otros nuevos vecinos que llevarán adelante las tareas de la institución como Juan Barletta, Martín Arroqui, José García, uno de los últimos.

El paulatino crecimiento poblacional que hubo y las demandas del vecindario en formación que ya eran visibilizadas por matutinos nacionales como La Nación y La Razón, son fundamento necesario para gestionar una mayor presencia del Estado en estos parajes.

Insituciones

Es así que van surgiendo otras instituciones. En 1901, si bien no se radica en el mismo pueblo, si necesidades el Destacamento de Policía, siendo su primer responsable el Comisario Cerri, transitando también por esa institución, ya asentada en Cabo Raso, servidores públicos como Tomas Serra, Rafael Fernández, N. Montovio, A. Pérez, Arata, Norberto Caminoa, entre otros. Aún hoy muchos recuerdan a su último encargado, el suboficial Martín Falcón.

El año 1909 trajo la educación con el nacimiento de la Escuela Nacional Nº 92, su primer maestro Perfecto Fernández fue sucedido por el maestro Manuel Ayllon en 1914 siguiéndole en el patriótico oficio de enseñar las primeras letras los maestros Belzunce, Escudero, Hugo Gianni, Nieves Hughes. Estrechamente ligado a la escuela estuvo su Internado “Mendoza”, inaugurado en 1941 bajo la Dirección de Inocencio Sibanal y administrado por el ecónomo Edmundo Bartels y señora, a quien sucedería la familia de Hugh Hughes, hasta su cierre allá por 1950.

Por Decreto de 1910 se crea el Juzgado de Paz y Oficina de Registro Civil, cuyo primer juez fue Alejo Samudis, luego de lo cual lo suceden Germán Smith y hacia 1944 Eugenio Ciolfi, entre los más recordados.

En octubre de 1915 se instala un nuevo servicio para la comunidad: una delegación de la Caja Nacional de Ahorro Postal, la que funcionará en la oficina de Correos y Telégrafos a cargo de su jefe.

Cabo Raso se va convirtiendo en esa tierra prometida de numerosas familias que con espíritu emprendedor van dando origen a los distintos establecimientos ganaderos de los alrededores como las estancias Cabo Raso, La Maciega, Los Cipreses, Miramar, El Changuito, San Jorge, La Juanelia, La Teutonia, La Berna y tantas más promotoras del desarrollo lanero regional.

También llegan aquellos que emprenden la actividad comercial o distintas faenas en estos inhóspitos territorios. El primer “ramos generales” fue “La Tehuelche”, que se establece frente al mar hacia 1910 cuando llega la familia Pérez y Pérez, sus propietarios. Este sería posteriormente adquirido por Juan Trucco, llevando adelante su administración Juan Heinken. Finalmente arribado desde Bustamante Simón Finat adquiere la citada casa de comercio y la llama “La Castellana”. Perdura aún en la memoria colectiva el recuerdo de sus hijos Emiliano, y fundamentalmente de Mercedes Finat.

Así el vecindario se va poblando de comercios servicios para sus habitantes como la carnicería de Esteban Lacoste; la peluquería y zapatería de Tomás Ostúa: el almacén, tienda y ferretería de Juan Trucco y Rodríguez; el Hotel de Juan Raga; los constructores Elgorriaga y Echegaray; la cantera de piedras Atlas Quary S.A., hoy Namuncurá.

El Estado, por su parte, acompaña el esfuerzo a través de políticas públicas que incentivan el poblamiento y la entrada y salida de mercaderías y frutos del país a diversos mercados. Un caso para destacar es el fomento y desarrollo del transporte marítimo de mercaderías y pasajeros que fondean en sus costas y cargan y descargan a través de lanchones.

En el año 1925 la Armada Argentina instala el faro de Cabo Raso, ya desde años anteriores funcionaba una baliza.

La relación entre el poblado y la Armada perdurará en el tiempo haciéndose cada vez más estrecha cuando el Torpedero Mendoza apadrina a la Escuela Nº 92 y su Internado y posteriormente con el trabajo de sus miembros en el mantenimiento del faro y balizas.

Quizás se pueda sintetizar esta gesta pionera en el recuerdo, y a través de ellos en el homenaje a todos sus habitantes, en la figura de tres personajes que han perdurado en la memoria de antiguos pobladores y sus descendientes: Victorina Lacoste una activa pobladora generadora de actividades para su gente, entre ellas la educación, y creación del internado. Francisco Avelluto, el transportista que recorría la Ruta 1 desde Trelew a Camarones volviendo por la Ruta Nacional 3. No había cañadón, arroyo ni tormenta que detuviera su servicio a bordo de su Continental Mixto 1935 o de su Chevrolet 1937.

Por último, Mercedes Finat, o Merceditas como la llamaban, una de las personas más recordadas por su amabilidad y cariño dispensado desde su negocio La Castellana, o desde sus múltiples actividades como haber sido también encargada de la estafeta cuando el correo se cierra, o de la estación meteorológica pasando cada día el parte, o como la “guardiana del faro”. Fue considerada el Alma de Cabo Raso, que se extingue un 6 de junio de 1987, y con ella también él pueblo, el que entre los últimos algueros y pescadores abre camino a una nueva corriente de pioneros, que desarrollan otras actividades, ya más aggiornadas a nuestros tiempos, como el turismo, a través del emprendimiento El Cabo.

A los pioneros de Cabo Raso este sencillo reconocimiento y homenaje a 100 años de su fundación.#

(Fuentes: “Pioneros de la Costa del Chubut”, de Isabel Caminoa de Heinken / “Historia de los Puertos de Chubut”, de Andrés Jozwicki / Entrevistas propias a antiguos pobladores y descendientes)

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10 JUL 2021 - 19:43

Por Marcelo D. Giusiano /Especial para Jornada

Por Decreto del día 11 de julio de 1921, del entonces Presidente de la Nación Hipólito Yrigoyen, se crean numerosos pueblos, colonias agrícolas y pastoriles en todos los Territorios Nacionales. Chubut no fue una excepción y entre esas fundaciones surge la de Cabo Raso. Recordado como el “mes de la fundación de pueblos”.

Cabo Raso no escapa a las historias de pioneros, a las de aquellos hombres y mujeres que llegados desde diversos puntos eligieron este pedazo de tierra patagónica para dar rienda suelta a sus ansias de procurarse una vida mejor que la de sus lugares de nacimiento.

Desarraigo, alegrías, sacrificios y adversidades marcaron el camino de estos abnegados pioneros que dieron origen a un pueblo y a una intensa actividad ganadera en este litoral atlántico, más allá del aislamiento geográfico de esos tiempos.

Pero como tantos otros poblados de nuestro país sufrió también el inexorable destino del abandono, cuando aquellas actividades económicas que los vieron nacer desaparecieron, o dejo de pasar el tren o como en este caso tomaron otras rutas.

Sin embargo, Cabo Raso, se niega a convertirse en un pueblo fantasma, en el que solo quede en la memoria las proezas de tiempos pasados. Lo inédito, es su vocación de reinventarse en el tiempo a través del espíritu emprendedor de nuevas generaciones, las que del mismo modo que aquellos pioneros de finales del siglo XIX y principios del XX, vieron en este paraje una oportunidad para desarrollarse y emprender nuevas quimeras o nuevas pasiones para atreverse. Fueron surgiendo así otros oficios, actividades deportivas o emprendimientos, como la recolección de algas, el surf, la pesca, la sal marina, el trekking y el turismo.

Cabo Raso debe su nombre a una de esas expediciones político-científicas que Alejandro Malaspina y José de Bustamante y Guerra entre 1789 y 1794 realizan para la Corona española. En ese contexto Juan Gutiérrez de la Concha lleva adelante un relevamiento de las costas patagónicas entre los ríos Negro y Deseado y acuña ese nombre por sus características geográficas muy llanas.

Hacia 1893 se inicia la llegada de inmigrantes de distintas nacionalidades a ocupar tierras que dedicarán a la ganadería. Comienzan a sonar junto al viento patagónico apellidos como: Maupas, Schelkly, Fisher, Lacoste, Garramuño, Müller, Aguirre, Miche, Moreno, Trucco, Reggio, Ostúa, Heinken, Schulze, Mitau, Grether, Pögler, Beinarán, Echegaray, Olsen, Balladares, Robert, Martino, Zahn, Benewitz, Amandi, Naula, Raga, Finat, Vales, entre otros. Criollos, ibéricos y gringos van delineando el perfil económico de sus inicios.

Es el propio presidente de la Nación, Julio Roca, quien cumpliendo con un compromiso asumido en su visita al Territorio del Chubut en 1899 de dotar de comunicaciones telegráficas a lo largo de toda la costa patagónica, inicia la presencia estatal en estos confines. Ricardo Fisher, a la postre, fundador del pueblo dona un lote de sus tierras a escasos 500 metros de su propiedad en la costa. El proyecto se pone en marcha bajo la dirección técnica del Inspector José Olivera quien con una cuadrilla de 180 hombres inician los trabajos en el mismo año 1899. Ya para Octubre del siguiente año llega a Cabo Raso el tendido de la línea telegráfica.

Finalmente se produce la inauguración un 25 de Diciembre del año 1900 asumiendo como primer Jefe de Correos Juan Antonio Trucco quien recepciona el primer telegrama de felicitaciones del Presidente Roca, lo acompaña como Guardahilos Claudio Pereyra Camargo, constituyéndose ambos en los primeros pobladores de ese proyecto de pueblo. A ellos le suceden otros nuevos vecinos que llevarán adelante las tareas de la institución como Juan Barletta, Martín Arroqui, José García, uno de los últimos.

El paulatino crecimiento poblacional que hubo y las demandas del vecindario en formación que ya eran visibilizadas por matutinos nacionales como La Nación y La Razón, son fundamento necesario para gestionar una mayor presencia del Estado en estos parajes.

Insituciones

Es así que van surgiendo otras instituciones. En 1901, si bien no se radica en el mismo pueblo, si necesidades el Destacamento de Policía, siendo su primer responsable el Comisario Cerri, transitando también por esa institución, ya asentada en Cabo Raso, servidores públicos como Tomas Serra, Rafael Fernández, N. Montovio, A. Pérez, Arata, Norberto Caminoa, entre otros. Aún hoy muchos recuerdan a su último encargado, el suboficial Martín Falcón.

El año 1909 trajo la educación con el nacimiento de la Escuela Nacional Nº 92, su primer maestro Perfecto Fernández fue sucedido por el maestro Manuel Ayllon en 1914 siguiéndole en el patriótico oficio de enseñar las primeras letras los maestros Belzunce, Escudero, Hugo Gianni, Nieves Hughes. Estrechamente ligado a la escuela estuvo su Internado “Mendoza”, inaugurado en 1941 bajo la Dirección de Inocencio Sibanal y administrado por el ecónomo Edmundo Bartels y señora, a quien sucedería la familia de Hugh Hughes, hasta su cierre allá por 1950.

Por Decreto de 1910 se crea el Juzgado de Paz y Oficina de Registro Civil, cuyo primer juez fue Alejo Samudis, luego de lo cual lo suceden Germán Smith y hacia 1944 Eugenio Ciolfi, entre los más recordados.

En octubre de 1915 se instala un nuevo servicio para la comunidad: una delegación de la Caja Nacional de Ahorro Postal, la que funcionará en la oficina de Correos y Telégrafos a cargo de su jefe.

Cabo Raso se va convirtiendo en esa tierra prometida de numerosas familias que con espíritu emprendedor van dando origen a los distintos establecimientos ganaderos de los alrededores como las estancias Cabo Raso, La Maciega, Los Cipreses, Miramar, El Changuito, San Jorge, La Juanelia, La Teutonia, La Berna y tantas más promotoras del desarrollo lanero regional.

También llegan aquellos que emprenden la actividad comercial o distintas faenas en estos inhóspitos territorios. El primer “ramos generales” fue “La Tehuelche”, que se establece frente al mar hacia 1910 cuando llega la familia Pérez y Pérez, sus propietarios. Este sería posteriormente adquirido por Juan Trucco, llevando adelante su administración Juan Heinken. Finalmente arribado desde Bustamante Simón Finat adquiere la citada casa de comercio y la llama “La Castellana”. Perdura aún en la memoria colectiva el recuerdo de sus hijos Emiliano, y fundamentalmente de Mercedes Finat.

Así el vecindario se va poblando de comercios servicios para sus habitantes como la carnicería de Esteban Lacoste; la peluquería y zapatería de Tomás Ostúa: el almacén, tienda y ferretería de Juan Trucco y Rodríguez; el Hotel de Juan Raga; los constructores Elgorriaga y Echegaray; la cantera de piedras Atlas Quary S.A., hoy Namuncurá.

El Estado, por su parte, acompaña el esfuerzo a través de políticas públicas que incentivan el poblamiento y la entrada y salida de mercaderías y frutos del país a diversos mercados. Un caso para destacar es el fomento y desarrollo del transporte marítimo de mercaderías y pasajeros que fondean en sus costas y cargan y descargan a través de lanchones.

En el año 1925 la Armada Argentina instala el faro de Cabo Raso, ya desde años anteriores funcionaba una baliza.

La relación entre el poblado y la Armada perdurará en el tiempo haciéndose cada vez más estrecha cuando el Torpedero Mendoza apadrina a la Escuela Nº 92 y su Internado y posteriormente con el trabajo de sus miembros en el mantenimiento del faro y balizas.

Quizás se pueda sintetizar esta gesta pionera en el recuerdo, y a través de ellos en el homenaje a todos sus habitantes, en la figura de tres personajes que han perdurado en la memoria de antiguos pobladores y sus descendientes: Victorina Lacoste una activa pobladora generadora de actividades para su gente, entre ellas la educación, y creación del internado. Francisco Avelluto, el transportista que recorría la Ruta 1 desde Trelew a Camarones volviendo por la Ruta Nacional 3. No había cañadón, arroyo ni tormenta que detuviera su servicio a bordo de su Continental Mixto 1935 o de su Chevrolet 1937.

Por último, Mercedes Finat, o Merceditas como la llamaban, una de las personas más recordadas por su amabilidad y cariño dispensado desde su negocio La Castellana, o desde sus múltiples actividades como haber sido también encargada de la estafeta cuando el correo se cierra, o de la estación meteorológica pasando cada día el parte, o como la “guardiana del faro”. Fue considerada el Alma de Cabo Raso, que se extingue un 6 de junio de 1987, y con ella también él pueblo, el que entre los últimos algueros y pescadores abre camino a una nueva corriente de pioneros, que desarrollan otras actividades, ya más aggiornadas a nuestros tiempos, como el turismo, a través del emprendimiento El Cabo.

A los pioneros de Cabo Raso este sencillo reconocimiento y homenaje a 100 años de su fundación.#

(Fuentes: “Pioneros de la Costa del Chubut”, de Isabel Caminoa de Heinken / “Historia de los Puertos de Chubut”, de Andrés Jozwicki / Entrevistas propias a antiguos pobladores y descendientes)


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