Solidaridad en medio de la pandemia: “Siempre es más lo que recibís que lo que estás dando”

Ana es la cara visible de cada vecino que aporta lo que puede. Hace 2 meses falleció su compañero de vida y a pesar del dolor, sabe que ayudar es lo que mantiene vivo su incentivo hace ya casi 30 años.“Hemos ido en emergencia a comprar hilo de sutura un sábado a la mañana”, recordó entre anécdotas.

08 AGO 2021 - 20:29 | Actualizado

Por Lorena Leeming / @loreleeming

La solidaridad y la empatía: ponerse en el lugar del otro es lo que nos salvará en esta pandemia. La frase está hecha, la repiten miles de personas. Las caras visibles son pocas. Y Ana María Chasco es una de ellas. A poco de cumplir 30 años frente a la Cooperadora del Hospital Zonal de Trelew relató lo que es en su vida estar pendiente de lo que “falta” en el nosocomio para comprarlo y resolver emergencias. Sube y baja escaleras, camina rápido los pasillos y pide a los periodistas que le cuenten a la gente en qué invirtieron su dinero. Hace 2 meses perdió a su compañero de vida, a quien estuvo a su lado 42 años. En honor a él y porque siempre la ayudó en su tarea, con el dolor a flor de piel pero con su radiante sonrisa casi indeleble volvió tras 10 días de su pérdida a trabajar. “Estoy contenta por haberlo hecho” y agregó: “Siempre es más lo que recibís que lo que estás dando”.

Ana María es conocida en la comunidad de Trelew. Y cómo no. Es nacida y criada en esta ciudad. “Soy de los pocos que estamos quedando. Estudié en Trelew, mis padres son de acá. Siempre estuve integrada en la sociedad. Hice la escuela primaria en la Escuela N°123 primero y en la N°5 luego. Terminé de Perito Mercantil en la Escuela Nacional de Comercio. Después seguí estudiando en la Universidad y me quedaron materias sin terminar en la carrera de Contador Público. No era lo que me gustaba pero tampoco me podía ir de acá por la situación económica. No eran los mismos tiempos que ahora” expresó en una entrevista con Jornada.

Amable, educada, atenta y predispuesta como siempre, Ana María no puso reparos en las preguntas y disfrutó hablar sobre ese trabajo que lleva en su humanidad y sobre su vida, destacando en todo momento el agradecimiento que tiene para con el resto de los miembros de la Cooperadora: son 14, como con la gente que con poco o mucho aporta su granito de arena para ayudar al prójimo.

“Empecé a trabajar en Rawson a los 17 años. Me retiré del Tribunal de Cuentas hace bastante y siempre estuve vinculada con cooperadoras. Primero con la escuela de mis chicos. Tengo un varón y una mujer. Los dos cursaron en la Escuela 85 y Padre Juan. En el año 94 me integré a la Cooperadora y estoy acá en el Hospital”, resumió.

Recordó que “me acuerdo que ingresé por la invitación de una amiga que ahora no está acá, María Antonieta Rentería, pero que formó parte muchos años. Yo siempre tenía ganas de hacer algo más porque si bien estaba en actividad me gustaba hacer algo más por la sociedad. A partir de ese momento que ingresé me sentí muy cómoda. El grupo de gente es ideal, somos amigas a esta altura, tenemos el corazón en distintas partes, tenemos diferencias pero siempre nos llevamos muy bien nunca tuvimos problemas entre nosotras”, expresó.

Respecto a la conformación de la entidad, dijo Ana María que “somos 14 integrantes de los cuales hay 3 que son más grandes que yo. Otros se fueron agregando. Por la pandemia no nos podemos reunir, si no lo hacíamos los miércoles y viernes por la mañana” advirtió.

Pandemia y trabajo

Las restricciones por la pandemia fueron estrictas en un primer momento pero Ana María Chasco estuvo siempre al pie del cañón. No dejó de concurrir al Hospital en todo momento. Adoptando las medidas preventivas entraba y salía todo el tiempo como hace años lo hace. Sabe que son tiempos en que se necesitan muchas cosas y el sistema sanitario está colapsado. Por eso está ahí y la encuentran cuando la necesitan.

¿Qué se les dice a las personas cuando comienzan a ser miembros de la Cooperadora. Hay algún requisito?. “No. Cualquiera puede ingresar, siempre estamos invitando a que se acerquen. Lo primero es la disposición y el dar tiempo. Que en esta epoca y en la sociedad que vivimos cuesta mucho hacerlo”, admitió.

¿Cómo es un día en tu vida, Ana?. “Vengo todos los días, aunque no tengamos reuniones por costumbre, porque me necesitan y me gusta, vengo todos los días. A las 9,30 o 10 de la mañana estoy acá y a disposición. A la tarde siempre hay cosas para hacer. Cuando hay urgencias el fin de semana nos acercamos. Ha habido años difíciles y hemos tenido que salir a comprar hilo de sutura u otros elementos un sábado a la mañana. Se hace en la medida que dispongamos dinero para hacerlo. No tenemos una capacidad monetaria grande”.

“Parte de mi vida”

No dudó en describir al Hospital Zonal como “parte de su vida”. Fue más clara aún: “Nos necesitamos mutuamente. Me encanta lo que hago. La pandemia fue difícil. Por empezar, por los miedos que teníamos y seguimos teniendo, y segundo porque todo es desconocido, la gente tiene miedo a acercarse. Nosotros hemos tenido problemas a ir a algunos lados por ser que íbamos del Hospital a pesar de tomar todos los recaudos. Ahora estamos no mejor pero sí más acostumbrados”, expresó.

Seguir

Como a cientos de familias en la provincia, el maldito virus se llevó la vida de su compañero de vida. Un hombre también muy conocido y querido en la comunidad. “Hace 2 meses que perdí a mi esposo. Para mí fue un golpe enorme después de 42 años de vida juntos. Me plantee qué hacer. Pero me hace bien seguir trabajando acá porque él me había acompañado mucho en lo que yo hacía, así que dije, lo mejor es seguir: a los 10 días estaba acá y me siento contenta de haberlo hecho” afirmó, sin poder evitar quebrarse en la respuesta, pero retomando la sonrisa que le ilumina la cara a los pocos segundos: pensando en él y en lo mucho que la acompañó.

Dijo que seguir trabajando es lo que la motiva pero aclaró que no es ahora una tarea fácil. “Es revivir todo un poco, valoro lo que hace todo el personal de salud, desde el director hasta la mucama. Se está haciendo todo lo que se puede. A veces la gente se enoja porque se tarda en atender pero están exigidos y desgastado”.

“Son muchas las personas que perdieron sus familiares. Atrás de cada caso hay una familia atrás, hay dolor, hay angustia y miedo” describió Ana María. Y es por eso que el incentivo para trabajar lo tiene intacto. “Seguimos más que nunca con la campaña de socios. La sociedad de Trelew es solidaria y además, creen en nosotros, que es importante. Estamos con la campaña de 4 cuotas de $ 300,$ 400, $ 1.000 y $ 2.000 pesos. A veces hay dudas. Cuando aparecen campañas hay gente que aprovecha esa oportunidad. Les decimos a las personas que si tienen alguna pregunta que se acerquen al Hospital, que pregunten, no me molesta que llamen a mi teléfono y me pregunten: es una forma de hacer las cosas bien”.

Y agregó: “Invito a la comunidad que ahora y gracias a Tejiendo Encuentros hacemos la rifa de unas mantas. Es a través de las redes y pagar por Mercado Pago. El bono es de $ 500 y siempre seguiremos comprando cosas”.

Para finalizar, Ana María Chasco dijo que estar al frente de una entidad solidaria significa vivir el día a día. “La gente sabe que lo que viene acá vuelve a la comunidad y a veces multiplicado. Decimos a veces que cuando nos falta algo, nos llega un refuerzo y lo podemos hacer. Además, que no se queden con la duda si llega o no lo que aportaron, que pregunten, no molesta que llamen”.

“Es super importante la cooperadora. Me gusta lo que hago, es lindo hacer otro por el otro. No hay que perderse eso. Es muy importante para uno mismo. Siempre es más lo que recibís que lo que estás dando”, explicó en tal sentido.

Contacto y donación

El teléfono para contactarse con la Cooperadora del Hospital Zonal de Trelew es el 2804377890.

La última donación que la institución hizo al nosocomio fue a través de una inversión cuyo presupuesto total fue de $ 1.111.260 que permitió la adquisición de repuestos para lavadoras industriales, elementos ortopédicos, muletas, espaldares de kinesiología, cartelería para los pasillos, laringoscopios, instrumentos de oftalmología, traumatología y Terapia Intensiva, cajas especiales para trasladar comida, linternas y oxímetros.

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08 AGO 2021 - 20:29

Por Lorena Leeming / @loreleeming

La solidaridad y la empatía: ponerse en el lugar del otro es lo que nos salvará en esta pandemia. La frase está hecha, la repiten miles de personas. Las caras visibles son pocas. Y Ana María Chasco es una de ellas. A poco de cumplir 30 años frente a la Cooperadora del Hospital Zonal de Trelew relató lo que es en su vida estar pendiente de lo que “falta” en el nosocomio para comprarlo y resolver emergencias. Sube y baja escaleras, camina rápido los pasillos y pide a los periodistas que le cuenten a la gente en qué invirtieron su dinero. Hace 2 meses perdió a su compañero de vida, a quien estuvo a su lado 42 años. En honor a él y porque siempre la ayudó en su tarea, con el dolor a flor de piel pero con su radiante sonrisa casi indeleble volvió tras 10 días de su pérdida a trabajar. “Estoy contenta por haberlo hecho” y agregó: “Siempre es más lo que recibís que lo que estás dando”.

Ana María es conocida en la comunidad de Trelew. Y cómo no. Es nacida y criada en esta ciudad. “Soy de los pocos que estamos quedando. Estudié en Trelew, mis padres son de acá. Siempre estuve integrada en la sociedad. Hice la escuela primaria en la Escuela N°123 primero y en la N°5 luego. Terminé de Perito Mercantil en la Escuela Nacional de Comercio. Después seguí estudiando en la Universidad y me quedaron materias sin terminar en la carrera de Contador Público. No era lo que me gustaba pero tampoco me podía ir de acá por la situación económica. No eran los mismos tiempos que ahora” expresó en una entrevista con Jornada.

Amable, educada, atenta y predispuesta como siempre, Ana María no puso reparos en las preguntas y disfrutó hablar sobre ese trabajo que lleva en su humanidad y sobre su vida, destacando en todo momento el agradecimiento que tiene para con el resto de los miembros de la Cooperadora: son 14, como con la gente que con poco o mucho aporta su granito de arena para ayudar al prójimo.

“Empecé a trabajar en Rawson a los 17 años. Me retiré del Tribunal de Cuentas hace bastante y siempre estuve vinculada con cooperadoras. Primero con la escuela de mis chicos. Tengo un varón y una mujer. Los dos cursaron en la Escuela 85 y Padre Juan. En el año 94 me integré a la Cooperadora y estoy acá en el Hospital”, resumió.

Recordó que “me acuerdo que ingresé por la invitación de una amiga que ahora no está acá, María Antonieta Rentería, pero que formó parte muchos años. Yo siempre tenía ganas de hacer algo más porque si bien estaba en actividad me gustaba hacer algo más por la sociedad. A partir de ese momento que ingresé me sentí muy cómoda. El grupo de gente es ideal, somos amigas a esta altura, tenemos el corazón en distintas partes, tenemos diferencias pero siempre nos llevamos muy bien nunca tuvimos problemas entre nosotras”, expresó.

Respecto a la conformación de la entidad, dijo Ana María que “somos 14 integrantes de los cuales hay 3 que son más grandes que yo. Otros se fueron agregando. Por la pandemia no nos podemos reunir, si no lo hacíamos los miércoles y viernes por la mañana” advirtió.

Pandemia y trabajo

Las restricciones por la pandemia fueron estrictas en un primer momento pero Ana María Chasco estuvo siempre al pie del cañón. No dejó de concurrir al Hospital en todo momento. Adoptando las medidas preventivas entraba y salía todo el tiempo como hace años lo hace. Sabe que son tiempos en que se necesitan muchas cosas y el sistema sanitario está colapsado. Por eso está ahí y la encuentran cuando la necesitan.

¿Qué se les dice a las personas cuando comienzan a ser miembros de la Cooperadora. Hay algún requisito?. “No. Cualquiera puede ingresar, siempre estamos invitando a que se acerquen. Lo primero es la disposición y el dar tiempo. Que en esta epoca y en la sociedad que vivimos cuesta mucho hacerlo”, admitió.

¿Cómo es un día en tu vida, Ana?. “Vengo todos los días, aunque no tengamos reuniones por costumbre, porque me necesitan y me gusta, vengo todos los días. A las 9,30 o 10 de la mañana estoy acá y a disposición. A la tarde siempre hay cosas para hacer. Cuando hay urgencias el fin de semana nos acercamos. Ha habido años difíciles y hemos tenido que salir a comprar hilo de sutura u otros elementos un sábado a la mañana. Se hace en la medida que dispongamos dinero para hacerlo. No tenemos una capacidad monetaria grande”.

“Parte de mi vida”

No dudó en describir al Hospital Zonal como “parte de su vida”. Fue más clara aún: “Nos necesitamos mutuamente. Me encanta lo que hago. La pandemia fue difícil. Por empezar, por los miedos que teníamos y seguimos teniendo, y segundo porque todo es desconocido, la gente tiene miedo a acercarse. Nosotros hemos tenido problemas a ir a algunos lados por ser que íbamos del Hospital a pesar de tomar todos los recaudos. Ahora estamos no mejor pero sí más acostumbrados”, expresó.

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Como a cientos de familias en la provincia, el maldito virus se llevó la vida de su compañero de vida. Un hombre también muy conocido y querido en la comunidad. “Hace 2 meses que perdí a mi esposo. Para mí fue un golpe enorme después de 42 años de vida juntos. Me plantee qué hacer. Pero me hace bien seguir trabajando acá porque él me había acompañado mucho en lo que yo hacía, así que dije, lo mejor es seguir: a los 10 días estaba acá y me siento contenta de haberlo hecho” afirmó, sin poder evitar quebrarse en la respuesta, pero retomando la sonrisa que le ilumina la cara a los pocos segundos: pensando en él y en lo mucho que la acompañó.

Dijo que seguir trabajando es lo que la motiva pero aclaró que no es ahora una tarea fácil. “Es revivir todo un poco, valoro lo que hace todo el personal de salud, desde el director hasta la mucama. Se está haciendo todo lo que se puede. A veces la gente se enoja porque se tarda en atender pero están exigidos y desgastado”.

“Son muchas las personas que perdieron sus familiares. Atrás de cada caso hay una familia atrás, hay dolor, hay angustia y miedo” describió Ana María. Y es por eso que el incentivo para trabajar lo tiene intacto. “Seguimos más que nunca con la campaña de socios. La sociedad de Trelew es solidaria y además, creen en nosotros, que es importante. Estamos con la campaña de 4 cuotas de $ 300,$ 400, $ 1.000 y $ 2.000 pesos. A veces hay dudas. Cuando aparecen campañas hay gente que aprovecha esa oportunidad. Les decimos a las personas que si tienen alguna pregunta que se acerquen al Hospital, que pregunten, no me molesta que llamen a mi teléfono y me pregunten: es una forma de hacer las cosas bien”.

Y agregó: “Invito a la comunidad que ahora y gracias a Tejiendo Encuentros hacemos la rifa de unas mantas. Es a través de las redes y pagar por Mercado Pago. El bono es de $ 500 y siempre seguiremos comprando cosas”.

Para finalizar, Ana María Chasco dijo que estar al frente de una entidad solidaria significa vivir el día a día. “La gente sabe que lo que viene acá vuelve a la comunidad y a veces multiplicado. Decimos a veces que cuando nos falta algo, nos llega un refuerzo y lo podemos hacer. Además, que no se queden con la duda si llega o no lo que aportaron, que pregunten, no molesta que llamen”.

“Es super importante la cooperadora. Me gusta lo que hago, es lindo hacer otro por el otro. No hay que perderse eso. Es muy importante para uno mismo. Siempre es más lo que recibís que lo que estás dando”, explicó en tal sentido.

Contacto y donación

El teléfono para contactarse con la Cooperadora del Hospital Zonal de Trelew es el 2804377890.

La última donación que la institución hizo al nosocomio fue a través de una inversión cuyo presupuesto total fue de $ 1.111.260 que permitió la adquisición de repuestos para lavadoras industriales, elementos ortopédicos, muletas, espaldares de kinesiología, cartelería para los pasillos, laringoscopios, instrumentos de oftalmología, traumatología y Terapia Intensiva, cajas especiales para trasladar comida, linternas y oxímetros.


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