Campos de Sarmiento: hectáreas sin agua

La desertificación avanza sobre al menos 5 mil hectáreas en Sarmiento. La zona este del lago Musters está en alerta y los productores, desesperados.

08 AGO 2021 - 20:31 | Actualizado

Ricardo Kruger, productor rural de Sarmiento, observa con tristeza lo que antes fue. Un lago del que solía brotar agua y se generaba vida. La misma naturaleza parece haberle jugado en contra al establecimiento familiar que pese a su edad, se resiste a abandonar. El agua ya no está, perdió la pulseada con la sequía que ya afectó más de cinco mil hectáreas en la zona este del lago Musters.

“La cuenca retrocede hace 60 años. Cuando se llenaba el Musters, se llenaba el Cohué Huapi y todo desembocaba el río Chico que llegaba incluso al dique Ameghino. La cuenca retrocedió hasta que se secó un lago y ahora se viene para el lado oeste”, recuerda.

Kruger no evita la tristeza que le representa el mar de arena que lo rodea; la toxicidad en el ambiente y las limitaciones en el traslado. “Me da mucha tristeza. La tierra que sale del fondo del lago tapó el campo, la casa y todo. Avanza sobre campo afuera”. Hasta debió apelar a una máquina vial para poder ingresar a su vivienda. “Teníamos fardos de lana para sacar y Vialidad tiró abajo la puerta del galpón para retirarlos porque los necesitábamos. Alrededor de la casa había dos metros de arena”.

“Somos dos generaciones viviendo ahí. No hay un solo ministro que se haga eco de este desastre ambiental. Cuando se levanta la nube de tierra no se ve nada. El otro día nos llega una nota del IPA para cobrarnos el agua”.

El productor sarmiento recuerda que su campo se abastecía del lago siempre lleno y a su vez, era el límite natural del establecimiento. “Teníamos un molino pero también se secó al bajar el lago porque era una napa que se alimenta de la misma fuente”.

Ahora debe trasladarse agua desde Sarmiento. “No nos podemos quedar porque el polvillo es tóxico respirarlo y cuando hay viento, no se puede estar”. Ricardo se crió en el mismo campo que trabajó y administró con sus cuatro hermanos. Dos sobreviven. “Teníamos una producción de 3 mil animales lanares; 40 vacas y caballos pero ahora no hay nada. Espero conseguir una perforadora. No podemos abandonar el campo porque si no se puede meter cualquiera”.

La primera baja en el caudal del lago fue en 2000. El punto máximo de la sequía fue 2018. “Estamos perjudicados todos los productores. Perdimos una vida de trabajo. Hoy podríamos estar tranquilos viviendo y hoy tenemos una jubilación mínima que apenas nos alcanza para manejar y mantener el establecimiento”.

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08 AGO 2021 - 20:31

Ricardo Kruger, productor rural de Sarmiento, observa con tristeza lo que antes fue. Un lago del que solía brotar agua y se generaba vida. La misma naturaleza parece haberle jugado en contra al establecimiento familiar que pese a su edad, se resiste a abandonar. El agua ya no está, perdió la pulseada con la sequía que ya afectó más de cinco mil hectáreas en la zona este del lago Musters.

“La cuenca retrocede hace 60 años. Cuando se llenaba el Musters, se llenaba el Cohué Huapi y todo desembocaba el río Chico que llegaba incluso al dique Ameghino. La cuenca retrocedió hasta que se secó un lago y ahora se viene para el lado oeste”, recuerda.

Kruger no evita la tristeza que le representa el mar de arena que lo rodea; la toxicidad en el ambiente y las limitaciones en el traslado. “Me da mucha tristeza. La tierra que sale del fondo del lago tapó el campo, la casa y todo. Avanza sobre campo afuera”. Hasta debió apelar a una máquina vial para poder ingresar a su vivienda. “Teníamos fardos de lana para sacar y Vialidad tiró abajo la puerta del galpón para retirarlos porque los necesitábamos. Alrededor de la casa había dos metros de arena”.

“Somos dos generaciones viviendo ahí. No hay un solo ministro que se haga eco de este desastre ambiental. Cuando se levanta la nube de tierra no se ve nada. El otro día nos llega una nota del IPA para cobrarnos el agua”.

El productor sarmiento recuerda que su campo se abastecía del lago siempre lleno y a su vez, era el límite natural del establecimiento. “Teníamos un molino pero también se secó al bajar el lago porque era una napa que se alimenta de la misma fuente”.

Ahora debe trasladarse agua desde Sarmiento. “No nos podemos quedar porque el polvillo es tóxico respirarlo y cuando hay viento, no se puede estar”. Ricardo se crió en el mismo campo que trabajó y administró con sus cuatro hermanos. Dos sobreviven. “Teníamos una producción de 3 mil animales lanares; 40 vacas y caballos pero ahora no hay nada. Espero conseguir una perforadora. No podemos abandonar el campo porque si no se puede meter cualquiera”.

La primera baja en el caudal del lago fue en 2000. El punto máximo de la sequía fue 2018. “Estamos perjudicados todos los productores. Perdimos una vida de trabajo. Hoy podríamos estar tranquilos viviendo y hoy tenemos una jubilación mínima que apenas nos alcanza para manejar y mantener el establecimiento”.


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