La clave del día / Doce años

Doce años debieron pasar para que Cristian “Mai” Bustos pudiera estar sentado frente a un tribunal que decidirá su responsabilidad por el asesinato del policía Leandro “Tito” Roberts.

07 SEP 2021 - 21:16 | Actualizado

El camino fue largo, sinuoso, quizás tortuoso a veces. El crimen fue en 2009 pero el destino de víctima y victimario comenzó a tejerse antes, en 2005, cuando el “Mai” fue condenado a perpetua por la muerte de su bebé de 9 meses. Fue preso, se escapó y la Policía fue tras un dato en Corcovado. Lo rodearon, Bustos huyó con tres hermanos y en la balacera, Roberts cayó muerto. Así sintetizado suena simple pero en rigor, es una tragedia

Desde entonces, la familia de “Tito” nunca dejó su reclamo. Y el “Mai” no dejó de delinquir. En Chile hirió a un hombre de Interpol, de nuevo lo condenaron y luego, fue extraditado. Como suele suceder hubo incontables idas y vueltas procesales. El caso ya bien podría ser un libro.

Doce años debieron pasar pero ahora la familia del policía tiene la chance de cerrar un círculo de violencia y de heridas abiertas, frente a frente con el “Mai” y con todas las garantías de un juicio justo. Sea cual sea el resultado de las audiencias, las víctimas hicieron todo a su alcance y llegaron a una instancia clave, como lo es conocer de primera mano los hechos que terminaron con la vida de un efectivo en cumplimiento de su deber. Además del dolor que siempre es un impulso, en este caso las víctimas fueron un ejemplo de hasta dónde se puede llegar cuando hay convencimiento de que las instituciones deben funcionar.

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07 SEP 2021 - 21:16

El camino fue largo, sinuoso, quizás tortuoso a veces. El crimen fue en 2009 pero el destino de víctima y victimario comenzó a tejerse antes, en 2005, cuando el “Mai” fue condenado a perpetua por la muerte de su bebé de 9 meses. Fue preso, se escapó y la Policía fue tras un dato en Corcovado. Lo rodearon, Bustos huyó con tres hermanos y en la balacera, Roberts cayó muerto. Así sintetizado suena simple pero en rigor, es una tragedia

Desde entonces, la familia de “Tito” nunca dejó su reclamo. Y el “Mai” no dejó de delinquir. En Chile hirió a un hombre de Interpol, de nuevo lo condenaron y luego, fue extraditado. Como suele suceder hubo incontables idas y vueltas procesales. El caso ya bien podría ser un libro.

Doce años debieron pasar pero ahora la familia del policía tiene la chance de cerrar un círculo de violencia y de heridas abiertas, frente a frente con el “Mai” y con todas las garantías de un juicio justo. Sea cual sea el resultado de las audiencias, las víctimas hicieron todo a su alcance y llegaron a una instancia clave, como lo es conocer de primera mano los hechos que terminaron con la vida de un efectivo en cumplimiento de su deber. Además del dolor que siempre es un impulso, en este caso las víctimas fueron un ejemplo de hasta dónde se puede llegar cuando hay convencimiento de que las instituciones deben funcionar.


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