La lucha de los residentes dominicanos: entre la estigmatización y el deseo de volver a su tierra

Los dominicanos residentes en Comodoro Rivadavia buscan organizarse como una comunidad extranjera y luchan entre la estigmatización y el deseo de muchos de volver a su tierra, fieles al espíritu viajero que los caracteriza.

26 SEP 2021 - 20:18 | Actualizado

Por Ismael Tebes / @ismatebes

“El dominicano tiene la costumbre de viajar, decimos que nacemos con el pasaporte bajo el brazo. Todo el mundo se quiere ir”, sintetiza Lisette Feliz, representante de la comunidad “Mano a mano”, la primera asociación de dominicanos organizados y con personería jurídica.

“Somos cada vez más la comunidad dominicana en Comodoro Rivadavia. Somos inmigrantes y en algún momento, queremos empezar a trabajar como colectividad propiamente dicha”, plantea. Y reconoce que se busca tener un número estimado de residentes en la zona y tener un relevamiento laboral que permita avanzar en lo social. “Nuestra comunidad que va en aumento, por los niños que han nacido acá o que han venido con sus padres hasta la Patagonia. Queremos saber cómo manejarnos si surgiera un problema o cuando hay necesidades. Durante la pandemia nos hemos organizado bastante y nos hemos ayudado bastante porque no todos están en un buen momento, tienen trabajo y la posibilidad de contar con una vivienda”.

En diálogo con el programa “Fase Cero” (Cadena Tiempo) diferenció la condición que los distingue de la mayoría de las comunidades extranjeras establecidas. “No somos `descendientes de´. No venimos de ese imaginario popular que habla de la llegada en los barcos o de estas cuestiones eurocentristas. Somos inmigrantes latinoamericanos que no somos ni siquiera fronteras. Venimos de una isla del Caribe, lo que también tiene un peso. Es un poco racista todo. No estamos bien vistos pero el mundo hoy es otra cosa. Hoy podemos estar aquí y mañana encontrarnos en China”, explicó Feliz quien reconoce la integración, como el reconocimiento que en general se tiene en la ciudad.

Recordó la participación en los últimos Carnavales y el espacio que esto les significó en términos de cercanía y aceptación. “No solamente son cosas negativas y no queremos que nos señalen por lo malo, sino integrarnos con nuestra cultura y todo lo que somos como Nación”.

“Es compleja –agregó Lisette- la naturaleza argentina. No me trabaja lo negativo del racismo porque pasa en todos lados. No voy a decir que el argentino es racista o no, sino que cada uno debe contarlo desde su experiencia. Yo tengo otras experiencias, trabajo para un proyecto de investigación de la Universidad y la gente puede ser racista por desconocimiento o por ignorar un tema”.

El estigma mayor

“La prostitución es nuestro estigma mayor. Primero porque somos mujeres y nuestro cuerpo es cosificado. Llegaron las chicas primero con un montón de situaciones, el trabajo y la situación migratoria. Cada una eligió cómo ir por la vida. Es un estigma que al día de hoy nos cuesta horrores. Hay chicos y chicas que hasta para darles un trabajo se fijan en esa cuestión”.

Y reconoció que “no solamente las dominicanas somos las prostitutas o las que hacemos el trabajo sucio. Hay de todo. Podemos decir que las nuevas generaciones están trabajando y preparándose. Con relación a los varones se los relaciona con la venta de drogas pero la mayoría trabaja en las barberías y peluquerías, también estigmatizadas con la venta de droga. Nos gusta trabajar, ser mejores y mostrarle a la comunidad que también tenemos cosas buenas”.

26 SEP 2021 - 20:18

Por Ismael Tebes / @ismatebes

“El dominicano tiene la costumbre de viajar, decimos que nacemos con el pasaporte bajo el brazo. Todo el mundo se quiere ir”, sintetiza Lisette Feliz, representante de la comunidad “Mano a mano”, la primera asociación de dominicanos organizados y con personería jurídica.

“Somos cada vez más la comunidad dominicana en Comodoro Rivadavia. Somos inmigrantes y en algún momento, queremos empezar a trabajar como colectividad propiamente dicha”, plantea. Y reconoce que se busca tener un número estimado de residentes en la zona y tener un relevamiento laboral que permita avanzar en lo social. “Nuestra comunidad que va en aumento, por los niños que han nacido acá o que han venido con sus padres hasta la Patagonia. Queremos saber cómo manejarnos si surgiera un problema o cuando hay necesidades. Durante la pandemia nos hemos organizado bastante y nos hemos ayudado bastante porque no todos están en un buen momento, tienen trabajo y la posibilidad de contar con una vivienda”.

En diálogo con el programa “Fase Cero” (Cadena Tiempo) diferenció la condición que los distingue de la mayoría de las comunidades extranjeras establecidas. “No somos `descendientes de´. No venimos de ese imaginario popular que habla de la llegada en los barcos o de estas cuestiones eurocentristas. Somos inmigrantes latinoamericanos que no somos ni siquiera fronteras. Venimos de una isla del Caribe, lo que también tiene un peso. Es un poco racista todo. No estamos bien vistos pero el mundo hoy es otra cosa. Hoy podemos estar aquí y mañana encontrarnos en China”, explicó Feliz quien reconoce la integración, como el reconocimiento que en general se tiene en la ciudad.

Recordó la participación en los últimos Carnavales y el espacio que esto les significó en términos de cercanía y aceptación. “No solamente son cosas negativas y no queremos que nos señalen por lo malo, sino integrarnos con nuestra cultura y todo lo que somos como Nación”.

“Es compleja –agregó Lisette- la naturaleza argentina. No me trabaja lo negativo del racismo porque pasa en todos lados. No voy a decir que el argentino es racista o no, sino que cada uno debe contarlo desde su experiencia. Yo tengo otras experiencias, trabajo para un proyecto de investigación de la Universidad y la gente puede ser racista por desconocimiento o por ignorar un tema”.

El estigma mayor

“La prostitución es nuestro estigma mayor. Primero porque somos mujeres y nuestro cuerpo es cosificado. Llegaron las chicas primero con un montón de situaciones, el trabajo y la situación migratoria. Cada una eligió cómo ir por la vida. Es un estigma que al día de hoy nos cuesta horrores. Hay chicos y chicas que hasta para darles un trabajo se fijan en esa cuestión”.

Y reconoció que “no solamente las dominicanas somos las prostitutas o las que hacemos el trabajo sucio. Hay de todo. Podemos decir que las nuevas generaciones están trabajando y preparándose. Con relación a los varones se los relaciona con la venta de drogas pero la mayoría trabaja en las barberías y peluquerías, también estigmatizadas con la venta de droga. Nos gusta trabajar, ser mejores y mostrarle a la comunidad que también tenemos cosas buenas”.


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