Habló el estanciero que cerró accesos a Playa Villarino: “Yo soy el héroe en este lugar”

Alejandro Ferro, propietario de una importante extensión de campo en Península Valdés, dijo que el bloqueo de los caminos a Villarino se debe a la contaminación que generan los pescadores artesanales y turistas que pasan la noche en la playa. Señaló que existe una falta de control absoluta por parte del Estado y que por esto playas como Larralde se convirtieron en un “villerío”. Ahora planea reflotar un proyecto turístico sustentable en la zona.

16 OCT 2021 - 12:15 | Actualizado

Alejandro Ferro pertenece a la cuarta generación de una familia que colonizó el territorio de las playas Villarino y Larralde, en 1880. Su abuelo Emilio Eugenio José lo heredó en 1935 y su padre Emilio Jorge se hizo cargo en 1982. Ahora él y sus cinco hermanos controlan esta paradisíaca porción de tierra en las costas del Golfo San José en Península Valdés.

La familia Ferro quiere recuperar antiguos proyectos con comerciantes locales, para ofrecer alternativas de actividades turísticas a los visitantes. En el marco de esa misión, el estanciero cayó con dureza sobre el Ministerio de Turismo de la provincia por su “falta de fiscalización y control” y por “querer enfrentar a su familia con los pescadores artesanales que viven en la zona”.

Su posición es contundente: “Los pescadores y los turistas dejan la playa llena de mugre y la Provincia no hace nada. Somos los privados los que tenemos que controlar el 100% de la Península”.

Por esta razón, también reconoció haber dado la orden de cavar zanjas profundas en los accesos a Villarino para evitar el acceso a cuatriciclos y motos. Aunque aclara que el ingreso no fue cerrado totalmente: “Lo que se cortaron fueron algunos caminos. La gente puede seguir entrando a Villarino y disfrutar del lugar respetando la naturaleza. La siguiente idea es poner cartelería, pero seguro, en un par de días, me las van a saquear automáticamente aquellos trasgresores que se quieren meter ilegalmente a la costa”.

Es razonable considerar que por estas ideas los pescadores artesanales con más de 30 años de actividad en estas costas se opongan a Ferro, y en la semana hayan exigido una reunión con el intendente de Puerto Pirámides, Fabián Gandón, para informar sobre la obstrucción de los caminos: “A mí la gente me critica porque estoy cumpliendo el rol del Estado, que debería controlar que la gente no duerma en la playa y menos que hagan fogatas. Yo acá soy el bueno de la película y el héroe en este lugar. Ferro (por él), está poniendo las cosas en orden”.

“No era un refugio, era un aguantadero”

En esta parte de la historia, llama la atención una peculiar circunstancia que fue la destrucción de un antiguo refugio, con más de 50 años de historia. Pescadores de la zona manifestaron que Ferro ordenó a derribar aquella edificación de concreto que en algunos casos era utilizada como protección por los vacacionistas.

Desde su punto de vista, ese lugar era un “aguantadero” al que habían saqueado por completo con el paso de los años: “Se robaron hasta una placa de bronce. Parecía una parada de colectivos abandonada. Lo usaban para cagar, mear, tirar botellas, hasta para hacer asados”.

“Larralde y Villarino se convirtieron en un aguantadero”

El propietario afirmó que en las dos playas pasan cosas “horribles”, como el saqueo de la flora y la caza ilegal de la fauna autóctona, y justificó: “En el año 2003 por un fuego mal apagado se prendieron 2 mil hectáreas y el Estado no se hizo cargo de nada”. También comentó que “en esta playa fue donde un pescador mató a palazos a un lobo marino que se enganchó en una red el verano pasado”.

El primer incidente grave con los pobladores de la zona, muchos de ellos pescadores, sucedió después de una matanza de animales en 2020. Las características del hecho descartaban la responsabilidad de predadores y coincidían con un ataque efectuado con armas de fuego. Ferro confirmó las denuncias hechas en la justicia y trajo recursos adicionales a la escena.

“Luego de varias denuncias presentadas por abigeato por mí y también por mi vecino Iriarte, en septiembre de 2020 hubo un allanamiento en Playa Larralde donde se encontraron ocho armas de fuego de diferentes calibres en las construcciones de los pescadores. Nosotros teníamos vacunos ahí y me faltaron tres terneros. Además, en el campo vecino habían faltado un montón de ovejas”.

Proyecto turístico sustentable

La familia planea reflotar un proyecto turístico sustentable en la zona aprobado por el Gobierno de la provincia cuando el lugar se declaró Patrimonio Natural de la Humanidad.

Ferro asegura “estar poniendo las cosas en orden” para arrancar nuevos desafíos comerciales: “Proyecto junto a muchas personas capacitadas del Ministerio de Turismo y Conservación lo que se viene para el lugar”.

Desde su punto de vista, Villarino debe convertirse en un destino turístico controlado: “Queremos cuidar el lugar para que el día de mañana haya muchos puestos de trabajo a través de actividades sustentables. Crear una economía alrededor del turismo. Hoy Larralde y Villarino se convirtieron en lugares con un Estado ausente en su totalidad”.

Para Ferro, el Estado, que es el que cobra una entrada a la península, debería colocar contenedores y limpiar “el desastre que generó en los últimos 10 años”. Entiende que Playa Larralde es un “villerío”, una tierra de nadie con “basura por todos lados, restos de valvas de moluscos, cajones de pesca rotos, gomas viejas y colectivos podridos en la playa. Ningún turista va a querer ir a Larralde o Villarino para ver soretes y papel higiénico flotando en el mar”.

Otro factor que se suma a la preocupación de este propietario de tierras es la falta de controles en el ingreso al mar. En este sentido comentó la necesidad de que la Provincia tenga su espacio físico para poder llevar a cabo las diferentes fiscalizaciones ya que Puerto Pirámides como la Isla de los Pájaros, donde se encuentran los guardafaunas, están muy lejos del lugar. Por esto propuso donarle a la provincia el espacio físico donde se encuentran las casas de INTA que fueron donadas a su familia.

Este lugar representa un sitio histórico mundial ya que fue donde se descubrió la vacuna de la aftosa allá por los años 60´, en un trabajo coordinado con su abuelo Emilio E.J. Ferro y esta institución tan importante como es el INTA: “Yo hace ocho años que le ofrezco a la provincia tierras. Estas casas (hoy varias de ellas saqueadas) servirían para poner un puesto de Guardafauna, Secretaría de Pesca y Prefectura, que es donde tendría que estar, y no en la Isla de los Pájaros donde nadie asienta cuando meten una embarcación al agua. Pero como el Estado está quebrado, a ninguno se le ocurre una idea y se quieren jubilar con un sueldo alto, todo queda en la nada”.

Sumó qué: “Esto va a ayudar a desarrollar actividades como la pesca de salmón y mero de una manera legal, ya que hoy todo se hace sin autorización y sin seguro por lo que representa un riesgo grande si los que hacen estas actividades sufren algún problema en la boca del golfo San José”.

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16 OCT 2021 - 12:15

Alejandro Ferro pertenece a la cuarta generación de una familia que colonizó el territorio de las playas Villarino y Larralde, en 1880. Su abuelo Emilio Eugenio José lo heredó en 1935 y su padre Emilio Jorge se hizo cargo en 1982. Ahora él y sus cinco hermanos controlan esta paradisíaca porción de tierra en las costas del Golfo San José en Península Valdés.

La familia Ferro quiere recuperar antiguos proyectos con comerciantes locales, para ofrecer alternativas de actividades turísticas a los visitantes. En el marco de esa misión, el estanciero cayó con dureza sobre el Ministerio de Turismo de la provincia por su “falta de fiscalización y control” y por “querer enfrentar a su familia con los pescadores artesanales que viven en la zona”.

Su posición es contundente: “Los pescadores y los turistas dejan la playa llena de mugre y la Provincia no hace nada. Somos los privados los que tenemos que controlar el 100% de la Península”.

Por esta razón, también reconoció haber dado la orden de cavar zanjas profundas en los accesos a Villarino para evitar el acceso a cuatriciclos y motos. Aunque aclara que el ingreso no fue cerrado totalmente: “Lo que se cortaron fueron algunos caminos. La gente puede seguir entrando a Villarino y disfrutar del lugar respetando la naturaleza. La siguiente idea es poner cartelería, pero seguro, en un par de días, me las van a saquear automáticamente aquellos trasgresores que se quieren meter ilegalmente a la costa”.

Es razonable considerar que por estas ideas los pescadores artesanales con más de 30 años de actividad en estas costas se opongan a Ferro, y en la semana hayan exigido una reunión con el intendente de Puerto Pirámides, Fabián Gandón, para informar sobre la obstrucción de los caminos: “A mí la gente me critica porque estoy cumpliendo el rol del Estado, que debería controlar que la gente no duerma en la playa y menos que hagan fogatas. Yo acá soy el bueno de la película y el héroe en este lugar. Ferro (por él), está poniendo las cosas en orden”.

“No era un refugio, era un aguantadero”

En esta parte de la historia, llama la atención una peculiar circunstancia que fue la destrucción de un antiguo refugio, con más de 50 años de historia. Pescadores de la zona manifestaron que Ferro ordenó a derribar aquella edificación de concreto que en algunos casos era utilizada como protección por los vacacionistas.

Desde su punto de vista, ese lugar era un “aguantadero” al que habían saqueado por completo con el paso de los años: “Se robaron hasta una placa de bronce. Parecía una parada de colectivos abandonada. Lo usaban para cagar, mear, tirar botellas, hasta para hacer asados”.

“Larralde y Villarino se convirtieron en un aguantadero”

El propietario afirmó que en las dos playas pasan cosas “horribles”, como el saqueo de la flora y la caza ilegal de la fauna autóctona, y justificó: “En el año 2003 por un fuego mal apagado se prendieron 2 mil hectáreas y el Estado no se hizo cargo de nada”. También comentó que “en esta playa fue donde un pescador mató a palazos a un lobo marino que se enganchó en una red el verano pasado”.

El primer incidente grave con los pobladores de la zona, muchos de ellos pescadores, sucedió después de una matanza de animales en 2020. Las características del hecho descartaban la responsabilidad de predadores y coincidían con un ataque efectuado con armas de fuego. Ferro confirmó las denuncias hechas en la justicia y trajo recursos adicionales a la escena.

“Luego de varias denuncias presentadas por abigeato por mí y también por mi vecino Iriarte, en septiembre de 2020 hubo un allanamiento en Playa Larralde donde se encontraron ocho armas de fuego de diferentes calibres en las construcciones de los pescadores. Nosotros teníamos vacunos ahí y me faltaron tres terneros. Además, en el campo vecino habían faltado un montón de ovejas”.

Proyecto turístico sustentable

La familia planea reflotar un proyecto turístico sustentable en la zona aprobado por el Gobierno de la provincia cuando el lugar se declaró Patrimonio Natural de la Humanidad.

Ferro asegura “estar poniendo las cosas en orden” para arrancar nuevos desafíos comerciales: “Proyecto junto a muchas personas capacitadas del Ministerio de Turismo y Conservación lo que se viene para el lugar”.

Desde su punto de vista, Villarino debe convertirse en un destino turístico controlado: “Queremos cuidar el lugar para que el día de mañana haya muchos puestos de trabajo a través de actividades sustentables. Crear una economía alrededor del turismo. Hoy Larralde y Villarino se convirtieron en lugares con un Estado ausente en su totalidad”.

Para Ferro, el Estado, que es el que cobra una entrada a la península, debería colocar contenedores y limpiar “el desastre que generó en los últimos 10 años”. Entiende que Playa Larralde es un “villerío”, una tierra de nadie con “basura por todos lados, restos de valvas de moluscos, cajones de pesca rotos, gomas viejas y colectivos podridos en la playa. Ningún turista va a querer ir a Larralde o Villarino para ver soretes y papel higiénico flotando en el mar”.

Otro factor que se suma a la preocupación de este propietario de tierras es la falta de controles en el ingreso al mar. En este sentido comentó la necesidad de que la Provincia tenga su espacio físico para poder llevar a cabo las diferentes fiscalizaciones ya que Puerto Pirámides como la Isla de los Pájaros, donde se encuentran los guardafaunas, están muy lejos del lugar. Por esto propuso donarle a la provincia el espacio físico donde se encuentran las casas de INTA que fueron donadas a su familia.

Este lugar representa un sitio histórico mundial ya que fue donde se descubrió la vacuna de la aftosa allá por los años 60´, en un trabajo coordinado con su abuelo Emilio E.J. Ferro y esta institución tan importante como es el INTA: “Yo hace ocho años que le ofrezco a la provincia tierras. Estas casas (hoy varias de ellas saqueadas) servirían para poner un puesto de Guardafauna, Secretaría de Pesca y Prefectura, que es donde tendría que estar, y no en la Isla de los Pájaros donde nadie asienta cuando meten una embarcación al agua. Pero como el Estado está quebrado, a ninguno se le ocurre una idea y se quieren jubilar con un sueldo alto, todo queda en la nada”.

Sumó qué: “Esto va a ayudar a desarrollar actividades como la pesca de salmón y mero de una manera legal, ya que hoy todo se hace sin autorización y sin seguro por lo que representa un riesgo grande si los que hacen estas actividades sufren algún problema en la boca del golfo San José”.


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