Editorial / Puja distributiva, precios y urnas

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30 OCT 2021 - 20:51 | Actualizado

El congelamiento de precios que anunció el Gobierno nacional, al cual el Gobierno de Chubut adhirió en todas sus formas, es una movida arriesgada de la Casa Rosada para intentar que la inflación no le gane a los salarios en lo que resta del año. Sobre todo, en medio de la tensión que generará la oposición dentro de dos semanas, cuando se confirme en las urnas el resultado electoral de las PASO de septiembre.

Siempre hay algún optimista empedernido pero en el Gobierno nacional ya dan por perdida la elección del 14 de noviembre (también en Chubut, por cierto). A lo sumo, esperan achicar un poco la diferencia en la Provincia de Buenos Aires, pero no mucho más.

Lo que se intenta ahora es tratar de amortiguar el golpe para que en los meses venideros la situación social no sea un hervidero y la tibia gestión de Alberto Fernández caliente de una vez por todas los motores. El camino hasta 2023 es largo para ir en segunda marcha.

Precios y ganancias

Las reacciones de los sectores empresarios ante la puesta en marcha del congelamiento de precios por 90 días de unos 1.400 productos, denotaron con claridad lo que siempre está en el medio del escenario social en la Argentina: la puja distributiva. Lo que hoy está en pugna es si el Estado logrará defender el bolsillo de la mayoría de los argentinos o si, en cambio -como suele suceder- lo que se maximizarán serán las ganancias de los grandes grupos empresarios.

Hay una frase célebre en el mundo del fútbol que inmortalizó hace unos años el legendario goleador inglés Gary Lineker: “El fútbol es un juego simple, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania.” Llevada a la realidad de nuestro país se podría decir que la Argentina es un país simple, juegan muchos partidos políticos y siempre ganan los sectores empresarios.

La falsa creencia de que la inflación la generan el Estado con la emisión monetaria y los trabajadores con sus exigencias salariales, se da de bruces con sólo recordar que la emisión de moneda en el último año de gestión de Mauricio Macri (2019) fue casi cero y la inflación igual trepó al 53%.

“La mayor liquidez o el mayor gasto fiscal volcados a la ciudadanía sólo llevarían a mayor inflación si hay una intención de los grandes sectores concentrados de apropiarse de los recursos nuevos que el Estado y las negociaciones paritarias inyectan en la economía. ¿Qué mejor que aprovechar el mayor poder de compra de la población para producir más y generar, entonces sí, un nivel adecuado y virtuoso de rentabilidad?”, escribió esta semana el banquero cooperativista y diputado nacional Carlos Heller. “No hay razón, salvo el deseo de maximizar ganancias, que pueda explicar que en Argentina los precios se traten de fijar a valores internacionales. El país no puede quedar preso de sus ventajas y para ello es preciso desacoplar los precios internacionales de los internos, para que guarden relación con los salarios”.

Todo sigue igual

A dos semanas de las elecciones del 14 de noviembre, la expectativa no remonta. Ni va a remontar, dicen los que conocen el paño. Es que la anodina campaña no entusiasmó a casi nadie antes de las PASO y mucho menos ahora, que el resultado de la primera contienda electoral fue tan contundente en Chubut. Ni siquiera algunas jugadas políticas confusas o innecesarias de Nacho Torres, el ganador de las PASO, pueden poner en riesgo su triunfo el 14 de noviembre. No haber dado el quorum para el primer intento de votación de la Ley de Etiquetado; o haberse ido a la hora de la votación cuando se trató (y aprobó por amplio margen) la semana pasada; más la chicana de pedir un tratamiento urgente del proyecto de reparación histórica presentado por el arcionismo en Diputados; o el tono soberbio para contestar las chicanas de sus adversarios en el pálido debate entre candidatos realizado en la Universidad de la Universidad de la Patagonia hace pocos días, impedirán que el joven legislador que preside el PRO camine tranquilo hasta su banca en el Senado. No debería creer que el mérito propio lo hizo todo.

Esa situación habla más de la ineficacia del PJ para presentar una propuesta competente que de la fortaleza electoral del PRO para ganar en una provincia en donde casi no existe territorialmente pero le alcanza con los votos de muchos radicales y de cierta clase media (acomodada) que ve un peronista y cruza la calle.

Con todo ese contexto negativo, el peronismo local –en verdad, los dirigentes que toman decisiones en el PJ y decidieron armar una boleta tan poco convocante- sigue profundizando sus diferencias en vez de intentar, al menos, disimularlas. “La gente en Trelew no puede vivir con un plan social o un cajón de pollos”, disparó esta semana la candidata a senadora Florencia Papaini, hundiendo un puñal en el corazón del madernismo, al que le facturan no haber trabajado a fondo por la boleta del Frente de Todos.

La desaparición de Carlos Linares de la cartelería del Frente de Todos, al menos en la zona del Valle, también está en línea con este desbande y confirma lo que dicen muchos dirigentes en privado: “Carlitos tocó su techo en las PASO”.

Mientras tanto, la agenda urgente sigue estando fuera de los discursos o apariciones públicas de los principales candidatos. Nadie habla de la crisis energética que existe en el interior, del desempleo, de la incesante escalada de precios, de las ocupaciones de tierras en demanda de viviendas o de la crítica situación social en algunos puntos de la provincia.

Alguna vez tendrán que empezar a ocuparse de lo importante y dejar las apetencias personales para otro momento. Tal vez, sea ahora.

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30 OCT 2021 - 20:51

El congelamiento de precios que anunció el Gobierno nacional, al cual el Gobierno de Chubut adhirió en todas sus formas, es una movida arriesgada de la Casa Rosada para intentar que la inflación no le gane a los salarios en lo que resta del año. Sobre todo, en medio de la tensión que generará la oposición dentro de dos semanas, cuando se confirme en las urnas el resultado electoral de las PASO de septiembre.

Siempre hay algún optimista empedernido pero en el Gobierno nacional ya dan por perdida la elección del 14 de noviembre (también en Chubut, por cierto). A lo sumo, esperan achicar un poco la diferencia en la Provincia de Buenos Aires, pero no mucho más.

Lo que se intenta ahora es tratar de amortiguar el golpe para que en los meses venideros la situación social no sea un hervidero y la tibia gestión de Alberto Fernández caliente de una vez por todas los motores. El camino hasta 2023 es largo para ir en segunda marcha.

Precios y ganancias

Las reacciones de los sectores empresarios ante la puesta en marcha del congelamiento de precios por 90 días de unos 1.400 productos, denotaron con claridad lo que siempre está en el medio del escenario social en la Argentina: la puja distributiva. Lo que hoy está en pugna es si el Estado logrará defender el bolsillo de la mayoría de los argentinos o si, en cambio -como suele suceder- lo que se maximizarán serán las ganancias de los grandes grupos empresarios.

Hay una frase célebre en el mundo del fútbol que inmortalizó hace unos años el legendario goleador inglés Gary Lineker: “El fútbol es un juego simple, juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania.” Llevada a la realidad de nuestro país se podría decir que la Argentina es un país simple, juegan muchos partidos políticos y siempre ganan los sectores empresarios.

La falsa creencia de que la inflación la generan el Estado con la emisión monetaria y los trabajadores con sus exigencias salariales, se da de bruces con sólo recordar que la emisión de moneda en el último año de gestión de Mauricio Macri (2019) fue casi cero y la inflación igual trepó al 53%.

“La mayor liquidez o el mayor gasto fiscal volcados a la ciudadanía sólo llevarían a mayor inflación si hay una intención de los grandes sectores concentrados de apropiarse de los recursos nuevos que el Estado y las negociaciones paritarias inyectan en la economía. ¿Qué mejor que aprovechar el mayor poder de compra de la población para producir más y generar, entonces sí, un nivel adecuado y virtuoso de rentabilidad?”, escribió esta semana el banquero cooperativista y diputado nacional Carlos Heller. “No hay razón, salvo el deseo de maximizar ganancias, que pueda explicar que en Argentina los precios se traten de fijar a valores internacionales. El país no puede quedar preso de sus ventajas y para ello es preciso desacoplar los precios internacionales de los internos, para que guarden relación con los salarios”.

Todo sigue igual

A dos semanas de las elecciones del 14 de noviembre, la expectativa no remonta. Ni va a remontar, dicen los que conocen el paño. Es que la anodina campaña no entusiasmó a casi nadie antes de las PASO y mucho menos ahora, que el resultado de la primera contienda electoral fue tan contundente en Chubut. Ni siquiera algunas jugadas políticas confusas o innecesarias de Nacho Torres, el ganador de las PASO, pueden poner en riesgo su triunfo el 14 de noviembre. No haber dado el quorum para el primer intento de votación de la Ley de Etiquetado; o haberse ido a la hora de la votación cuando se trató (y aprobó por amplio margen) la semana pasada; más la chicana de pedir un tratamiento urgente del proyecto de reparación histórica presentado por el arcionismo en Diputados; o el tono soberbio para contestar las chicanas de sus adversarios en el pálido debate entre candidatos realizado en la Universidad de la Universidad de la Patagonia hace pocos días, impedirán que el joven legislador que preside el PRO camine tranquilo hasta su banca en el Senado. No debería creer que el mérito propio lo hizo todo.

Esa situación habla más de la ineficacia del PJ para presentar una propuesta competente que de la fortaleza electoral del PRO para ganar en una provincia en donde casi no existe territorialmente pero le alcanza con los votos de muchos radicales y de cierta clase media (acomodada) que ve un peronista y cruza la calle.

Con todo ese contexto negativo, el peronismo local –en verdad, los dirigentes que toman decisiones en el PJ y decidieron armar una boleta tan poco convocante- sigue profundizando sus diferencias en vez de intentar, al menos, disimularlas. “La gente en Trelew no puede vivir con un plan social o un cajón de pollos”, disparó esta semana la candidata a senadora Florencia Papaini, hundiendo un puñal en el corazón del madernismo, al que le facturan no haber trabajado a fondo por la boleta del Frente de Todos.

La desaparición de Carlos Linares de la cartelería del Frente de Todos, al menos en la zona del Valle, también está en línea con este desbande y confirma lo que dicen muchos dirigentes en privado: “Carlitos tocó su techo en las PASO”.

Mientras tanto, la agenda urgente sigue estando fuera de los discursos o apariciones públicas de los principales candidatos. Nadie habla de la crisis energética que existe en el interior, del desempleo, de la incesante escalada de precios, de las ocupaciones de tierras en demanda de viviendas o de la crítica situación social en algunos puntos de la provincia.

Alguna vez tendrán que empezar a ocuparse de lo importante y dejar las apetencias personales para otro momento. Tal vez, sea ahora.


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