Pidieron el juicio para exjefes de la U-6 acusados de falsear informes para la Justicia Federal

El mal estado edilicio del penal de Rawson.

07 NOV 2021 - 20:35 | Actualizado

El fiscal federal Fernando Gélvez pidió elevar a juicio oral y público el caso de dos exjefes de la Unidad 6 de Rawson, Marcelo Alejandro Fera Racinello y Juan Angel Albrecht Mereles, acusados de presentar informes falsos que aseguraban que los pabellones del penal estaban en buen estado, dato desmentido por pericias de Gendarmería Nacional. Ocurrió en octubre de 2017 y les imputan falsedad ideológica.

Racinello fue trasladado hace tiempo. Era director del penal y habría realizado declaraciones falsas en una nota vinculada a un hábeas corpus colectivo.

En ese expediente, el juez federal Gustavo Lleral había ordenado a las autoridades de la U-6 mejorar la seguridad e higiene. Mereles, jefe de la División Trabajo, habría realizado un primer informe mendaz, que Racinello tomó y reprodujo para presentar al magistrado.

“Esos informes de ningún modo habrían reflejado la realidad imperante de las condiciones edilicias, de salubridad, seguridad e higiene de los pabellones N° 11, 13, de seguridad y Servicio de Asistencia Médica”, dice la acusación. Se supo luego de que Gendarmería realizó informes paralelos por orden del juez, que contradecían a las autoridades del penal.

Además de este episodio, a Mereles –ya retirado- le imputan que en el mismo expediente en una audiencia el 9 de enero de 2019 brindó información inexacta al Tribunal al expresar: “Venimos haciendo reparaciones constantemente. El pabellón 13 se terminó a nuevo (completo). El problema que tenía era la falta de agua, nada más. El Pabellón 11 está en la lista de reparaciones. Sólo se hicieron reparaciones correctivas porque no se puede desalojar el pabellón. El Servicio de Asistencia Médica ya se reparó también. Sólo le falta la pintura”. A estos datos también los desmintió Gendarmería.

Según la versión que los jefes de la cárcel quisieron filtrar, el estado de esas cuatro áreas oscilaba entre “bueno” y muy bueno”. Eran habitables y las fallas de la infraestructura se reparaban a medida que surgían reclamos.

La versión real

Pero en su inspección, los peritos gendarmes hallaron casos de internos aislados días enteros en celdas diminutas sin baño ni acceso al agua, y con escasa luz natural. Hacían sus necesidades en botellas descartables, bidones de plástico y bandejas de comida.

Verificaron pésimas condiciones de higiene, hongos y visible suciedad de larga data en paredes y pisos, sin electricidad o con instalaciones precarias y riesgosas: cables y conexiones se encontraban sin protección.

Había muchas ventanas sin vidrios. Tampoco había frazadas suficientes. Las celdas tenían mobiliario mínimo. Y los colchones eran ignífugos, pero en mal estado o rotos.

Los baños tenían múltiples pérdidas y sin puerta para la intimidad. Se comprobó mala calefacción, cocinas en al estado, tachos desbordados de basura, cucarachas y olores “nauseabundos e intolerables”.

No se observan elementos de higiene ni de limpieza. El agua se calentaba con cables. Había varios reclamos por las “condiciones inhumanas” de alojamiento y el disciplinamiento al que eran sometidos.

El juez Lleral consideró que de las pericias de Gendarmería “surgen de modo inequívoco todas las deficiencias edilicias, técnico constructivas y sanitarias de los sectores indicados, documentándolas por medio de croquis ilustrativos, fotografías y filmaciones”. Todo a contramano de los datos de la U-6.

“Las inspecciones de los peritos contrastan de modo elocuente con el informe de los penitenciarios”, explicó Lleral en su momento.

En su defensa, Mereles responsabilizó a los maestros de cada sector de la U-6 ya que se limitó a transcribir en el informe lo que ellos le expusieron. Lo mismo dijo Racinello: lo único que había hecho había sido elevar al juez el informe de Mereles. Ahora lo explicarán ante un tribunal.

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07 NOV 2021 - 20:35

El fiscal federal Fernando Gélvez pidió elevar a juicio oral y público el caso de dos exjefes de la Unidad 6 de Rawson, Marcelo Alejandro Fera Racinello y Juan Angel Albrecht Mereles, acusados de presentar informes falsos que aseguraban que los pabellones del penal estaban en buen estado, dato desmentido por pericias de Gendarmería Nacional. Ocurrió en octubre de 2017 y les imputan falsedad ideológica.

Racinello fue trasladado hace tiempo. Era director del penal y habría realizado declaraciones falsas en una nota vinculada a un hábeas corpus colectivo.

En ese expediente, el juez federal Gustavo Lleral había ordenado a las autoridades de la U-6 mejorar la seguridad e higiene. Mereles, jefe de la División Trabajo, habría realizado un primer informe mendaz, que Racinello tomó y reprodujo para presentar al magistrado.

“Esos informes de ningún modo habrían reflejado la realidad imperante de las condiciones edilicias, de salubridad, seguridad e higiene de los pabellones N° 11, 13, de seguridad y Servicio de Asistencia Médica”, dice la acusación. Se supo luego de que Gendarmería realizó informes paralelos por orden del juez, que contradecían a las autoridades del penal.

Además de este episodio, a Mereles –ya retirado- le imputan que en el mismo expediente en una audiencia el 9 de enero de 2019 brindó información inexacta al Tribunal al expresar: “Venimos haciendo reparaciones constantemente. El pabellón 13 se terminó a nuevo (completo). El problema que tenía era la falta de agua, nada más. El Pabellón 11 está en la lista de reparaciones. Sólo se hicieron reparaciones correctivas porque no se puede desalojar el pabellón. El Servicio de Asistencia Médica ya se reparó también. Sólo le falta la pintura”. A estos datos también los desmintió Gendarmería.

Según la versión que los jefes de la cárcel quisieron filtrar, el estado de esas cuatro áreas oscilaba entre “bueno” y muy bueno”. Eran habitables y las fallas de la infraestructura se reparaban a medida que surgían reclamos.

La versión real

Pero en su inspección, los peritos gendarmes hallaron casos de internos aislados días enteros en celdas diminutas sin baño ni acceso al agua, y con escasa luz natural. Hacían sus necesidades en botellas descartables, bidones de plástico y bandejas de comida.

Verificaron pésimas condiciones de higiene, hongos y visible suciedad de larga data en paredes y pisos, sin electricidad o con instalaciones precarias y riesgosas: cables y conexiones se encontraban sin protección.

Había muchas ventanas sin vidrios. Tampoco había frazadas suficientes. Las celdas tenían mobiliario mínimo. Y los colchones eran ignífugos, pero en mal estado o rotos.

Los baños tenían múltiples pérdidas y sin puerta para la intimidad. Se comprobó mala calefacción, cocinas en al estado, tachos desbordados de basura, cucarachas y olores “nauseabundos e intolerables”.

No se observan elementos de higiene ni de limpieza. El agua se calentaba con cables. Había varios reclamos por las “condiciones inhumanas” de alojamiento y el disciplinamiento al que eran sometidos.

El juez Lleral consideró que de las pericias de Gendarmería “surgen de modo inequívoco todas las deficiencias edilicias, técnico constructivas y sanitarias de los sectores indicados, documentándolas por medio de croquis ilustrativos, fotografías y filmaciones”. Todo a contramano de los datos de la U-6.

“Las inspecciones de los peritos contrastan de modo elocuente con el informe de los penitenciarios”, explicó Lleral en su momento.

En su defensa, Mereles responsabilizó a los maestros de cada sector de la U-6 ya que se limitó a transcribir en el informe lo que ellos le expusieron. Lo mismo dijo Racinello: lo único que había hecho había sido elevar al juez el informe de Mereles. Ahora lo explicarán ante un tribunal.


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