El Papa comparó los centros de refugiados con "campos de concentración"

En su segundo y último día de actividades en Chipre, el papa Francisco insistió hoy con su pedido a Europa y al mundo para construir "una humanidad sin muros de separación" que promueva políticas migratorias más abiertas, al tiempo que denunció los "campos de concentración" en los que se ubican los refugiados.

03 DIC 2021 - 13:58 | Actualizado

"Mirándolos a ustedes veo los sufrimientos del camino, los que han sido vendido, explotados, que se han quedado en el camino. Es la historia de una esclavitud universal", planteó el pontífice durante un encuentro con migrantes en el segundo día de actividades en la capital chipriota Nicosia, donde llegó ayer como primera parte de una gira mediterránea que también incluirá Grecia desde mañana y hasta el lunes.

Para el Papa, en ese marco, "lo peor es que nos estamos acostumbrando a eso. Acostumbrarse es una enfermedad grave que no tiene antibiótico. Tenemos que ir contra el vicio de acostumbrarnos".

"Nos lamentamos de los campos de concentración de los nazis, de Stalin... hermanos y hermanas, está sucediendo hoy, en las costas cercanas", aseveró Bergoglio, tras asegurar que "el Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido",

Hablando al centro de Europa desde la periferia del país más oriental del continente, el Papa renovó hoy los reclamos para una mayor acogida e integración, en medio de una tensión creciente en las fronteras de varios países del Viejo Continente y mientras el Mediterráneo, denunció Francisco, se está transformando "en el mayor cementerio del mundo" por la cantidad de personas que buscan llegar a las costas europeas.

"Pero también, en el rostro del migrante que está en camino hacia algo, hacia una esperanza, hacia una convivencia más humana", agregó luego Jorge Bergoglio al participar de una oración ecuménica con inmigrantes radicados en la isla mediterránea, de la que partirá mañana hacia Grecia acompañado por un enviado de Télam a bordo del avión papal durante toda la gira.

Francisco, que con su viaje de cinco días busca llamar la atención de los grandes países europeos para que flexibilicen las condiciones migratorias a los grandes flujos de personas de Medio Oriente y el Norte de África que buscan llegar al continente, había centrado ayer su primer día de actividades en el pedido para que Europa pueda "derribar los muros" que mantiene hacia los inmigrantes.

Chipre, con cerca de 1.2 millones de habitantes, es el país de la Unión Europea (UE) con mayor proporción de inmigrantes, además de haber aumentado casi un 40% la cantidad de personas recibidas en lo que va de 2021 frente al mismo período del año pasado.

En ese marco, el pontífice lamentó que "se ponen alambres de espinas para no dejar entrar al refugiado, el que viene a pedir pan, hermandad, ayuda, alegría, que está huyendo del odio y se encuentra delante de un odio que se llama alambre de púas".

"No podemos callar y mirar para otro lado en esta cultura de la indiferencia", sentenció el Papa en esa dirección

La visita del Papa, según planteó el presidente chipriota Nikos Anastasiadis y confirmaron a Télam fuentes vaticanas, servirá como impulso para un plan de reubicación de hasta 50 inmigrantes presentes en Chipre que serán llevados a Roma con apoyo de la Santa Sede, dentro de una iniciativa "simbólica" para involucrar otros países europeos.

El primer grupo, agregaron las fuentes, incluidas lagunas personas que se acercaron hoy a escuchar al Papa, saldría de Nicosia en torno al 15 de diciembre, y el resto entre mediados de enero y comienzos de febrero.

Según informó el Vaticano en un mensaje de Telegram a los periodistas que viajan con el Pontífice, un primer grupo de 12 personas viajará ya "en las próximas semanas", incluido una comitiva que hoy saludó al Papa.

El presidente chipriota, de hecho, parece haberse convertido en un nuevo aliado del Papa en temas migratorios, como en septiembre fue la eslovaca Zuzana Caputova.

Político de larga carrera, elegido en 2013 y reelegido en 2018, Anastasiadis recibió una visita papal de duración por arriba de la media para una nación no católica, y los gestos entre ambos, como la presencia del mandatario en la misa de hoy pese a ser ortodoxo, marcan una sintonía política que alcanza un punto cumbre en la preocupación compartida por los migrantes.

Durante su encuentro con inmigrantes en la Iglesia de la Santa Cruz de Nicosia, el Papa renovó además el pedido que había lanzado ayer para que Chipre pueda superar el conflicto que mantiene con Turquía desde la ocupación turca del tercio norte de la isla en 1974.

"Que esta isla, marcada por una dolorosa división, pueda convertirse con la gracia de Dios en taller de fraternidad. Y podrá serlo con dos condiciones: la primera es el reconocimiento efectivo de la dignidad de cada persona humana; este es el fundamento ético, un fundamento universal que está también en el centro de la doctrina social cristiana", propuso el Papa.

"La segunda condición es la apertura confiada a Dios, Padre de todos, y este es el fermento que estamos llamados a ser como creyentes", agregó luego.

A primera hora, en una mañana destinada a incentivar la unidad ecuménica y tejer lazos con los ortodoxos, grupo mayoritario en Chipre, Francisco había convocado a los diferentes grupos cristianos a trabajar unidos y "de modo concreto", tras reunirse en Chipre con autoridades ortodoxas y encabezar una misa para la pequeña comunidad católica del país europeo.

En ese marco, el Papa se dedicó a tender puentes con los ortodoxos, mayoritarios en Chipre y en Grecia, al visitar al arzobispo ortodoxo de Chipre Crisóstomo II.

En su cargo desde 2006, Crisóstomo ofició hoy de portavoz de las graves denuncias de los chipriotas frente a la ocupación turca y, frente al Papa, incluso habló de "limpieza étnica" por parte del régimen de Ankara.

Francisco partirá mañana hacia Grecia, donde tiene previsto aterrizar a las 11.10 locales (6.10 de la Argentina) para iniciar una visita hasta el lunes.

El domingo estará en la isla de Lesbos, donde ya estuvo en abril de 2016 en un histórico viaje del que regresó a Roma con 12 refugiados de tres familias sirias, con el mismo simbolismo con el que promovió la nueva reubicación de migrantes confirmada hoy por el Vaticano.

03 DIC 2021 - 13:58

"Mirándolos a ustedes veo los sufrimientos del camino, los que han sido vendido, explotados, que se han quedado en el camino. Es la historia de una esclavitud universal", planteó el pontífice durante un encuentro con migrantes en el segundo día de actividades en la capital chipriota Nicosia, donde llegó ayer como primera parte de una gira mediterránea que también incluirá Grecia desde mañana y hasta el lunes.

Para el Papa, en ese marco, "lo peor es que nos estamos acostumbrando a eso. Acostumbrarse es una enfermedad grave que no tiene antibiótico. Tenemos que ir contra el vicio de acostumbrarnos".

"Nos lamentamos de los campos de concentración de los nazis, de Stalin... hermanos y hermanas, está sucediendo hoy, en las costas cercanas", aseveró Bergoglio, tras asegurar que "el Señor Jesús viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido",

Hablando al centro de Europa desde la periferia del país más oriental del continente, el Papa renovó hoy los reclamos para una mayor acogida e integración, en medio de una tensión creciente en las fronteras de varios países del Viejo Continente y mientras el Mediterráneo, denunció Francisco, se está transformando "en el mayor cementerio del mundo" por la cantidad de personas que buscan llegar a las costas europeas.

"Pero también, en el rostro del migrante que está en camino hacia algo, hacia una esperanza, hacia una convivencia más humana", agregó luego Jorge Bergoglio al participar de una oración ecuménica con inmigrantes radicados en la isla mediterránea, de la que partirá mañana hacia Grecia acompañado por un enviado de Télam a bordo del avión papal durante toda la gira.

Francisco, que con su viaje de cinco días busca llamar la atención de los grandes países europeos para que flexibilicen las condiciones migratorias a los grandes flujos de personas de Medio Oriente y el Norte de África que buscan llegar al continente, había centrado ayer su primer día de actividades en el pedido para que Europa pueda "derribar los muros" que mantiene hacia los inmigrantes.

Chipre, con cerca de 1.2 millones de habitantes, es el país de la Unión Europea (UE) con mayor proporción de inmigrantes, además de haber aumentado casi un 40% la cantidad de personas recibidas en lo que va de 2021 frente al mismo período del año pasado.

En ese marco, el pontífice lamentó que "se ponen alambres de espinas para no dejar entrar al refugiado, el que viene a pedir pan, hermandad, ayuda, alegría, que está huyendo del odio y se encuentra delante de un odio que se llama alambre de púas".

"No podemos callar y mirar para otro lado en esta cultura de la indiferencia", sentenció el Papa en esa dirección

La visita del Papa, según planteó el presidente chipriota Nikos Anastasiadis y confirmaron a Télam fuentes vaticanas, servirá como impulso para un plan de reubicación de hasta 50 inmigrantes presentes en Chipre que serán llevados a Roma con apoyo de la Santa Sede, dentro de una iniciativa "simbólica" para involucrar otros países europeos.

El primer grupo, agregaron las fuentes, incluidas lagunas personas que se acercaron hoy a escuchar al Papa, saldría de Nicosia en torno al 15 de diciembre, y el resto entre mediados de enero y comienzos de febrero.

Según informó el Vaticano en un mensaje de Telegram a los periodistas que viajan con el Pontífice, un primer grupo de 12 personas viajará ya "en las próximas semanas", incluido una comitiva que hoy saludó al Papa.

El presidente chipriota, de hecho, parece haberse convertido en un nuevo aliado del Papa en temas migratorios, como en septiembre fue la eslovaca Zuzana Caputova.

Político de larga carrera, elegido en 2013 y reelegido en 2018, Anastasiadis recibió una visita papal de duración por arriba de la media para una nación no católica, y los gestos entre ambos, como la presencia del mandatario en la misa de hoy pese a ser ortodoxo, marcan una sintonía política que alcanza un punto cumbre en la preocupación compartida por los migrantes.

Durante su encuentro con inmigrantes en la Iglesia de la Santa Cruz de Nicosia, el Papa renovó además el pedido que había lanzado ayer para que Chipre pueda superar el conflicto que mantiene con Turquía desde la ocupación turca del tercio norte de la isla en 1974.

"Que esta isla, marcada por una dolorosa división, pueda convertirse con la gracia de Dios en taller de fraternidad. Y podrá serlo con dos condiciones: la primera es el reconocimiento efectivo de la dignidad de cada persona humana; este es el fundamento ético, un fundamento universal que está también en el centro de la doctrina social cristiana", propuso el Papa.

"La segunda condición es la apertura confiada a Dios, Padre de todos, y este es el fermento que estamos llamados a ser como creyentes", agregó luego.

A primera hora, en una mañana destinada a incentivar la unidad ecuménica y tejer lazos con los ortodoxos, grupo mayoritario en Chipre, Francisco había convocado a los diferentes grupos cristianos a trabajar unidos y "de modo concreto", tras reunirse en Chipre con autoridades ortodoxas y encabezar una misa para la pequeña comunidad católica del país europeo.

En ese marco, el Papa se dedicó a tender puentes con los ortodoxos, mayoritarios en Chipre y en Grecia, al visitar al arzobispo ortodoxo de Chipre Crisóstomo II.

En su cargo desde 2006, Crisóstomo ofició hoy de portavoz de las graves denuncias de los chipriotas frente a la ocupación turca y, frente al Papa, incluso habló de "limpieza étnica" por parte del régimen de Ankara.

Francisco partirá mañana hacia Grecia, donde tiene previsto aterrizar a las 11.10 locales (6.10 de la Argentina) para iniciar una visita hasta el lunes.

El domingo estará en la isla de Lesbos, donde ya estuvo en abril de 2016 en un histórico viaje del que regresó a Roma con 12 refugiados de tres familias sirias, con el mismo simbolismo con el que promovió la nueva reubicación de migrantes confirmada hoy por el Vaticano.


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