Editorial / Un piloto para la tormenta

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

En el aire. El gobernador Arcioni y una postal de la recorrida sobre el incendio, cuando ya estaba controlado y mientras lo esperaban en Capital.
08 ENE 2022 - 20:41 | Actualizado

¿Arranca o no arranca? La pregunta que popularizó una marca de bujías tiene una respuesta clara y concisa en el caso del Gobierno de Chubut. Por ahora, no.

El ajetreado fin de año que tuvo la gestión de Mariano Arcioni y el costoso ida y vuelta de la zonificación minera anticipaba un enero más movido en cuanto a la gestión. La necesidad de relanzar su gobierno no admitía entonces, y tampoco ahora, dilaciones. Mucho menos, vacaciones. Por eso sorprende que en el Gobierno provincial –salvo contadas excepciones- algunos funcionarios importantes se sigan moviendo con excesiva pasividad.

Si la idea es esperar a marzo para sentarse con los gremios docentes, por ejemplo, no hay que ser muy lúcido para advertir que el ciclo lectivo ya está en riesgo, como en los últimos tres años en los que por paros y pandemia no se cumplieron ni de cerca los 180 días de clases.

Cambios internos

Esta semana, Arcioni hizo jurar a Cristian Ayala como ministro de Gobierno y a su secretario privado, Alejandro Sandilo, a cargo de la Secretaría General, una especie de “jefe de Gabinete” pero en frasco chico. Es verdad que a Arcioni no le brotan de los bolsillos candidatos para su Gabinete. Es más, muchos de los recambios que se anunciaron en noviembre del año pasado tras la dura derrota electoral, no se pudieron concretar porque no hay reemplazantes potables.

Por eso Arcioni terminó eligiendo a un hombre de confianza como Sandilo para coordinar a su Gabinete y para intentar ordenar la relación con la oposición, la Justicia, los gremios y la Legislatura. La duda que muchos tienen es si esto alcanzará para hacer frente a la ola de reclamos que se vienen desde todos esos sectores.

La llegada de Ayala a Gobierno está en la misma línea. El gobernador sacó a un funcionario que manejaba la Secretaría de Trabajo sin demasiados brillos y lo puso a jugar en un ambiente en donde se necesita más que picardía.

En los alrededores del gobernador había gente que pugnaba por los intereses de Ayala, inclusive cuando todavía estaba José Grazzini a cargo del Ministerio de Gobierno.

El abogado trelewense es un todo servicio que se ganó la confianza del gobernador en los últimos tiempos, a pesar de algún que otro sinsabor, como por ejemplo haber sido jefe de campaña de la lista de Chubut Somos Todos que quedó cuarta.

No fue responsabilidad sólo de Ayala, pero el resultado no es el mejor antecedente para desembarcar en una cartera política en donde hay que ganarse el respeto rápido.

El viernes, en una primera incursión mediática, Ayala habló de una recomposición salarial “para todos en general”.

Si la idea es decretar un aumento para empleados públicos como el último 30% pagado en tres tramos y con un bono licuado en el medio, la va a tener dura con los gremios.

Ausencia

La ausencia de Arcioni en la importante reunión que mantuvieron el miércoles el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, con 16 gobernadores (13 en persona y otros 3 de manera virtual), fue una de las notas de la semana política.

En los alrededores del gobernador dijeron que prefirió sobrevolar la zona del incendio de campos y por eso envió en su lugar a Oscar Antonena, el ministro de Economía.

La explicación no sonó muy convincente: el incendio se había iniciado el domingo pasado y el día en que el gobernador sobrevoló la zona, las llamas ya menguaban y las críticas por la falta de interés de algunos funcionarios provinciales y nacionales ya habían hecho suficiente daño en las redes sociales.

En los círculos políticos porteños, en cambio, leyeron la ausencia del gobernador Arcioni como un enojo por la falta de apoyo de la Casa Rosada durante los álgidos días de aprobación y derogación de la ley de zonificación minera.

Algunos, más osados, dejaron entrever que la ausencia fue acordada con el siempre ágil Sergio Massa, el único amigo que tiene Arcioni en la coalición que gobierna el país.

Como finalmente haya sido, no pareció una buena estrategia no estar junto al Presidente el día que se explicaron los pormenores de las negociaciones de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Servicios al límite

Un temas complicado hace tiempo que el Gobierno demora en solucionar es la crisis de los servicios esenciales (luz, agua y cloacas). Sobre todo, la inestabilidad del servicio eléctrico en la Comarca Andina. Esta semana volvieron a escucharse críticas en medio de una situación que sigue generando problemas en el día a día, como los continuos cortes y la demora en poder reponer el servicio.

Los incendios por ramas que nadie poda que tocan los tendidos eléctricos; la falta de indumentaria para los trabajadores; la obsolescencia absoluta de equipos y vehículos; y la falta de personal, no ayudan a encaminar la cosa.

El 27 de diciembre, en silencio, el gobernador firmó el Decreto N° 1360/21 que declaró la emergencia en los servicios públicos esenciales que brinda la DGSP y las cooperativas del interior. Tardaron más de un año en hacerlo y tal vez no lo comunicaron como corresponde, pero es la punta de un ovillo para intentar empezar a remontar la cuesta.

La desidia y la debilidad para tomar las riendas y hacer las cosas que hay que hacer es un problema de larga data. Este Gobierno no hizo más que administrar un problema mayúsculo que ya se venían comprando gestiones provinciales anteriores por la desatención de los servicios públicos.

Ahora parece haber una reacción. Los cambios deben empezar ya porque las consecuencias pueden ser impredecibles.#

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En el aire. El gobernador Arcioni y una postal de la recorrida sobre el incendio, cuando ya estaba controlado y mientras lo esperaban en Capital.
08 ENE 2022 - 20:41

¿Arranca o no arranca? La pregunta que popularizó una marca de bujías tiene una respuesta clara y concisa en el caso del Gobierno de Chubut. Por ahora, no.

El ajetreado fin de año que tuvo la gestión de Mariano Arcioni y el costoso ida y vuelta de la zonificación minera anticipaba un enero más movido en cuanto a la gestión. La necesidad de relanzar su gobierno no admitía entonces, y tampoco ahora, dilaciones. Mucho menos, vacaciones. Por eso sorprende que en el Gobierno provincial –salvo contadas excepciones- algunos funcionarios importantes se sigan moviendo con excesiva pasividad.

Si la idea es esperar a marzo para sentarse con los gremios docentes, por ejemplo, no hay que ser muy lúcido para advertir que el ciclo lectivo ya está en riesgo, como en los últimos tres años en los que por paros y pandemia no se cumplieron ni de cerca los 180 días de clases.

Cambios internos

Esta semana, Arcioni hizo jurar a Cristian Ayala como ministro de Gobierno y a su secretario privado, Alejandro Sandilo, a cargo de la Secretaría General, una especie de “jefe de Gabinete” pero en frasco chico. Es verdad que a Arcioni no le brotan de los bolsillos candidatos para su Gabinete. Es más, muchos de los recambios que se anunciaron en noviembre del año pasado tras la dura derrota electoral, no se pudieron concretar porque no hay reemplazantes potables.

Por eso Arcioni terminó eligiendo a un hombre de confianza como Sandilo para coordinar a su Gabinete y para intentar ordenar la relación con la oposición, la Justicia, los gremios y la Legislatura. La duda que muchos tienen es si esto alcanzará para hacer frente a la ola de reclamos que se vienen desde todos esos sectores.

La llegada de Ayala a Gobierno está en la misma línea. El gobernador sacó a un funcionario que manejaba la Secretaría de Trabajo sin demasiados brillos y lo puso a jugar en un ambiente en donde se necesita más que picardía.

En los alrededores del gobernador había gente que pugnaba por los intereses de Ayala, inclusive cuando todavía estaba José Grazzini a cargo del Ministerio de Gobierno.

El abogado trelewense es un todo servicio que se ganó la confianza del gobernador en los últimos tiempos, a pesar de algún que otro sinsabor, como por ejemplo haber sido jefe de campaña de la lista de Chubut Somos Todos que quedó cuarta.

No fue responsabilidad sólo de Ayala, pero el resultado no es el mejor antecedente para desembarcar en una cartera política en donde hay que ganarse el respeto rápido.

El viernes, en una primera incursión mediática, Ayala habló de una recomposición salarial “para todos en general”.

Si la idea es decretar un aumento para empleados públicos como el último 30% pagado en tres tramos y con un bono licuado en el medio, la va a tener dura con los gremios.

Ausencia

La ausencia de Arcioni en la importante reunión que mantuvieron el miércoles el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, con 16 gobernadores (13 en persona y otros 3 de manera virtual), fue una de las notas de la semana política.

En los alrededores del gobernador dijeron que prefirió sobrevolar la zona del incendio de campos y por eso envió en su lugar a Oscar Antonena, el ministro de Economía.

La explicación no sonó muy convincente: el incendio se había iniciado el domingo pasado y el día en que el gobernador sobrevoló la zona, las llamas ya menguaban y las críticas por la falta de interés de algunos funcionarios provinciales y nacionales ya habían hecho suficiente daño en las redes sociales.

En los círculos políticos porteños, en cambio, leyeron la ausencia del gobernador Arcioni como un enojo por la falta de apoyo de la Casa Rosada durante los álgidos días de aprobación y derogación de la ley de zonificación minera.

Algunos, más osados, dejaron entrever que la ausencia fue acordada con el siempre ágil Sergio Massa, el único amigo que tiene Arcioni en la coalición que gobierna el país.

Como finalmente haya sido, no pareció una buena estrategia no estar junto al Presidente el día que se explicaron los pormenores de las negociaciones de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Servicios al límite

Un temas complicado hace tiempo que el Gobierno demora en solucionar es la crisis de los servicios esenciales (luz, agua y cloacas). Sobre todo, la inestabilidad del servicio eléctrico en la Comarca Andina. Esta semana volvieron a escucharse críticas en medio de una situación que sigue generando problemas en el día a día, como los continuos cortes y la demora en poder reponer el servicio.

Los incendios por ramas que nadie poda que tocan los tendidos eléctricos; la falta de indumentaria para los trabajadores; la obsolescencia absoluta de equipos y vehículos; y la falta de personal, no ayudan a encaminar la cosa.

El 27 de diciembre, en silencio, el gobernador firmó el Decreto N° 1360/21 que declaró la emergencia en los servicios públicos esenciales que brinda la DGSP y las cooperativas del interior. Tardaron más de un año en hacerlo y tal vez no lo comunicaron como corresponde, pero es la punta de un ovillo para intentar empezar a remontar la cuesta.

La desidia y la debilidad para tomar las riendas y hacer las cosas que hay que hacer es un problema de larga data. Este Gobierno no hizo más que administrar un problema mayúsculo que ya se venían comprando gestiones provinciales anteriores por la desatención de los servicios públicos.

Ahora parece haber una reacción. Los cambios deben empezar ya porque las consecuencias pueden ser impredecibles.#


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