Fue la única ginecóloga del pueblo y la mataron a golpes en el patio de su casa: sigue el misterio

Ocurrió en San Julián, una localidad de Santa Cruz de solo 10 mil habitantes. Fue en el mediodía del 18 de julio de 2019. No hay ningún sospechoso. “Detrás de la muerte de mi madre hay algo groso”, le dijo a Jornada uno de sus hijos. El lunes marcharán en la nieve para recordarla y pedir justicia.

Zulma Malvar tenía 63 años cuando la asesinaron en 2019. Impune.
16 JUL 2022 - 20:27 | Actualizado 16 JUL 2022 - 20:30

Por Carlos Guajardo / Especial Jornada

Tres años sin que ni siquiera haya un sospechoso. Y con muchas cosas raras en el medio. En este caso hay gente pesada metida. Pero yo no voy a bajar los brazos hasta saber quien fue el que mató a mi madre”. La voz entrecortada de Alejandro Jodar, reclamando por el asesinato de Zulma Malvar. Este lunes se van a cumplir tres años. Y como él mismo lo explica no hay ni siquiera un sospechoso, alguna pista o un testigo que pueda aportar algún dato.
El sangriento asesinato ocurrió en el mediodía del 18 de julio de 2019. Zulma era ginecóloga del hospital de San Julián, la pequeña localidad de Santa Cruz. Había llegado desde San Juan en 1995 y durante muchos años fue la única ginecóloga del lugar. Muchos de los jóvenes mayores de 20 años que habitan en la localidad fueron traídos al mundo por ella. Era amable, tenía muchos amigos y todos la conocían en el pueblo santacruceño de 10 mil habitantes.

Preparada para una cesárea

Zulma tenía que atender una cesárea aquel 18 de julio. Se estaba preparando para ir al hospital cerca del mediodía. Fue a esa hora, según las pericias cuando fue atacada y asesinada. Todo es muy raro. Zulma podría conocer a su agresor porque la puerta de su casa no estaba forzada. Se descartó de entrada el móvil del robo: encontraron todas sus pertenencias de valor, las tarjetas bancarias y dinero en efectivo. La autopsia reveló que recibió muchos golpes y que había signos de ahorcamiento.

La halló el hijo

El fatídico día, las compañeras del hospital que debían asistirla en el parto se extrañaron porque Zulma no concurría a cumplir con su misión. Es que nunca llegaba tarde. Y mucho menos si se trataba de traer un niño al mundo. Por eso le avisaron a Alejandro, quien vive a dos cuadras de la casa. Cuando llegó encontró el cuerpo de su madre sin vida, tirado en el patio. “Fue algo que nunca voy a olvidar. No podía entenderlo. Mi madre no tenía enemigos, nunca se peleaba con nadie. Al contrario. Era conocida y muy respetada por la gente”, le dijo Alejandro a Jornada. Tiene 46 años y dos hermanos: Paula de 45 y Andrés de 38. Pero es el único que vive en San Julián. Los demás residen en Córdoba.
“Hay cosas que me cuestan entender. Este es un pueblo chico. Cualquier pavada que pasa, enseguida se corre la voz y todo el mundo se entera. Pero de lo que le pasó a mi madre nadie sabe nada, nadie escuchó nada. Es raro. La mataron al mediodía a golpes, intentó defenderse. Sin embargo, no apareció un solo testigo. Por eso sostengo que hay gente que sabe algo pero tiene miedo de hablar. Yo sigo sosteniendo que la pista del autor del asesinato está en el lugar de trabajo de mi mamá”, agregó el muchacho. Zulma, quien en el momento de su asesinato tenía 63 años vivía sola. Y no tenía pareja.

Una pista

El año pasado, hubo una pista. Un médico que trabajaba junto a la mujer en el hospital y que a las pocas semanas del crimen se fue de San Julián sin ningún motivo. Lo pudieron encontrar en Mendoza. La insistencia de Alejandro y sus hermanos hizo que el juez Pío Pala (quien lleva la causa) ordenara la realización de un ADN para cotejar con restos de piel y pelo que habían quedado entre las manos y uñas de Zulma en su último intento por salvar su vida. Pero el resultado del ADN fue negativo.
“Todo fue muy sospechoso. Yo viajé a Mendoza para presenciar la toma de las muestras. Pero después las mandaron por correo, en un sobre, como si mandaran una carta o una postal. Además, no hubo seguimiento de la correspondencia como ocurre ahora. Sigo pensando que parte de la verdad pasa por ahí”, comentó el hijo. También dijo que se tomaron muestras de una persona que vive en Playa Unión y otra en San Julián. “Pero creo que es más para descartarlas que para involucrarlas en el caso”. En una pared del centro de San Julián pintaron un mural con el rostro de Zulma. Y este lunes, desde las 10, los familiares, amigos y vecinos de la mujer marcharán por la Avenida San Martín (la calle principal de la localidad) hasta tribunales para pedir Justicia a tres años del horrendo crimen.
La nieve castigó duro al pueblo en este crudo invierno patagónico. “Pero la marcha la vamos a hacer igual”, agregó Alejandro. Pasaron tres años desde que la mataron. No se sabe quien ni por qué. Según el hijo, la investigación del hecho tuvo varias falencias. Entre ellas, en ningún momento se preservó el lugar del crimen. “Alguien tiene que saber algo. Yo les pido por favor que lo digan. No queremos que el asesinato de mi madre quede impune. Este es un pueblo chico y aquí nos conocemos todos. Mi madre trajo muchos chicos al mundo, atendió a una gran cantidad de mujeres. Tenía el respeto de todos. Nunca voy a bajar los brazos hasta saber qué pasó. Es lo menos puedo hacer en su memoria” #

Enterate de las noticias de POLICIALES a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
Zulma Malvar tenía 63 años cuando la asesinaron en 2019. Impune.
16 JUL 2022 - 20:27

Por Carlos Guajardo / Especial Jornada

Tres años sin que ni siquiera haya un sospechoso. Y con muchas cosas raras en el medio. En este caso hay gente pesada metida. Pero yo no voy a bajar los brazos hasta saber quien fue el que mató a mi madre”. La voz entrecortada de Alejandro Jodar, reclamando por el asesinato de Zulma Malvar. Este lunes se van a cumplir tres años. Y como él mismo lo explica no hay ni siquiera un sospechoso, alguna pista o un testigo que pueda aportar algún dato.
El sangriento asesinato ocurrió en el mediodía del 18 de julio de 2019. Zulma era ginecóloga del hospital de San Julián, la pequeña localidad de Santa Cruz. Había llegado desde San Juan en 1995 y durante muchos años fue la única ginecóloga del lugar. Muchos de los jóvenes mayores de 20 años que habitan en la localidad fueron traídos al mundo por ella. Era amable, tenía muchos amigos y todos la conocían en el pueblo santacruceño de 10 mil habitantes.

Preparada para una cesárea

Zulma tenía que atender una cesárea aquel 18 de julio. Se estaba preparando para ir al hospital cerca del mediodía. Fue a esa hora, según las pericias cuando fue atacada y asesinada. Todo es muy raro. Zulma podría conocer a su agresor porque la puerta de su casa no estaba forzada. Se descartó de entrada el móvil del robo: encontraron todas sus pertenencias de valor, las tarjetas bancarias y dinero en efectivo. La autopsia reveló que recibió muchos golpes y que había signos de ahorcamiento.

La halló el hijo

El fatídico día, las compañeras del hospital que debían asistirla en el parto se extrañaron porque Zulma no concurría a cumplir con su misión. Es que nunca llegaba tarde. Y mucho menos si se trataba de traer un niño al mundo. Por eso le avisaron a Alejandro, quien vive a dos cuadras de la casa. Cuando llegó encontró el cuerpo de su madre sin vida, tirado en el patio. “Fue algo que nunca voy a olvidar. No podía entenderlo. Mi madre no tenía enemigos, nunca se peleaba con nadie. Al contrario. Era conocida y muy respetada por la gente”, le dijo Alejandro a Jornada. Tiene 46 años y dos hermanos: Paula de 45 y Andrés de 38. Pero es el único que vive en San Julián. Los demás residen en Córdoba.
“Hay cosas que me cuestan entender. Este es un pueblo chico. Cualquier pavada que pasa, enseguida se corre la voz y todo el mundo se entera. Pero de lo que le pasó a mi madre nadie sabe nada, nadie escuchó nada. Es raro. La mataron al mediodía a golpes, intentó defenderse. Sin embargo, no apareció un solo testigo. Por eso sostengo que hay gente que sabe algo pero tiene miedo de hablar. Yo sigo sosteniendo que la pista del autor del asesinato está en el lugar de trabajo de mi mamá”, agregó el muchacho. Zulma, quien en el momento de su asesinato tenía 63 años vivía sola. Y no tenía pareja.

Una pista

El año pasado, hubo una pista. Un médico que trabajaba junto a la mujer en el hospital y que a las pocas semanas del crimen se fue de San Julián sin ningún motivo. Lo pudieron encontrar en Mendoza. La insistencia de Alejandro y sus hermanos hizo que el juez Pío Pala (quien lleva la causa) ordenara la realización de un ADN para cotejar con restos de piel y pelo que habían quedado entre las manos y uñas de Zulma en su último intento por salvar su vida. Pero el resultado del ADN fue negativo.
“Todo fue muy sospechoso. Yo viajé a Mendoza para presenciar la toma de las muestras. Pero después las mandaron por correo, en un sobre, como si mandaran una carta o una postal. Además, no hubo seguimiento de la correspondencia como ocurre ahora. Sigo pensando que parte de la verdad pasa por ahí”, comentó el hijo. También dijo que se tomaron muestras de una persona que vive en Playa Unión y otra en San Julián. “Pero creo que es más para descartarlas que para involucrarlas en el caso”. En una pared del centro de San Julián pintaron un mural con el rostro de Zulma. Y este lunes, desde las 10, los familiares, amigos y vecinos de la mujer marcharán por la Avenida San Martín (la calle principal de la localidad) hasta tribunales para pedir Justicia a tres años del horrendo crimen.
La nieve castigó duro al pueblo en este crudo invierno patagónico. “Pero la marcha la vamos a hacer igual”, agregó Alejandro. Pasaron tres años desde que la mataron. No se sabe quien ni por qué. Según el hijo, la investigación del hecho tuvo varias falencias. Entre ellas, en ningún momento se preservó el lugar del crimen. “Alguien tiene que saber algo. Yo les pido por favor que lo digan. No queremos que el asesinato de mi madre quede impune. Este es un pueblo chico y aquí nos conocemos todos. Mi madre trajo muchos chicos al mundo, atendió a una gran cantidad de mujeres. Tenía el respeto de todos. Nunca voy a bajar los brazos hasta saber qué pasó. Es lo menos puedo hacer en su memoria” #


NOTICIAS RELACIONADAS