“Era una Base con 800 personas: la única forma de escaparse era en avión o si venía la OTAN”

El conocido vecino de Rawson, propietario de FM Bahía Engaño, testimonió que la noche de la matanza durmió bien y no escuchó armas. Estuvo en la formación que escuchó la versión de la fuga de boca de sus superiores. “Estaban muy nerviosos y se miraban entre ellos”, recordó de esa reunión.

Reflexión. Aldo Vega pintó el crudo cuadro de situación de una unidad militar fuertemente vigilada en Trelew y de la realidad de los colimbas que estaban a punto de irse de baja.
23 AGO 2022 - 17:17 | Actualizado 23 AGO 2022 - 17:21

Aldo Vega era un colimba más en la Base Zar. La noche del 21 de agosto del 72 durmió bien pero como al resto, lo despertaron con la noticia de los acribillados. Ninguno escuchó la balacera. “Con el tiempo se dijo que nos habían puesto algo en la comida. Pero la cuadra donde dormíamos estaba muy distante de los calabozos, unos 150 metros”.
Para el conscripto del Batallón de Infantería de Marina Nº 4 no era raro no haber escuchado los disparos: “Las paredes de la guardia eran gruesas y hay que sumar el ruido del viento en la zona”.

El 22, muy temprano y formado en la Plaza de Armas con el resto, escuchó la explicación oficial de los superiores: había sido un intento de fuga. Ninguno de los jóvenes les creyó. “Siempre creímos que intentar un escape era imposible por la custodia y porque en la unidad había al menos 800 personas”, le dijo al tribunal. “En esa situación la única forma era que un avión los esperara en la ruta 3 o que viniera la OTAN”.
Esa mañana estaban todos los jefes. “Estaban muy nerviosos –describió-. Caminaban de un lado al otro y no se los veía tranquilos. Se miraban entre ellos hasta que uno decidió dar una explicación”.
Varios colimbas lloraron al saber de los muertos. “Yo no, me cuesta mucho”, apuntó. “Fue un día muy especial para todos los que estábamos allí y para los mismos oficiales”. Le pareció que el de la explicación fue el teniente Roberto Bravo.

Después todo fue precaución de colimbas. El actual propietario de FM Bahía Engaño de Rawson recordó que en esos días se charlaba el tema entre ellos pero en voz muy baja, cuidadosos de represalias. “Hay que entender que éramos conscriptos de la clase 50 y que el 28 de agosto nos íbamos de baja, nadie quería quedarse hasta diciembre”, admitió Vega. Declaró que Paccagnini era “el que manejaba la cosa”.
“Era un momento duro del país y había que andar con pies de plomo. Imponían miedo y nos dieron a entender que de ese tema no había que hablar. Además éramos de la zona, teníamos apenas 22 años y no nos íbamos a otro lugar después de la baja”.

Según su descripción, la unidad naval trelewense era “una estancia donde se podía ingresar por cualquier lado siempre que uno supiera el santo y seña”.

Semana movida

Ya de civil, Vega escuchó al exjefe de la Armada Argentina, almirante Hermes Quijada, leer la versión oficial de los fusilamientos por Canal 13. “Dio más detalles pero esencialmente era lo mismo que nos habían dicho en la Plaza de Armas esa mañana”.
Esa semana ya había empezado rara para Vega. El 15 de agosto tenía franco y prefirió disfrutarlo en Trelew. “Al volver en un micro de línea nos pararon en la ruta y debimos volvernos”.

Buscó su ropa verde y partió a la Base. No lo vio pero estaba cuando llegó el micro con los 19 presos que terminaban de entregarse.
Tras la fuga de la U-6 le ordenaron participar de rastrillajes desde la ruta 3 hacia el lado de Gaiman en busca de subversivos que ayudaron al escape. “Estábamos en un conflicto muy delicado, casi en una guerra, y hacíamos mucha instrucción”.#

Reflexión. Aldo Vega pintó el crudo cuadro de situación de una unidad militar fuertemente vigilada en Trelew y de la realidad de los colimbas que estaban a punto de irse de baja.
23 AGO 2022 - 17:17

Aldo Vega era un colimba más en la Base Zar. La noche del 21 de agosto del 72 durmió bien pero como al resto, lo despertaron con la noticia de los acribillados. Ninguno escuchó la balacera. “Con el tiempo se dijo que nos habían puesto algo en la comida. Pero la cuadra donde dormíamos estaba muy distante de los calabozos, unos 150 metros”.
Para el conscripto del Batallón de Infantería de Marina Nº 4 no era raro no haber escuchado los disparos: “Las paredes de la guardia eran gruesas y hay que sumar el ruido del viento en la zona”.

El 22, muy temprano y formado en la Plaza de Armas con el resto, escuchó la explicación oficial de los superiores: había sido un intento de fuga. Ninguno de los jóvenes les creyó. “Siempre creímos que intentar un escape era imposible por la custodia y porque en la unidad había al menos 800 personas”, le dijo al tribunal. “En esa situación la única forma era que un avión los esperara en la ruta 3 o que viniera la OTAN”.
Esa mañana estaban todos los jefes. “Estaban muy nerviosos –describió-. Caminaban de un lado al otro y no se los veía tranquilos. Se miraban entre ellos hasta que uno decidió dar una explicación”.
Varios colimbas lloraron al saber de los muertos. “Yo no, me cuesta mucho”, apuntó. “Fue un día muy especial para todos los que estábamos allí y para los mismos oficiales”. Le pareció que el de la explicación fue el teniente Roberto Bravo.

Después todo fue precaución de colimbas. El actual propietario de FM Bahía Engaño de Rawson recordó que en esos días se charlaba el tema entre ellos pero en voz muy baja, cuidadosos de represalias. “Hay que entender que éramos conscriptos de la clase 50 y que el 28 de agosto nos íbamos de baja, nadie quería quedarse hasta diciembre”, admitió Vega. Declaró que Paccagnini era “el que manejaba la cosa”.
“Era un momento duro del país y había que andar con pies de plomo. Imponían miedo y nos dieron a entender que de ese tema no había que hablar. Además éramos de la zona, teníamos apenas 22 años y no nos íbamos a otro lugar después de la baja”.

Según su descripción, la unidad naval trelewense era “una estancia donde se podía ingresar por cualquier lado siempre que uno supiera el santo y seña”.

Semana movida

Ya de civil, Vega escuchó al exjefe de la Armada Argentina, almirante Hermes Quijada, leer la versión oficial de los fusilamientos por Canal 13. “Dio más detalles pero esencialmente era lo mismo que nos habían dicho en la Plaza de Armas esa mañana”.
Esa semana ya había empezado rara para Vega. El 15 de agosto tenía franco y prefirió disfrutarlo en Trelew. “Al volver en un micro de línea nos pararon en la ruta y debimos volvernos”.

Buscó su ropa verde y partió a la Base. No lo vio pero estaba cuando llegó el micro con los 19 presos que terminaban de entregarse.
Tras la fuga de la U-6 le ordenaron participar de rastrillajes desde la ruta 3 hacia el lado de Gaiman en busca de subversivos que ayudaron al escape. “Estábamos en un conflicto muy delicado, casi en una guerra, y hacíamos mucha instrucción”.#


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