Fin de los testimonios en la Causa Pizá: “Veo a los acusados y son los que nos torturaron”

Estela Cereseto fue víctima de vejaciones y por Zoom dijo reconocer a los cuatro policías federales retirados como los responsablesde la golpizas. Silvia Asaro y Diana Pizá relataron los cruentos interrogatorios clandestinos y los daños que la represión produjo en sus vidas familiares.

Zoom. El testimonio de Cereseto en la pantalla compartida con los imputados, que dijo reconocer.
11 OCT 2023 - 19:26 | Actualizado 11 OCT 2023 - 19:28

Terminó la ronda de declaraciones de testigos en el juicio oral y público contra cuatro policías federales acusados de torturar a nueve personas en noviembre y diciembre de 1975. En Legislatura inició la jornada Estela Cereseto, a través de Zoom, y siguieron presencialmente Silvia Asaro y Diana Pizá.

Cereseto le remarcó al Tribunal, integrado por Mario Reynaldi, Luis Giménez y Ana D’Alessio, que cuando recibió en su casa la notificación para presentarse a declarar de parte de un uniformado de Gendarmería se angustió por los recuerdos que le traía.

Fue detenida con 24 años. “Hoy veo a los acusados y son los que nos torturaron por luchar por un país mejor. Logramos que estos señores estén frente a un tribunal y con defensor, van a ir a una cárcel común, no como los desaparecidos”.

La exsubsecretaria de Derechos Humanos de Chubut, Asaro, fue detenida en su casa el 19 de noviembre de 1975 con 22 años. Compartía residencia con Patricio Torne y Eduardo Manchado, también detenidos ese día y torturados por la Policía Federal.

“A la madrugada llega una patota, todos de civil armados, nos ponen en el suelo esposados y empiezan a revolver y romper todo en mi casa. En un camión celular nos trasladan a los tres a la Comisaría 1ª de Trelew donde nos dejan parados en el patio. Me meten a un calabozo oscuro que no tenía nada, ni cama. No puedo precisar cuánto tiempo estuve ahí, uno o dos días”. Luego los trasladan a Rawson a la Federal.

Asaro trabajaba en Rentas de la Provincia y era delegada sindical, pero en el interrogatorio no le hacen mención a esa actividad. “Me interrogó Carlos Azcui y fue duro. Me preguntaba qué hacía y yo le contestaba que era empleada pública y que con mis compañeros de la casa hacíamos teatro. En un momento me corre y me pone una bolsa en la cabeza y me golpea mucho, yo gritaba basta”.

“Eso me produjo daños en los oídos. Ese primer día fueron varias veces que me ponían la bolsa en la cabeza. Yo estaba sentada y esposada. Me golpea en el estómago y en la cabeza”. En esos momentos, “había otras personas en el lugar pero no reconozco a los otros, salvo el que me golpeaba e interrogaba que era uno solo”.

“Quería saber qué hacíamos en casa, me preguntaba cuándo íbamos a ir a la Torre Omega, me preguntaban por un montón de gente con la que hacíamos teatro, qué hacíamos reunidos en determinadas fechas”.

Posteriormente “me llevan al Juzgado y lo veo a Tito Barone. En el Juzgado declaro ante el juez Garzonio, a quien conocía porque fue profesor mío toda la secundaria. Le conté lo que me habían hecho. En el Juzgado me vio un médico al que le conté lo de la bolsa”.

El juez “me informa que me liberan por falta de mérito pero por Decreto quedo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Me llevan a la Comisaría de Rawson donde me encuentro con Diana Pizá, Estela Cereseto, Beatriz Santos”.

“En diciembre nos llevan en una avioneta de la Provincia a Buenos Aires, íbamos con un comisario de Rawson, Cereseto, Sabachuc, Santos y yo, Pizá queda en la celda. Nos llevan a Devoto donde estuve 5 años, hasta 1981”.

La última persona en brindar su testimonio fue Diana Pizá, quien inició la causa.
En noviembre de 1975 vivía en Trelew junto a su esposo Víctor Tomaselli, ambos tenían 19 años y provenían de Bahía Blanca. Por salud, ese mes viajó hasta esa ciudad donde residían sus padres cuando se entera que le habían allanado el departamento. Emprende el viaje de retorno a Trelew en auto junto a su padre. “En Arroyo Verde nos paran y nos tienen un rato largo. Eso le pareció extraño a mi papá. Al llegar a Trelew pasan con mi suegro por la comisaría a preguntar por información y no le dicen nada. Nos encontramos con Víctor y almorzamos todos juntos. Llegamos a mi casa y había gente de civil, uno estaba con mi gamulán puesto, con mi ropa. Ahí nos esposan y llevan a la comisaría de Trelew, a mí, a Víctor, a mi papá y a mi suegro. Nos ponen en celdas separadas. Al otro día nos llevan a otro lugar”.

“Me llevan a una casa donde me hacen entrar a una habitación y me esposan a una silla. Había un grupo de hombres y me empiezan a pegar y dar patadas, golpes en la espalda, me ponían una bolsa en la cabeza hasta casi desmayarme. Había uno que me preguntaba desde atrás. Me hicieron eso por bastante tiempo”.

Relató que le decían “que pensara lo que hacía porque yo era una chica y ellos eran todos hombres. Sentí mucha indefensión. Después me llevan a otra habitación donde me tiran un colchón y me dejan una o dos noches. Ahí venía otro hombre, un pelado de bigotes grandes que me decía que tenía que ser buena y me acariciaba las piernas”.

Luego la trasladan a la Comisaría de Rawson donde se reúne con el resto de las mujeres, cinco en total, detenidas allí.

Pizá también denunció estos hechos ante el juez federal Garzonio antes de ser trasladada a Devoto. Mientras declaraba golpea la puerta e ingresa al despacho un hombre que la saluda amablemente. “Era Azcui, a quien reconozco porque me torturó. Lo llama al juez para que salga de la oficina, como dando una orden. Minutos después vuelve Garzonio y me pregunta: `¿Estás segura lo que decís, los puede reconocer? Le digo que sí, ese hombre que entró fue quien me torturó. Todo pasó delante de un secretario del Juzgado que presenció todo y tomaba nota de lo que decía”.

“El 10 de enero me sacan de la comisaría de Rawson con los ojos vendados y me llevan en un auto. Iba una mujer y un hombre. En un momento me dicen estamos en la Base Zar, sabés lo que pasó acá, a vos te va a pasar lo mismo”, en referencia a la Masacre de 1972. “Entramos a la Base y me suben a un avión hasta Buenos Aires donde quedo detenida en Devoto por 5 años hasta 1980. Cuando salgo de la cárcel me llevan a una comisaría donde me dice un comisario: `Ojo que vos vas a tener una cruz en la espalda toda la vida´”.

Aseguró que destruyeron a su familia. “Esto empezó un 18 de noviembre y llega hasta hoy, a mi familia la destruyeron. Mi padre estuvo detenido hasta 1977, mi hermana que vivía en La Plata es detenida y sigue desaparecida, a su marido lo mataron y a su bebé de 5 meses la pudimos recuperar días después de esto que la llevaron a la casa de mi mamá quien quedó sola”.

Su padre, fallecido como su madre, escribió dos libros: “¿Liliana dónde estás?” y “Relato de una vida”, incorporados a la causa.

Hoy serán los alegatos.#

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
Zoom. El testimonio de Cereseto en la pantalla compartida con los imputados, que dijo reconocer.
11 OCT 2023 - 19:26

Terminó la ronda de declaraciones de testigos en el juicio oral y público contra cuatro policías federales acusados de torturar a nueve personas en noviembre y diciembre de 1975. En Legislatura inició la jornada Estela Cereseto, a través de Zoom, y siguieron presencialmente Silvia Asaro y Diana Pizá.

Cereseto le remarcó al Tribunal, integrado por Mario Reynaldi, Luis Giménez y Ana D’Alessio, que cuando recibió en su casa la notificación para presentarse a declarar de parte de un uniformado de Gendarmería se angustió por los recuerdos que le traía.

Fue detenida con 24 años. “Hoy veo a los acusados y son los que nos torturaron por luchar por un país mejor. Logramos que estos señores estén frente a un tribunal y con defensor, van a ir a una cárcel común, no como los desaparecidos”.

La exsubsecretaria de Derechos Humanos de Chubut, Asaro, fue detenida en su casa el 19 de noviembre de 1975 con 22 años. Compartía residencia con Patricio Torne y Eduardo Manchado, también detenidos ese día y torturados por la Policía Federal.

“A la madrugada llega una patota, todos de civil armados, nos ponen en el suelo esposados y empiezan a revolver y romper todo en mi casa. En un camión celular nos trasladan a los tres a la Comisaría 1ª de Trelew donde nos dejan parados en el patio. Me meten a un calabozo oscuro que no tenía nada, ni cama. No puedo precisar cuánto tiempo estuve ahí, uno o dos días”. Luego los trasladan a Rawson a la Federal.

Asaro trabajaba en Rentas de la Provincia y era delegada sindical, pero en el interrogatorio no le hacen mención a esa actividad. “Me interrogó Carlos Azcui y fue duro. Me preguntaba qué hacía y yo le contestaba que era empleada pública y que con mis compañeros de la casa hacíamos teatro. En un momento me corre y me pone una bolsa en la cabeza y me golpea mucho, yo gritaba basta”.

“Eso me produjo daños en los oídos. Ese primer día fueron varias veces que me ponían la bolsa en la cabeza. Yo estaba sentada y esposada. Me golpea en el estómago y en la cabeza”. En esos momentos, “había otras personas en el lugar pero no reconozco a los otros, salvo el que me golpeaba e interrogaba que era uno solo”.

“Quería saber qué hacíamos en casa, me preguntaba cuándo íbamos a ir a la Torre Omega, me preguntaban por un montón de gente con la que hacíamos teatro, qué hacíamos reunidos en determinadas fechas”.

Posteriormente “me llevan al Juzgado y lo veo a Tito Barone. En el Juzgado declaro ante el juez Garzonio, a quien conocía porque fue profesor mío toda la secundaria. Le conté lo que me habían hecho. En el Juzgado me vio un médico al que le conté lo de la bolsa”.

El juez “me informa que me liberan por falta de mérito pero por Decreto quedo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Me llevan a la Comisaría de Rawson donde me encuentro con Diana Pizá, Estela Cereseto, Beatriz Santos”.

“En diciembre nos llevan en una avioneta de la Provincia a Buenos Aires, íbamos con un comisario de Rawson, Cereseto, Sabachuc, Santos y yo, Pizá queda en la celda. Nos llevan a Devoto donde estuve 5 años, hasta 1981”.

La última persona en brindar su testimonio fue Diana Pizá, quien inició la causa.
En noviembre de 1975 vivía en Trelew junto a su esposo Víctor Tomaselli, ambos tenían 19 años y provenían de Bahía Blanca. Por salud, ese mes viajó hasta esa ciudad donde residían sus padres cuando se entera que le habían allanado el departamento. Emprende el viaje de retorno a Trelew en auto junto a su padre. “En Arroyo Verde nos paran y nos tienen un rato largo. Eso le pareció extraño a mi papá. Al llegar a Trelew pasan con mi suegro por la comisaría a preguntar por información y no le dicen nada. Nos encontramos con Víctor y almorzamos todos juntos. Llegamos a mi casa y había gente de civil, uno estaba con mi gamulán puesto, con mi ropa. Ahí nos esposan y llevan a la comisaría de Trelew, a mí, a Víctor, a mi papá y a mi suegro. Nos ponen en celdas separadas. Al otro día nos llevan a otro lugar”.

“Me llevan a una casa donde me hacen entrar a una habitación y me esposan a una silla. Había un grupo de hombres y me empiezan a pegar y dar patadas, golpes en la espalda, me ponían una bolsa en la cabeza hasta casi desmayarme. Había uno que me preguntaba desde atrás. Me hicieron eso por bastante tiempo”.

Relató que le decían “que pensara lo que hacía porque yo era una chica y ellos eran todos hombres. Sentí mucha indefensión. Después me llevan a otra habitación donde me tiran un colchón y me dejan una o dos noches. Ahí venía otro hombre, un pelado de bigotes grandes que me decía que tenía que ser buena y me acariciaba las piernas”.

Luego la trasladan a la Comisaría de Rawson donde se reúne con el resto de las mujeres, cinco en total, detenidas allí.

Pizá también denunció estos hechos ante el juez federal Garzonio antes de ser trasladada a Devoto. Mientras declaraba golpea la puerta e ingresa al despacho un hombre que la saluda amablemente. “Era Azcui, a quien reconozco porque me torturó. Lo llama al juez para que salga de la oficina, como dando una orden. Minutos después vuelve Garzonio y me pregunta: `¿Estás segura lo que decís, los puede reconocer? Le digo que sí, ese hombre que entró fue quien me torturó. Todo pasó delante de un secretario del Juzgado que presenció todo y tomaba nota de lo que decía”.

“El 10 de enero me sacan de la comisaría de Rawson con los ojos vendados y me llevan en un auto. Iba una mujer y un hombre. En un momento me dicen estamos en la Base Zar, sabés lo que pasó acá, a vos te va a pasar lo mismo”, en referencia a la Masacre de 1972. “Entramos a la Base y me suben a un avión hasta Buenos Aires donde quedo detenida en Devoto por 5 años hasta 1980. Cuando salgo de la cárcel me llevan a una comisaría donde me dice un comisario: `Ojo que vos vas a tener una cruz en la espalda toda la vida´”.

Aseguró que destruyeron a su familia. “Esto empezó un 18 de noviembre y llega hasta hoy, a mi familia la destruyeron. Mi padre estuvo detenido hasta 1977, mi hermana que vivía en La Plata es detenida y sigue desaparecida, a su marido lo mataron y a su bebé de 5 meses la pudimos recuperar días después de esto que la llevaron a la casa de mi mamá quien quedó sola”.

Su padre, fallecido como su madre, escribió dos libros: “¿Liliana dónde estás?” y “Relato de una vida”, incorporados a la causa.

Hoy serán los alegatos.#