¿El Bitcoin es realmente un activo de reserva a pesar de su volatilidad?

14 OCT 2025 - 9:37 | Actualizado 14 OCT 2025 - 9:42

El Bitcoin es la criptomoneda por excelencia. Fue la pionera de este mundo financiero digital y casi veinte años después de su creación es la más valorada, con un valor mucho más alto que el resto de activos de su entorno. Esta etiqueta de referencia dentro de un entorno financiero que parece consolidado ha llevado a muchos analistas y profesionales a plantearse la idea si esta divisa electrónica podría convertirse en un activo de reserva. Es decir, en un valor refugio para el dinero.

Esta cuestión se plantea pese a la alta volatilidad que presenta el bitcoin hoy. Si bien hay que reconocer que su valor no ha parado de crecer. Aunque presenta altibajos, a largo plazo tiende al alza. En septiembre de 2020, su precio alcanzaba los 11.000 dólares estadounidenses; cinco años después, éste se sitúa por encima de los 120.000. ¿Qué ocurrirá en el futuro? En un mundo tan cambiante como el actual, es difícil hacer una predicción acertada sobre cuál será la posición de las criptomonedas dentro de unos años. Lo que sí que parece claro es que el fenómeno del Blockchain crece a medida que la incertidumbre geopolítica y financiera es mayor.

El oro como modelo

Para responder a la cuestión planteada, habría que hacer una comparación con aquellos activos de reserva convencionales. El oro es el más tradicional, pues viene ejerciendo esta función desde hace siglos; mientras que las acciones de empresas y los bonos también son garantía de estabilidad.

De hecho, las similitudes entre el oro y el Bitcoin son evidentes en algunos aspectos. Ambos activos tienen una cantidad limitada, pues dependen de la actividad de minería (física y digital respectivamente), y son ajenos a cualquier organismo financiero. No obstante, su valor sí que es, en cierta medida, dependiente de las decisiones de bancos centrales y de las políticas de los principales gobiernos mundiales, como Estados Unidos, la Unión Europea o China.

La gran diferencia entre el Bitcoin y el otro u otros activos mencionados como las acciones de empresas o los bonos es su intensa volatilidad. Mientras los activos de reserva se caracterizan por mantener una progresión estable en su nivel de precios, en el caso de las criptomonedas en general, y ésta en particular, la situación es bien diferente. Solo hay que acudir al histórico del último año. Si en octubre de 2024 el precio de 1 Bitcoin estaba en 70.000 dólares, doce meses después el valor ha subido hasta los 125.000. Durante este periodo, aunque con una tendencia final alcista, se han producido continuos altibajos que reflejan una gran volatilidad.

Esta condición no es propia de un valor refugio, es decir, de los fondos de reserva, que se caracterizan por mantener valores estables. Pueden ser modificados a largo plazo, generalmente al alza, pero son variaciones que se alcanzan de forma sosegada y equilibrada.

Condiciones de partida

A favor del Bitcoin cabe decir que sí que cumple con algunas de las particularidades de los activos de reserva. Su disponibilidad es inmediata y puede ser convertido rápidamente en una moneda, de manera que el propietario de esta criptomoneda tiene la posibilidad de convertirla en euros o dólares mediante una venta que se produce en unos minutos. Es decir, una persona que tiene 2 BTC en su cartera del Blockchain y quiere disponer de su valor real para comprar, por ejemplo, una vivienda; puede venderlos y verá cómo el dinero (actualmente 250.000 euros), se ingresa en su cuenta en un corto espacio de tiempo.

En cualquier caso, la clave para entender el Bitcoin como un activo de reserva reside en su volatilidad. Esto significa que si esta divisa electrónica consigue frenar sus grandes variaciones de precio y generar un marco creíble y fundamentado de estabilidad, entonces podría pasar al grupo de activos de reserva. ¿Qué es necesario para qué esto ocurra? Es una combinación de varios factores que deben conseguir que un valor estable se mantenga de forma prolongada en el tiempo.

Futuro garantizado

Con estos ingredientes, podemos considerar que el Bitcoin tiene muchas más similitudes que diferencias como el concepto de activo de reserva, incluso teniendo en cuenta su volatilidad. Su dinámica ha sido positiva durante el último lustro y no hay argumentos sólidos para pensar en un futuro diferente, al menos a corto y medio plazo.

Dispone, además, de una oferta limitada, lo que se traduce en que la cantidad de divisas en el mercado tiene un tope máximo de 21 millones. A ello se suma una fácil accesibilidad y el continuo aumento de su valor como factores que permiten considerar al Bitcoin como un activo de refugio seguro.

El Bitcoin ha demostrado una extraordinaria capacidad para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante en lo social, económico y geopolítico. Su evolución es cada vez más sólida, por lo que la variación en los precios no le exime de ser un valor cada vez más seguro para los inversores.

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14 OCT 2025 - 9:37

El Bitcoin es la criptomoneda por excelencia. Fue la pionera de este mundo financiero digital y casi veinte años después de su creación es la más valorada, con un valor mucho más alto que el resto de activos de su entorno. Esta etiqueta de referencia dentro de un entorno financiero que parece consolidado ha llevado a muchos analistas y profesionales a plantearse la idea si esta divisa electrónica podría convertirse en un activo de reserva. Es decir, en un valor refugio para el dinero.

Esta cuestión se plantea pese a la alta volatilidad que presenta el bitcoin hoy. Si bien hay que reconocer que su valor no ha parado de crecer. Aunque presenta altibajos, a largo plazo tiende al alza. En septiembre de 2020, su precio alcanzaba los 11.000 dólares estadounidenses; cinco años después, éste se sitúa por encima de los 120.000. ¿Qué ocurrirá en el futuro? En un mundo tan cambiante como el actual, es difícil hacer una predicción acertada sobre cuál será la posición de las criptomonedas dentro de unos años. Lo que sí que parece claro es que el fenómeno del Blockchain crece a medida que la incertidumbre geopolítica y financiera es mayor.

El oro como modelo

Para responder a la cuestión planteada, habría que hacer una comparación con aquellos activos de reserva convencionales. El oro es el más tradicional, pues viene ejerciendo esta función desde hace siglos; mientras que las acciones de empresas y los bonos también son garantía de estabilidad.

De hecho, las similitudes entre el oro y el Bitcoin son evidentes en algunos aspectos. Ambos activos tienen una cantidad limitada, pues dependen de la actividad de minería (física y digital respectivamente), y son ajenos a cualquier organismo financiero. No obstante, su valor sí que es, en cierta medida, dependiente de las decisiones de bancos centrales y de las políticas de los principales gobiernos mundiales, como Estados Unidos, la Unión Europea o China.

La gran diferencia entre el Bitcoin y el otro u otros activos mencionados como las acciones de empresas o los bonos es su intensa volatilidad. Mientras los activos de reserva se caracterizan por mantener una progresión estable en su nivel de precios, en el caso de las criptomonedas en general, y ésta en particular, la situación es bien diferente. Solo hay que acudir al histórico del último año. Si en octubre de 2024 el precio de 1 Bitcoin estaba en 70.000 dólares, doce meses después el valor ha subido hasta los 125.000. Durante este periodo, aunque con una tendencia final alcista, se han producido continuos altibajos que reflejan una gran volatilidad.

Esta condición no es propia de un valor refugio, es decir, de los fondos de reserva, que se caracterizan por mantener valores estables. Pueden ser modificados a largo plazo, generalmente al alza, pero son variaciones que se alcanzan de forma sosegada y equilibrada.

Condiciones de partida

A favor del Bitcoin cabe decir que sí que cumple con algunas de las particularidades de los activos de reserva. Su disponibilidad es inmediata y puede ser convertido rápidamente en una moneda, de manera que el propietario de esta criptomoneda tiene la posibilidad de convertirla en euros o dólares mediante una venta que se produce en unos minutos. Es decir, una persona que tiene 2 BTC en su cartera del Blockchain y quiere disponer de su valor real para comprar, por ejemplo, una vivienda; puede venderlos y verá cómo el dinero (actualmente 250.000 euros), se ingresa en su cuenta en un corto espacio de tiempo.

En cualquier caso, la clave para entender el Bitcoin como un activo de reserva reside en su volatilidad. Esto significa que si esta divisa electrónica consigue frenar sus grandes variaciones de precio y generar un marco creíble y fundamentado de estabilidad, entonces podría pasar al grupo de activos de reserva. ¿Qué es necesario para qué esto ocurra? Es una combinación de varios factores que deben conseguir que un valor estable se mantenga de forma prolongada en el tiempo.

Futuro garantizado

Con estos ingredientes, podemos considerar que el Bitcoin tiene muchas más similitudes que diferencias como el concepto de activo de reserva, incluso teniendo en cuenta su volatilidad. Su dinámica ha sido positiva durante el último lustro y no hay argumentos sólidos para pensar en un futuro diferente, al menos a corto y medio plazo.

Dispone, además, de una oferta limitada, lo que se traduce en que la cantidad de divisas en el mercado tiene un tope máximo de 21 millones. A ello se suma una fácil accesibilidad y el continuo aumento de su valor como factores que permiten considerar al Bitcoin como un activo de refugio seguro.

El Bitcoin ha demostrado una extraordinaria capacidad para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante en lo social, económico y geopolítico. Su evolución es cada vez más sólida, por lo que la variación en los precios no le exime de ser un valor cada vez más seguro para los inversores.