Poliladron en primera persona

Bajo prisión domiciliaria, el ex comisario Juan Manuel Caimi habló sobre su actual realidad y de lo que pasó en aquella madrugada del 2 de septiembre del año y el intento del asalto al cajero de Puerto Pirámides.

22 DIC 2012 - 21:39 | Actualizado

En una humilde vivienda del barrio San Miguel, de Puerto Madryn, pasa sus días el ex comisario Juan Manuel Caimi que fue condenado a 7 años de prisión como jefe de una asociación ilícita que intento robar el cajero automático de Puerto Pirámides, en la madrugada del 2 de septiembre del 2011. Tras un prolongado tiempo Caimi habló y lo hizo en el programa televisivo Día G, que conduce Esteban Gallo, quien lo entrevistó y abordó diferentes aspectos del entonces jefe del Centro de Instrucción Puerto Madryn.

En sus palabras reiteró que se arrepintió de participar en la misma noche del intento de robo y porque “era una locura”. Considera que en la revisión será modificada su condena, aunque la vergüenza no podrá ser revertida más allá de su liberación.

J- ¿Cómo está sobrellevando este momento tras la resolución condenatoria impuesta por el tribunal?

C- Uno está quebrado en una situación de está naturaleza. Tenía 23 años de servicio dentro de la fuerza y que del día a la noche de ser un comisario con cierto prestigio o con aptitudes pase a ser el Bin Laden de la policía. Esto me trajo aparejado un sentimiento de tristeza, estar quebrado y hoy me sigo sintiendo de la misma manera. Estoy convencido de mi inocencia pero la realidad es que estoy condenado por un tribunal a 7 años. Todo ello por una situación, a mi entender, irregular. La realidad es que estoy condenado y morigerado por el arresto domiciliario pero hace –prácticamente- 500 días que estoy detenido.

J- Las irregularidades a las que refiere ¿están dadas en todo el proceso investigativo?

C- Yo creo sí. Han desfilado 80 testigos a favor de la fiscalía y el 60 por ciento, yo creo, fueron falaces. Ese día, 2 de septiembre que no me lo voy a olvidar nunca más, recibo una llamada de mi hermana porque mi mamá estaba pasando una situación delicada de salud (N del R: a la semana falleció) donde se encontraba mal. Yo agarró el auto y me voy a Trelew. Cuando regresó soy detenido en circunstancias totalmente irregulares y falaces en base al informe. Mi detención se dio a las 4 de la mañana. La entrada natural a mi domicilio es por el puesto 204, la segunda, porque vivía en el barrio Supervisores de Aluar. Cuando entro, iba a tomar la calle (Pedro Derbes) que va hacia la Unidad Regional y me lleva a mi domicilio y ahí hay una persona que me cruza una moto y comienza a efectuar disparos. Yo pensé que era por un vehículo que venía atrás. Retomé la ruta como yendo para Trelew, pero en el puesto 204 retomó en U y cuando voy a bajarme del auto se acerca un Renault Corsa, me cruza el vehículo, me apuntan…en definitiva me terminan deteniendo.

Anterior a esto existe un informe y raramente es cursado entre 5 u 7 días después a lo que serían los actos procedimentales de la policía hacia la fiscalía. Esto es así, porque ellos en todo momento, como lo relató el súper policía Martínez, yo lo iba a seguir a él. En un momento de su relato en el juicio dice tuve como una visión y ví unas luces que me seguían y pensé que era Caimi que me venía a matar. Yo estaba en Trelew.

En ese informe que, posteriormente, lo firma el comisario (Fabián) Millatrú y que es elevado a la fiscalía 5 días después, que no es una cosa menor, ellos detallan hora, minuto y segundo por los lugares donde supuestamente yo me desplazaba. Ellos, constantemente, veían que yo hablaba por teléfono. Ese fue el argumento del fiscal (Báez) para decir que estaba en contacto con ellos. Los jueces jamás se preocuparon por saber si esas llamadas, en esos horarios, existieron. En realidad no existen.

J- ¿No tuvo ningún contacto con ellos?

C- Después de la 1:30 no existe ninguna llamada hasta después de la detención. ¿Cuál es la función específica de la policía? Entonces yo lo resguardo a usted y con las escuchas telefónicas sigo mi investigación.

Pero ellos hicieron todo al revés. Tenían las escuchas telefónicas y tranquilamente nos podrían haber detenido. Ellos sabían todo, pero la única diferencia era que ellos pensaban que yo estaba en Puerto Madryn y los golpes que reciben Fabián Acuña y el resto son ante el interrogatorio de dónde está Caimi, dónde está Caimi.

J- Uno puede suponer que la estrategia de los investigadores era detenerlos cometiendo el robo en el cajero automático

C- Yo eso lo entiendo, pero no es la función de la policía esa sino prevenir. Si sabían que había un corte de energía, ¿Por qué no pusieron un efectivo policial o una guardia y evitaron que eso se cometiera?. De acuerdo al relato del comisario Miguel Gómez, jefe del GEOP, 40 minutos esperando que la gente que estaba en Puerto Pirámides cortara una especie de reja (N del R: la ubicada en el cajero automático). Pero hay un perito que dice que el elemento utilizado es idóneo y que en 30 segundos cortaba un hierro del doble del tamaño de la reja. Sí en 30 segundos cortan un hierro, en 40 minutos podríamos haber cortado el cajero por la mitad.

Las escuchas

J- Durante todo el proceso quedó evidenciado y los abogados defensores lo reconocieron que las escuchas telefónicas fueron determinantes en el desarrollo del juicio

C- Voy a aclararle que fueron el fundamento de la sentencia. Pero como le comenté, hay un camino del delito que debe seguirse. Las escuchas son tenidas en cuenta como actos preparatorios.

J- ¿Cuándo se arrepintió del robo?

C- En el momento que me fui a Trelew lo sabía perfectamente y por ello no fui a Puerto Pirámides. Ellos pensaron que yo estaba en Puerto Pirámides. Me arrepentí ese mismo día. Yo sabía que era una locura.

J-Sabiendo que era una locura ¿por qué se le pasó por la cabeza?

C- Solo puedo responderle que no hay justificativo para que uno piense en cometer un hecho delictivo, mucho menos un funcionario policial. Le puedo dar un montón de explicaciones para decirle que no estaba bien pero no valen de nada. Usted me dirá que lo tendría que haber pensado antes y tiene razón. Nada justifica, ni la intención, porque un funcionario de mi trayectoria, de mi capacidad le pase por la cabeza. Esto es algo moral que llevó adentro. De ahí a mi culpabilidad hay un abismo. Como dijo el fiscal: yo no perdí mi dignidad, perdí mi autoridad moral. Por más que hoy fuera absuelto y, supongamos, que me tendrían que reintegrar a la fuerza. Yo jamás podría volver, porque no me siento con esa autoridad moral para volver.

Arrepentimiento

J- Al momento del arrepentimiento ¿Qué cosas se le pasaron por su cabeza para tomar esa decisión?

C- Lo único que se puede pasar: esto es una locura. Lo mismo que se le paso a la gente que estuvo en Puerto Pirámides por sus cabezas. Yo creo que esto se podría haber evitado poniendo un policía en la puerta del cajero, sin perjuicio del resto, de los actos preparatorios, las llamadas virulentas, de las comunicaciones. Después venga y deténgame y haga todo lo que tenga que hacer. Echeme de la policía porque corresponde, pero no haga todo este circo porque podría haber corrido peligro la vida de los empleados policiales que intervinieron, nosotros mismos. ¿Cuál era la necesidad? Si tenían todos los elementos. Es el circo mediático que hicieron la necesidad, sin dudas que sí, esa es la necesidad que tenía Báez. Tuvieron que mentir porque no le quedó otra alternativa que armarlo

J- ¿Confía que las presentaciones realizadas ante la Cámara modificarán la situación?

C- La asociación ilícita es una aberración. Desde mi humilde entendimiento es una aberración jurídica plantear una asociación ilícita, es una locura porque habla de permanencia, de hechos anteriores, posteriores. Si nos quisieron imputar hechos anteriores, estoy esperando que me vengan a notificar.

J- Su caso generó una enorme conmoción y desazón en la comunidad de Puerto Pirámides y de Puerto Pirámides. A lo largo de todo este proceso ¿Sintió la necesidad de pedirle perdón a la gente?

C- Por supuesto que sí. Sinceramente sentí tanta vergüenza y sufrí tanto porque a consecuencia de esto pasaron un montón de cosas. Cómo no me voy a arrepentir. A mi me conocía todo Madryn y me apreciaba mucha gente, eso me daba mucha vergüenza y hacía que me arrepintiera. Cómo no me voy a arrepentir que se me hubiera pasado por la cabeza esa situación. Cómo no me voy a arrepentir, me da vergüenza y se que generé un daño en la sociedad y en la institución. No soy estúpido y lo siento de corazón porque amo y trabajé por la institución, pero hoy no podría hacer nada.

El buzón de encierro

J- ¿En su detención no la paso bien?

C- En la Alcaidía la pase muy mal porque estuve en un lugar donde estaba prohibido, en un buzón de castigo donde permanecí durante los 3 meses y con un acoso psicológico del resto de la población.

J- Previo al desarrollo del juicio, ¿Intentó quitarse la vida?

C- Hay cuestiones que pasan por lo interno, circunstancias que lo quiebran psicológica y anímicamente. A mí me quebraron porque sabía que era inocente de lo que me estaban acusando. Me tuvieron detenido por peligro de fuga y entorpecimiento. ¿Cómo me voy a dar a la fuga, si estoy llamando al Comando Radioeléctrico?, pero el argumento era la fuga. Cuando no lo pudieron sostener más comenzaron con las amenazas a Martínez. ¿Dónde lo voy a amenazar si estaba metido en un buzón donde no tenía contacto con nadie?. La última persona que amenazaría sería al súper policía (Martínez), pero no es ningún súper policía y no es ningún funcionario honesto.

¿Sabe por qué no le intervinieron el teléfono a Martínez?. Porque es parte de toda está situación y no existe la figura del agente encubierto. Cuando declaró dijo que no sabía que estaba el GEOP ni la Brigada de Investigaciones y cuando salió de recorrida, le preguntó el abogado, miró para el cajero…la respuesta fue no, yo miré para el otro lado.

El tipo sabía que se iba a cometer el hecho, había informado todo, salió de recorrida y miro para el otro lado. La policía está para prevenir, ellos deberían haber prevenido.

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22 DIC 2012 - 21:39

En una humilde vivienda del barrio San Miguel, de Puerto Madryn, pasa sus días el ex comisario Juan Manuel Caimi que fue condenado a 7 años de prisión como jefe de una asociación ilícita que intento robar el cajero automático de Puerto Pirámides, en la madrugada del 2 de septiembre del 2011. Tras un prolongado tiempo Caimi habló y lo hizo en el programa televisivo Día G, que conduce Esteban Gallo, quien lo entrevistó y abordó diferentes aspectos del entonces jefe del Centro de Instrucción Puerto Madryn.

En sus palabras reiteró que se arrepintió de participar en la misma noche del intento de robo y porque “era una locura”. Considera que en la revisión será modificada su condena, aunque la vergüenza no podrá ser revertida más allá de su liberación.

J- ¿Cómo está sobrellevando este momento tras la resolución condenatoria impuesta por el tribunal?

C- Uno está quebrado en una situación de está naturaleza. Tenía 23 años de servicio dentro de la fuerza y que del día a la noche de ser un comisario con cierto prestigio o con aptitudes pase a ser el Bin Laden de la policía. Esto me trajo aparejado un sentimiento de tristeza, estar quebrado y hoy me sigo sintiendo de la misma manera. Estoy convencido de mi inocencia pero la realidad es que estoy condenado por un tribunal a 7 años. Todo ello por una situación, a mi entender, irregular. La realidad es que estoy condenado y morigerado por el arresto domiciliario pero hace –prácticamente- 500 días que estoy detenido.

J- Las irregularidades a las que refiere ¿están dadas en todo el proceso investigativo?

C- Yo creo sí. Han desfilado 80 testigos a favor de la fiscalía y el 60 por ciento, yo creo, fueron falaces. Ese día, 2 de septiembre que no me lo voy a olvidar nunca más, recibo una llamada de mi hermana porque mi mamá estaba pasando una situación delicada de salud (N del R: a la semana falleció) donde se encontraba mal. Yo agarró el auto y me voy a Trelew. Cuando regresó soy detenido en circunstancias totalmente irregulares y falaces en base al informe. Mi detención se dio a las 4 de la mañana. La entrada natural a mi domicilio es por el puesto 204, la segunda, porque vivía en el barrio Supervisores de Aluar. Cuando entro, iba a tomar la calle (Pedro Derbes) que va hacia la Unidad Regional y me lleva a mi domicilio y ahí hay una persona que me cruza una moto y comienza a efectuar disparos. Yo pensé que era por un vehículo que venía atrás. Retomé la ruta como yendo para Trelew, pero en el puesto 204 retomó en U y cuando voy a bajarme del auto se acerca un Renault Corsa, me cruza el vehículo, me apuntan…en definitiva me terminan deteniendo.

Anterior a esto existe un informe y raramente es cursado entre 5 u 7 días después a lo que serían los actos procedimentales de la policía hacia la fiscalía. Esto es así, porque ellos en todo momento, como lo relató el súper policía Martínez, yo lo iba a seguir a él. En un momento de su relato en el juicio dice tuve como una visión y ví unas luces que me seguían y pensé que era Caimi que me venía a matar. Yo estaba en Trelew.

En ese informe que, posteriormente, lo firma el comisario (Fabián) Millatrú y que es elevado a la fiscalía 5 días después, que no es una cosa menor, ellos detallan hora, minuto y segundo por los lugares donde supuestamente yo me desplazaba. Ellos, constantemente, veían que yo hablaba por teléfono. Ese fue el argumento del fiscal (Báez) para decir que estaba en contacto con ellos. Los jueces jamás se preocuparon por saber si esas llamadas, en esos horarios, existieron. En realidad no existen.

J- ¿No tuvo ningún contacto con ellos?

C- Después de la 1:30 no existe ninguna llamada hasta después de la detención. ¿Cuál es la función específica de la policía? Entonces yo lo resguardo a usted y con las escuchas telefónicas sigo mi investigación.

Pero ellos hicieron todo al revés. Tenían las escuchas telefónicas y tranquilamente nos podrían haber detenido. Ellos sabían todo, pero la única diferencia era que ellos pensaban que yo estaba en Puerto Madryn y los golpes que reciben Fabián Acuña y el resto son ante el interrogatorio de dónde está Caimi, dónde está Caimi.

J- Uno puede suponer que la estrategia de los investigadores era detenerlos cometiendo el robo en el cajero automático

C- Yo eso lo entiendo, pero no es la función de la policía esa sino prevenir. Si sabían que había un corte de energía, ¿Por qué no pusieron un efectivo policial o una guardia y evitaron que eso se cometiera?. De acuerdo al relato del comisario Miguel Gómez, jefe del GEOP, 40 minutos esperando que la gente que estaba en Puerto Pirámides cortara una especie de reja (N del R: la ubicada en el cajero automático). Pero hay un perito que dice que el elemento utilizado es idóneo y que en 30 segundos cortaba un hierro del doble del tamaño de la reja. Sí en 30 segundos cortan un hierro, en 40 minutos podríamos haber cortado el cajero por la mitad.

Las escuchas

J- Durante todo el proceso quedó evidenciado y los abogados defensores lo reconocieron que las escuchas telefónicas fueron determinantes en el desarrollo del juicio

C- Voy a aclararle que fueron el fundamento de la sentencia. Pero como le comenté, hay un camino del delito que debe seguirse. Las escuchas son tenidas en cuenta como actos preparatorios.

J- ¿Cuándo se arrepintió del robo?

C- En el momento que me fui a Trelew lo sabía perfectamente y por ello no fui a Puerto Pirámides. Ellos pensaron que yo estaba en Puerto Pirámides. Me arrepentí ese mismo día. Yo sabía que era una locura.

J-Sabiendo que era una locura ¿por qué se le pasó por la cabeza?

C- Solo puedo responderle que no hay justificativo para que uno piense en cometer un hecho delictivo, mucho menos un funcionario policial. Le puedo dar un montón de explicaciones para decirle que no estaba bien pero no valen de nada. Usted me dirá que lo tendría que haber pensado antes y tiene razón. Nada justifica, ni la intención, porque un funcionario de mi trayectoria, de mi capacidad le pase por la cabeza. Esto es algo moral que llevó adentro. De ahí a mi culpabilidad hay un abismo. Como dijo el fiscal: yo no perdí mi dignidad, perdí mi autoridad moral. Por más que hoy fuera absuelto y, supongamos, que me tendrían que reintegrar a la fuerza. Yo jamás podría volver, porque no me siento con esa autoridad moral para volver.

Arrepentimiento

J- Al momento del arrepentimiento ¿Qué cosas se le pasaron por su cabeza para tomar esa decisión?

C- Lo único que se puede pasar: esto es una locura. Lo mismo que se le paso a la gente que estuvo en Puerto Pirámides por sus cabezas. Yo creo que esto se podría haber evitado poniendo un policía en la puerta del cajero, sin perjuicio del resto, de los actos preparatorios, las llamadas virulentas, de las comunicaciones. Después venga y deténgame y haga todo lo que tenga que hacer. Echeme de la policía porque corresponde, pero no haga todo este circo porque podría haber corrido peligro la vida de los empleados policiales que intervinieron, nosotros mismos. ¿Cuál era la necesidad? Si tenían todos los elementos. Es el circo mediático que hicieron la necesidad, sin dudas que sí, esa es la necesidad que tenía Báez. Tuvieron que mentir porque no le quedó otra alternativa que armarlo

J- ¿Confía que las presentaciones realizadas ante la Cámara modificarán la situación?

C- La asociación ilícita es una aberración. Desde mi humilde entendimiento es una aberración jurídica plantear una asociación ilícita, es una locura porque habla de permanencia, de hechos anteriores, posteriores. Si nos quisieron imputar hechos anteriores, estoy esperando que me vengan a notificar.

J- Su caso generó una enorme conmoción y desazón en la comunidad de Puerto Pirámides y de Puerto Pirámides. A lo largo de todo este proceso ¿Sintió la necesidad de pedirle perdón a la gente?

C- Por supuesto que sí. Sinceramente sentí tanta vergüenza y sufrí tanto porque a consecuencia de esto pasaron un montón de cosas. Cómo no me voy a arrepentir. A mi me conocía todo Madryn y me apreciaba mucha gente, eso me daba mucha vergüenza y hacía que me arrepintiera. Cómo no me voy a arrepentir que se me hubiera pasado por la cabeza esa situación. Cómo no me voy a arrepentir, me da vergüenza y se que generé un daño en la sociedad y en la institución. No soy estúpido y lo siento de corazón porque amo y trabajé por la institución, pero hoy no podría hacer nada.

El buzón de encierro

J- ¿En su detención no la paso bien?

C- En la Alcaidía la pase muy mal porque estuve en un lugar donde estaba prohibido, en un buzón de castigo donde permanecí durante los 3 meses y con un acoso psicológico del resto de la población.

J- Previo al desarrollo del juicio, ¿Intentó quitarse la vida?

C- Hay cuestiones que pasan por lo interno, circunstancias que lo quiebran psicológica y anímicamente. A mí me quebraron porque sabía que era inocente de lo que me estaban acusando. Me tuvieron detenido por peligro de fuga y entorpecimiento. ¿Cómo me voy a dar a la fuga, si estoy llamando al Comando Radioeléctrico?, pero el argumento era la fuga. Cuando no lo pudieron sostener más comenzaron con las amenazas a Martínez. ¿Dónde lo voy a amenazar si estaba metido en un buzón donde no tenía contacto con nadie?. La última persona que amenazaría sería al súper policía (Martínez), pero no es ningún súper policía y no es ningún funcionario honesto.

¿Sabe por qué no le intervinieron el teléfono a Martínez?. Porque es parte de toda está situación y no existe la figura del agente encubierto. Cuando declaró dijo que no sabía que estaba el GEOP ni la Brigada de Investigaciones y cuando salió de recorrida, le preguntó el abogado, miró para el cajero…la respuesta fue no, yo miré para el otro lado.

El tipo sabía que se iba a cometer el hecho, había informado todo, salió de recorrida y miro para el otro lado. La policía está para prevenir, ellos deberían haber prevenido.


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