Nueva etapa de Buzzi, con decisiones y un claro gesto de apoyo desde Nación

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09 NOV 2013 - 23:58 | Actualizado

La primera semana del nuevo Gabinete no podía haber sido más auspiciosa. Se logró cerrar el conflicto más largo de los últimos tiempos, que paralizó a buena parte de la educación en la zona sur de la provincia, y se avanzó con un diálogo político cara a cara con los intendentes, que era reclamado desde hace largo tiempo.

Claro que no alcanza para salir del atolladero en el que quedó el Gobierno tras la dura derrota electoral de la lista del Frente para la Victoria hace dos domingos, pero es buena señal.

La decisión del gobernador Martín Buzzi de pegar un volantazo y rearmar su gobierno sin ningún tipo de aliado político de peso, es una jugada tan arriesgada como ineludible.

El único foco de poder sumamente fortalecido tras las elecciones fue el que lidera Mario Das Neves. Ningún otro sector político vinculado al peronismo quedó a salvo de la derrota.

En los primeros días postelecciones quedó claro que la posibilidad de un consenso con el dasnevismo era más que remota. En los hechos, ninguno de los dos pareció dar muestras de estar dispuesto a sentarse frente al otro. Las heridas no cerraron y no era el momento de intentar sanarlas.

Con este panorama, y con algo más de dos años para completar su mandato, Buzzi eligió “morir con las botas puestas”. Ninguno de los aliados de los dos primeros años de su gobierno le daba las garantías de gobernabilidad. Ni siquiera su vicegobernador, César Gustavo Mac Karthy, que sacó más de lo que puso el cuerpo en estos dos años.

La fuerte declaración de Norberto Yauhar el mismo domingo de la derrota cerró también esa puerta. Se entiende que el agroministro haya pasado facturas a diestra y siniestra porque nunca sintió que su candidatura haya sido fruto de un consenso sino de una imposición.

Su neoalianza con Mac Karthy no deja de sorprender porque nunca tuvieron una relación dócil pero se entiende en términos políticos. La idea de ambos es reagruparse en Trelew e intentar ocupar un lugar en la reorganización del Partido Justicialista, que por ahora quedó en un segundo plano.

Las críticas de Yauhar al Gobierno provincial fueron matizadas con dardos hacia la gestión municipal de Trelew, en manos del dasnevista Máximo Pérez Catán, en una clara señal de que es tan importante diferenciarse de Buzzi como de su adversario político más encumbrado.

Más distante de la situación, el intendente de Comodoro Rivadavia, Néstor Di Pierro, no se ha expresado claramente en público sobre su ubicación en el tablero.

Con el tema de la salud del jefe comunal comodorense otra vez en el tapete, el vice Carlos Linares dejó en claro que están al margen del nuevo armado de Buzzi, pero se diferenció del resto no poniendo ningún obstáculo a las primeras decisiones de Buzzi tras las elecciones, y recordó que “nuestra única jefa es la Presidenta de la Nación, Cirstina Fernández de Kirchner.”

El Gobierno nacional, por cierto, hizo un guiño que dice mucho: el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, recibió esta semana al gobernador Buzzi y al ahora director del Banco del Chubut, Carlos Eliceche. La foto de los tres a pura sonrisa dejó más que claro que el Gobierno nacional está dispuesto a extenderle el crédito a Buzzi. Sin un referente fuerte en Chubut, el kirchnerismo aspira a respaldar la gestión del gobernador sin necesidad de romper con su representante natural, que siempre ha sido Yauhar.

El papel de los gremios

Siempre atentos a los acontecimientos, y muchos acostumbrados a “salir en auxilio de los ganadores”, los principales gremios balconean los reacomodamientos políticos.

Algunos de ellos ya venían marcando sus diferencias con Buzzi, como Camioneros y Luz y Fuerza, que sin medias tintas se alinearon con Das Neves.

Otros, como el Sindicato del Petróleo y Gas Privado, o el de los Petroleros Jerárquicos, siempre le pusieron el cuerpo al Gobierno, inclusive en momentos difíciles como la crisis con los docentes de Comodoro. En esta misma línea está la CGT “Saúl Ubaldini” de Gustavo Fita.

Otros, como ATE y ATECh, se debaten entre su feroz interna y la necesidad de no quedar tan pegados al Gobierno como hasta ahora. En las últimas dos semanas estuvieron siempre a punto de romper la paz con la gestión Buzzi, pero la sangre no llegó al río. Al menos por ahora.

Que Miguel Castro es un dirigente político que sabe manejarse no es una novedad. Su llegada al Ministerio de Coordinación tuvo sentido para Buzzi desde muchos aspectos. Entre otros, haber sido parte de un Gabinete provincial, o haber liderado un partido político anclado en los liderazgos locales de un puñado de intendentes que no estaban del todo identificados con el PJ o la UCR.

Su decisión de asumir el riesgo fue tal que no tuvo empacho en renunciar a la Intendencia que ganó en 2011, no porque no le interesara el destino de su pueblo sino porque la lucha contra los concejales del Frente para la Victoria ya estaba fuera de cualquier carril razonable.

No le concedieron la licencia para asumir el cargo en el Gobierno provincial, pero tampoco la renuncia. Una señal de gataflorismo al palo.

Castro decidió mover la gestión desde el vamos. Sacudió la modorra de los ministros y altos funcionarios que se quedaron y estuvo en el detalle de la selección de los hombres y mujeres que se sumaron.

Eligió a Ricardo Bestene para Economía porque lo conoce de toda la vida y porque es un hombre que puede entender como pocos los reclamos de los intendentes, la mayoría relacionados con mejorar el reparto de los fondos coparticipables.

Bestene trabaja hace décadas para la Municipalidad de Trevelin y asesoró a cuanta comuna requirió de sus servicios. Aunque por ahora con perfil bajo, se sabe que trabajó esta semana intensamente en el diseño de un esquema que permita avanzar en una modificación del actual sistema de reparto.

En esta misma línea de empezar a manejar los fondos públicos con mayor sentido político y social, Buzzi definió los cambios en el Banco del Chubut, inclusive en contra de las presiones que legisladores de todos los sectores hicieron trascender sin siquiera dar una explicación razonable a su rechazo a los cambios.

El gobernador puso a cargo de la entidad a Oscar Antonena, un experto en el mercado financiero que viene del Ministerio de Economía, y a un Directorio afín que le garantice que la entidad vuelva a cumplir su rol social.

El Banco del Chubut está saneado y también con mucha liquidez. La gestión de Rubén Bambaci fue ordenada pero excesivamente cauta. Nunca es bueno sentarse sobre la caja en un banco público. Lo que no significa que haya que despilfarrar el dinero ni aflojar los controles.

Sembrar dudas sobre los nuevos funcionarios como único argumento para oponerse a los cambios, no parece ser lo más aconsejable. Los chubutenses saben quién es quién.

Siempre los jueces

El agitado panorama político postergó temas tan o más importantes, como el desempeño de la Justicia. La nota exclusiva al juez de Trelew Fabio Monti, que esta semana publicó Jornada, volvió a poner en foco el viejo tema de las excarcelaciones. Fue quien a comienzos de año concedió una salida transitoria a Miguel Pallalaf, un violador condenado por dos hechos, que aprovechó ese beneficio para fugarse y ahora es el principal sospechoso de violar y matar a la nena Yasmín Chacoma en Comodoro Rivadavia.

Monti explicó las razones de su decisión pero, al parecer no fueron del todo convincentes. El titular del Consejo de la Magistratura, Dante Corchuelo Blasco, adelantó que en la próxima reunión del cuerpo en Puerto Madryn, en diez días, se evaluará investigar el desempeño de Monti. No ayuda que el violador fugado y sospechado de cometer el más horripilante crimen de los últimos tiempos en Chubut, siga libre.

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09 NOV 2013 - 23:58

La primera semana del nuevo Gabinete no podía haber sido más auspiciosa. Se logró cerrar el conflicto más largo de los últimos tiempos, que paralizó a buena parte de la educación en la zona sur de la provincia, y se avanzó con un diálogo político cara a cara con los intendentes, que era reclamado desde hace largo tiempo.

Claro que no alcanza para salir del atolladero en el que quedó el Gobierno tras la dura derrota electoral de la lista del Frente para la Victoria hace dos domingos, pero es buena señal.

La decisión del gobernador Martín Buzzi de pegar un volantazo y rearmar su gobierno sin ningún tipo de aliado político de peso, es una jugada tan arriesgada como ineludible.

El único foco de poder sumamente fortalecido tras las elecciones fue el que lidera Mario Das Neves. Ningún otro sector político vinculado al peronismo quedó a salvo de la derrota.

En los primeros días postelecciones quedó claro que la posibilidad de un consenso con el dasnevismo era más que remota. En los hechos, ninguno de los dos pareció dar muestras de estar dispuesto a sentarse frente al otro. Las heridas no cerraron y no era el momento de intentar sanarlas.

Con este panorama, y con algo más de dos años para completar su mandato, Buzzi eligió “morir con las botas puestas”. Ninguno de los aliados de los dos primeros años de su gobierno le daba las garantías de gobernabilidad. Ni siquiera su vicegobernador, César Gustavo Mac Karthy, que sacó más de lo que puso el cuerpo en estos dos años.

La fuerte declaración de Norberto Yauhar el mismo domingo de la derrota cerró también esa puerta. Se entiende que el agroministro haya pasado facturas a diestra y siniestra porque nunca sintió que su candidatura haya sido fruto de un consenso sino de una imposición.

Su neoalianza con Mac Karthy no deja de sorprender porque nunca tuvieron una relación dócil pero se entiende en términos políticos. La idea de ambos es reagruparse en Trelew e intentar ocupar un lugar en la reorganización del Partido Justicialista, que por ahora quedó en un segundo plano.

Las críticas de Yauhar al Gobierno provincial fueron matizadas con dardos hacia la gestión municipal de Trelew, en manos del dasnevista Máximo Pérez Catán, en una clara señal de que es tan importante diferenciarse de Buzzi como de su adversario político más encumbrado.

Más distante de la situación, el intendente de Comodoro Rivadavia, Néstor Di Pierro, no se ha expresado claramente en público sobre su ubicación en el tablero.

Con el tema de la salud del jefe comunal comodorense otra vez en el tapete, el vice Carlos Linares dejó en claro que están al margen del nuevo armado de Buzzi, pero se diferenció del resto no poniendo ningún obstáculo a las primeras decisiones de Buzzi tras las elecciones, y recordó que “nuestra única jefa es la Presidenta de la Nación, Cirstina Fernández de Kirchner.”

El Gobierno nacional, por cierto, hizo un guiño que dice mucho: el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, recibió esta semana al gobernador Buzzi y al ahora director del Banco del Chubut, Carlos Eliceche. La foto de los tres a pura sonrisa dejó más que claro que el Gobierno nacional está dispuesto a extenderle el crédito a Buzzi. Sin un referente fuerte en Chubut, el kirchnerismo aspira a respaldar la gestión del gobernador sin necesidad de romper con su representante natural, que siempre ha sido Yauhar.

El papel de los gremios

Siempre atentos a los acontecimientos, y muchos acostumbrados a “salir en auxilio de los ganadores”, los principales gremios balconean los reacomodamientos políticos.

Algunos de ellos ya venían marcando sus diferencias con Buzzi, como Camioneros y Luz y Fuerza, que sin medias tintas se alinearon con Das Neves.

Otros, como el Sindicato del Petróleo y Gas Privado, o el de los Petroleros Jerárquicos, siempre le pusieron el cuerpo al Gobierno, inclusive en momentos difíciles como la crisis con los docentes de Comodoro. En esta misma línea está la CGT “Saúl Ubaldini” de Gustavo Fita.

Otros, como ATE y ATECh, se debaten entre su feroz interna y la necesidad de no quedar tan pegados al Gobierno como hasta ahora. En las últimas dos semanas estuvieron siempre a punto de romper la paz con la gestión Buzzi, pero la sangre no llegó al río. Al menos por ahora.

Que Miguel Castro es un dirigente político que sabe manejarse no es una novedad. Su llegada al Ministerio de Coordinación tuvo sentido para Buzzi desde muchos aspectos. Entre otros, haber sido parte de un Gabinete provincial, o haber liderado un partido político anclado en los liderazgos locales de un puñado de intendentes que no estaban del todo identificados con el PJ o la UCR.

Su decisión de asumir el riesgo fue tal que no tuvo empacho en renunciar a la Intendencia que ganó en 2011, no porque no le interesara el destino de su pueblo sino porque la lucha contra los concejales del Frente para la Victoria ya estaba fuera de cualquier carril razonable.

No le concedieron la licencia para asumir el cargo en el Gobierno provincial, pero tampoco la renuncia. Una señal de gataflorismo al palo.

Castro decidió mover la gestión desde el vamos. Sacudió la modorra de los ministros y altos funcionarios que se quedaron y estuvo en el detalle de la selección de los hombres y mujeres que se sumaron.

Eligió a Ricardo Bestene para Economía porque lo conoce de toda la vida y porque es un hombre que puede entender como pocos los reclamos de los intendentes, la mayoría relacionados con mejorar el reparto de los fondos coparticipables.

Bestene trabaja hace décadas para la Municipalidad de Trevelin y asesoró a cuanta comuna requirió de sus servicios. Aunque por ahora con perfil bajo, se sabe que trabajó esta semana intensamente en el diseño de un esquema que permita avanzar en una modificación del actual sistema de reparto.

En esta misma línea de empezar a manejar los fondos públicos con mayor sentido político y social, Buzzi definió los cambios en el Banco del Chubut, inclusive en contra de las presiones que legisladores de todos los sectores hicieron trascender sin siquiera dar una explicación razonable a su rechazo a los cambios.

El gobernador puso a cargo de la entidad a Oscar Antonena, un experto en el mercado financiero que viene del Ministerio de Economía, y a un Directorio afín que le garantice que la entidad vuelva a cumplir su rol social.

El Banco del Chubut está saneado y también con mucha liquidez. La gestión de Rubén Bambaci fue ordenada pero excesivamente cauta. Nunca es bueno sentarse sobre la caja en un banco público. Lo que no significa que haya que despilfarrar el dinero ni aflojar los controles.

Sembrar dudas sobre los nuevos funcionarios como único argumento para oponerse a los cambios, no parece ser lo más aconsejable. Los chubutenses saben quién es quién.

Siempre los jueces

El agitado panorama político postergó temas tan o más importantes, como el desempeño de la Justicia. La nota exclusiva al juez de Trelew Fabio Monti, que esta semana publicó Jornada, volvió a poner en foco el viejo tema de las excarcelaciones. Fue quien a comienzos de año concedió una salida transitoria a Miguel Pallalaf, un violador condenado por dos hechos, que aprovechó ese beneficio para fugarse y ahora es el principal sospechoso de violar y matar a la nena Yasmín Chacoma en Comodoro Rivadavia.

Monti explicó las razones de su decisión pero, al parecer no fueron del todo convincentes. El titular del Consejo de la Magistratura, Dante Corchuelo Blasco, adelantó que en la próxima reunión del cuerpo en Puerto Madryn, en diez días, se evaluará investigar el desempeño de Monti. No ayuda que el violador fugado y sospechado de cometer el más horripilante crimen de los últimos tiempos en Chubut, siga libre.


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