“Aspiro a que por lo menos el modelo pueda preservarse en el próximo turno de gobierno porque lo peor que podría pasar es que se retrocediera a la era pre-kirchneriana y sería muy grave volver al neoliberalismo”, apuntó Dolina a Télam.
A punto de encarar las siete funciones de su ciclo “La venganza será terrible” (Del Plata) en el Auditórium marplatense, lamentó que “los errores o los circunstancias hayan puesto al gobierno en una especie de vulnerabilidad que no le queda bien al peronismo”.
Y puesto a repasar puntos flacos de la gestión kirchnerista, comentó que “mi principal objeción ha sido responder a ese fervor enconado de la oposición con un fervor de signo opuesto”.
“Fomentar el River-Boca es una tarea propia de la oposición y entendible en la oposición, pero a los fines del modelo y del gobierno, el encono hay que apagarlo, no encenderlo”, opinó.
Por último, el intelectual saludó la masiva incorporación de jóvenes a la política partidaria que se vive desde 2003, pero consignó que “a lo mejor eso debió ser más intenso, contagioso y profundo y, a lo mejor, ahora no se correría el riesgo de tener que cambiar el modelo”.
“Aspiro a que por lo menos el modelo pueda preservarse en el próximo turno de gobierno porque lo peor que podría pasar es que se retrocediera a la era pre-kirchneriana y sería muy grave volver al neoliberalismo”, apuntó Dolina a Télam.
A punto de encarar las siete funciones de su ciclo “La venganza será terrible” (Del Plata) en el Auditórium marplatense, lamentó que “los errores o los circunstancias hayan puesto al gobierno en una especie de vulnerabilidad que no le queda bien al peronismo”.
Y puesto a repasar puntos flacos de la gestión kirchnerista, comentó que “mi principal objeción ha sido responder a ese fervor enconado de la oposición con un fervor de signo opuesto”.
“Fomentar el River-Boca es una tarea propia de la oposición y entendible en la oposición, pero a los fines del modelo y del gobierno, el encono hay que apagarlo, no encenderlo”, opinó.
Por último, el intelectual saludó la masiva incorporación de jóvenes a la política partidaria que se vive desde 2003, pero consignó que “a lo mejor eso debió ser más intenso, contagioso y profundo y, a lo mejor, ahora no se correría el riesgo de tener que cambiar el modelo”.