Walsh, el matemático

Investigador de la Universidad de Oxford, el matemático argentino Miguel Walsh, sobrino nieto del escritor Rodolfo Walsh, recibió a los 26 años la beca Clay, una de las más prestigiosas del mundo.

09 ABR 2014 - 14:48 | Actualizado

Los estudios de Walsh (que es sobrino nieto del periodista Rodolfo, a quien no llegó a conocer), asisitó a la Escuela Argentina Modelo, para luego licenciarse en tiempo de cinco años de Facultad de Ciencias Exactas, de la Universidad de Buenos Aires. Dos años después, obtendría su doctorado. Walsh comenta sobre su educación que era un alumno "normal".

"Me consideraba afortunado si me enteraba con dos días de anticipación cuándo teníamos parcial. Siempre me gustaron las tareas que tuvieran algún grado de creatividad y la escuela no me resultó inspiradora, sino más bien lo contrario. Es más: la matemática era la materia que menos me gustaba. Pero tuve la suerte de que cerca del final del secundario me crucé con problemas abiertos que podía entender. Y ahí me di cuenta de que la matemática era algo diametralmente opuesto a lo que yo pensaba que era. Que en realidad había mucho espacio para crear." Con la dirección de Román Sasyk, en el contexto de la facultad de Ciencias Exactas, Walsh empezó a trabajar en dos áreas: teoría ergódica y teoría de números.

"La teoría ergódica estudia cómo evolucionan los sistemas con el tiempo -explica-. Cumple dos hipótesis: la primera es que hay un conjunto de reglas fijas que te dicen cómo va a evolucionar el sistema, y la segunda es que la probabilidad de que algo pase es igual a la probabilidad de que pase alguna de sus causas (una formulación de la ley de causalidad). Uno tiene que ver qué puede probar partiendo de esas hipótesis. Como son muy generales, la teoría ergódica suele encontrar conexiones con muchas otras áreas, y esto es precisamente lo que la hace interesante. Pero la gracia está en que lo que uno pueda probar a partir de eso valga en contextos muy generales."

El problema particular que atrajo su atención fue el de los "promedios ergódicos", una de las herramientas fundamentales que hay en la teoría para saber cómo se va a comportar el sistema que se estudia. "Lo que uno quiere saber es si esos promedios van a converger en un valor definitivo o si ese resultado valdrá por un tiempo limitado y luego cambiará -prosigue-.

La tarea era probar esto, que daba una respuesta definitiva." Inspirado por Terence Kao, de la Universidad de California en Los Angeles, que introdujo nuevos métodos para atacarlo, Walsh destinó su tesis de doctorado a responder este problema para el caso más general posible. Al día siguiente de subir sus trabajos a Internet, antes de mandarlos a publicar, empezaron a llegarle invitaciones para ir a investigar a muchos lugares, entre ellos la Universidad de Oxford, donde se encuentra desde octubre del año pasado. "Me gustó la idea de venir acá, porque aquí trabaja el grupo más especializado en el tema que a mí me interesa", dice. Reconoce que es un sueño hecho realidad. Gracias a la beca Clay, podrá dedicarse los próximos cuatro años a investigar sin otra obligación. "No tengo muchos planes, porque voy a tener muchas experiencias nuevas y quiero ver cómo evolucionan", finaliza.

09 ABR 2014 - 14:48

Los estudios de Walsh (que es sobrino nieto del periodista Rodolfo, a quien no llegó a conocer), asisitó a la Escuela Argentina Modelo, para luego licenciarse en tiempo de cinco años de Facultad de Ciencias Exactas, de la Universidad de Buenos Aires. Dos años después, obtendría su doctorado. Walsh comenta sobre su educación que era un alumno "normal".

"Me consideraba afortunado si me enteraba con dos días de anticipación cuándo teníamos parcial. Siempre me gustaron las tareas que tuvieran algún grado de creatividad y la escuela no me resultó inspiradora, sino más bien lo contrario. Es más: la matemática era la materia que menos me gustaba. Pero tuve la suerte de que cerca del final del secundario me crucé con problemas abiertos que podía entender. Y ahí me di cuenta de que la matemática era algo diametralmente opuesto a lo que yo pensaba que era. Que en realidad había mucho espacio para crear." Con la dirección de Román Sasyk, en el contexto de la facultad de Ciencias Exactas, Walsh empezó a trabajar en dos áreas: teoría ergódica y teoría de números.

"La teoría ergódica estudia cómo evolucionan los sistemas con el tiempo -explica-. Cumple dos hipótesis: la primera es que hay un conjunto de reglas fijas que te dicen cómo va a evolucionar el sistema, y la segunda es que la probabilidad de que algo pase es igual a la probabilidad de que pase alguna de sus causas (una formulación de la ley de causalidad). Uno tiene que ver qué puede probar partiendo de esas hipótesis. Como son muy generales, la teoría ergódica suele encontrar conexiones con muchas otras áreas, y esto es precisamente lo que la hace interesante. Pero la gracia está en que lo que uno pueda probar a partir de eso valga en contextos muy generales."

El problema particular que atrajo su atención fue el de los "promedios ergódicos", una de las herramientas fundamentales que hay en la teoría para saber cómo se va a comportar el sistema que se estudia. "Lo que uno quiere saber es si esos promedios van a converger en un valor definitivo o si ese resultado valdrá por un tiempo limitado y luego cambiará -prosigue-.

La tarea era probar esto, que daba una respuesta definitiva." Inspirado por Terence Kao, de la Universidad de California en Los Angeles, que introdujo nuevos métodos para atacarlo, Walsh destinó su tesis de doctorado a responder este problema para el caso más general posible. Al día siguiente de subir sus trabajos a Internet, antes de mandarlos a publicar, empezaron a llegarle invitaciones para ir a investigar a muchos lugares, entre ellos la Universidad de Oxford, donde se encuentra desde octubre del año pasado. "Me gustó la idea de venir acá, porque aquí trabaja el grupo más especializado en el tema que a mí me interesa", dice. Reconoce que es un sueño hecho realidad. Gracias a la beca Clay, podrá dedicarse los próximos cuatro años a investigar sin otra obligación. "No tengo muchos planes, porque voy a tener muchas experiencias nuevas y quiero ver cómo evolucionan", finaliza.


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