Trelew: un fiscal advierte por amenazas a las víctimas

Omar Rodriguez, de Trelew, se refirió a teléfonos celulares que internos tienen en las celdas. Relató un hecho particular.

13 ABR 2014 - 22:41 | Actualizado

Por Lorena LeemingEl amedrentamiento, aprietes o amenazas a víctimas y testigos que deben declarar en audiencias o juicios, ponen en serio riesgo el avance de los procesos judiciales. Si bien los investigadores cuentan con otros elementos probatorios, se hace cada vez más difícil el descubrimiento de la verdad. Aflora el riesgo que los hechos queden impunes porque por miedo, no concurren. La existencia de teléfonos celulares en las celdas es cada día más frecuente y se convierten en el principal aliado de los delincuentes para “apretar” personalmente a víctimas o “mandar” a personas en su lugar.

La situación fue planteada en una entrevista con Jornada por el fiscal general Omar Rodríguez. Fue a raíz de un hecho que rebalsó el vaso. La semana pasada, un hombre a quien casi matan de una puñalada y estuvo al borde de la muerte, debía declarar en una audiencia. Fue amenazado por una mujer “en nombre” de quien fue su agresor (ahora detenido). Del miedo que tuvo él y su entorno familiar no fue y la audiencia se suspendió. Secuestraron en la Seccional Cuarta teléfonos celulares e investigan las comunicaciones que habría tenido.

“El hecho que da origen es el que ocurrió el 14 de marzo, en un conventillo en la calle Juan de la Piedra entre 25 de Mayo y Rawson de Trelew. Hace casi 1 mes”, recordó el fiscal. “El miércoles 9, estaba fijada la rueda de reconocimiento. A la víctima le dieron de alta en esa fecha porque había sufrido heridas de consideración. Salió, se está recuperando”, relató.

Explicó Rodriguez, que ese día, el defensor planteó una cuestión incidental respecto a que no estaba de acuerdo con las personas que iban a acompañar al imputado en la rueda de reconocimiento, conocidos como “muletos” porque interpretaba que no eran semejantes. “Se planteó la incidencia. La Fiscalía se opuso, el juez decidió darle la razón al defensor y quedó sujeto para el otro día. El jueves, a las 13 horas”, advirtió.

Contó que ese mismo miércoles a la noche, se presentó una persona en el domicilio de la víctima en nombre de quien se encuentra imputado expresándole que iba a haber una diligencia de reconocimiento en rueda de personas a las 13 y “que más vale que no reconozca a quien se encuentra imputado en la causa”, le advirtió –según el fiscal- a modo de amenaza.

“Dijo que era una mujer y que venía en representación de Villamayor que está imputado. La audiencia, se iba a realizar pero el damnificado y su grupo familiar están muy asustados. Vive con su mamá y su familia. No pudo participar. Pedimos la suspensión y dejarla para más adelante. Si es que está mejor psicológicamnete para afrontarla”, aclaró.

Secuestro de teléfonos

Contó Omar Rodriguez que entre el miércoles y el jueves, hubo una comunicación del imputado o el entorno con personas del exterior. “No fue un día de visita. Él, evidentemente pudo comunicarse. Hablé con la Seccional Cuarta y se dispuso un registro positivo en cuanto al hallazgo de dos teléfonos celulares que si bien no estaban en la celda, estaban en el patio. Los depositaron dentro de una zapatilla. Eso dijeron”, expresó.

Reveló el fiscal que los elementos quedaron secuestrados. “Se van a realizar las pericias a fin de dilucidar si el miércoles existieron llamados, dónde fueron y demás. Lo cierto, es que esta situación compleja de amedrentamiento y amenaza a la víctima pone en serio riesgo el avance de un proceso judicial”, consignó.

Explicó Rodriguez que si la víctima no puede afrontar una rueda de reconocimiento por el temor que le infunde el imputado porque si sale le va a hacer algo, hay que buscar otros medios de prueba. “Lo cierto es que se hace más difícil y más complejo el descubrimiento de la verdad. La víctima y el entorno expresan ese sentimiento que nadie les puede garantizar que no les pase nada. Es muy difícil darle seguridad y tranquilidad por más que le pongan una consigna permanente en el domicilio para que puedan desarrollar una vida normal. No solo peligra el trámite del proceso sino la integridad física del grupo familiar”, advirtió.

Drama e inseguridad

Omar Rodriguez expresó que en casos así, además de que una persona fue víctima de un hecho dramático que lo llevó al borde de la muerte, ahora tiene que soportar este temor y esta intranquilidad. “El Estado no le da respuesta. En vez de lograr que se esclarezca el hecho, que si fue esa persona que tenga las consecuencias, se pone en riesgo con el temor que el hecho pueda quedar impune. Igual, hay otros elementos de prueba como rastros de sangre”, manifestó.

El Estado y garantías

Rodriguez admitió que la permanencia de teléfonos celulares dentro de las cárceles influyen en forma negativa en el proceso judicial. Fue sincero al respecto. “La verdad, yo no sé la forma de que introducen estos teléfonos, pero están. Aparecen dentro de lugares de detención. De alguna manera, las personas que llevan o que van de visita se las ingenian para aportar estos elementos para que se comuniquen”, reveló.

Apuntó el fiscal que “nosotros desde del Estado, debemos arbitrar todos los medios para que no ocurra. Si una persona va a tener la posibilidad tecnológica de contar teléfonos celulares desde el interior de la celda y dedicarse a organizar toda una circunstancia de apriete a testigos que tienen que declarar, como en este caso en una rueda de reconocimiento, estamos muy mal”, subrayó.

Concluyó diciendo que la diligencia no se pudo llevar adelante. “La víctima está en estado de temor. Esa circunstancia de quién es la mujer que lo amenazó va a ser sujeto de investigación”, concluyó.

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13 ABR 2014 - 22:41

Por Lorena LeemingEl amedrentamiento, aprietes o amenazas a víctimas y testigos que deben declarar en audiencias o juicios, ponen en serio riesgo el avance de los procesos judiciales. Si bien los investigadores cuentan con otros elementos probatorios, se hace cada vez más difícil el descubrimiento de la verdad. Aflora el riesgo que los hechos queden impunes porque por miedo, no concurren. La existencia de teléfonos celulares en las celdas es cada día más frecuente y se convierten en el principal aliado de los delincuentes para “apretar” personalmente a víctimas o “mandar” a personas en su lugar.

La situación fue planteada en una entrevista con Jornada por el fiscal general Omar Rodríguez. Fue a raíz de un hecho que rebalsó el vaso. La semana pasada, un hombre a quien casi matan de una puñalada y estuvo al borde de la muerte, debía declarar en una audiencia. Fue amenazado por una mujer “en nombre” de quien fue su agresor (ahora detenido). Del miedo que tuvo él y su entorno familiar no fue y la audiencia se suspendió. Secuestraron en la Seccional Cuarta teléfonos celulares e investigan las comunicaciones que habría tenido.

“El hecho que da origen es el que ocurrió el 14 de marzo, en un conventillo en la calle Juan de la Piedra entre 25 de Mayo y Rawson de Trelew. Hace casi 1 mes”, recordó el fiscal. “El miércoles 9, estaba fijada la rueda de reconocimiento. A la víctima le dieron de alta en esa fecha porque había sufrido heridas de consideración. Salió, se está recuperando”, relató.

Explicó Rodriguez, que ese día, el defensor planteó una cuestión incidental respecto a que no estaba de acuerdo con las personas que iban a acompañar al imputado en la rueda de reconocimiento, conocidos como “muletos” porque interpretaba que no eran semejantes. “Se planteó la incidencia. La Fiscalía se opuso, el juez decidió darle la razón al defensor y quedó sujeto para el otro día. El jueves, a las 13 horas”, advirtió.

Contó que ese mismo miércoles a la noche, se presentó una persona en el domicilio de la víctima en nombre de quien se encuentra imputado expresándole que iba a haber una diligencia de reconocimiento en rueda de personas a las 13 y “que más vale que no reconozca a quien se encuentra imputado en la causa”, le advirtió –según el fiscal- a modo de amenaza.

“Dijo que era una mujer y que venía en representación de Villamayor que está imputado. La audiencia, se iba a realizar pero el damnificado y su grupo familiar están muy asustados. Vive con su mamá y su familia. No pudo participar. Pedimos la suspensión y dejarla para más adelante. Si es que está mejor psicológicamnete para afrontarla”, aclaró.

Secuestro de teléfonos

Contó Omar Rodriguez que entre el miércoles y el jueves, hubo una comunicación del imputado o el entorno con personas del exterior. “No fue un día de visita. Él, evidentemente pudo comunicarse. Hablé con la Seccional Cuarta y se dispuso un registro positivo en cuanto al hallazgo de dos teléfonos celulares que si bien no estaban en la celda, estaban en el patio. Los depositaron dentro de una zapatilla. Eso dijeron”, expresó.

Reveló el fiscal que los elementos quedaron secuestrados. “Se van a realizar las pericias a fin de dilucidar si el miércoles existieron llamados, dónde fueron y demás. Lo cierto, es que esta situación compleja de amedrentamiento y amenaza a la víctima pone en serio riesgo el avance de un proceso judicial”, consignó.

Explicó Rodriguez que si la víctima no puede afrontar una rueda de reconocimiento por el temor que le infunde el imputado porque si sale le va a hacer algo, hay que buscar otros medios de prueba. “Lo cierto es que se hace más difícil y más complejo el descubrimiento de la verdad. La víctima y el entorno expresan ese sentimiento que nadie les puede garantizar que no les pase nada. Es muy difícil darle seguridad y tranquilidad por más que le pongan una consigna permanente en el domicilio para que puedan desarrollar una vida normal. No solo peligra el trámite del proceso sino la integridad física del grupo familiar”, advirtió.

Drama e inseguridad

Omar Rodriguez expresó que en casos así, además de que una persona fue víctima de un hecho dramático que lo llevó al borde de la muerte, ahora tiene que soportar este temor y esta intranquilidad. “El Estado no le da respuesta. En vez de lograr que se esclarezca el hecho, que si fue esa persona que tenga las consecuencias, se pone en riesgo con el temor que el hecho pueda quedar impune. Igual, hay otros elementos de prueba como rastros de sangre”, manifestó.

El Estado y garantías

Rodriguez admitió que la permanencia de teléfonos celulares dentro de las cárceles influyen en forma negativa en el proceso judicial. Fue sincero al respecto. “La verdad, yo no sé la forma de que introducen estos teléfonos, pero están. Aparecen dentro de lugares de detención. De alguna manera, las personas que llevan o que van de visita se las ingenian para aportar estos elementos para que se comuniquen”, reveló.

Apuntó el fiscal que “nosotros desde del Estado, debemos arbitrar todos los medios para que no ocurra. Si una persona va a tener la posibilidad tecnológica de contar teléfonos celulares desde el interior de la celda y dedicarse a organizar toda una circunstancia de apriete a testigos que tienen que declarar, como en este caso en una rueda de reconocimiento, estamos muy mal”, subrayó.

Concluyó diciendo que la diligencia no se pudo llevar adelante. “La víctima está en estado de temor. Esa circunstancia de quién es la mujer que lo amenazó va a ser sujeto de investigación”, concluyó.


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