El Proyecto Puente trabaja en el reciclado de computadoras para achicar la brecha digital

Los voluntarios, además de contribuir a la causa, adquieren formación y capacitación.

13 ABR 2014 - 22:56 | Actualizado

La tecnología está en todos lados pero no siempre llega de manera eficaz. Aunque nadie pareciera estar al margen de la vida informática, el objetivo de la Fundación Proyecto Puente parece expandirse en los barrios de la ciudad.

Y provocar a la vez, un efecto multiplicador. En el Colegio Domingo Savio, distintos equipos de trabajo se capacitan poniendo manos a la obra. Desde la recepción de un equipo; su evaluación, limpieza, rearmado y terminación cada parte del proceso se sigue minuciosamente. Y al final del camino, habrá premio: el agradecimiento de quien recibe la PC actualizada y de los jóvenes de todo el país que plantean su imposibilidad de aprender en una “compu” nueva.

“El objetivo nuestro siempre fue acortar la brecha digital. Vimos que hay muchos chicos y organizaciones que no tienen computadoras. Por ahí es algo que parece muy simple en la jerga de los chicos. Para muchos es simplemente un electrodoméstico pero para nosotros es un instrumento de desarrollo. Vimos que ahí había un hueco, que no solamente alcanzaba con entregar la máquina sino que había que ir más allá”, resume Marcelo Dos Santos, uno de los responsables del proyecto.

La solidaridad siempre cuenta. Es un estímulo que dignifica a partir de donaciones de empresas y comercios que actualizan sus computadoras y “desechan” equipos que aún pueden tener calidad de uso. “Enseñamos a los chicos cómo utilizarla y repararlas. Tomamos las computadoras que de pronto las empresas ya no necesitan porque todos quieren tener lo último y lo viejo va quedando descartado. Hay gente que no la tiene y que cuando la recibe, la utiliza muy bien”.

Los voluntarios representan la principal “fuerza de trabajo” ya que además de contribuir a la causa, adquieren formación como una moneda de cambio. “Apuntamos a que la gente reciba sus equipos y aprenda a utilizarlos para que eso le de un poco de inclusión. Estos equipos no se tiran a la basura porque hay toneladas de elementos que son contaminantes. Esa es otra parte de nuestro trabajo”. Y destaca experiencias laborales de jóvenes que se capacitaron en el proyecto iniciado hace cinco años. Dos Santos también agradeció el espacio que les brinda el Colegio, que incluyen un taller y una sala de computación. “Respecto a la recepción de materiales y equipos, la gente lleva computadoras y es como una cadena cuando se arman los autos. Hay todo un equipo que ven las máquinas, otro que las arma, otro que las limpia e instala sistemas operativos. El último grupo es el que hace el test final y chequea el funcionamiento. Ese es el criterio de recepción y armado hasta que llegan a las manos de la gente”.

Para ser beneficiario Dos Santos explica que se lleva un registro en la página web y que ante un pedido se hace una ponderación de cada caso. Recién de acuerdo a eso y a la disponibilidad de los equipos, se hace entrega del material. “También tenemos excepciones. Si viene una familia con algún chico que tenga una necesidad especial o una escuela, la valoración pasa a ser alta y le damos prioridad. Le entregamos el equipo enseguida”. Si bien el proyecto es abierto a cualquier familia, reconocen que es mejor entregar en lugares donde la puedan aprovechar “no uno sino muchas” personas. “El año pasado nos pasó algo muy lindo. Desde Chaco nos pidieron a través del Facebook ocho máquinas aunque con software especial ya que eran para chicos no videntes. El método es bastante sencillo, se le habla a la computadora y la máquina dice en qué posición de la pantalla se está y permite trabajar con la orden de voz. Parece que dio muy buen resultado porque les va bárbaro y armaron una salita de computación. Nosotros más que orgullosos. Estas cosas son las que nos movilizan a seguir trabajando”, cerró Marcelo Dos Santos.

“El año pasado PAE nos entregó 400 equipos. Eso explotó y nos ayudó un montón. Tuvimos que dejar de recepcionar porque ya no teníamos espacio. Con estas máquinas de muy buena calidad, armamos una sala en conjunto con el grupo juvenil “Patio Abierto”. Pasaron cientos de chicos por esas máquinas, teníamos una capacitadora nuestra y muchos pibes que andaban en la calle, se instruyeron y aprendieron a usar la computadora”.

Faltan CD’s y aerosoles

El Proyecto Puente es una organización sin fines de lucro que no recibe ninguna ayuda económica.

Entre las necesidades de la entidad solidaria están elementos de uso constante como cd’s vírgenes, aerosoles de limpieza, alcohol y elementos para limpieza de componentes como paños y gamuzas. Los interesados en sumarse pueden ir directamente a la sede los sábados desde las 15 en adelante.

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13 ABR 2014 - 22:56

La tecnología está en todos lados pero no siempre llega de manera eficaz. Aunque nadie pareciera estar al margen de la vida informática, el objetivo de la Fundación Proyecto Puente parece expandirse en los barrios de la ciudad.

Y provocar a la vez, un efecto multiplicador. En el Colegio Domingo Savio, distintos equipos de trabajo se capacitan poniendo manos a la obra. Desde la recepción de un equipo; su evaluación, limpieza, rearmado y terminación cada parte del proceso se sigue minuciosamente. Y al final del camino, habrá premio: el agradecimiento de quien recibe la PC actualizada y de los jóvenes de todo el país que plantean su imposibilidad de aprender en una “compu” nueva.

“El objetivo nuestro siempre fue acortar la brecha digital. Vimos que hay muchos chicos y organizaciones que no tienen computadoras. Por ahí es algo que parece muy simple en la jerga de los chicos. Para muchos es simplemente un electrodoméstico pero para nosotros es un instrumento de desarrollo. Vimos que ahí había un hueco, que no solamente alcanzaba con entregar la máquina sino que había que ir más allá”, resume Marcelo Dos Santos, uno de los responsables del proyecto.

La solidaridad siempre cuenta. Es un estímulo que dignifica a partir de donaciones de empresas y comercios que actualizan sus computadoras y “desechan” equipos que aún pueden tener calidad de uso. “Enseñamos a los chicos cómo utilizarla y repararlas. Tomamos las computadoras que de pronto las empresas ya no necesitan porque todos quieren tener lo último y lo viejo va quedando descartado. Hay gente que no la tiene y que cuando la recibe, la utiliza muy bien”.

Los voluntarios representan la principal “fuerza de trabajo” ya que además de contribuir a la causa, adquieren formación como una moneda de cambio. “Apuntamos a que la gente reciba sus equipos y aprenda a utilizarlos para que eso le de un poco de inclusión. Estos equipos no se tiran a la basura porque hay toneladas de elementos que son contaminantes. Esa es otra parte de nuestro trabajo”. Y destaca experiencias laborales de jóvenes que se capacitaron en el proyecto iniciado hace cinco años. Dos Santos también agradeció el espacio que les brinda el Colegio, que incluyen un taller y una sala de computación. “Respecto a la recepción de materiales y equipos, la gente lleva computadoras y es como una cadena cuando se arman los autos. Hay todo un equipo que ven las máquinas, otro que las arma, otro que las limpia e instala sistemas operativos. El último grupo es el que hace el test final y chequea el funcionamiento. Ese es el criterio de recepción y armado hasta que llegan a las manos de la gente”.

Para ser beneficiario Dos Santos explica que se lleva un registro en la página web y que ante un pedido se hace una ponderación de cada caso. Recién de acuerdo a eso y a la disponibilidad de los equipos, se hace entrega del material. “También tenemos excepciones. Si viene una familia con algún chico que tenga una necesidad especial o una escuela, la valoración pasa a ser alta y le damos prioridad. Le entregamos el equipo enseguida”. Si bien el proyecto es abierto a cualquier familia, reconocen que es mejor entregar en lugares donde la puedan aprovechar “no uno sino muchas” personas. “El año pasado nos pasó algo muy lindo. Desde Chaco nos pidieron a través del Facebook ocho máquinas aunque con software especial ya que eran para chicos no videntes. El método es bastante sencillo, se le habla a la computadora y la máquina dice en qué posición de la pantalla se está y permite trabajar con la orden de voz. Parece que dio muy buen resultado porque les va bárbaro y armaron una salita de computación. Nosotros más que orgullosos. Estas cosas son las que nos movilizan a seguir trabajando”, cerró Marcelo Dos Santos.

“El año pasado PAE nos entregó 400 equipos. Eso explotó y nos ayudó un montón. Tuvimos que dejar de recepcionar porque ya no teníamos espacio. Con estas máquinas de muy buena calidad, armamos una sala en conjunto con el grupo juvenil “Patio Abierto”. Pasaron cientos de chicos por esas máquinas, teníamos una capacitadora nuestra y muchos pibes que andaban en la calle, se instruyeron y aprendieron a usar la computadora”.

Faltan CD’s y aerosoles

El Proyecto Puente es una organización sin fines de lucro que no recibe ninguna ayuda económica.

Entre las necesidades de la entidad solidaria están elementos de uso constante como cd’s vírgenes, aerosoles de limpieza, alcohol y elementos para limpieza de componentes como paños y gamuzas. Los interesados en sumarse pueden ir directamente a la sede los sábados desde las 15 en adelante.


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