Acá están, estos son, los legionarios del Deportivo Madryn que lograron el anhelado ascenso al Argentino A, en una temporada histórica que quedó marcada en el hincha “Aurinegro”.
Sebastián Pereira: Para las grandes conquistas se necesitan grandes arqueros. El uruguayo transmitió seguridad y su personalidad ganadora contagió al resto de sus compañeros.
Leonardo Olave: Un pieza clave, jugando de central o de marcador de punta. El bahiense rinde siempre, por eso el hincha aurinegro lo ama.
Leandro García: Comenzó como marcador central y se lució. Luego perdió el puesto y lo recuperó en el tramo final como lateral derecho. Presencia y jerarquía en la defensa aurinegra.
Mauricio Del Cero: Desde su experiencia ordenó a toda la defensa. Importante para defender y para atacar. Su presencia en el área rival siempre fue una carta goleadora para el equipo.
Mauricio Mansilla: “Totono” tuvo un año fenomenal. Firme para defender, con prestancia para atacar, un jugador de “otra categoría”.
Fabricio Elgorriaga: Una actuación consagratoria. Su mejor año desde que está en Madryn. Sus proyecciones por el sector izquierdo fueron un arma letal del equipo que logró el ascenso.
Marcos Rivadeneira: Dinámica, buen pie y generosidad al servicio del equipo.
Gonzalo Gho: Tuvo una destacada actuación en la primera etapa del campeonato. En el tramo final jugó menos, pero cada vez que fue convocado cumplió con creces.
Rodrigo Bona: Una lesión lo dejó al margen de la competencia mucho tiempo. Cuando volvió, aportó la calidad de su pegada y su amor a la camiseta.
Matías Birge: Llegó para reforzar a Madryn en la segunda parte del certamen. Le aportó al equipo una sobresaliente cuota de velocidad y potencia.
Emmanuel Campo: Presencia y calidad en la mitad de la cancha. Apareció en su máxima dimensión cuando aparecen los buenos, en las finales.
Daniel Carou: Pieza clave del conjunto campeón. Fue el conductor futbolístico que hizo jugar a todo el equipo.
Leandro Dómini: Un elemento vital para el esquema de Portalau. Un jugador versátil e inteligente que se ganó el respeto de todos. Es de los que mejor “entienden el juego”.
Juan Manuel Bordaberry: Jugador de indiscutible talento, de su mágico botín zurdo, salieron destellos de enorme calidad técnica.
José Michelena: Delantero fantástico, hábil, potente, asistidor, guapo. Probablemente, el mejor jugador del Torneo Argentino B.
Matías Parolari: Un año para recordar toda la vida. Los goles del “Buitre” memorables ya forman parte de la historia grande del Deportivo Madryn.
Gonzalo Gómez: Un delantero que siempre cumplió. Jugó poco por el nivel de Michelena y Parolari, pero dejó la mejor impresión, por su potencia y sus goles.
Leider Joao Asprilla: Jugó pocos partidos y estuvo lejos de si nivel, pero la gente lo ama.
Matías Llanquetrú: Volvió al club para aportar su cuota de buena técnica y sacrificio.
Acá están, estos son, los legionarios del Deportivo Madryn que lograron el anhelado ascenso al Argentino A, en una temporada histórica que quedó marcada en el hincha “Aurinegro”.
Sebastián Pereira: Para las grandes conquistas se necesitan grandes arqueros. El uruguayo transmitió seguridad y su personalidad ganadora contagió al resto de sus compañeros.
Leonardo Olave: Un pieza clave, jugando de central o de marcador de punta. El bahiense rinde siempre, por eso el hincha aurinegro lo ama.
Leandro García: Comenzó como marcador central y se lució. Luego perdió el puesto y lo recuperó en el tramo final como lateral derecho. Presencia y jerarquía en la defensa aurinegra.
Mauricio Del Cero: Desde su experiencia ordenó a toda la defensa. Importante para defender y para atacar. Su presencia en el área rival siempre fue una carta goleadora para el equipo.
Mauricio Mansilla: “Totono” tuvo un año fenomenal. Firme para defender, con prestancia para atacar, un jugador de “otra categoría”.
Fabricio Elgorriaga: Una actuación consagratoria. Su mejor año desde que está en Madryn. Sus proyecciones por el sector izquierdo fueron un arma letal del equipo que logró el ascenso.
Marcos Rivadeneira: Dinámica, buen pie y generosidad al servicio del equipo.
Gonzalo Gho: Tuvo una destacada actuación en la primera etapa del campeonato. En el tramo final jugó menos, pero cada vez que fue convocado cumplió con creces.
Rodrigo Bona: Una lesión lo dejó al margen de la competencia mucho tiempo. Cuando volvió, aportó la calidad de su pegada y su amor a la camiseta.
Matías Birge: Llegó para reforzar a Madryn en la segunda parte del certamen. Le aportó al equipo una sobresaliente cuota de velocidad y potencia.
Emmanuel Campo: Presencia y calidad en la mitad de la cancha. Apareció en su máxima dimensión cuando aparecen los buenos, en las finales.
Daniel Carou: Pieza clave del conjunto campeón. Fue el conductor futbolístico que hizo jugar a todo el equipo.
Leandro Dómini: Un elemento vital para el esquema de Portalau. Un jugador versátil e inteligente que se ganó el respeto de todos. Es de los que mejor “entienden el juego”.
Juan Manuel Bordaberry: Jugador de indiscutible talento, de su mágico botín zurdo, salieron destellos de enorme calidad técnica.
José Michelena: Delantero fantástico, hábil, potente, asistidor, guapo. Probablemente, el mejor jugador del Torneo Argentino B.
Matías Parolari: Un año para recordar toda la vida. Los goles del “Buitre” memorables ya forman parte de la historia grande del Deportivo Madryn.
Gonzalo Gómez: Un delantero que siempre cumplió. Jugó poco por el nivel de Michelena y Parolari, pero dejó la mejor impresión, por su potencia y sus goles.
Leider Joao Asprilla: Jugó pocos partidos y estuvo lejos de si nivel, pero la gente lo ama.
Matías Llanquetrú: Volvió al club para aportar su cuota de buena técnica y sacrificio.