Bianchi destacó la decisión del Estado de “proteger las dos órbitas geoestacionarias asignadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para brindar servicios de telecomunicaciones con satélites” a través de ARSAT, “desarrollando un plan de fabricación”.
Antes de la llegada del expresidente Néstor Kirchner al gobierno, la empresa alemana Nahuelsat se encargaba de la administración de las órbitas, pero como esa firma privada “empezó a tener problemas de sustentabilidad” y quedaron en riesgo de perderse esas dos posiciones orbitales, el Estado decidió tomar eso activos” y así se creó la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT).
“El Estado puede mantener las posiciones alquilando el satélite y brindando servicios, alquilándole el servicio a un operador o fabricando un satélite propio, que es la decisión que tomó la Argentina”, destacó Bianchi.
“Junto con el conocimiento que había en Nahuelsat, más el conocimiento que tenía adquirido INVAP de hacer satélites de baja órbita, se comenzó este proyecto de fabricación de satélites geoestacionarios”, sostuvo Bianchi sobre el proceso.
Asimismo, subrayó que se trata de “un tema de soberanía”, ya que “Gran Bretaña estaba detrás de una de las dos posiciones que pudo retener la Argentina”.
A fines de junio INVAP confirmó que había finalizado los preparativosdel ARSAT-1 y Télam presenció en la sede central de la empresa, en San Carlos de Bariloche, los últimos ensayos del satélite-1, previo a su traslado a la Guyana Francesa, desde donde será lanzado.
“Durante ocho meses se realizaron ensayos funcionales y ambientales para garantizar que el diseño, la fabricación y la integración del satélite sean los adecuados para soportar el ambiente severo durante su lanzamiento y los 15 años de vida útil”, detalló Campenni .
Además, destacó que en el proyecto participaron alrededor de 400 personas en distintos momentos, "pero cada una se siente dueña del satélite completo”.
El subgerente general de INVAP agregó con orgullo que “la pasión en los trabajadores” se debe a que “este proyecto es muy importante para el país” y recordó que “desde la fundación de INVAP, el doctor Varotto (Conrado) siempre nos inculcó el no al colonialismo mental, o sea, se puede”.
En cuanto al tiempo de fabricación, explicó que “duró varios años” y que al ser “un satélite productivo para el país implica requerimientos mucho más exigentes a la hora de diseñarlo, fabricarlo, implementarlo y testearlo. Es un satélite que tiene que durar tres veces más que uno de observación de la tierra”.
Bianchi destacó la decisión del Estado de “proteger las dos órbitas geoestacionarias asignadas a la Argentina por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para brindar servicios de telecomunicaciones con satélites” a través de ARSAT, “desarrollando un plan de fabricación”.
Antes de la llegada del expresidente Néstor Kirchner al gobierno, la empresa alemana Nahuelsat se encargaba de la administración de las órbitas, pero como esa firma privada “empezó a tener problemas de sustentabilidad” y quedaron en riesgo de perderse esas dos posiciones orbitales, el Estado decidió tomar eso activos” y así se creó la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT).
“El Estado puede mantener las posiciones alquilando el satélite y brindando servicios, alquilándole el servicio a un operador o fabricando un satélite propio, que es la decisión que tomó la Argentina”, destacó Bianchi.
“Junto con el conocimiento que había en Nahuelsat, más el conocimiento que tenía adquirido INVAP de hacer satélites de baja órbita, se comenzó este proyecto de fabricación de satélites geoestacionarios”, sostuvo Bianchi sobre el proceso.
Asimismo, subrayó que se trata de “un tema de soberanía”, ya que “Gran Bretaña estaba detrás de una de las dos posiciones que pudo retener la Argentina”.
A fines de junio INVAP confirmó que había finalizado los preparativosdel ARSAT-1 y Télam presenció en la sede central de la empresa, en San Carlos de Bariloche, los últimos ensayos del satélite-1, previo a su traslado a la Guyana Francesa, desde donde será lanzado.
“Durante ocho meses se realizaron ensayos funcionales y ambientales para garantizar que el diseño, la fabricación y la integración del satélite sean los adecuados para soportar el ambiente severo durante su lanzamiento y los 15 años de vida útil”, detalló Campenni .
Además, destacó que en el proyecto participaron alrededor de 400 personas en distintos momentos, "pero cada una se siente dueña del satélite completo”.
El subgerente general de INVAP agregó con orgullo que “la pasión en los trabajadores” se debe a que “este proyecto es muy importante para el país” y recordó que “desde la fundación de INVAP, el doctor Varotto (Conrado) siempre nos inculcó el no al colonialismo mental, o sea, se puede”.
En cuanto al tiempo de fabricación, explicó que “duró varios años” y que al ser “un satélite productivo para el país implica requerimientos mucho más exigentes a la hora de diseñarlo, fabricarlo, implementarlo y testearlo. Es un satélite que tiene que durar tres veces más que uno de observación de la tierra”.