El director de ambiente de la municipalidad de San Antonio Oeste, Diego Luzzato, dijo a Télam que "el primer individuo de la especie descrito para la ciencia venía de allí, pero luego descubrimos que tiene una distribución territorial bastante más amplia e incluso llega hasta Brasil".
En ese país había sido clasificado como otra especie, "pero tuvieron que cambiarle el nombre porque es la misma que tenemos nosotros y eso implicó mucho trabajo en ecología y en trabajos de conservación en la bahía".
Ese es un lugar muy particular por sus características geográficas, "las amplias mareas que allí se despliegan permiten el desarrollo de un ecosistema bastante distinto al de la parte externa, que posee características propias de la Patagonia", aclaró el ex investigador del Conicet.
En esa zona la población de caballitos de mar está siendo cada vez más afectada por la presión del comportamiento humano con "el desarrollo de procesos industriales por parte de la empresa Alcadis de la Patagonia (Alpat), las empresas pesqueras que muchas veces arrojan residuos al agua, la urbanización que desplaza áreas naturales y la visitas de turistas que se dio durante los últimos años", precisó Luzzato.
Todo eso hace que el hábitat de estos animales se vaya desplazando, y que la población de la especie disminuya de manera alarmante, según estimó, "durante los últimos diez años se redujo en un 90%".
Para el municipal, "el primer factor que afecta la existencia del caballito es la pesca, porque no es como cualquier pez al que se le puede diagramar una estrategia de pesca, cuando se levanta uno ya no quedan más, entonces la densidad poblacional disminuye automáticamente".
Según explicó, al caballito se lo puede encontrar durante las mareas bajas cuando el agua llega a los tobillos, en cambio en otros lugares del norte se los encuentra a unos 20 o 30 metros de profundidad.
La distribución territorial es desde la Bahía de San Antonio hasta Río de Janeiro, y las principales características físicas es que tienen la cabeza a 90° respecto del cuerpo, y la cola es una modificación de la aleta caudal de los peces comunes, con la que se sujeta a los sustratos.
"Tienen roles sexuales intercambiados, el macho es el que recibe los huevos, sufre un embarazo y tiene un parto, luego de un cortejo que suele iniciar en septiembre, durar varios días hasta que la hembra le transfiere los huevos a una bolsa especial de su cuerpo, y allí los embriones comienzan a desarrollarse y crecer hasta unos 7 milímetros", precisó.
El período de gestación dura unos 20 días y pueden nacer hasta mil embriones, pero el promedio es de unos 300 que en su mayoría son consumidos por otros organismos, por lo que la probabilidad de que uno llegue a ser adulto es muy baja, pueden llegar a crecer hasta unos 18 centímetros a lo largo de unos 4 o 5 años de vida.
Otro problema es que al ser tan grandes y habitar aguas poco profundas, tienen pocas probabilidades de camuflarse y son más visibles para la gente que suele recorrer la zona.
En la costumbre local se los saca del agua y una vez que el caballito de mar muere, se seca al sol para que conserve el aspecto y se los integra a alguna artesanía, en el mercado son más apreciados y valiosos, llama mucho la atención a los turistas.
El municipio local durante el último verano lo declaró "Monumento Natural", la máxima categoría de conservación que puede tener una especie animal.
Y desde la provincia desde hace pocos días se lo está protegiendo, mediante un proyecto ingresado por los legisladores Marilin Gemignani y Facundo Montesino Odarda, al parlamento rionegrino.
Lo importante de esa iniciativa es que se lo saca de categoría de pez y se lo pasa a la órbita de fauna, con lo que se logra una protección más efectiva.
La recomendación para todas las personas "es que si alguien se encuentra con un caballito de mar, no lo moleste y sólo lo mire desde lejos y nada más, porque todo lo demás está prohibido y penado", remarcó Luzzato.
Los caballitos de mar, durante todo el año están en la bahía, y en invierno buscan un poco más de profundidad en el área natural protegida que abarca Las Grutas, San Antonio y el Puerto del Este.
El director de ambiente de la municipalidad de San Antonio Oeste, Diego Luzzato, dijo a Télam que "el primer individuo de la especie descrito para la ciencia venía de allí, pero luego descubrimos que tiene una distribución territorial bastante más amplia e incluso llega hasta Brasil".
En ese país había sido clasificado como otra especie, "pero tuvieron que cambiarle el nombre porque es la misma que tenemos nosotros y eso implicó mucho trabajo en ecología y en trabajos de conservación en la bahía".
Ese es un lugar muy particular por sus características geográficas, "las amplias mareas que allí se despliegan permiten el desarrollo de un ecosistema bastante distinto al de la parte externa, que posee características propias de la Patagonia", aclaró el ex investigador del Conicet.
En esa zona la población de caballitos de mar está siendo cada vez más afectada por la presión del comportamiento humano con "el desarrollo de procesos industriales por parte de la empresa Alcadis de la Patagonia (Alpat), las empresas pesqueras que muchas veces arrojan residuos al agua, la urbanización que desplaza áreas naturales y la visitas de turistas que se dio durante los últimos años", precisó Luzzato.
Todo eso hace que el hábitat de estos animales se vaya desplazando, y que la población de la especie disminuya de manera alarmante, según estimó, "durante los últimos diez años se redujo en un 90%".
Para el municipal, "el primer factor que afecta la existencia del caballito es la pesca, porque no es como cualquier pez al que se le puede diagramar una estrategia de pesca, cuando se levanta uno ya no quedan más, entonces la densidad poblacional disminuye automáticamente".
Según explicó, al caballito se lo puede encontrar durante las mareas bajas cuando el agua llega a los tobillos, en cambio en otros lugares del norte se los encuentra a unos 20 o 30 metros de profundidad.
La distribución territorial es desde la Bahía de San Antonio hasta Río de Janeiro, y las principales características físicas es que tienen la cabeza a 90° respecto del cuerpo, y la cola es una modificación de la aleta caudal de los peces comunes, con la que se sujeta a los sustratos.
"Tienen roles sexuales intercambiados, el macho es el que recibe los huevos, sufre un embarazo y tiene un parto, luego de un cortejo que suele iniciar en septiembre, durar varios días hasta que la hembra le transfiere los huevos a una bolsa especial de su cuerpo, y allí los embriones comienzan a desarrollarse y crecer hasta unos 7 milímetros", precisó.
El período de gestación dura unos 20 días y pueden nacer hasta mil embriones, pero el promedio es de unos 300 que en su mayoría son consumidos por otros organismos, por lo que la probabilidad de que uno llegue a ser adulto es muy baja, pueden llegar a crecer hasta unos 18 centímetros a lo largo de unos 4 o 5 años de vida.
Otro problema es que al ser tan grandes y habitar aguas poco profundas, tienen pocas probabilidades de camuflarse y son más visibles para la gente que suele recorrer la zona.
En la costumbre local se los saca del agua y una vez que el caballito de mar muere, se seca al sol para que conserve el aspecto y se los integra a alguna artesanía, en el mercado son más apreciados y valiosos, llama mucho la atención a los turistas.
El municipio local durante el último verano lo declaró "Monumento Natural", la máxima categoría de conservación que puede tener una especie animal.
Y desde la provincia desde hace pocos días se lo está protegiendo, mediante un proyecto ingresado por los legisladores Marilin Gemignani y Facundo Montesino Odarda, al parlamento rionegrino.
Lo importante de esa iniciativa es que se lo saca de categoría de pez y se lo pasa a la órbita de fauna, con lo que se logra una protección más efectiva.
La recomendación para todas las personas "es que si alguien se encuentra con un caballito de mar, no lo moleste y sólo lo mire desde lejos y nada más, porque todo lo demás está prohibido y penado", remarcó Luzzato.
Los caballitos de mar, durante todo el año están en la bahía, y en invierno buscan un poco más de profundidad en el área natural protegida que abarca Las Grutas, San Antonio y el Puerto del Este.