Nada nuevo. Y nada viejo. La sensación de inseguridad. O una dura realidad. Ya nada es seguro. Desde una de las ciudades más importantes de la provincia, como Trelew, se focaliza cada día más la necesidad de contar con mayor seguridad; tanto en sus calles como en los hogares de los miles de vecinos.
Los últimos acontecimientos así parecen certificarlos. Un robo a mano armada en pleno centro, una escalada de violentos hechos y varios homicidios, revelan que la otrora ciudad más progresista el sur argentino teme por su vida. Y el poder lo sabe. Tanto el político como el económico y financiero.
Desde el Gobierno provincial ya se admitió que la ciudad más importante de la comarca VIRCh es prioridad; tanto que a raíz de los últimos sucesos ya se cambió el jefe de la Unidad Regional. Se fue Juan Carlos Jara y llegó Cristian Cedrón, que tuvo que debutar con un suceso nada agradable. El ataque a balazos a un adolescente de 16 años en plena vía pública del barrio Don Bosco y que a pesar de estar estable aún lucha por su vida en el Hospital Zonal. Y como si ello fuera poco, desde el arco político oficial de Rawson se sostiene que los autores de los últimos y numerosos hechos delictivos allí sucedidos, tienen su origen en la vecina ciudad. Nada nuevo. Y nada viejo.
Sin embargo, la cuestión no es echar culpas. Primero, porque ninguna comunidad opera como un compartimiento estanco y menos Trelew y Rawson o Rawson y Trelew; aliados estratégicos en geografía, social y culturalmente y en virtudes y miserias. Segundo, los diagnósticos son más que obvios y lo que se valora –en general- son las propuestas y soluciones. Y si los Estados municipales, provinciales y eventualmente nacionales no trabajan en conjunto, no hay solución alguna que valga o funcione.
Las políticas de seguridad se tiene que hacer en consenso entre todos los estamentos del Estado; sin importar el peso o la posición política e ideológica. Está en juego el futuro de ciudades que merecen ser vividas. Y su gente. Que observa que a veces esa sensación de inseguridad, patentada por algún exgobernador, es una terrible realidad.#
Nada nuevo. Y nada viejo. La sensación de inseguridad. O una dura realidad. Ya nada es seguro. Desde una de las ciudades más importantes de la provincia, como Trelew, se focaliza cada día más la necesidad de contar con mayor seguridad; tanto en sus calles como en los hogares de los miles de vecinos.
Los últimos acontecimientos así parecen certificarlos. Un robo a mano armada en pleno centro, una escalada de violentos hechos y varios homicidios, revelan que la otrora ciudad más progresista el sur argentino teme por su vida. Y el poder lo sabe. Tanto el político como el económico y financiero.
Desde el Gobierno provincial ya se admitió que la ciudad más importante de la comarca VIRCh es prioridad; tanto que a raíz de los últimos sucesos ya se cambió el jefe de la Unidad Regional. Se fue Juan Carlos Jara y llegó Cristian Cedrón, que tuvo que debutar con un suceso nada agradable. El ataque a balazos a un adolescente de 16 años en plena vía pública del barrio Don Bosco y que a pesar de estar estable aún lucha por su vida en el Hospital Zonal. Y como si ello fuera poco, desde el arco político oficial de Rawson se sostiene que los autores de los últimos y numerosos hechos delictivos allí sucedidos, tienen su origen en la vecina ciudad. Nada nuevo. Y nada viejo.
Sin embargo, la cuestión no es echar culpas. Primero, porque ninguna comunidad opera como un compartimiento estanco y menos Trelew y Rawson o Rawson y Trelew; aliados estratégicos en geografía, social y culturalmente y en virtudes y miserias. Segundo, los diagnósticos son más que obvios y lo que se valora –en general- son las propuestas y soluciones. Y si los Estados municipales, provinciales y eventualmente nacionales no trabajan en conjunto, no hay solución alguna que valga o funcione.
Las políticas de seguridad se tiene que hacer en consenso entre todos los estamentos del Estado; sin importar el peso o la posición política e ideológica. Está en juego el futuro de ciudades que merecen ser vividas. Y su gente. Que observa que a veces esa sensación de inseguridad, patentada por algún exgobernador, es una terrible realidad.#