El país de los trolls

19 MAR 2024 - 10:31 | Actualizado 19 MAR 2024 - 10:39

- Por Esteban Gallo

La senadora chubutense Edith Terenzi recibió amenazas de muerte en su teléfono luego de haber votado contra el DNU de Javier Milei.

El nivel de agresividad que utilizaron los simpatizantes libertarios para atacar a la legisladora no tiene precedentes.

“Entré en la categoría de vieja meada” subrayó Terenzi, quien además reveló que se acordaron de su madre, de algunas partes del cuerpo de su hermana y además le dijeron: ‘Cuando te crucemos por la calle te vamos a matar. Cuidate porque donde te veamos te vamos a liquidar”.


La senadora no tiene dudas. Detrás de la intimidación están los trolls del presidente, un grupo de choque creado para arremeter contra cualquier dirigente que se le planta al gobierno.

Ya lo padeció Nacho Torres cuando se cruzó con Milei por los fondos coparticipables de Chubut.

Enseguida, aparecieron las imágenes del gobernador con la cara del comandante venezolano Hugo Chavez y luego, a modo de burla, los trolls publicaron una imagen del jefe político de Chubut alterada por inteligencia artificial simulando los rasgos faciales de una persona con Síndrome de Down.

El presidente acompañó con un like y a pesar del repudio generalizado, nunca pidió perdón. Tampoco salió a repudiar los ataques intimidatorios contra Edith Terenzi.

Esconderse detrás de una pantalla para atacar a una senadora nacional es un acto de cobardía, pero hacerlo con el apoyo del presidente es de una gravedad institucional intolerable.

Es también un acto de torpeza palmaria.

Si el presidente necesita tanto el DNU y la Ley Ómnibus para gobernar, debe establecer acuerdos inteligentes con los gobernadores, senadores y diputados, salvo que quiera seguir sufriendo los reveses y papelones de las últimas semanas.

Eso se logra tendiendo puentes, no mandando a sus sicarios digitales para que ataquen a los dirigentes de la oposición.

Hay algo que deben entender el presidente y todos los ciudadanos de la república. Milei está legitimado por el voto de la gente, pero también lo están los senadores, los diputados y los gobernadores elegidos por sus pueblos. La gente votó como votó, por algo, y es así como funcionan las instituciones de la democracia.
El libertario dice que la casta no lo deja gobernar, pero la verdad es que se complica la vida solo.

Convoca a un pacto del 25 de mayo, pero amenaza con mear a todos los gobernadores que no le den los votos.
Se enoja con la vicepresidenta porque convoca al Senado a tratar el DNU y para variar, la ataca con su ejército de mensajeros anónimos, cuando lo único que hizo Victoria Villarruel es cumplir con el reglamento de la cámara.

Sus trolls amenazan a una senadora y él ni se escandaliza ni se solidariza con la víctima.

Ningún país serio funciona en medio de la confrontación permanente, la violencia verbal, las amenazas de muerte, y la falta de acuerdos políticos. Mucho menos si el que fomenta el odio es el que maneja las riendas del país.

Alguien dijo alguna vez que “La democracia no puede ser una botella rota con la cual se amenaza al otro”.
Eso es lo que pasa en la Argentina con el agravante de que quien tiene la botella rota en la mano y amenaza como loco malo a todo aquel que piensa distinto es el mismísimo presidente de la república.

Y si eso no cambia, estamos en el horno; porque la violencia de arriba engendra la violencia de abajo.

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19 MAR 2024 - 10:31

- Por Esteban Gallo

La senadora chubutense Edith Terenzi recibió amenazas de muerte en su teléfono luego de haber votado contra el DNU de Javier Milei.

El nivel de agresividad que utilizaron los simpatizantes libertarios para atacar a la legisladora no tiene precedentes.

“Entré en la categoría de vieja meada” subrayó Terenzi, quien además reveló que se acordaron de su madre, de algunas partes del cuerpo de su hermana y además le dijeron: ‘Cuando te crucemos por la calle te vamos a matar. Cuidate porque donde te veamos te vamos a liquidar”.


La senadora no tiene dudas. Detrás de la intimidación están los trolls del presidente, un grupo de choque creado para arremeter contra cualquier dirigente que se le planta al gobierno.

Ya lo padeció Nacho Torres cuando se cruzó con Milei por los fondos coparticipables de Chubut.

Enseguida, aparecieron las imágenes del gobernador con la cara del comandante venezolano Hugo Chavez y luego, a modo de burla, los trolls publicaron una imagen del jefe político de Chubut alterada por inteligencia artificial simulando los rasgos faciales de una persona con Síndrome de Down.

El presidente acompañó con un like y a pesar del repudio generalizado, nunca pidió perdón. Tampoco salió a repudiar los ataques intimidatorios contra Edith Terenzi.

Esconderse detrás de una pantalla para atacar a una senadora nacional es un acto de cobardía, pero hacerlo con el apoyo del presidente es de una gravedad institucional intolerable.

Es también un acto de torpeza palmaria.

Si el presidente necesita tanto el DNU y la Ley Ómnibus para gobernar, debe establecer acuerdos inteligentes con los gobernadores, senadores y diputados, salvo que quiera seguir sufriendo los reveses y papelones de las últimas semanas.

Eso se logra tendiendo puentes, no mandando a sus sicarios digitales para que ataquen a los dirigentes de la oposición.

Hay algo que deben entender el presidente y todos los ciudadanos de la república. Milei está legitimado por el voto de la gente, pero también lo están los senadores, los diputados y los gobernadores elegidos por sus pueblos. La gente votó como votó, por algo, y es así como funcionan las instituciones de la democracia.
El libertario dice que la casta no lo deja gobernar, pero la verdad es que se complica la vida solo.

Convoca a un pacto del 25 de mayo, pero amenaza con mear a todos los gobernadores que no le den los votos.
Se enoja con la vicepresidenta porque convoca al Senado a tratar el DNU y para variar, la ataca con su ejército de mensajeros anónimos, cuando lo único que hizo Victoria Villarruel es cumplir con el reglamento de la cámara.

Sus trolls amenazan a una senadora y él ni se escandaliza ni se solidariza con la víctima.

Ningún país serio funciona en medio de la confrontación permanente, la violencia verbal, las amenazas de muerte, y la falta de acuerdos políticos. Mucho menos si el que fomenta el odio es el que maneja las riendas del país.

Alguien dijo alguna vez que “La democracia no puede ser una botella rota con la cual se amenaza al otro”.
Eso es lo que pasa en la Argentina con el agravante de que quien tiene la botella rota en la mano y amenaza como loco malo a todo aquel que piensa distinto es el mismísimo presidente de la república.

Y si eso no cambia, estamos en el horno; porque la violencia de arriba engendra la violencia de abajo.


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