Comerciales; giros y trucos de un nuevo clásico

Los comerciales, la música que se baila en todos lados, nacieron en el Centro Asturiano de un particular ensamble entre el rock y el cuarteto. Pies y brazos en acción, mucha adrenalina, con voces y ritmos propios que garantiza diversión.

Aunque su origen es una leyenda, el ritmo se instaló en los ochenta.
14 ABR 2024 - 15:42 | Actualizado 14 ABR 2024 - 16:00

Por Ismael Tebes
REDACCION JORNADA
itebes@grupojornada.com
En Twiter: @IsmaTebes

Aunque su origen es toda una leyenda, el ritmo se instaló en las pistas en los ochenta. Y cautivó al punto de convertir a sus más asiduos practicantes, en los “reyes” de la noche y los dueños de todas las miradas.

Aunque hoy el ritmo se modificó, se sumaron elementos estéticos y se incorporaron figuras que le dieron otra “vuelta” de rosca. Los comerciales sobreviven en cada boliche, en cada fiesta y en cada encuentro familiar. Esta suerte de fusión lenta entre el rock y el cuarteto pidió pista dicen en el Centro Asturiano, un lugar mítico en el que la noche solía detenerse como un inexplicable Triángulo de las Bermudas.

Se baila lento, pegado al piso; pausado, es delicadamente rítmico y estilizado con los tiempos bien marcados: del 1-2 al giro. El hombre lleva a su compañera en un huracán de vueltas, pases cadenciosos, miradas cómplices con manos y pies finamente acompasados. Es común, digno de lucimiento, inclusive bailar con dos o más parejas en simultáneo aunque manteniendo un vínculo constante que unifica cada movimiento.

La evolución también llegó a los comerciales porque los pioneros de éste ritmo solían ser los actores principales a la hora de “dibujar” la figura mientras la mujer solamente giraba con la música. Hoy el rol se amplió en la participación femenina con los contragiros, siendo un soporte en el nuevo formato.
“Lo puede bailar cualquiera, no importa la edad. El comercial es fácil de aprender, se enseña lo básico y de acuerdo a la evolución, se van agregando cosas. El físico no tiene absolutamente nada que ver, un alto puede bailar tranquilamente con una compañera de menor estatura”, reconoce Angel Calbucurá quien baile éste ritmo desde hace cuarenta años y enseña en su escuela hace dieciséis.

Como en el infaltable “Avanza”, que popularizó el pionero grupo Alfa, se sabe que quien baile comerciales tiene un plus, que rompe el hielo y atrae doblemente. Como todo, lo clásico resulta la base y todo se incorpora inclusive piezas de otros ritmos como la bachata y hasta el tango; respetando la escala de tiempos, un 4x2 bien todo terreno.

Más comodorense no se consigue. El nombre surgiría de un fallido radial y un pedido de comerciales que se interpuso con un tema o bien; de una deformación de la expresión “coverns” que solían cantarse en vivo aunque la versión más fiel habla de un osado enganche entre Creedence y Sebastián en el medio de un baile.

Ernesto “Rafa” Matamala, creador de “Amistad Comercialera” da clases gratuitas en dos Uniones Vecinales. “Recuerdo el Asturiano donde bailaban los que sabían y los demás, mirábamos. Eran pocos los que se animaban a bailar y lo hacían en el centro de una ronda gigante”, explica. Elige a Sebastián y a Gary como los intérpretes más apropiados para la enseñanza. “Es un género que está en auge, mucha gente está abriendo lugares para enseñar y mostrar. Sean grandes o chicos”. Una clase puede llevar a un total estado de distensión en el que la música “tapará” los problemas de la cotidianeidad por un rato. Hay diversión, compañerismo y una misma sintonía, como en el propio baile.
Roberto Rearte, instructor y cultor del género, dice haber aprendido “mirando” y utilizando los métodos de la época. “Solíamos atar un hilo en el picaporte para practicar pases y también se practicaba con la manga de una camisa o una campera y hasta con alguna cortina simulando los giros”. El comercial, un himno musical en éstas latitudes, fusiona y entretiene. La variante de salón es la que muestra al género en su máxima expresión visual: giros y contragiros, manos entrelazadas hasta el fin, sensualidad inevitable, trucos y conexión plena puestas al servicio de la danza. Inclusive la ciudad cuenta con un staff cotizado de bandas y cantantes que adoptaron el estilo como suele ocurrir en Córdoba con el cuarteto o en Santa Fe con la cumbia litoraleña.

Aunque su origen es una leyenda, el ritmo se instaló en los ochenta.
14 ABR 2024 - 15:42

Por Ismael Tebes
REDACCION JORNADA
itebes@grupojornada.com
En Twiter: @IsmaTebes

Aunque su origen es toda una leyenda, el ritmo se instaló en las pistas en los ochenta. Y cautivó al punto de convertir a sus más asiduos practicantes, en los “reyes” de la noche y los dueños de todas las miradas.

Aunque hoy el ritmo se modificó, se sumaron elementos estéticos y se incorporaron figuras que le dieron otra “vuelta” de rosca. Los comerciales sobreviven en cada boliche, en cada fiesta y en cada encuentro familiar. Esta suerte de fusión lenta entre el rock y el cuarteto pidió pista dicen en el Centro Asturiano, un lugar mítico en el que la noche solía detenerse como un inexplicable Triángulo de las Bermudas.

Se baila lento, pegado al piso; pausado, es delicadamente rítmico y estilizado con los tiempos bien marcados: del 1-2 al giro. El hombre lleva a su compañera en un huracán de vueltas, pases cadenciosos, miradas cómplices con manos y pies finamente acompasados. Es común, digno de lucimiento, inclusive bailar con dos o más parejas en simultáneo aunque manteniendo un vínculo constante que unifica cada movimiento.

La evolución también llegó a los comerciales porque los pioneros de éste ritmo solían ser los actores principales a la hora de “dibujar” la figura mientras la mujer solamente giraba con la música. Hoy el rol se amplió en la participación femenina con los contragiros, siendo un soporte en el nuevo formato.
“Lo puede bailar cualquiera, no importa la edad. El comercial es fácil de aprender, se enseña lo básico y de acuerdo a la evolución, se van agregando cosas. El físico no tiene absolutamente nada que ver, un alto puede bailar tranquilamente con una compañera de menor estatura”, reconoce Angel Calbucurá quien baile éste ritmo desde hace cuarenta años y enseña en su escuela hace dieciséis.

Como en el infaltable “Avanza”, que popularizó el pionero grupo Alfa, se sabe que quien baile comerciales tiene un plus, que rompe el hielo y atrae doblemente. Como todo, lo clásico resulta la base y todo se incorpora inclusive piezas de otros ritmos como la bachata y hasta el tango; respetando la escala de tiempos, un 4x2 bien todo terreno.

Más comodorense no se consigue. El nombre surgiría de un fallido radial y un pedido de comerciales que se interpuso con un tema o bien; de una deformación de la expresión “coverns” que solían cantarse en vivo aunque la versión más fiel habla de un osado enganche entre Creedence y Sebastián en el medio de un baile.

Ernesto “Rafa” Matamala, creador de “Amistad Comercialera” da clases gratuitas en dos Uniones Vecinales. “Recuerdo el Asturiano donde bailaban los que sabían y los demás, mirábamos. Eran pocos los que se animaban a bailar y lo hacían en el centro de una ronda gigante”, explica. Elige a Sebastián y a Gary como los intérpretes más apropiados para la enseñanza. “Es un género que está en auge, mucha gente está abriendo lugares para enseñar y mostrar. Sean grandes o chicos”. Una clase puede llevar a un total estado de distensión en el que la música “tapará” los problemas de la cotidianeidad por un rato. Hay diversión, compañerismo y una misma sintonía, como en el propio baile.
Roberto Rearte, instructor y cultor del género, dice haber aprendido “mirando” y utilizando los métodos de la época. “Solíamos atar un hilo en el picaporte para practicar pases y también se practicaba con la manga de una camisa o una campera y hasta con alguna cortina simulando los giros”. El comercial, un himno musical en éstas latitudes, fusiona y entretiene. La variante de salón es la que muestra al género en su máxima expresión visual: giros y contragiros, manos entrelazadas hasta el fin, sensualidad inevitable, trucos y conexión plena puestas al servicio de la danza. Inclusive la ciudad cuenta con un staff cotizado de bandas y cantantes que adoptaron el estilo como suele ocurrir en Córdoba con el cuarteto o en Santa Fe con la cumbia litoraleña.


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