Se cumplen 16 años de la erupción del volcán Chaitén

El fenómeno natural tuvo en vilo a la región cordillerana en 2008.

02 MAY 2024 - 12:01 | Actualizado 02 MAY 2024 - 12:30

Hoy se cumplen 16 años de la erupción del volcán Chaitén, ubicado a sólo 950 metros sobre el nivel del mar, a 10 kilómetros al noreste de la ciudad del mismo nombre, ex capital de la provincia de Palena, en la Región de Los Lagos, zona fronteriza de Chile con nuestra cordillera.

Este volcán, de carácter activo, tuvo una quietud que duró varios siglos, ya que no se cuenta con registros de erupciones entre 1800 y 2008. El 2 de mayo de 2008 entró en erupción; su ceniza volcánica alcanzó una altura de 40 kilómetros, y contaminó los alrededores, llegando a la Patagonia argentina y a Buenos Aires.

Este fenómeno volcanológico llevó a que la ciudad de Chaitén fuera evacuada totalmente, a causa de la contaminación atmosférica y los destrozos en la infraestructura y equipamiento urbano. Además, junto a la lluvia de cenizas y el alto riesgo de nuevas erupciones, el río Blanco se desbordó debido al deshielo de las nieves y el aumento del caudal de las aguas.

Las cenizas del Chaitén llegaron a Esquel y la región en las primeras horas de ese 8 de mayo, y rápidamente cubrieron el suelo, para sorpresa de la mayoría, que en principio buscaba saber de dónde provenía esa rara lluvia.

No tardó mucho tiempo la noticia en trascender a nivel nacional, y en esta ciudad a la brevedad se conformó un comité de emergencia integrado por el Municipio y sus distintas áreas, bomberos, la Universidad, Ejército, Gendarmería y otros organismos, a los fines de monitorear la situación, y tomar medidas de urgencia si era necesario, como la evacuación de pobladores.

Los vuelos a Esquel fueron suspendidos, y recién en agosto comenzó a regularizarse la actividad en el aeropuerto. En la Municipalidad, se daban informes diarios a la prensa con especialistas en la materia, acerca de la magnitud del fenómeno, su comportamiento y sus consecuencias.

Población evacuada

La localidad trasandina de Chaitén fue evacuada, y su población en gran parte fue trasladada a otras ciudades del vecino país, principalmente Puerto Montt, a la cercana Futaleufú, y unos pocos resistieron y no quisieron abandonar sus casas.

Ante la problemática que se presentaba con las cenizas, el Gobierno que en ese entonces conducía Mario Das Neves, contrató una empresa para limpiar los residuos volcánicos de las calles céntricas de Esquel, y el monitoreo al agua potable era permanente.

El gobierno nacional puso a disposición recursos y lo que hiciera falta para encarar la emergencia, y arribó el vicepresidente de esos años, Julio Cobos, junto a funcionarios, y se instalaron por algunos días autoridades de Medio Ambiente encabezadas por su titular Romina Picolotti.

Numerosos pobladores de Chaitén y alrededores, cruzaron la frontera hacia nuestro país, para viajar a otras ciudades trasandinas, y hasta hacienda transitó por Esquel a su paso. La vuelta a la normalidad fue paulatina, ya que las cenizas permanecieron por mucho tiempo en todos los rincones.

Jornada visitó Futaleufú en mayo del 2009, localidad vecina de Chaitén, y recogió testimonios de pobladores y autoridades de gobierno. Todos pensaban en la reconstrucción, pero en tierra alejada del volcán.

Las evacuaciones de asentamientos humanos también se produjeron en Argentina, donde además se cerraron numerosos aeropuertos. En agosto del año 2009, se produjo una segunda erupción del volcán, aunque esta vez por la formación de un nuevo domo, producto del primer estallido, ubicado en el cráter del volcán y que explotó por su lado sur, generando una grieta de más de un kilómetro.

Ese mismo año se decidió que la ciudad de Chaitén sería trasladada y relocalizada en la zona de Santa Bárbara, pueblo ubicado al norte del volcán, y que pese a tener menos llegada de luz solar, no corre ningún peligro. La catástrofe y la decisión de despoblar originó la famosa frase del ministro del Interior de ese entonces, Edmundo Pérez Yoma: "Desgraciadamente, Chaitén ha muerto".

02 MAY 2024 - 12:01

Hoy se cumplen 16 años de la erupción del volcán Chaitén, ubicado a sólo 950 metros sobre el nivel del mar, a 10 kilómetros al noreste de la ciudad del mismo nombre, ex capital de la provincia de Palena, en la Región de Los Lagos, zona fronteriza de Chile con nuestra cordillera.

Este volcán, de carácter activo, tuvo una quietud que duró varios siglos, ya que no se cuenta con registros de erupciones entre 1800 y 2008. El 2 de mayo de 2008 entró en erupción; su ceniza volcánica alcanzó una altura de 40 kilómetros, y contaminó los alrededores, llegando a la Patagonia argentina y a Buenos Aires.

Este fenómeno volcanológico llevó a que la ciudad de Chaitén fuera evacuada totalmente, a causa de la contaminación atmosférica y los destrozos en la infraestructura y equipamiento urbano. Además, junto a la lluvia de cenizas y el alto riesgo de nuevas erupciones, el río Blanco se desbordó debido al deshielo de las nieves y el aumento del caudal de las aguas.

Las cenizas del Chaitén llegaron a Esquel y la región en las primeras horas de ese 8 de mayo, y rápidamente cubrieron el suelo, para sorpresa de la mayoría, que en principio buscaba saber de dónde provenía esa rara lluvia.

No tardó mucho tiempo la noticia en trascender a nivel nacional, y en esta ciudad a la brevedad se conformó un comité de emergencia integrado por el Municipio y sus distintas áreas, bomberos, la Universidad, Ejército, Gendarmería y otros organismos, a los fines de monitorear la situación, y tomar medidas de urgencia si era necesario, como la evacuación de pobladores.

Los vuelos a Esquel fueron suspendidos, y recién en agosto comenzó a regularizarse la actividad en el aeropuerto. En la Municipalidad, se daban informes diarios a la prensa con especialistas en la materia, acerca de la magnitud del fenómeno, su comportamiento y sus consecuencias.

Población evacuada

La localidad trasandina de Chaitén fue evacuada, y su población en gran parte fue trasladada a otras ciudades del vecino país, principalmente Puerto Montt, a la cercana Futaleufú, y unos pocos resistieron y no quisieron abandonar sus casas.

Ante la problemática que se presentaba con las cenizas, el Gobierno que en ese entonces conducía Mario Das Neves, contrató una empresa para limpiar los residuos volcánicos de las calles céntricas de Esquel, y el monitoreo al agua potable era permanente.

El gobierno nacional puso a disposición recursos y lo que hiciera falta para encarar la emergencia, y arribó el vicepresidente de esos años, Julio Cobos, junto a funcionarios, y se instalaron por algunos días autoridades de Medio Ambiente encabezadas por su titular Romina Picolotti.

Numerosos pobladores de Chaitén y alrededores, cruzaron la frontera hacia nuestro país, para viajar a otras ciudades trasandinas, y hasta hacienda transitó por Esquel a su paso. La vuelta a la normalidad fue paulatina, ya que las cenizas permanecieron por mucho tiempo en todos los rincones.

Jornada visitó Futaleufú en mayo del 2009, localidad vecina de Chaitén, y recogió testimonios de pobladores y autoridades de gobierno. Todos pensaban en la reconstrucción, pero en tierra alejada del volcán.

Las evacuaciones de asentamientos humanos también se produjeron en Argentina, donde además se cerraron numerosos aeropuertos. En agosto del año 2009, se produjo una segunda erupción del volcán, aunque esta vez por la formación de un nuevo domo, producto del primer estallido, ubicado en el cráter del volcán y que explotó por su lado sur, generando una grieta de más de un kilómetro.

Ese mismo año se decidió que la ciudad de Chaitén sería trasladada y relocalizada en la zona de Santa Bárbara, pueblo ubicado al norte del volcán, y que pese a tener menos llegada de luz solar, no corre ningún peligro. La catástrofe y la decisión de despoblar originó la famosa frase del ministro del Interior de ese entonces, Edmundo Pérez Yoma: "Desgraciadamente, Chaitén ha muerto".


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