Una guerra que destruyó y partió en dos la historia de un pueblo

La devolución oficial por parte de Argentina de los muebles que pertenecieron a Francisco Solano López, presidente del Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza, recuerda aquel acontecimiento que partió en dos la historia del país vecino.

13 AGO 2014 - 15:12 | Actualizado

La guerra que enfrentó a la Argentina, Uruguay y Brasil, contra Paraguay, dejaba atrás un país rico y próspero que pasó a ser devastado, saqueado y arrasado económica y poblacionalmente, sellando un trauma que marcará el futuro de su pueblo.

La guerra se extendió entre fines de 1864, cuando el ejército paraguayo se apoderó de una embarcación brasileña en el río Paraguay, y comienzos de 1870, cuando es muerto Solano López en Cerro Corá tras exclamar "muero con mi Patria".

Muchas son las interpretaciones históricas sobre las causas de la Guerra Grande, que más allá de un análisis profundo y complejo de aquella realidad, analizan el rol del capital inglés o los intereses de los países de la Triple Alianza, como los grandes móviles, naciones que estaban tras un modelo de país diferente y que terminaron apropiándose de tierras guaraníes.

Al interior del Paraguay hay dos grandes corrientes ideológicas, "la primera identifica a la guerra como la `epopeya nacional` en la que la `bravura` de héroes anónimos fieles al `karai` Solano López en favor de la independencia política y económica del Paraguay no encuentra par en la historia de la humanidad", destaca el historiador brasileño Alberto Moby Ribeiro da Silva en "La noche de las kygua vera".

"Otra -continúa- que la ve como una aventura insana de un caudillo extremadamente autoritario".

No obstante vastos trabajos de investigación dan cuenta de los efectos de esta tragedia analizando la situación de posguerra, no sólo en términos de la economía, las finanzas, las disputas políticas, sino en el aspecto social y cultural, desde donde se puede ver el papel central de las mujeres paraguayas en el sostén de la vida en general y en particular de la identidad.

La guerra, que fue particularmente de una extrema violencia, y que culminó con una batalla en la que sólo quedaban 400 hombres del poderoso ejército paraguayo de comienzos de 1865, ya estaba definida en enero de 1869 cuando efectivos imperiales de las fuerzas aliadas ocuparon y saquearon la ciudad de Asunción.

Víctima "de un intenso pillaje", como definió el historiador Jorge Perrone en el "Diario de la Historia Argentina" a la invasión a la capital paraguaya, "todo lo que pudo transportarse fue saqueado por los ocupantes, menos los cadáveres que el hambre dejara sobre las calles".

Se llevaron muebles, vajillas, cuadros, ropas, calderos, cristalería, puertas, ventanas.

Y además, como dice Ribeiro da Silva "la ocupación de Asunción por las fuerzas aliadas fue un verdadero desastre para la preservación de la documentación histórica sobre la guerra y el período inmediatamente subsiguiente, para la rearticulación de la vida pública paraguaya en Asunción y, por lo tanto, para las condiciones adversas de los últimos dos años de la guerra".

En este marco de destrucción de la documentación histórica, el especialista señala que la que resta sobre ese período se encuentra dispersa, parte en el país guaraní y parte en Argentina, Brasil, Uruguay, Gran Bretaña, Estados Unidos.

"Holocausto paraguayo", definió Perrone al describir el combate de diciembre de 1868 cuando es destruido el ejército paraguayo en Lomas Valentinas y López se retira con 100 sobrevivientes hacia la cordillera, días antes de la ocupación de la capital.

La triple Alianza "derriba por fin con `el hacha de la iniquidad, las puertas de un pueblo hermano y se sienta sobre sus escombros, como el genio de la desolación`" escribió el poeta Olegario Andrade, recuerda Perrone.

"Guerra del Paraguay, guerra sucia y devastadora de pueblos; guerra de rapiña pagada y apañada por oscuros intereses", escribió el investigador argentino León Pomer al comenzar su estudio sobre la guerra de la Triple Alianza.

13 AGO 2014 - 15:12

La guerra que enfrentó a la Argentina, Uruguay y Brasil, contra Paraguay, dejaba atrás un país rico y próspero que pasó a ser devastado, saqueado y arrasado económica y poblacionalmente, sellando un trauma que marcará el futuro de su pueblo.

La guerra se extendió entre fines de 1864, cuando el ejército paraguayo se apoderó de una embarcación brasileña en el río Paraguay, y comienzos de 1870, cuando es muerto Solano López en Cerro Corá tras exclamar "muero con mi Patria".

Muchas son las interpretaciones históricas sobre las causas de la Guerra Grande, que más allá de un análisis profundo y complejo de aquella realidad, analizan el rol del capital inglés o los intereses de los países de la Triple Alianza, como los grandes móviles, naciones que estaban tras un modelo de país diferente y que terminaron apropiándose de tierras guaraníes.

Al interior del Paraguay hay dos grandes corrientes ideológicas, "la primera identifica a la guerra como la `epopeya nacional` en la que la `bravura` de héroes anónimos fieles al `karai` Solano López en favor de la independencia política y económica del Paraguay no encuentra par en la historia de la humanidad", destaca el historiador brasileño Alberto Moby Ribeiro da Silva en "La noche de las kygua vera".

"Otra -continúa- que la ve como una aventura insana de un caudillo extremadamente autoritario".

No obstante vastos trabajos de investigación dan cuenta de los efectos de esta tragedia analizando la situación de posguerra, no sólo en términos de la economía, las finanzas, las disputas políticas, sino en el aspecto social y cultural, desde donde se puede ver el papel central de las mujeres paraguayas en el sostén de la vida en general y en particular de la identidad.

La guerra, que fue particularmente de una extrema violencia, y que culminó con una batalla en la que sólo quedaban 400 hombres del poderoso ejército paraguayo de comienzos de 1865, ya estaba definida en enero de 1869 cuando efectivos imperiales de las fuerzas aliadas ocuparon y saquearon la ciudad de Asunción.

Víctima "de un intenso pillaje", como definió el historiador Jorge Perrone en el "Diario de la Historia Argentina" a la invasión a la capital paraguaya, "todo lo que pudo transportarse fue saqueado por los ocupantes, menos los cadáveres que el hambre dejara sobre las calles".

Se llevaron muebles, vajillas, cuadros, ropas, calderos, cristalería, puertas, ventanas.

Y además, como dice Ribeiro da Silva "la ocupación de Asunción por las fuerzas aliadas fue un verdadero desastre para la preservación de la documentación histórica sobre la guerra y el período inmediatamente subsiguiente, para la rearticulación de la vida pública paraguaya en Asunción y, por lo tanto, para las condiciones adversas de los últimos dos años de la guerra".

En este marco de destrucción de la documentación histórica, el especialista señala que la que resta sobre ese período se encuentra dispersa, parte en el país guaraní y parte en Argentina, Brasil, Uruguay, Gran Bretaña, Estados Unidos.

"Holocausto paraguayo", definió Perrone al describir el combate de diciembre de 1868 cuando es destruido el ejército paraguayo en Lomas Valentinas y López se retira con 100 sobrevivientes hacia la cordillera, días antes de la ocupación de la capital.

La triple Alianza "derriba por fin con `el hacha de la iniquidad, las puertas de un pueblo hermano y se sienta sobre sus escombros, como el genio de la desolación`" escribió el poeta Olegario Andrade, recuerda Perrone.

"Guerra del Paraguay, guerra sucia y devastadora de pueblos; guerra de rapiña pagada y apañada por oscuros intereses", escribió el investigador argentino León Pomer al comenzar su estudio sobre la guerra de la Triple Alianza.


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