Evocaron a Bioy Casares en el centenario de su natalicio

Con un recorrido crítico por su obra que fluyó en paralelo a la semblanza personal fue homenajeado anoche en la FIL de Guadalajara el escritor Adolfo Bioy Casares, que a cien años de su nacimiento fue evocado en una mesa integrada por sus compatriotas Juan Ignacio Boido, Tununa Mercado y Marí­a Rosa Lojo.

01 DIC 2014 - 15:26 | Actualizado

El tributo se realizó en el auditorio del pabellón nacional, donde si bien el panel estuvo dedicado al autor de "La invención de Morel" no faltaron las alusiones a Julio Cortázar, de quien también se celebró este año el centenario de su nacimiento.

Fue la moderadora de la mesa, la periodista Cristina Mucci, la primera en vincular a ambos, en el espacio tapizado por los gigantescos dibujos que el dibujante Rep le dedicó tanto al autor de "Rayuela" como al de "El sueño de los héroes".

Aunque contemporáneos, Bioy y Cortázar "representan dos modelos antagónicos de escritor" pero, más allá de sus diferencias, "ambos dedicaron su vida a la literatura y nos legaron una gran obra", aseguró la periodista antes de dar paso a un rico contrapunto de escritores en torno al legado del homenajeado.

"Las historias de Bioy son intensas y trágicas, hay una colisión de valores que se ve claramente en 'El sueño de los héroes', una novela donde rescata sabidurí­as que vienen del habla cotidiana -destacó Mercado-. Me interesa entre otras cosas su relato sobre las dichas e infelicidades de la relación amorosa".

Bajo la hipótesis de que "fue el mejor novelista argentino" del siglo XX, Boido abrió su participación con una reflexión sobre el rol de la novela en la narrativa nacional: "En una literatura como la argentina, que se ha desarrollado un poco en contra de la idea de la novela -por el carácter experimental de muchos de sus autores, como Leopoldo Marechal o el propio Cortázar-, Bioy publica pequeñas novelas cuya recepción tardó más que otras y se oyó menos", aseguró.

Por su parte, Lojo opinó que 'El sueño de los héroes' fue, tal vez, "la novela que Borges hubiera querido escribir" y así estableció paralelismos entre la historia de Bioy y algunos relatos del autor de "El Aleph" para luego apuntar que la escritura del autor de "Plan de evasión" presenta un "lenguaje diáfano donde los significados se bifurcan" pero, siempre, hablando de "nuestra identidad".

Boido recordó también que el escritor almorzaba todos los días con una amiga en el restaurante Lola: "Si ella le contaba una historia y no le gustaba no la ponía en el diario. Después se iban juntos a dormir la siesta, como decía Bioy en un gran eufemismo", evocó.

Sentado entre el público que colmó la capacidad del auditorio, en ese momento el crítico Noé Jitrik -casado desde hace más de 20 años con Mercado- levantó la mano para hacer una intervención sobre los propósitos posibles de la mesa-homenaje, convocada bajo el título "La invención de Bioy".

"No se trata de transacción editorial-periodística. Es un concepto bastante difícil y con esto me refiero a la dificultad para acceder a la literatura de Bioy. El fue de los que toman a la litertura como un campo específico que no puede ser contaminado, que no adhiere a la literatura lacrimógena, de los que consideran que la literatura tiene que ser universal y que hay que romper el costumbrismo", expuso.

La presunta frialdad de la literatura del escritor también irrumpió como eje de la charla y disparó una defensa de parte de Jitrik: "La suya es una escritura que extirpa todos los golpes bajos -remarcó-. Se puede pensar como equivalente a la obsesión de Octavio Paz por recorrer toda la literatura".

"Los cánones son todos juegos de niños, pero a mí­ lo que me agrada de Bioy es que tiene un gran oí­do para el castellano y, además, es para mí­ un gran romántico. Lo que quizá pasa es que no es muy sensual -a la manera de Cortázar- y, de cualquier forma, no olvidemos que Borges y él fueron templados en otro tipo de literatura", analizó Boido.

"A mí­ me conmueve su escritura, si hay que conmoverse; en Bioy las emociones se dan, más bien, en un territorio abstracto, casi filosófico o metafí­sico", indicó Mercado, lo que dio lugar a que Lojo detallara que, tanto en Borges como Bioy, se presenta "una estética contenida, y eso no significa que no pueda conmover, porque lo que se elige es muchas veces lo más terrible".

"Las historias de Bioy son trágicas y, en mi caso, lo que aprecio es su oí­do para el habla cotidiana, lo que convierte a sus obras en un palimpsesto de las hablas de la ciudad", acotó Lojo, quien además de confesar que su novela preferida es "Dormir al sol" enfatizó que el escritor "le da una vuelta de tuerca a la problemática de la civilizacion y barbarie".

La charla recaló en "Borges", el gigantesco diario de 1600 páginas publicado en 2006 donde Bioy Casares registró las conversaciones que mantuvo con el autor de "Ficciones" y en el que mostró acaso una veta ligeramente impúdica que, al menos entre los integrantes del panel, provocó reacciones dispares.

"Tal vez estaba 'enduelada' por entonces pero lo cierto es que no leí el libro. En casa no quisimos leerlo", confesó Mercado, una impresión que compartió Lojo: "Yo había leído 'Descanso de caminantes' (una recopilación de los cuadernos í­ntimos del escritor escritos entre 1975 y 1989) y me molestaron mucho algunas partes que tienen oscuridades y se refieren en forma dura a personas que he conocido. Por eso no me dieron ganas de leer este libro, que presenta a Bioy pérfido".

"Yo me tiré de cabeza al libro -sostuvo por el contrario Boido-. Lo tomé como el I-Ching: cada entrada es una forma del genio. El libro está teñido por la malicia pero también he disfrutado largos pasajes donde habla de la literatura y también son clases magistrales Me quedó una imagen de Borges y Bioy comiendo en el edificio en el que este último vivía... elegante, limpio, liso. Ahí pude sentir la soledad de los dos amigos".

"A ellos les daba el 'piné' para hablar de cualquier busto de la literatura. Estaban solos, no tenían nadie más con quién hablar", acotó el escritor y director de Penguin Random House Editorial.

Mercado recordó que conoció al autor de "Dormir al sol" hacia el final de su vida: "Mi visión de Bioy es como un sueño. Ibamos a cenar a su casa o él venía a la nuestra. Era un anciano lúcido y venía acompañado por Michel Lafon (el célebre académico francés especializado en literatura argentina), un ser muy cercano a nosotros y a él", evocó la mujer de Jitrik.

01 DIC 2014 - 15:26

El tributo se realizó en el auditorio del pabellón nacional, donde si bien el panel estuvo dedicado al autor de "La invención de Morel" no faltaron las alusiones a Julio Cortázar, de quien también se celebró este año el centenario de su nacimiento.

Fue la moderadora de la mesa, la periodista Cristina Mucci, la primera en vincular a ambos, en el espacio tapizado por los gigantescos dibujos que el dibujante Rep le dedicó tanto al autor de "Rayuela" como al de "El sueño de los héroes".

Aunque contemporáneos, Bioy y Cortázar "representan dos modelos antagónicos de escritor" pero, más allá de sus diferencias, "ambos dedicaron su vida a la literatura y nos legaron una gran obra", aseguró la periodista antes de dar paso a un rico contrapunto de escritores en torno al legado del homenajeado.

"Las historias de Bioy son intensas y trágicas, hay una colisión de valores que se ve claramente en 'El sueño de los héroes', una novela donde rescata sabidurí­as que vienen del habla cotidiana -destacó Mercado-. Me interesa entre otras cosas su relato sobre las dichas e infelicidades de la relación amorosa".

Bajo la hipótesis de que "fue el mejor novelista argentino" del siglo XX, Boido abrió su participación con una reflexión sobre el rol de la novela en la narrativa nacional: "En una literatura como la argentina, que se ha desarrollado un poco en contra de la idea de la novela -por el carácter experimental de muchos de sus autores, como Leopoldo Marechal o el propio Cortázar-, Bioy publica pequeñas novelas cuya recepción tardó más que otras y se oyó menos", aseguró.

Por su parte, Lojo opinó que 'El sueño de los héroes' fue, tal vez, "la novela que Borges hubiera querido escribir" y así estableció paralelismos entre la historia de Bioy y algunos relatos del autor de "El Aleph" para luego apuntar que la escritura del autor de "Plan de evasión" presenta un "lenguaje diáfano donde los significados se bifurcan" pero, siempre, hablando de "nuestra identidad".

Boido recordó también que el escritor almorzaba todos los días con una amiga en el restaurante Lola: "Si ella le contaba una historia y no le gustaba no la ponía en el diario. Después se iban juntos a dormir la siesta, como decía Bioy en un gran eufemismo", evocó.

Sentado entre el público que colmó la capacidad del auditorio, en ese momento el crítico Noé Jitrik -casado desde hace más de 20 años con Mercado- levantó la mano para hacer una intervención sobre los propósitos posibles de la mesa-homenaje, convocada bajo el título "La invención de Bioy".

"No se trata de transacción editorial-periodística. Es un concepto bastante difícil y con esto me refiero a la dificultad para acceder a la literatura de Bioy. El fue de los que toman a la litertura como un campo específico que no puede ser contaminado, que no adhiere a la literatura lacrimógena, de los que consideran que la literatura tiene que ser universal y que hay que romper el costumbrismo", expuso.

La presunta frialdad de la literatura del escritor también irrumpió como eje de la charla y disparó una defensa de parte de Jitrik: "La suya es una escritura que extirpa todos los golpes bajos -remarcó-. Se puede pensar como equivalente a la obsesión de Octavio Paz por recorrer toda la literatura".

"Los cánones son todos juegos de niños, pero a mí­ lo que me agrada de Bioy es que tiene un gran oí­do para el castellano y, además, es para mí­ un gran romántico. Lo que quizá pasa es que no es muy sensual -a la manera de Cortázar- y, de cualquier forma, no olvidemos que Borges y él fueron templados en otro tipo de literatura", analizó Boido.

"A mí­ me conmueve su escritura, si hay que conmoverse; en Bioy las emociones se dan, más bien, en un territorio abstracto, casi filosófico o metafí­sico", indicó Mercado, lo que dio lugar a que Lojo detallara que, tanto en Borges como Bioy, se presenta "una estética contenida, y eso no significa que no pueda conmover, porque lo que se elige es muchas veces lo más terrible".

"Las historias de Bioy son trágicas y, en mi caso, lo que aprecio es su oí­do para el habla cotidiana, lo que convierte a sus obras en un palimpsesto de las hablas de la ciudad", acotó Lojo, quien además de confesar que su novela preferida es "Dormir al sol" enfatizó que el escritor "le da una vuelta de tuerca a la problemática de la civilizacion y barbarie".

La charla recaló en "Borges", el gigantesco diario de 1600 páginas publicado en 2006 donde Bioy Casares registró las conversaciones que mantuvo con el autor de "Ficciones" y en el que mostró acaso una veta ligeramente impúdica que, al menos entre los integrantes del panel, provocó reacciones dispares.

"Tal vez estaba 'enduelada' por entonces pero lo cierto es que no leí el libro. En casa no quisimos leerlo", confesó Mercado, una impresión que compartió Lojo: "Yo había leído 'Descanso de caminantes' (una recopilación de los cuadernos í­ntimos del escritor escritos entre 1975 y 1989) y me molestaron mucho algunas partes que tienen oscuridades y se refieren en forma dura a personas que he conocido. Por eso no me dieron ganas de leer este libro, que presenta a Bioy pérfido".

"Yo me tiré de cabeza al libro -sostuvo por el contrario Boido-. Lo tomé como el I-Ching: cada entrada es una forma del genio. El libro está teñido por la malicia pero también he disfrutado largos pasajes donde habla de la literatura y también son clases magistrales Me quedó una imagen de Borges y Bioy comiendo en el edificio en el que este último vivía... elegante, limpio, liso. Ahí pude sentir la soledad de los dos amigos".

"A ellos les daba el 'piné' para hablar de cualquier busto de la literatura. Estaban solos, no tenían nadie más con quién hablar", acotó el escritor y director de Penguin Random House Editorial.

Mercado recordó que conoció al autor de "Dormir al sol" hacia el final de su vida: "Mi visión de Bioy es como un sueño. Ibamos a cenar a su casa o él venía a la nuestra. Era un anciano lúcido y venía acompañado por Michel Lafon (el célebre académico francés especializado en literatura argentina), un ser muy cercano a nosotros y a él", evocó la mujer de Jitrik.


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