Nadie se hace cargo de los errores que complicaron las elecciones

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27 MAR 2011 - 4:14 | Actualizado

El domingo fue el día de la gente. Y después llegaron los días del Tribunal Electoral Provincial. A siete días del comicio, nadie se hizo cargo todavía de los errores en la carga de los datos. Y por esos errores, la provincia de Chubut pasó a ocupar los titulares de los diarios de todo el país como un lugar sospechado. Una injusticia.

Si evidentemente la idea era instalar la idea del fraude puede decirse que en parte lo lograron. Pero a una semana del comicio y a cuatro del recuento de votos puede decirse que hasta el momento sólo se encontró una falla: un puñado de sobre en la urna 174 de Puerto Madryn.

Y se llevan escrutadas casi la mitad de las mesas. Demasiado poco para decir que alguien hizo trampa. Todo lo demás fue producto de errores humanos.

Hasta ahora y lamentablemente no reconocidos por sus verdaderos responsables: quienes tienen la responsabilidad de conducir administrativa y técnicamente el Tribunal Electoral Provincial.

Nadie se hace cargo. Todos miran para otro lado. Ya se sabía con creces que en una urna se había cargado un “8” de más. También que había resultados de “0” voto para el Frente para la Victoria. Todos errores que se cometieron después y no durante el comicio.

Entonces resulta absolutamente incorrecto el mote de “fraude” para una elección que, como todas las que se desarrollaron en la provincia desde el regreso de la democracia fue absolutamente transparente. Cabe preguntar por qué el Tribunal Electoral Provincial no cumplió con todas las normas en vigencia.

Por qué ignoró la utilización de tecnología y por qué dijo no tener un lugar para trabajar cuando está claro que constitucionalmente debe hacerlo en la Legislatura. Sus responsables parecen no conocer siquiera la letra de la Constitución Provincial. Y este es un hecho por demás grave.

Es indudable que estos errores deben pagarse. Y deben pagarse porque por ahora se les echa la culpa de los mismos a quienes evidentemente no la tuvieron. Las elecciones fueron una fiesta de la democracia. Un porcentaje muy alto de los ciudadanos fue a las urnas. El clima acompañó y no hubo problemas en la mayoría de las mesas. Mejor imposible.

Pero lo estrecho del resultado y la intromisión en algunos casos hasta inescrupulosa de funcionarios nacionales, hizo que todo se convirtiera en un verdadero caos. Aunque son protagonistas de los reclamos hay que separar a varios de los integrantes del Frente para la Victoria de Chubut de lo que son quienes integran el Gobierno nacional.

Porque evidentemente actúan sin conocimiento de causa. Y sólo a través de sus desmedidas ambiciones políticas. Alguien dijo alguna vez que el kirchnerismo “va por todo”. Y es así. Bajo el paraguas de Hugo Moyano y con la adhesión de personajes impresentables como Luis D`Elía, avanzan sobre las facultades provinciales sin medir consecuencia.

El quererse instalar como invencible no les da derecho a esos funcionarios nacionales a convertir a todo un pueblo en fraudulento. No es posible. Y tampoco hay que permitirlo. Por eso y para que las dudas se despejen de una veza, sería bueno que en algún momento, el Tribunal Electoral Provincial asuma debidamente sus responsabilidades y así descartar la hipótesis que nos pone a todos bajo sospecha. Una lástima.

Pero también un motivo para indignarse. La democracia nos regala verdaderas fiestas. Parece que hay quienes están empeñados en dejarnos que las vivamos como tal.

La urna tan temida

La urna 174 va camino a convertirse en la gran protagonista de esta historia. No es lo mismo que la 303 de la interna radical (los mismos radicales denunciaron fraude y quedó comprobado que fue así) o aquella urna que despareció en la interna que enfrentó al desaparecido Carlos Guido Freytes con José Arrechea en una interna del peronismo para la diputación nacional. Años después, incluso cuando concluyeron los mandatos, la Justicia le dio la razón al reclamo de Freytes. Ya era tarde. Lo cierto es que ahora la urna 176 es la vedette. Aunque ya apareció el presidente de la mesa (un profesional con mucha experiencia en esto de las elecciones) que está que trina porque entiende que no se está diciendo la verdad. Pero al margen de ello, hacer votar de nuevo una urna es una situación al menos complicada. Sobre todo por el respeto que se merece la gente. Y por la presión a la que serán sometidos quienes estén en ese padrón. Las elecciones se realizan una sola vez. Y salvo gruesos errores, nada debe hacer que vuelvan a repetirse. Los fraudes eran situaciones que se vivieron hace muchos años. Y nadie cometía un fraude con un puñado de votos. Esto es así. Hay que aceptar la voluntad de la gente. Lo deben hacer los que ganan y los que pierden. Los primeros asumiendo sus responsabilidades. Y los segundos sabiendo que la democracia siempre otorga revancha., Y que casi con seguridad tendrán otra oportunidad.

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27 MAR 2011 - 4:14

El domingo fue el día de la gente. Y después llegaron los días del Tribunal Electoral Provincial. A siete días del comicio, nadie se hizo cargo todavía de los errores en la carga de los datos. Y por esos errores, la provincia de Chubut pasó a ocupar los titulares de los diarios de todo el país como un lugar sospechado. Una injusticia.

Si evidentemente la idea era instalar la idea del fraude puede decirse que en parte lo lograron. Pero a una semana del comicio y a cuatro del recuento de votos puede decirse que hasta el momento sólo se encontró una falla: un puñado de sobre en la urna 174 de Puerto Madryn.

Y se llevan escrutadas casi la mitad de las mesas. Demasiado poco para decir que alguien hizo trampa. Todo lo demás fue producto de errores humanos.

Hasta ahora y lamentablemente no reconocidos por sus verdaderos responsables: quienes tienen la responsabilidad de conducir administrativa y técnicamente el Tribunal Electoral Provincial.

Nadie se hace cargo. Todos miran para otro lado. Ya se sabía con creces que en una urna se había cargado un “8” de más. También que había resultados de “0” voto para el Frente para la Victoria. Todos errores que se cometieron después y no durante el comicio.

Entonces resulta absolutamente incorrecto el mote de “fraude” para una elección que, como todas las que se desarrollaron en la provincia desde el regreso de la democracia fue absolutamente transparente. Cabe preguntar por qué el Tribunal Electoral Provincial no cumplió con todas las normas en vigencia.

Por qué ignoró la utilización de tecnología y por qué dijo no tener un lugar para trabajar cuando está claro que constitucionalmente debe hacerlo en la Legislatura. Sus responsables parecen no conocer siquiera la letra de la Constitución Provincial. Y este es un hecho por demás grave.

Es indudable que estos errores deben pagarse. Y deben pagarse porque por ahora se les echa la culpa de los mismos a quienes evidentemente no la tuvieron. Las elecciones fueron una fiesta de la democracia. Un porcentaje muy alto de los ciudadanos fue a las urnas. El clima acompañó y no hubo problemas en la mayoría de las mesas. Mejor imposible.

Pero lo estrecho del resultado y la intromisión en algunos casos hasta inescrupulosa de funcionarios nacionales, hizo que todo se convirtiera en un verdadero caos. Aunque son protagonistas de los reclamos hay que separar a varios de los integrantes del Frente para la Victoria de Chubut de lo que son quienes integran el Gobierno nacional.

Porque evidentemente actúan sin conocimiento de causa. Y sólo a través de sus desmedidas ambiciones políticas. Alguien dijo alguna vez que el kirchnerismo “va por todo”. Y es así. Bajo el paraguas de Hugo Moyano y con la adhesión de personajes impresentables como Luis D`Elía, avanzan sobre las facultades provinciales sin medir consecuencia.

El quererse instalar como invencible no les da derecho a esos funcionarios nacionales a convertir a todo un pueblo en fraudulento. No es posible. Y tampoco hay que permitirlo. Por eso y para que las dudas se despejen de una veza, sería bueno que en algún momento, el Tribunal Electoral Provincial asuma debidamente sus responsabilidades y así descartar la hipótesis que nos pone a todos bajo sospecha. Una lástima.

Pero también un motivo para indignarse. La democracia nos regala verdaderas fiestas. Parece que hay quienes están empeñados en dejarnos que las vivamos como tal.

La urna tan temida

La urna 174 va camino a convertirse en la gran protagonista de esta historia. No es lo mismo que la 303 de la interna radical (los mismos radicales denunciaron fraude y quedó comprobado que fue así) o aquella urna que despareció en la interna que enfrentó al desaparecido Carlos Guido Freytes con José Arrechea en una interna del peronismo para la diputación nacional. Años después, incluso cuando concluyeron los mandatos, la Justicia le dio la razón al reclamo de Freytes. Ya era tarde. Lo cierto es que ahora la urna 176 es la vedette. Aunque ya apareció el presidente de la mesa (un profesional con mucha experiencia en esto de las elecciones) que está que trina porque entiende que no se está diciendo la verdad. Pero al margen de ello, hacer votar de nuevo una urna es una situación al menos complicada. Sobre todo por el respeto que se merece la gente. Y por la presión a la que serán sometidos quienes estén en ese padrón. Las elecciones se realizan una sola vez. Y salvo gruesos errores, nada debe hacer que vuelvan a repetirse. Los fraudes eran situaciones que se vivieron hace muchos años. Y nadie cometía un fraude con un puñado de votos. Esto es así. Hay que aceptar la voluntad de la gente. Lo deben hacer los que ganan y los que pierden. Los primeros asumiendo sus responsabilidades. Y los segundos sabiendo que la democracia siempre otorga revancha., Y que casi con seguridad tendrán otra oportunidad.


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