Kiev y los rebeldes preparan la Cumbre de Minsk

Bajo mutuas acusaciones de quebrar el cese de fuego, celebran una nueva ronda de negociaciones en Bielorrusia, previa a la cumbre entre Ucrania, Rusia, Alemania y Francia que mañana debe presentar un plan de paz para el conflicto.

10 FEB 2015 - 13:43 | Actualizado

A primera hora del dí­a, el Ejército ucraniano anunció el inicio de una ofensiva contra los alzados al este del puerto de Mariupol. El secretario de seguridad, Alexander Turchinov, se encuentra en persona en Mariupol, sobre el Mar Negro para liderar a la Guardia Nacional, informó el Consejo de Seguridad Nacional en Kiev.

La Guardia Nacional, a la que los rebeldes acusan de ser unidades neonazis con status militar, controlaba la zona desde mayo. Su regimiento Azov aseguró haber tomado varias ciudades al este de Mariupol y presionarí­a en dirección a Novoazovsk.

"Queremos hacer retroceder a los rebeldes de las posiciones desde las que pueden atacar la ciudad", explicó el portavoz del Ejército Andrei Lyssenko.

Los separatistas hablaron por su parte de duros combates. "No descartamos una contraofensiva, pero ahora no es nuestra principal prioridad", dijo el lí­der rebelde Eduard Basurin según difundió la agencia de noticias DPA.

Es la primera vez que Ucrania reconoce ataques de sus tropas desde el alto el fuego declarado en septiembre pasado, que ambas partes violaron permanentemente.

Las autoridades ucranianas denunciaron además, en otro gesto infrecuente, un ataque de artillerí­a separatista contra Kramatorsk en el que, además de cinco muertos, resultaron heridas 26 personas.

La ciudad está en el área de la provincia de Donetsk que controla el gobierno y alberga el cuartel general del Ejército ucraniano en el este del paí­s.

Poroshenko acusó a los rebeldes del ataque y aseguró que no sólo alcanzaron el cuartel general de las tropas, sino también una zona residencial. Según Poroshenko, la ciudad fue atacada con cohetes Tornado, de fabricación rusa y con un alcance de 90 kilómetros.

Los separatistas rechazaron esas acusaciones. "Al contrario que Ucrania, nosotros no disparamos contra ciudades con población civil", dijo Basurin.

Analistas temen que estas denuncias y contradenuncias busquen ganar espacio en la opinión pública antes del inicio de las reuniones en Minsk, y justificar eventuales intransigencias, que podrí­an llevarlas al fracaso.

Los separatistas han advertido que no harán concesiones al momento de trazar la lí­nea de separación de fuerzas tras haber conquistado cientos de kilómetros cuadrados de territorio en su ofensiva de las últimas semanas.

La situación en el frente ha cambiado considerablemente desde septiembre del año pasado.

"Puedo decir una cosa: difí­cilmente nos moveremos de la lí­nea en la que nos encontramos ahora ... No cederemos aquello que hemos pagado con nuestra sangre", advirtió ayer Igor Plotnitski, presidente de la República Popular de Lugansk antes de reunirse en la capital bielorrusa con representantes de Ucrania, Rusia y la OSCE.

Kiev insiste en que debe cumplirse lo acordado en Minsk.

"Todas estas declaraciones sobre la lí­nea de separación de fuerza real y la necesidad de modificar la contenida en los acuerdos son inadmisibles", declaró anoche el número dos del Gabinete de la Presidencia de Ucrania, Valeri Chali, a la televisión ucraniana.

El alto funcionario recalcó asimismo que Kiev descarta toda variable que implique la congelación del conflicto en el este del paí­s.

"La congelación del conflicto conduce a una situación imprevisible. Nuestra postura consiste en hallar una solución", recalcó Chali citado por la agencia de noticias EFE.

De acuerdo con datos de la ONU, más de 5.300 personas, entre combatientes y civiles, ha muerto en los casi diez meses de conflicto armado en las regiones orientales de Ucrania.

En la cumbre de Minsk del miércoles, cuya celebración no está totalmente garantizada, participarán los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Petro Poroshenko, y los mandatarios de Francia y Alemania, Franícois Hollande y Angela Merkel.

"Los preparativos están en marcha", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. El Ministerio de Exteriores bielorruso afirmó sin embargo no tener datos precisos.

Peskov criticó hoy las amenazas de Occidente de nuevas sanciones e incluso de posibles suministros de armas como un intento más de desestabilización.

"Rusia está realmente interesada en una solución de la crisis", afirmó el portavoz ruso. "Todos los demás planes de endurecimiento de sanciones, de aislamiento (de Rusia), de suministro de armas, etc, no son lamentablemente más que pasos hacia una desestabilización de la situación en Ucrania", agregó.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dejó el lunes la puerta abierta a enviar armas a Kiev si la diplomacia fracasa. Aun así­, apostó junto a la canciller alemana por dar más tiempo a las negociaciones diplomáticas. Merkel rechaza de plano el suministro de armas a Kiev para ayudar al gobierno ucraniano a combatir a los separatistas rusos.

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10 FEB 2015 - 13:43

A primera hora del dí­a, el Ejército ucraniano anunció el inicio de una ofensiva contra los alzados al este del puerto de Mariupol. El secretario de seguridad, Alexander Turchinov, se encuentra en persona en Mariupol, sobre el Mar Negro para liderar a la Guardia Nacional, informó el Consejo de Seguridad Nacional en Kiev.

La Guardia Nacional, a la que los rebeldes acusan de ser unidades neonazis con status militar, controlaba la zona desde mayo. Su regimiento Azov aseguró haber tomado varias ciudades al este de Mariupol y presionarí­a en dirección a Novoazovsk.

"Queremos hacer retroceder a los rebeldes de las posiciones desde las que pueden atacar la ciudad", explicó el portavoz del Ejército Andrei Lyssenko.

Los separatistas hablaron por su parte de duros combates. "No descartamos una contraofensiva, pero ahora no es nuestra principal prioridad", dijo el lí­der rebelde Eduard Basurin según difundió la agencia de noticias DPA.

Es la primera vez que Ucrania reconoce ataques de sus tropas desde el alto el fuego declarado en septiembre pasado, que ambas partes violaron permanentemente.

Las autoridades ucranianas denunciaron además, en otro gesto infrecuente, un ataque de artillerí­a separatista contra Kramatorsk en el que, además de cinco muertos, resultaron heridas 26 personas.

La ciudad está en el área de la provincia de Donetsk que controla el gobierno y alberga el cuartel general del Ejército ucraniano en el este del paí­s.

Poroshenko acusó a los rebeldes del ataque y aseguró que no sólo alcanzaron el cuartel general de las tropas, sino también una zona residencial. Según Poroshenko, la ciudad fue atacada con cohetes Tornado, de fabricación rusa y con un alcance de 90 kilómetros.

Los separatistas rechazaron esas acusaciones. "Al contrario que Ucrania, nosotros no disparamos contra ciudades con población civil", dijo Basurin.

Analistas temen que estas denuncias y contradenuncias busquen ganar espacio en la opinión pública antes del inicio de las reuniones en Minsk, y justificar eventuales intransigencias, que podrí­an llevarlas al fracaso.

Los separatistas han advertido que no harán concesiones al momento de trazar la lí­nea de separación de fuerzas tras haber conquistado cientos de kilómetros cuadrados de territorio en su ofensiva de las últimas semanas.

La situación en el frente ha cambiado considerablemente desde septiembre del año pasado.

"Puedo decir una cosa: difí­cilmente nos moveremos de la lí­nea en la que nos encontramos ahora ... No cederemos aquello que hemos pagado con nuestra sangre", advirtió ayer Igor Plotnitski, presidente de la República Popular de Lugansk antes de reunirse en la capital bielorrusa con representantes de Ucrania, Rusia y la OSCE.

Kiev insiste en que debe cumplirse lo acordado en Minsk.

"Todas estas declaraciones sobre la lí­nea de separación de fuerza real y la necesidad de modificar la contenida en los acuerdos son inadmisibles", declaró anoche el número dos del Gabinete de la Presidencia de Ucrania, Valeri Chali, a la televisión ucraniana.

El alto funcionario recalcó asimismo que Kiev descarta toda variable que implique la congelación del conflicto en el este del paí­s.

"La congelación del conflicto conduce a una situación imprevisible. Nuestra postura consiste en hallar una solución", recalcó Chali citado por la agencia de noticias EFE.

De acuerdo con datos de la ONU, más de 5.300 personas, entre combatientes y civiles, ha muerto en los casi diez meses de conflicto armado en las regiones orientales de Ucrania.

En la cumbre de Minsk del miércoles, cuya celebración no está totalmente garantizada, participarán los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Petro Poroshenko, y los mandatarios de Francia y Alemania, Franícois Hollande y Angela Merkel.

"Los preparativos están en marcha", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. El Ministerio de Exteriores bielorruso afirmó sin embargo no tener datos precisos.

Peskov criticó hoy las amenazas de Occidente de nuevas sanciones e incluso de posibles suministros de armas como un intento más de desestabilización.

"Rusia está realmente interesada en una solución de la crisis", afirmó el portavoz ruso. "Todos los demás planes de endurecimiento de sanciones, de aislamiento (de Rusia), de suministro de armas, etc, no son lamentablemente más que pasos hacia una desestabilización de la situación en Ucrania", agregó.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dejó el lunes la puerta abierta a enviar armas a Kiev si la diplomacia fracasa. Aun así­, apostó junto a la canciller alemana por dar más tiempo a las negociaciones diplomáticas. Merkel rechaza de plano el suministro de armas a Kiev para ayudar al gobierno ucraniano a combatir a los separatistas rusos.


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