Franklin Rawson (47) fue el segundo testigo en declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 9 en el marco del juicio que se realiza al portero Jorge Mangeri (47), único acusado del crimen y de haber intentado abusar de la adolescente de 16 años.
En principio, el padre de la víctima aseguró que siempre tuvo un buen concepto de Mangeri, desde que en 2001 llegó al edificio de Ravignani 2360 donde él aún convivía con su ex mujer, María Elena "Jimena" Aduriz, hasta que se enteró que quedó preso por el crimen de su hija.
"El vínculo era muy bueno. Era respetuoso con su trabajo. Muy servicial. Hizo en nuestro departamento un trabajo de pintura", dijo Rawson.
Cuando su abogado, Pablo Lanusse, le preguntó qué sintió cuando se enteró que habían encontrado ADN del portero bajo las uñas de su hija, contestó: "Mucha sorpresa. No lo podía creer. Hoy no sé cómo describir lo que siento. Todo lo negativo que puede sentir una persona lo siento ahora".
Rawson se quebró cuando su abogado le preguntó cómo era su hija.
"Ángeles era un sol. Una chica muy buena con sus amigos y con su familia. Muy aplicada en el colegio, muy respetuosa", afirmó.
"Fue el mejor promedio de todo el colegio. Una dulzura. No había nadie con quien se llevara mal", agregó con la voz entrecortada.
Luego, Lanusse le preguntó cómo cree que Ángeles hubiese reaccionado si alguien la hubiera atacado sexualmente y Rawson contestó: "Se hubiese resistido. No era sumisa. Hubiera tratado de escapar y luchar".
Previamente, Rawson contó que él fue el encargado de hacer la denuncia en la comisaría 31 la noche del lunes 10 de junio de 2013, ante la desaparición de Ángeles, y que también fue el encargado de ratificarla la mañana siguiente ante la fiscal Paula Asaro y luego ante la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros y Trata de Personas.
Franklin Rawson (47) fue el segundo testigo en declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 9 en el marco del juicio que se realiza al portero Jorge Mangeri (47), único acusado del crimen y de haber intentado abusar de la adolescente de 16 años.
En principio, el padre de la víctima aseguró que siempre tuvo un buen concepto de Mangeri, desde que en 2001 llegó al edificio de Ravignani 2360 donde él aún convivía con su ex mujer, María Elena "Jimena" Aduriz, hasta que se enteró que quedó preso por el crimen de su hija.
"El vínculo era muy bueno. Era respetuoso con su trabajo. Muy servicial. Hizo en nuestro departamento un trabajo de pintura", dijo Rawson.
Cuando su abogado, Pablo Lanusse, le preguntó qué sintió cuando se enteró que habían encontrado ADN del portero bajo las uñas de su hija, contestó: "Mucha sorpresa. No lo podía creer. Hoy no sé cómo describir lo que siento. Todo lo negativo que puede sentir una persona lo siento ahora".
Rawson se quebró cuando su abogado le preguntó cómo era su hija.
"Ángeles era un sol. Una chica muy buena con sus amigos y con su familia. Muy aplicada en el colegio, muy respetuosa", afirmó.
"Fue el mejor promedio de todo el colegio. Una dulzura. No había nadie con quien se llevara mal", agregó con la voz entrecortada.
Luego, Lanusse le preguntó cómo cree que Ángeles hubiese reaccionado si alguien la hubiera atacado sexualmente y Rawson contestó: "Se hubiese resistido. No era sumisa. Hubiera tratado de escapar y luchar".
Previamente, Rawson contó que él fue el encargado de hacer la denuncia en la comisaría 31 la noche del lunes 10 de junio de 2013, ante la desaparición de Ángeles, y que también fue el encargado de ratificarla la mañana siguiente ante la fiscal Paula Asaro y luego ante la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros y Trata de Personas.