Francisco: "Las minorías son una deuda de América Latina"

El Papa afirmó que “la atención a las minorías más vulnerables es la deuda que todavía tiene América Latina”, al llegar a Quito y participar junto al presidente Correa de una ceremonia de bienvenida en la que agradeció a Dios por volver a visitar la región.

05 JUL 2015 - 17:21 | Actualizado

El avión de Alitalia que lo trajo desde Roma aterrizó en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de Quito 15 minutos antes de lo previsto y pese a una mala jugada con el viento, que le voló el solideo, el pontífice descendió con una sonrisa y caminó por la alfombra roja, flanqueado por jóvenes con las banderas del Vaticano y Ecuador, hasta estrechar manos con Correa.

En momentos en los que Ecuador vive enfrentamientos entre sectores opositores y oficialistas, el Santo Padre aconsejó “encontrar en el Evangelio las claves que permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones”.

Esa es la forma “para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos”, dijo en el primer discurso de su viaje, que incluye también Bolivia y Paraguay.

En ese sentido, en un mensaje donde se entrecruzó su rol de líder de la Iglesia Católica, jefe de Estado y latinoamericano, instó a “poner una especial atención en los hermanos más frágiles y a las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía tiene toda América Latina”.

Le indicó a Correa que en esa misión “podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia”, en una clara señal de apoyo al mandatario.

Por otra parte Francisco agradeció a Dios por haberle “permitido volver a América Latina y estar en esta hermosa tierra del Ecuador” y recordó que visitó el país en distintas ocasiones en el pasado por motivos pastorales.

“Comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante”, añadió y llamó a “no perder la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de los niños y ancianos, que son la memoria de su pueblo. De confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país”.

Previo a las palabras de Jorge Bergoglio, el presidente Correa repitió su comentario que tanta repercusión mediática tuvo la semana pasada: “Los argentinos muy orgullosos dicen que el Papa es argentino, mi querida amiga Dilma Rousseff dice el Papa será argentino pero Dios es brasileño, por supuesto el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño pero seguro el paraíso es ecuatoriano, bienevenida Su Santidad”.

En un discurso muy fuerte sobre la deuda de la región con los más desfavorecidos, el mandatario aseguró que “el gran pecado social de América Latina es la injusticia: cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo siendo a su vez el más desigual cuando uno de los símbolos más recurrentes en el Evangelio es compartir el pan”, cuestionó.

“Nos llamamos un continente de paz -agregó- pero la insultante opulencia de unos pocos al lado de la más intolerable pobreza son también balas cotidianas en contra de la dignidad humana”.

Correa también se refirió a la encíclica papal “Laudato Si” en la que Francisco condenó el calentamiento global y llamó a "tomar conciencia" sobre el medioambiente y la calificó como “un maravilloso regalo a la humanidad”.

“Allí cuestiona el estilo de vida de los países ricos por insostenible y antihumano y acertadamente habla de la deuda ecológica que tienen con los países pobres”, manifestó.

“La mejor forma de enfrentar este orden mundial es con la unión de nuestros pueblos, la construcción de la patria grande. Quizás los europeos tendrán que explicar a sus hijos porqué se unieron pero nosotros porque demoramos tanto”, concluyó.

Al salir de la ceremonia en el aeropuerto, musicalizada por la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador a cargo del maestro Patricio Aizaga , que entre otras piezas tocó el himno del Vaticano, Francisco se trasladó en auto hasta el cementerio de Monte Olivo donde se subió al Papamóvil, un jeep modelo Wrangler Sport blanco adaptado para emular el típico vehículo del pontífice.

Desde allí fue observado por una multitud, que con banderas de Ecuador y mensajes de agradecimiento a Francisco por su visita, lo saludaron y hasta le tiraban rosas en su recorrido por las avenidas De los Granados y 6 de diciembre hasta llegar a la Nunciatura, donde se alojará durante toda su estadía.

El líder de la Iglesia Católica continuará su agenda mañana cuando viajará a Guayaquil para visitar el Santuario del Señor de la Divina Misericordia, el segundo templo más grande de la ciudad, y oficiar su primera misa campal en el Parque Samanes.

Ese espacio verde fue habilitado para el ingreso de feligreses hoy al mediodía por los que muchos pasarán la noche allí hasta copar las cerca de 1,2 millones de personas que se espera recibir en el lugar, que estará custodiado por 4.700 policías.

En Guayaquil Francisco también visitará el Colegio Javier de los jesuitas, con quieres compartirá un almuerzo cerrado para los medios que incluirá cebiche de camarón, pollo y carne y los famosos plátanos ecuatorianos.

El Santo Padre tendrá a su disposición una habitación para descansar antes de emprender el regreso a Quito para volver a reunirse con Correa a las 19 (21 de Argentina) en el Palacio de Carondelet y, finalmente, visitar la Catedral de la ciudad.

05 JUL 2015 - 17:21

El avión de Alitalia que lo trajo desde Roma aterrizó en el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de Quito 15 minutos antes de lo previsto y pese a una mala jugada con el viento, que le voló el solideo, el pontífice descendió con una sonrisa y caminó por la alfombra roja, flanqueado por jóvenes con las banderas del Vaticano y Ecuador, hasta estrechar manos con Correa.

En momentos en los que Ecuador vive enfrentamientos entre sectores opositores y oficialistas, el Santo Padre aconsejó “encontrar en el Evangelio las claves que permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones”.

Esa es la forma “para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos”, dijo en el primer discurso de su viaje, que incluye también Bolivia y Paraguay.

En ese sentido, en un mensaje donde se entrecruzó su rol de líder de la Iglesia Católica, jefe de Estado y latinoamericano, instó a “poner una especial atención en los hermanos más frágiles y a las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía tiene toda América Latina”.

Le indicó a Correa que en esa misión “podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia”, en una clara señal de apoyo al mandatario.

Por otra parte Francisco agradeció a Dios por haberle “permitido volver a América Latina y estar en esta hermosa tierra del Ecuador” y recordó que visitó el país en distintas ocasiones en el pasado por motivos pastorales.

“Comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante”, añadió y llamó a “no perder la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de los niños y ancianos, que son la memoria de su pueblo. De confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país”.

Previo a las palabras de Jorge Bergoglio, el presidente Correa repitió su comentario que tanta repercusión mediática tuvo la semana pasada: “Los argentinos muy orgullosos dicen que el Papa es argentino, mi querida amiga Dilma Rousseff dice el Papa será argentino pero Dios es brasileño, por supuesto el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño pero seguro el paraíso es ecuatoriano, bienevenida Su Santidad”.

En un discurso muy fuerte sobre la deuda de la región con los más desfavorecidos, el mandatario aseguró que “el gran pecado social de América Latina es la injusticia: cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo siendo a su vez el más desigual cuando uno de los símbolos más recurrentes en el Evangelio es compartir el pan”, cuestionó.

“Nos llamamos un continente de paz -agregó- pero la insultante opulencia de unos pocos al lado de la más intolerable pobreza son también balas cotidianas en contra de la dignidad humana”.

Correa también se refirió a la encíclica papal “Laudato Si” en la que Francisco condenó el calentamiento global y llamó a "tomar conciencia" sobre el medioambiente y la calificó como “un maravilloso regalo a la humanidad”.

“Allí cuestiona el estilo de vida de los países ricos por insostenible y antihumano y acertadamente habla de la deuda ecológica que tienen con los países pobres”, manifestó.

“La mejor forma de enfrentar este orden mundial es con la unión de nuestros pueblos, la construcción de la patria grande. Quizás los europeos tendrán que explicar a sus hijos porqué se unieron pero nosotros porque demoramos tanto”, concluyó.

Al salir de la ceremonia en el aeropuerto, musicalizada por la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador a cargo del maestro Patricio Aizaga , que entre otras piezas tocó el himno del Vaticano, Francisco se trasladó en auto hasta el cementerio de Monte Olivo donde se subió al Papamóvil, un jeep modelo Wrangler Sport blanco adaptado para emular el típico vehículo del pontífice.

Desde allí fue observado por una multitud, que con banderas de Ecuador y mensajes de agradecimiento a Francisco por su visita, lo saludaron y hasta le tiraban rosas en su recorrido por las avenidas De los Granados y 6 de diciembre hasta llegar a la Nunciatura, donde se alojará durante toda su estadía.

El líder de la Iglesia Católica continuará su agenda mañana cuando viajará a Guayaquil para visitar el Santuario del Señor de la Divina Misericordia, el segundo templo más grande de la ciudad, y oficiar su primera misa campal en el Parque Samanes.

Ese espacio verde fue habilitado para el ingreso de feligreses hoy al mediodía por los que muchos pasarán la noche allí hasta copar las cerca de 1,2 millones de personas que se espera recibir en el lugar, que estará custodiado por 4.700 policías.

En Guayaquil Francisco también visitará el Colegio Javier de los jesuitas, con quieres compartirá un almuerzo cerrado para los medios que incluirá cebiche de camarón, pollo y carne y los famosos plátanos ecuatorianos.

El Santo Padre tendrá a su disposición una habitación para descansar antes de emprender el regreso a Quito para volver a reunirse con Correa a las 19 (21 de Argentina) en el Palacio de Carondelet y, finalmente, visitar la Catedral de la ciudad.


NOTICIAS RELACIONADAS