Carta del Lector

Diputado Roberto Risso: “El vegetariano que se comió el bife”.

06 OCT 2015 - 22:20 | Actualizado

Señor director:

A quienes me conocen les sorprenderán los términos que uso en esta nota. No es mi forma habitual de hablar y menos de escribir, pero como está dirigida a la casta política en general y a nuestros diputados en particular, quiero utilizar su misma jerga: agresiva, insultante, chocante y descarnada.

Si hay respuestas y represalias, me las aguanto: ya me puso el casco y las canilleras…

Toda esta bronca, que viene de lejos, estalló en estos días preelectorales en que nadie sale del asombro al presenciar tantos agravios y desafíos entre “compañeros” que ayer nomás se juraron amor eterno, manifestando estar juntos en el mismo “proyecto”. ¿Qué proyecto? ¿El de acomodarse lo mejor posible junto a su tropa y su familia? ¿O proponiendo planea irrealizables cuando no pueden concluir los ya iniciados hace lustros?

Ya nadie tiene dudas que la crisis moral de la mayoría de los políticos es terminal, incurable. No hay cirugía que la remedie.

Y esta bronca no es sólo mía: es de muchos, muchísimos, y se colmó con el proyecto jubilatorio de privilegio del impresentable diputado Roberto Risso (la Lilita Carrió del Chubut) –veterano vividor de la política- que siempre votó en contra de todo por aquello de “no sé, pero me opongo”, y que jamás logró la aprobación de alguna de sus iniciativas. Pus bien señores, resulta ahora que Risso es Gardel y logra por vez primera que un proyecto suyo sea aprobado por unanimidad, lo que significa la unanimidad de criterios a la hora de obtener nuevas prebendas, sumadas a la exención al impuesto a las ganancias, el ilegal cobro de dinero en negro, etc., etc.

Pero esta angurria desmedida tiene antecedentes. Veamos: en el último gobierno de facto el contralmirante Ayerra dictó un decreto-ley bochornoso, otorgando discrecionalmente jubilaciones extraordinarias a determinados funcionarios jerárquicos

“La nómina es muy corta, son unos pocos. No afecta las finanzas de la Caja”, fue la respuesta que nos dio Ayerra cuando logramos una audiencia que encabezó el insobornable “Pato” Franzetti. Y así nos largó duros…

Hicimos esta “movida” mientras otros nos decían “no te metás” y los adulones de turno miraban para otro lado, no sea que pudieran incomodar a los milicos de turno en el poder.

Armamos tal revuelo con este tema y sumamos tantas adhesiones que el decreto infame finalmente no se aplicó. ¡Grande “Pato”!

Hoy también me dicen “no te metás”, ya sos viejo, esto no te jode ni te va ni te viene”. Tampoco pretendo nada, sino simplemente sacarme la vergüenza ajena que estoy sufriendo, pensando que quizá dentro de unos años nos dará vergüenza decir que somos argentinos si seguimos manejados por ejemplares de este nivel.

¡Ojalá alguien salve a nuestros nietos!

Hoy no están conmigo el “Pato” Franzetti ni el doctor Viglione. Tampoco tengo la militancia y el carisma de ellos, pero escucho un clamor muy fuerte de la gente que trabaja, aporta y “cincha todo el año como un buey” y sólo un funcionario, el señor Julio Bisócoli –vocal de los pasivos en el Instituto de Seguridad Social y Seguros- ha hecho claras y precisas declaraciones en contra del proyecto infame. Los demás funcionarios de áreas como Bienestar Social, Economía, Gobierno, etc. ¿no han escuchado hablar del tema? ¿No les interesa? ¡Silencio de radio!

Para terminar quiero explicar lo que escribí al principio sobre “el vegetariano que se comió el bife”.

Resulta que en el año 1955 había un muy crítico escribano del interior cordobés que con ácida ironía, buena pluma, mucho resentimiento y cargado de envidia, escribía insultantes notas contra el régimen de Perón. Derrocado el General por el cuartelazo conocido, el citado escribano fue invitado a ocupar un alto cargo en el Poder Ejecutivo de Córdoba. Creo que le dieron un ministerio.

Al otro día de hacerse cargo comenzó a “manotear” todo lo que tuvo a mano sin ningún tipo de escrúpulo ni reparo alguno, borrando con el codo todo lo que había escrito con la mano.

Con esa gracia y picardía, que sólo tiene los cordobeses, al tipo lo bautizaron como “el vegetariano que se comió el bife”.

Cualquier similitud del citado escribano con Roberto Risso es pura coincidencia.#

Carlos Raúl Garzonio

DNI 7.314.830

“Esta bronca estalló en días preelectorales al presenciar agravios entre `compañeros´ que ayer nomás se juraron amor eterno”

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06 OCT 2015 - 22:20

Señor director:

A quienes me conocen les sorprenderán los términos que uso en esta nota. No es mi forma habitual de hablar y menos de escribir, pero como está dirigida a la casta política en general y a nuestros diputados en particular, quiero utilizar su misma jerga: agresiva, insultante, chocante y descarnada.

Si hay respuestas y represalias, me las aguanto: ya me puso el casco y las canilleras…

Toda esta bronca, que viene de lejos, estalló en estos días preelectorales en que nadie sale del asombro al presenciar tantos agravios y desafíos entre “compañeros” que ayer nomás se juraron amor eterno, manifestando estar juntos en el mismo “proyecto”. ¿Qué proyecto? ¿El de acomodarse lo mejor posible junto a su tropa y su familia? ¿O proponiendo planea irrealizables cuando no pueden concluir los ya iniciados hace lustros?

Ya nadie tiene dudas que la crisis moral de la mayoría de los políticos es terminal, incurable. No hay cirugía que la remedie.

Y esta bronca no es sólo mía: es de muchos, muchísimos, y se colmó con el proyecto jubilatorio de privilegio del impresentable diputado Roberto Risso (la Lilita Carrió del Chubut) –veterano vividor de la política- que siempre votó en contra de todo por aquello de “no sé, pero me opongo”, y que jamás logró la aprobación de alguna de sus iniciativas. Pus bien señores, resulta ahora que Risso es Gardel y logra por vez primera que un proyecto suyo sea aprobado por unanimidad, lo que significa la unanimidad de criterios a la hora de obtener nuevas prebendas, sumadas a la exención al impuesto a las ganancias, el ilegal cobro de dinero en negro, etc., etc.

Pero esta angurria desmedida tiene antecedentes. Veamos: en el último gobierno de facto el contralmirante Ayerra dictó un decreto-ley bochornoso, otorgando discrecionalmente jubilaciones extraordinarias a determinados funcionarios jerárquicos

“La nómina es muy corta, son unos pocos. No afecta las finanzas de la Caja”, fue la respuesta que nos dio Ayerra cuando logramos una audiencia que encabezó el insobornable “Pato” Franzetti. Y así nos largó duros…

Hicimos esta “movida” mientras otros nos decían “no te metás” y los adulones de turno miraban para otro lado, no sea que pudieran incomodar a los milicos de turno en el poder.

Armamos tal revuelo con este tema y sumamos tantas adhesiones que el decreto infame finalmente no se aplicó. ¡Grande “Pato”!

Hoy también me dicen “no te metás”, ya sos viejo, esto no te jode ni te va ni te viene”. Tampoco pretendo nada, sino simplemente sacarme la vergüenza ajena que estoy sufriendo, pensando que quizá dentro de unos años nos dará vergüenza decir que somos argentinos si seguimos manejados por ejemplares de este nivel.

¡Ojalá alguien salve a nuestros nietos!

Hoy no están conmigo el “Pato” Franzetti ni el doctor Viglione. Tampoco tengo la militancia y el carisma de ellos, pero escucho un clamor muy fuerte de la gente que trabaja, aporta y “cincha todo el año como un buey” y sólo un funcionario, el señor Julio Bisócoli –vocal de los pasivos en el Instituto de Seguridad Social y Seguros- ha hecho claras y precisas declaraciones en contra del proyecto infame. Los demás funcionarios de áreas como Bienestar Social, Economía, Gobierno, etc. ¿no han escuchado hablar del tema? ¿No les interesa? ¡Silencio de radio!

Para terminar quiero explicar lo que escribí al principio sobre “el vegetariano que se comió el bife”.

Resulta que en el año 1955 había un muy crítico escribano del interior cordobés que con ácida ironía, buena pluma, mucho resentimiento y cargado de envidia, escribía insultantes notas contra el régimen de Perón. Derrocado el General por el cuartelazo conocido, el citado escribano fue invitado a ocupar un alto cargo en el Poder Ejecutivo de Córdoba. Creo que le dieron un ministerio.

Al otro día de hacerse cargo comenzó a “manotear” todo lo que tuvo a mano sin ningún tipo de escrúpulo ni reparo alguno, borrando con el codo todo lo que había escrito con la mano.

Con esa gracia y picardía, que sólo tiene los cordobeses, al tipo lo bautizaron como “el vegetariano que se comió el bife”.

Cualquier similitud del citado escribano con Roberto Risso es pura coincidencia.#

Carlos Raúl Garzonio

DNI 7.314.830

“Esta bronca estalló en días preelectorales al presenciar agravios entre `compañeros´ que ayer nomás se juraron amor eterno”


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