Barrios, Minatta y Defranco absolvieron a un asaltante

Interpretaron que un ladrón, por haber tomado vino, no comprendía que ponía en riesgo la vida de su víctima, un periodista de Jornada. Antes, el juez César Zaratiegui lo había condenado a cinco años. Ahora habrá una denuncia ante el Consejo de la Magistratura.

03 NOV 2015 - 21:42 | Actualizado

Por Meirion Griffiths

El día 15 de septiembre de 2015 los jueces de la Cámara Penal de Trelew absolvieron a Johan Emilio Laurence, un joven de 18 años que en febrero de este año asaltó en plena vía pública a este periodista.

El juez César Zaratiegui ya había dictado una condena de 5 años de prisión, luego de tomar en cuenta la gravedad del hecho y el cúmulo de pruebas ofrecidas por la Fiscalía local, que en primera instancia logró la condena, ajustada a tal delito: robo agravado por el uso de arma. Los nombrados jueces de Cámara hasta desestimaron la declaración de un comisario, Cecilio Williams. Él mismo protagonizó la captura del ladrón, aún armado con dos cuchillos, siendo este joven autor de otros hechos donde puso en riesgo la vida de otras personas, según consta en los registros de la Justicia.

Sin embargo, Adrián Barrios, Florencio Minatta y Alejandro Defranco, por unanimidad, firmaron la resolución de la carpeta judicial 5.395, en la que: “Hace lugar a la impugnación ordinaria denunciada por la Defensora Pública y revocar la sentencia Nº 1.717/15”.

Es un hecho que las víctimas de estos delitos estamos desamparadas. Y ya es tarde para que podamos analizar los motivos por los que estos jueces determinaron el archivo de la causa y si fue por convicción o porque así es “la ley” o porque les importa poco dejar suelto a alguien, aún sabiendo que el hecho existió y fue tal como en mi caso lo relaté ante esos estrados. El tribunal que dejó en libertad a un sujeto que estuvo a centímetros de degollarme ha sabido bajarle el tenor a los abusos sexuales a menores, entre otros escándalos.

Sus dudas

Lo cierto es que el dictamen se basa en la duda. Los votos de los jueces coinciden en que quedan dudas respecto de si mi agresor comprendía sus actos al momento de atacarme y herirme en aquella oscura mañana. De esta manera, echaron por tierra mi declaración en la que no quedaron dudas sobre el despliegue del ladrón y su posterior fuga sin trastabillar. El alcohol es un elemento que ayudó al delincuente a no darse cuenta de lo que hacía, según trasluce del acta donde sin más, archivaron el caso y dictaron su inmediata libertad a mis espaldas, ya que ni siquiera me citaron a esa audiencia. Estos jueces se convencieron de ello por un informe de la doctora Juarez, médica policial, que en su escrito afirma sólo que el asaltante tenía alcohol en sangre.

También es cierto que la Fiscalía, en cabeza del fiscal Sergio Ferrín, nunca citó a juicio a Juárez para que diga si el nivel de alcohol del delincuente era suficiente para no comprender que así armado, pudo matarme previo a robarme mis pertenencias con total impunidad. Pero siento que la indefensión mayor viene de la Justicia, ya que ni la Fiscalía en la segunda instancia estuvo a la altura de representar mis intereses y fue más contundente una defensora oficial que un fiscal general.

Sin dudas todos los detalles de la sentencia me orientan a denunciar a dichos magistrados ante el Consejo de la Magistratura. Es hora de que se termine este manoseo y los vericuetos que suelen terminar con los delincuentes en la calle. Sea por la falta de compromiso de los fiscales o por la liviandad de los jueces.

El juez Barrios admitió que todo el tiempo toman medidas en las que en su fuero íntimo, no están convencidos. A tal punto que reconoció que le pesó en esta absolución. Sin embargo, indicó que “me debo a la ley y por eso soy juez de Cámara, si no, no podría serlo”.

Esto nos habla a las claras que cualquier interpretación de la ley penal puede servir, aún sabiendo de la gravedad del hecho y las consecuencias en la faz personal.#

03 NOV 2015 - 21:42

Por Meirion Griffiths

El día 15 de septiembre de 2015 los jueces de la Cámara Penal de Trelew absolvieron a Johan Emilio Laurence, un joven de 18 años que en febrero de este año asaltó en plena vía pública a este periodista.

El juez César Zaratiegui ya había dictado una condena de 5 años de prisión, luego de tomar en cuenta la gravedad del hecho y el cúmulo de pruebas ofrecidas por la Fiscalía local, que en primera instancia logró la condena, ajustada a tal delito: robo agravado por el uso de arma. Los nombrados jueces de Cámara hasta desestimaron la declaración de un comisario, Cecilio Williams. Él mismo protagonizó la captura del ladrón, aún armado con dos cuchillos, siendo este joven autor de otros hechos donde puso en riesgo la vida de otras personas, según consta en los registros de la Justicia.

Sin embargo, Adrián Barrios, Florencio Minatta y Alejandro Defranco, por unanimidad, firmaron la resolución de la carpeta judicial 5.395, en la que: “Hace lugar a la impugnación ordinaria denunciada por la Defensora Pública y revocar la sentencia Nº 1.717/15”.

Es un hecho que las víctimas de estos delitos estamos desamparadas. Y ya es tarde para que podamos analizar los motivos por los que estos jueces determinaron el archivo de la causa y si fue por convicción o porque así es “la ley” o porque les importa poco dejar suelto a alguien, aún sabiendo que el hecho existió y fue tal como en mi caso lo relaté ante esos estrados. El tribunal que dejó en libertad a un sujeto que estuvo a centímetros de degollarme ha sabido bajarle el tenor a los abusos sexuales a menores, entre otros escándalos.

Sus dudas

Lo cierto es que el dictamen se basa en la duda. Los votos de los jueces coinciden en que quedan dudas respecto de si mi agresor comprendía sus actos al momento de atacarme y herirme en aquella oscura mañana. De esta manera, echaron por tierra mi declaración en la que no quedaron dudas sobre el despliegue del ladrón y su posterior fuga sin trastabillar. El alcohol es un elemento que ayudó al delincuente a no darse cuenta de lo que hacía, según trasluce del acta donde sin más, archivaron el caso y dictaron su inmediata libertad a mis espaldas, ya que ni siquiera me citaron a esa audiencia. Estos jueces se convencieron de ello por un informe de la doctora Juarez, médica policial, que en su escrito afirma sólo que el asaltante tenía alcohol en sangre.

También es cierto que la Fiscalía, en cabeza del fiscal Sergio Ferrín, nunca citó a juicio a Juárez para que diga si el nivel de alcohol del delincuente era suficiente para no comprender que así armado, pudo matarme previo a robarme mis pertenencias con total impunidad. Pero siento que la indefensión mayor viene de la Justicia, ya que ni la Fiscalía en la segunda instancia estuvo a la altura de representar mis intereses y fue más contundente una defensora oficial que un fiscal general.

Sin dudas todos los detalles de la sentencia me orientan a denunciar a dichos magistrados ante el Consejo de la Magistratura. Es hora de que se termine este manoseo y los vericuetos que suelen terminar con los delincuentes en la calle. Sea por la falta de compromiso de los fiscales o por la liviandad de los jueces.

El juez Barrios admitió que todo el tiempo toman medidas en las que en su fuero íntimo, no están convencidos. A tal punto que reconoció que le pesó en esta absolución. Sin embargo, indicó que “me debo a la ley y por eso soy juez de Cámara, si no, no podría serlo”.

Esto nos habla a las claras que cualquier interpretación de la ley penal puede servir, aún sabiendo de la gravedad del hecho y las consecuencias en la faz personal.#


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