Esta fuerte caída representa la tercera en cadena para el sector automovilístico brasileño, ubicándolo en una de sus peores crisis.
No obstante este panorama negativo, dicha entidad prevé que en el presente año, la retracción de la actividad sea de 6%.
En base a esto, el informe arroja que en diciembre del año pasado, las ventas de vehículos totalizaron en 227.789 unidades, 16,70% más que noviembre, pero 38,44% menos en relación al mismo mes que año pasado.
Alarico Assumpção, presidente de la federación, atribuye, principalmente, ésta complicada realidad, a la crisis política y económica que está sumergido el gigante sudamericano.
También, afirmó que la debacle en la comercialización se debe, en parte, a la fuerte devaluación del 48,3% que vivió el real frente al dólar estadounidense el año pasado.
Toda está combinación de factores, llevó a que en 2015, las fábricas tuvieran que adecuar la producción en base a la merma de la demanda, lo que provocó concesión de vacaciones colectivas y un aumento en los despidos.
De esta manera, llegaron a ser 1.000 los concesionarios que cerraron sus puertas durante el año pasado, lo que provocó la pérdida de 32.000 puestos de trabajos en el sector.
Esta fuerte caída representa la tercera en cadena para el sector automovilístico brasileño, ubicándolo en una de sus peores crisis.
No obstante este panorama negativo, dicha entidad prevé que en el presente año, la retracción de la actividad sea de 6%.
En base a esto, el informe arroja que en diciembre del año pasado, las ventas de vehículos totalizaron en 227.789 unidades, 16,70% más que noviembre, pero 38,44% menos en relación al mismo mes que año pasado.
Alarico Assumpção, presidente de la federación, atribuye, principalmente, ésta complicada realidad, a la crisis política y económica que está sumergido el gigante sudamericano.
También, afirmó que la debacle en la comercialización se debe, en parte, a la fuerte devaluación del 48,3% que vivió el real frente al dólar estadounidense el año pasado.
Toda está combinación de factores, llevó a que en 2015, las fábricas tuvieran que adecuar la producción en base a la merma de la demanda, lo que provocó concesión de vacaciones colectivas y un aumento en los despidos.
De esta manera, llegaron a ser 1.000 los concesionarios que cerraron sus puertas durante el año pasado, lo que provocó la pérdida de 32.000 puestos de trabajos en el sector.