Petróleo y Gas: balance de la década 2005-2015, perspectivas y desafíos

Las fluctuaciones de los precios internacionales, por qué Argentina dejó de ser un neto exportador para convertirse en importador y cómo impulsar un proceso de inversiones para recuperar el autoabastecimiento. Los temas más destacados de un trabajo de la consultora KPMG sobre una industria clave para Chubut.

06 MAR 2016 - 9:57 | Actualizado

“Un shock de inversiones productivas para revertir el cuadro de estancamiento del sector es el consenso que hay entre los actores de la industria y, por ello, las medidas que se tomen desde el gobierno, en especial aquellas orientadas a alcanzar un acuerdo de precios que permitan mejorar la rentabilidad del sector, serán determinantes para recuperar la confianza perdida y la previsibilidad en un negocio cuyos resultados se ven siempre en el mediano y largo plazo”.

Así comienza el informe “Petróleo y Gas. Balance de la década 2005-2015, perspectivas y desafíos”, realizado por la influyente consultora KPMG para explicar el desempeño de la industria del petróleo y gas en la Argentina, al que accedió el Económico de Jornada.

Según KPMG, entre las principales preocupaciones del sector figuran el necesario aumento de la producción, las fuentes de financiamiento, la inversión, los precios y el desarrollo de los recursos no convencionales.

Luego agrega que “la explotación de recursos no convencionales aparece como una solución a los problemas de abastecimiento energético de un país que pasó, en el lapso de dos décadas, del autoabastecimiento logrado en los ‘90 a la dependencia actual de las importaciones energéticas.”

No obstante, las inversiones y costos que deben afrontarse para su extracción son significativamente mayores a las necesarias para la producción de convencionales, “por lo que resulta prioritario articular políticas que busquen mejorar el clima de negocios, fomentar las inversiones y contrarrestar los efectos negativos de la reciente caída en los niveles actuales y esperados de los precios internacionales”, dice el informe.

Precios en la década

Según el informe, el período 2005-2015 estuvo marcado por un patrón de aceleración y desaceleración de los precios internacionales y sostiene que luego de experimentar importantes incrementos durante 2005-2011, la evolución del precio del P&G comenzó a estancarse y a mostrar importantes caídas en 2014 y 2015.

Si bien el precio tuvo respecto a 2011 caídas exiguas, en 2015 se registraron desplomes del 51% y 30%, respectivamente. En cifras, el precio promedio del petróleo y el gas natural registrados en 2011 habían alcanzado los U$S 104 (U$S 95 para el WTI) el barril y los U$S 7,2 por MMbtu, respectivamente.

Pero para principios de 2015 esas cifras habían caído a U$S 47,11 el barril (U$S 47,27 para el WTI) y a U$S 6,11 el MMbtu, y hacia fines de octubre a U$S 46,9 (U$S 46.20 para el WTI) el barril y a U$S 4,37 el MMbtu.

Durante diciembre de 2015 el precio del barril de crudo siguió cayendo llegando a una media de U$S 36 (U$S 37,2 para el WTI), en tanto que durante el primer mes de 2016 perforó la barrera de los U$S 30 (el WTI llegó a los U$S 29 el barril).

Como puede apreciarse, los precios de estas mercancías altamente transables en el mercado internacional muestran una tendencia en declive, que difícilmente pueda revertirse en el corto plazo, y que se encuentra explicada por múltiples factores geopolíticos y de mercado, entre los cuales se destaca un exceso de oferta global que genera presiones hacia la baja de los precios.

No obstante ello, otros especialistas del mercado (como por ejemplo la Agencia Internacional de Energía) estiman que podría existir una recuperación en los valores hacia fin de año.

De exportador a importador

El trabajo señala que desde 2011, la Argentina pasó de ser de un país exportador a un importador neto (principalmente de gas). Si bien los primeros signos de disminución productiva en los últimos veinte años pueden ubicarse a fines de los ’90, la baja en el desempeño del sector quedó recién en evidencia en 2004, cuando el Gobierno se vio obligado a elaborar el denominado Plan Energético Nacional.

Para entonces, el desfasaje que generaban las políticas aplicadas a la oferta, con precios no rentables y un ambiente incierto que retraía inversiones, y a la demanda, a partir de tarifas subsidiadas que promovieron el consumo, llevaron al país a aminorar el ritmo de inversiones, la producción de hidrocarburos y sus niveles exportados.

“El resultado directo, como se mencionó anteriormente, fue el deterioro progresivo de la balanza comercial del sector, un fuerte impacto en las cuentas fiscales y la retracción de gran parte del colchón de divisas que se alimentaba de las exportaciones de soja y otros granos, las que luego del 2013 se han visto severamente afectadas por la significativa disminución de los montos en dólares exportados debido a la reciente caída de los precios externos”, señala el informe de KPMG.

También se afirma en el texto que la producción local de hidrocarburos ha ido menguando en los últimos diez años siendo la de gas la más afectada. Mientras la producción de petróleo pasó de 800.000 barriles diarios en 2005 a un estimado de 700.000 para fines de 2015 (es decir, una caída cercana al 12%), la producción de gas natural se ha desplomado en un 26% pasando de 51.000 millones de M3 producidos en 2005 a un estimado de 38.000 millones de M3 para fines del 2015.

Desafíos

El informe de KPMG describe los principales desafíos de la industria a partir de la información reunida en el sector. Las definiciones más destacadas son: aumentar la producción de P&G promoviendo y aumentando las inversiones tanto locales como internacionales en un marco de un mejor clima de negocios y certidumbre con relación a las reglas de juego del mercado; reformular los incentivos fiscales y una disminución del tiempo de recupero de la inversión en un clima de seguridad jurídica nacional, provincial y municipal, y avanzar en el proceso de complementación energética regional, entre otros.

También se hace referencia a las fuentes de financiamiento: deberían ser múltiples e incluyen propias empresarias, la posible venta de activos, la llegada de nuevos inversores corporativos, préstamos sindicados de bancos, créditos multilaterales y/o emisión de deuda. Y también mantener los planes de desarrollo e inversiones tanto en los recursos renovables como en los no renovables.

Para KPMG, mejorando el clima de negocios en el país, estabilizándose la macroeconomía y cambiando la tendencia bajista de los precios internacionales, se cree que se acelerarán las decisiones de inversiones en el sector.

En cuanto al precio del petróleo, no convergerá con los internacionales en el corto plazo –dice el informe-, proceso que no debe ser brusco sino un acople que permita estabilizar las principales variables económicas de la industria, lo que facilitaría las inversiones necesarias en el sector.

Por último, en el análisis final se dice que “en el actual contexto de necesidades pero al mismo tiempo de oportunidades, es positivo que el país inicie el proceso de reordenamiento de las cuentas macroeconómicas y de la estructura del sector energético con el objetivo de mejorar en el mediano plazo su desempeño y reducir la dependencia de importaciones que siguen erosionando las reservas del BCRA.”

“Argentina mantiene un gran potencial energético aún sin desarrollar y, sin dudas, las empresas nacionales e internacionales que operan aquí estarían dispuestas a asumir los riesgos necesarios para aprovechar todas las oportunidades. También resulta imperativo diversificar aún más la matriz energética dando mayor participación y desarrollo a las energías renovables, generar un ambiente de negocios previsible, corregir las fallas de mercado y, como ya se lo ha propuesto el actual gobierno, reorientar la estructura de subsidios a las tarifas sobre el consumo de energía.”

“Las medidas económicas y financieras adoptadas hasta el momento por el nuevo gobierno argentino son positivas para el sector y se espera que sean acompañadas por políticas de incentivo a la producción de acuerdo a la realidad planteada en este informe. Estas decisiones serán, sin duda, un importante estímulo para asegurar un proceso de inversiones de mediano y largo plazo tanto locales como internacionales que coadyuvarán a la recuperación y el desarrollo de la industria del P&G de cara al futuro”, concluye el trabajo.

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06 MAR 2016 - 9:57

“Un shock de inversiones productivas para revertir el cuadro de estancamiento del sector es el consenso que hay entre los actores de la industria y, por ello, las medidas que se tomen desde el gobierno, en especial aquellas orientadas a alcanzar un acuerdo de precios que permitan mejorar la rentabilidad del sector, serán determinantes para recuperar la confianza perdida y la previsibilidad en un negocio cuyos resultados se ven siempre en el mediano y largo plazo”.

Así comienza el informe “Petróleo y Gas. Balance de la década 2005-2015, perspectivas y desafíos”, realizado por la influyente consultora KPMG para explicar el desempeño de la industria del petróleo y gas en la Argentina, al que accedió el Económico de Jornada.

Según KPMG, entre las principales preocupaciones del sector figuran el necesario aumento de la producción, las fuentes de financiamiento, la inversión, los precios y el desarrollo de los recursos no convencionales.

Luego agrega que “la explotación de recursos no convencionales aparece como una solución a los problemas de abastecimiento energético de un país que pasó, en el lapso de dos décadas, del autoabastecimiento logrado en los ‘90 a la dependencia actual de las importaciones energéticas.”

No obstante, las inversiones y costos que deben afrontarse para su extracción son significativamente mayores a las necesarias para la producción de convencionales, “por lo que resulta prioritario articular políticas que busquen mejorar el clima de negocios, fomentar las inversiones y contrarrestar los efectos negativos de la reciente caída en los niveles actuales y esperados de los precios internacionales”, dice el informe.

Precios en la década

Según el informe, el período 2005-2015 estuvo marcado por un patrón de aceleración y desaceleración de los precios internacionales y sostiene que luego de experimentar importantes incrementos durante 2005-2011, la evolución del precio del P&G comenzó a estancarse y a mostrar importantes caídas en 2014 y 2015.

Si bien el precio tuvo respecto a 2011 caídas exiguas, en 2015 se registraron desplomes del 51% y 30%, respectivamente. En cifras, el precio promedio del petróleo y el gas natural registrados en 2011 habían alcanzado los U$S 104 (U$S 95 para el WTI) el barril y los U$S 7,2 por MMbtu, respectivamente.

Pero para principios de 2015 esas cifras habían caído a U$S 47,11 el barril (U$S 47,27 para el WTI) y a U$S 6,11 el MMbtu, y hacia fines de octubre a U$S 46,9 (U$S 46.20 para el WTI) el barril y a U$S 4,37 el MMbtu.

Durante diciembre de 2015 el precio del barril de crudo siguió cayendo llegando a una media de U$S 36 (U$S 37,2 para el WTI), en tanto que durante el primer mes de 2016 perforó la barrera de los U$S 30 (el WTI llegó a los U$S 29 el barril).

Como puede apreciarse, los precios de estas mercancías altamente transables en el mercado internacional muestran una tendencia en declive, que difícilmente pueda revertirse en el corto plazo, y que se encuentra explicada por múltiples factores geopolíticos y de mercado, entre los cuales se destaca un exceso de oferta global que genera presiones hacia la baja de los precios.

No obstante ello, otros especialistas del mercado (como por ejemplo la Agencia Internacional de Energía) estiman que podría existir una recuperación en los valores hacia fin de año.

De exportador a importador

El trabajo señala que desde 2011, la Argentina pasó de ser de un país exportador a un importador neto (principalmente de gas). Si bien los primeros signos de disminución productiva en los últimos veinte años pueden ubicarse a fines de los ’90, la baja en el desempeño del sector quedó recién en evidencia en 2004, cuando el Gobierno se vio obligado a elaborar el denominado Plan Energético Nacional.

Para entonces, el desfasaje que generaban las políticas aplicadas a la oferta, con precios no rentables y un ambiente incierto que retraía inversiones, y a la demanda, a partir de tarifas subsidiadas que promovieron el consumo, llevaron al país a aminorar el ritmo de inversiones, la producción de hidrocarburos y sus niveles exportados.

“El resultado directo, como se mencionó anteriormente, fue el deterioro progresivo de la balanza comercial del sector, un fuerte impacto en las cuentas fiscales y la retracción de gran parte del colchón de divisas que se alimentaba de las exportaciones de soja y otros granos, las que luego del 2013 se han visto severamente afectadas por la significativa disminución de los montos en dólares exportados debido a la reciente caída de los precios externos”, señala el informe de KPMG.

También se afirma en el texto que la producción local de hidrocarburos ha ido menguando en los últimos diez años siendo la de gas la más afectada. Mientras la producción de petróleo pasó de 800.000 barriles diarios en 2005 a un estimado de 700.000 para fines de 2015 (es decir, una caída cercana al 12%), la producción de gas natural se ha desplomado en un 26% pasando de 51.000 millones de M3 producidos en 2005 a un estimado de 38.000 millones de M3 para fines del 2015.

Desafíos

El informe de KPMG describe los principales desafíos de la industria a partir de la información reunida en el sector. Las definiciones más destacadas son: aumentar la producción de P&G promoviendo y aumentando las inversiones tanto locales como internacionales en un marco de un mejor clima de negocios y certidumbre con relación a las reglas de juego del mercado; reformular los incentivos fiscales y una disminución del tiempo de recupero de la inversión en un clima de seguridad jurídica nacional, provincial y municipal, y avanzar en el proceso de complementación energética regional, entre otros.

También se hace referencia a las fuentes de financiamiento: deberían ser múltiples e incluyen propias empresarias, la posible venta de activos, la llegada de nuevos inversores corporativos, préstamos sindicados de bancos, créditos multilaterales y/o emisión de deuda. Y también mantener los planes de desarrollo e inversiones tanto en los recursos renovables como en los no renovables.

Para KPMG, mejorando el clima de negocios en el país, estabilizándose la macroeconomía y cambiando la tendencia bajista de los precios internacionales, se cree que se acelerarán las decisiones de inversiones en el sector.

En cuanto al precio del petróleo, no convergerá con los internacionales en el corto plazo –dice el informe-, proceso que no debe ser brusco sino un acople que permita estabilizar las principales variables económicas de la industria, lo que facilitaría las inversiones necesarias en el sector.

Por último, en el análisis final se dice que “en el actual contexto de necesidades pero al mismo tiempo de oportunidades, es positivo que el país inicie el proceso de reordenamiento de las cuentas macroeconómicas y de la estructura del sector energético con el objetivo de mejorar en el mediano plazo su desempeño y reducir la dependencia de importaciones que siguen erosionando las reservas del BCRA.”

“Argentina mantiene un gran potencial energético aún sin desarrollar y, sin dudas, las empresas nacionales e internacionales que operan aquí estarían dispuestas a asumir los riesgos necesarios para aprovechar todas las oportunidades. También resulta imperativo diversificar aún más la matriz energética dando mayor participación y desarrollo a las energías renovables, generar un ambiente de negocios previsible, corregir las fallas de mercado y, como ya se lo ha propuesto el actual gobierno, reorientar la estructura de subsidios a las tarifas sobre el consumo de energía.”

“Las medidas económicas y financieras adoptadas hasta el momento por el nuevo gobierno argentino son positivas para el sector y se espera que sean acompañadas por políticas de incentivo a la producción de acuerdo a la realidad planteada en este informe. Estas decisiones serán, sin duda, un importante estímulo para asegurar un proceso de inversiones de mediano y largo plazo tanto locales como internacionales que coadyuvarán a la recuperación y el desarrollo de la industria del P&G de cara al futuro”, concluye el trabajo.