Un festejo bien caliente en el frío de Gdansk

El equipo argentino, con Mayer como líder dentro y fuera de la cancha, festejó ruidosamente el pase a cuartos de final conseguido en el estadio Ergo Arena de la fría ciudad portuaria, bajo el ritmo arrollador de la música inolvidable de Rodrigo.

06 MAR 2016 - 12:57 | Actualizado

En ese contexto, la delegación 'albiceleste' comandada por el capitán Daniel Orsanic repitió la cábala iniciada en el Ayuntamiento de Gdansk el jueves pasado para el sorteo de la serie, y llegó al Ergo Arena en una combi con el tema del cuartetero cordobés Rodrigo dedicado a Diego Maradona sonando a full.

Esa elección, según confesó a Télam un integrante del cuerpo técnico argentino, se debió a que consideraban que el tema "La Mano de Dios" les transmitía buenas vibraciones y los motivaba de manera especial, por eso lo utilizaron el jueves y el día de la victoria final en el Ergo Arena.

El público argentino, no más de 35 personas, miró de reojo los dos primeros sets en el cual el polaco Michal Przysiezny sacaba y delvolvía casi como un 'top ten', y apenas se distraían en cada cambio de lado cuando tronaba bien fuerte por los parlantes del estadio el tema Dancing Queen del grupo sueco ABBA, de la década de 1980.

De manera que solo se escuchaba a los polacos con sus bocinas y los gritos de "Mijáu, Mijáu" (el nombre de pila de Przysiezny) o "Polská, Polská" , pero no duró demasiado tiempo.

Cuando el correntino Mayer comenzó a castigar con su derecha y sus saques se hicieron imposibles de devolver llegó el "y pegue Leo pegue", seguido por el "esta tarde cueste lo que cueste, a Polonia le tenemos que ganar".

En ese clima, Mayer se sintió cómodo, sacó a relucir lo mejor de su repertorio, el que acostumbra mostrar en la Davis, para poner las cosas en su lugar y ahí si Argentina encontró la victoria que vino a buscar a la "triciudad", como se conoce la zona en que se ubican Gdansk, Sopot y Gdynia.

La foto del final encontró a Mayer, a los debutantes Guido Pella y Renzo Olivo, y el más eufórico de todos, el más tribunero, Carlos Berlocq, abrazados con el capitán y el resto del equipo, y cantando las canciones con la hinchada, ante la mirada atónita de los polacos que eran lógicamente amplia mayoría.

La historia seguirá en Italia, donde el equipo argentino espera escribir otra página en la Davis y los hinchas serán seguramente muchísimos más que en suelo polaco.

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06 MAR 2016 - 12:57

En ese contexto, la delegación 'albiceleste' comandada por el capitán Daniel Orsanic repitió la cábala iniciada en el Ayuntamiento de Gdansk el jueves pasado para el sorteo de la serie, y llegó al Ergo Arena en una combi con el tema del cuartetero cordobés Rodrigo dedicado a Diego Maradona sonando a full.

Esa elección, según confesó a Télam un integrante del cuerpo técnico argentino, se debió a que consideraban que el tema "La Mano de Dios" les transmitía buenas vibraciones y los motivaba de manera especial, por eso lo utilizaron el jueves y el día de la victoria final en el Ergo Arena.

El público argentino, no más de 35 personas, miró de reojo los dos primeros sets en el cual el polaco Michal Przysiezny sacaba y delvolvía casi como un 'top ten', y apenas se distraían en cada cambio de lado cuando tronaba bien fuerte por los parlantes del estadio el tema Dancing Queen del grupo sueco ABBA, de la década de 1980.

De manera que solo se escuchaba a los polacos con sus bocinas y los gritos de "Mijáu, Mijáu" (el nombre de pila de Przysiezny) o "Polská, Polská" , pero no duró demasiado tiempo.

Cuando el correntino Mayer comenzó a castigar con su derecha y sus saques se hicieron imposibles de devolver llegó el "y pegue Leo pegue", seguido por el "esta tarde cueste lo que cueste, a Polonia le tenemos que ganar".

En ese clima, Mayer se sintió cómodo, sacó a relucir lo mejor de su repertorio, el que acostumbra mostrar en la Davis, para poner las cosas en su lugar y ahí si Argentina encontró la victoria que vino a buscar a la "triciudad", como se conoce la zona en que se ubican Gdansk, Sopot y Gdynia.

La foto del final encontró a Mayer, a los debutantes Guido Pella y Renzo Olivo, y el más eufórico de todos, el más tribunero, Carlos Berlocq, abrazados con el capitán y el resto del equipo, y cantando las canciones con la hinchada, ante la mirada atónita de los polacos que eran lógicamente amplia mayoría.

La historia seguirá en Italia, donde el equipo argentino espera escribir otra página en la Davis y los hinchas serán seguramente muchísimos más que en suelo polaco.


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