A los 13 y en familia: Roa, la figura precoz de Racing de Trelew

Fue noticia nacional con su debut en primera, batiendo récord por su corta edad. “Quiero jugar en Boca o River”, le dijo a Jornada en su casa de Planta de Gas.

Darío Roa, en su cuna de gloria. el joven futbolista, en su casa, es flanqueado por su padre Eduardo (izq.) y su madre Viviana.
26 ABR 2016 - 21:45 | Actualizado

Planta de Gas, ciudad de Trelew, provincia de Chubut. Es tierra de humildad, sacrificio y dificultades que forjan espíritus de lucha. Esa es la cuna de Darío Roa, el niño futbolista de Racing de Trelew que con sus 13 años, sin querer queriendo, desafió a los libros de historia de la AFA.

Con los minutos disputados ante Cruz del Sur el domingo pasado por el Federal B, Darío se convirtió en uno de los debutantes más jóvenes de la historia en un partido oficial. Quizás, el más joven. Tras la inmensa repercusión nacional que tuvo la primicia de Jornada, Darío y su familia recibieron a este medio en su hogar.

No hay abundancias y escasean los espacios en la vivienda, donde Darío vive junto a sus padres (Eduardo Roa y Verónica Ocampo) y sus tres hermanos (Franco, Kevin y Luana). Pero predominan el corazón y la fortaleza que permiten explicar en parte el debut de Darío, que recorrió el país e inclusive cruzó las fronteras.

La primeras sensaciones

"La llevo muy bien. Estoy contento. Me felicitaron mis compañeros y los profesores, por llevar el nombre de la escuela bien alto", comentó Darío con una timidez que lo define al hablar, pero no dentro de un campo de juego.

"Jugué el sábado ante La Ribera. A la noche me dicen que iba a ir al banco y que tenía posibilidades de entrar. Contra Río Colorado fui al banco y no entré. Ahora, se dio", agregó el niño-jugador, que juega de volante central o delantero, como su papá.

Ambos padres, embargados por la emoción, también relataron sus vivencias en este torbellino que no se detiene. "Se me puso la piel de gallina, qué vas a sentir. Es una de las cosas más lindas del mundo. Es una emoción muy grande. Rompió el récord del Kun Agüero", indicó Eduardo, de 33 años y de profesión albañil. "Es algo muy grande para nosotros", acotó Viviana, de la misma edad que el padre y empleada doméstica.

El estudio, prioridad

Darío es un precoz futbolista, pero no solo eso. Cursa primer año en la escuela del barrio Codepro. Proviene de la 122, donde cursó la Primaria y fue escolta de bandera. El estudio es una cuestión que ambos padres pretenden inculcarle a sus cuatro hijos. El tema es recurrente en la entrevista.

"Presión no le ponemos para jugar. Tampoco me meto con las decisiones del técnico. Ellos saben más que uno y por eso están ahí. Pero sí le pedimos que rinda en la escuela. Que sea humilde y que estudie. Eso lo llevará por buen camino", indicó Eduardo.

"Paso a paso que sea esto. Tenés que estar tranquilo, si te apurás mañana no podés tener nada. Darío tiene una vida por delante, es muy chico. Por el camino que va bien, con los profesores también; es larguísimo este camino", añadió.

"Que estudie y se reciba es lo principal. Sin estudio no vas a parar a ningún lado.. Tiene bocho (sic) para seguir estudiando. Hasta le puede servir en el fútbol. Sí o sí tiene que estudiar", acotó Viviana.

Planta de Gas

El barrio, es una cuestión que llevan marcada a fuego Darío, Viviana y Eduardo. Es el lugar donde anidan sus sueños de progreso, donde se gestó Darío como persona y futbolista. Por ende, haber llevado tan alto al Planta de Gas, lugar que suele ser estigmatizado, es un motivo de felicidad adicional.

"Se me infla el pecho de orgullo. Jugué en el equipo barrial. Soy de acá. Se dice que hay problemas en la barriada. Pero hay problemas en todos los barrios. Hay gente buena y gente mala en todos lados. No todo es malo", indicó Eduardo. "No soy de acá. Pero me junté muy joven, de adolescente, con Eduardo. Vivo acá hace mucho. Pero me encanta que Darío sea de este barrio", remarcó Viviana.

Boca y River

Tras un estreno que recorrió el mundo, la vida continúa para Darío. Deberá ir a la escuela (donde se destaca), entrenarse en Racing (ingresó al club con cuatro años de edad) y hacer su vida cotidiana de adolescente. Pero como todo joven futbolista, tiene sueños, deseos y aspiraciones. "Quiero jugar en un grande, en Boca y en River, tengo ese sueño, quiero eso", remarca Darío.

"Él decidirá su futuro. Que estudie y se forme. Y si se le da la posibilidad en un club grande, será muy lindo. Pero pase lo que pase, seguirá siendo nuestro hijo siempre. Nosotros, mi mujer y yo, tenemos el futuro hecho. Darío se lo está haciendo. Y va por buen camino", puntualizó Eduardo.

"Si el día de mañana le toca jugar en Boca o en River, será muy lindo para nosotros. Pero queremos que estudie y se prepare para el futuro. Eso es lo que queremos, que estudie", remató Viviana.

Corazón de león

Esta es la historia detrás de la historia. Esta es la vida detrás de un hito deportivo, esta es la existencia detrás de un minuto de juego. Es la historia de Darío Roa, la historia que permitió generar este particular momento en su vida.

Esta es la historia de un muchachito del Planta de Gas, ciudad de Trelew, provincia de Chubut, que mamó y que posee en su ser hambre de gloria, victoria y superación. Ese apetito de triunfo, ese afán de superación, lo hizo convertirse en historia.#

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Darío Roa, en su cuna de gloria. el joven futbolista, en su casa, es flanqueado por su padre Eduardo (izq.) y su madre Viviana.
26 ABR 2016 - 21:45

Planta de Gas, ciudad de Trelew, provincia de Chubut. Es tierra de humildad, sacrificio y dificultades que forjan espíritus de lucha. Esa es la cuna de Darío Roa, el niño futbolista de Racing de Trelew que con sus 13 años, sin querer queriendo, desafió a los libros de historia de la AFA.

Con los minutos disputados ante Cruz del Sur el domingo pasado por el Federal B, Darío se convirtió en uno de los debutantes más jóvenes de la historia en un partido oficial. Quizás, el más joven. Tras la inmensa repercusión nacional que tuvo la primicia de Jornada, Darío y su familia recibieron a este medio en su hogar.

No hay abundancias y escasean los espacios en la vivienda, donde Darío vive junto a sus padres (Eduardo Roa y Verónica Ocampo) y sus tres hermanos (Franco, Kevin y Luana). Pero predominan el corazón y la fortaleza que permiten explicar en parte el debut de Darío, que recorrió el país e inclusive cruzó las fronteras.

La primeras sensaciones

"La llevo muy bien. Estoy contento. Me felicitaron mis compañeros y los profesores, por llevar el nombre de la escuela bien alto", comentó Darío con una timidez que lo define al hablar, pero no dentro de un campo de juego.

"Jugué el sábado ante La Ribera. A la noche me dicen que iba a ir al banco y que tenía posibilidades de entrar. Contra Río Colorado fui al banco y no entré. Ahora, se dio", agregó el niño-jugador, que juega de volante central o delantero, como su papá.

Ambos padres, embargados por la emoción, también relataron sus vivencias en este torbellino que no se detiene. "Se me puso la piel de gallina, qué vas a sentir. Es una de las cosas más lindas del mundo. Es una emoción muy grande. Rompió el récord del Kun Agüero", indicó Eduardo, de 33 años y de profesión albañil. "Es algo muy grande para nosotros", acotó Viviana, de la misma edad que el padre y empleada doméstica.

El estudio, prioridad

Darío es un precoz futbolista, pero no solo eso. Cursa primer año en la escuela del barrio Codepro. Proviene de la 122, donde cursó la Primaria y fue escolta de bandera. El estudio es una cuestión que ambos padres pretenden inculcarle a sus cuatro hijos. El tema es recurrente en la entrevista.

"Presión no le ponemos para jugar. Tampoco me meto con las decisiones del técnico. Ellos saben más que uno y por eso están ahí. Pero sí le pedimos que rinda en la escuela. Que sea humilde y que estudie. Eso lo llevará por buen camino", indicó Eduardo.

"Paso a paso que sea esto. Tenés que estar tranquilo, si te apurás mañana no podés tener nada. Darío tiene una vida por delante, es muy chico. Por el camino que va bien, con los profesores también; es larguísimo este camino", añadió.

"Que estudie y se reciba es lo principal. Sin estudio no vas a parar a ningún lado.. Tiene bocho (sic) para seguir estudiando. Hasta le puede servir en el fútbol. Sí o sí tiene que estudiar", acotó Viviana.

Planta de Gas

El barrio, es una cuestión que llevan marcada a fuego Darío, Viviana y Eduardo. Es el lugar donde anidan sus sueños de progreso, donde se gestó Darío como persona y futbolista. Por ende, haber llevado tan alto al Planta de Gas, lugar que suele ser estigmatizado, es un motivo de felicidad adicional.

"Se me infla el pecho de orgullo. Jugué en el equipo barrial. Soy de acá. Se dice que hay problemas en la barriada. Pero hay problemas en todos los barrios. Hay gente buena y gente mala en todos lados. No todo es malo", indicó Eduardo. "No soy de acá. Pero me junté muy joven, de adolescente, con Eduardo. Vivo acá hace mucho. Pero me encanta que Darío sea de este barrio", remarcó Viviana.

Boca y River

Tras un estreno que recorrió el mundo, la vida continúa para Darío. Deberá ir a la escuela (donde se destaca), entrenarse en Racing (ingresó al club con cuatro años de edad) y hacer su vida cotidiana de adolescente. Pero como todo joven futbolista, tiene sueños, deseos y aspiraciones. "Quiero jugar en un grande, en Boca y en River, tengo ese sueño, quiero eso", remarca Darío.

"Él decidirá su futuro. Que estudie y se forme. Y si se le da la posibilidad en un club grande, será muy lindo. Pero pase lo que pase, seguirá siendo nuestro hijo siempre. Nosotros, mi mujer y yo, tenemos el futuro hecho. Darío se lo está haciendo. Y va por buen camino", puntualizó Eduardo.

"Si el día de mañana le toca jugar en Boca o en River, será muy lindo para nosotros. Pero queremos que estudie y se prepare para el futuro. Eso es lo que queremos, que estudie", remató Viviana.

Corazón de león

Esta es la historia detrás de la historia. Esta es la vida detrás de un hito deportivo, esta es la existencia detrás de un minuto de juego. Es la historia de Darío Roa, la historia que permitió generar este particular momento en su vida.

Esta es la historia de un muchachito del Planta de Gas, ciudad de Trelew, provincia de Chubut, que mamó y que posee en su ser hambre de gloria, victoria y superación. Ese apetito de triunfo, ese afán de superación, lo hizo convertirse en historia.#


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