Triple crimen de Sarmiento: “Ojalá sufra cada balazo que le metió a sus víctimas”

Daniela Santos, una de las hermanas de la víctima, habló con FM Tiempo de Trelew. Dice que Claudio Lamonega dijo “preguntale a tu hermana”, cuando otra de las hermanas de Marisa Santos le pidió explicaciones por haberla matado a ella a sus dos hijos.

28 ABR 2016 - 21:45 | Actualizado

La hermana de la víctima del triple crimen de Sarmiento, Daniela Santos, fue entrevistada desde el programa A Tiempo, que se emite por FM Tiempo 91.5. En la charla, una de las hermanas de Marisa Santos, la mujer que junto a sus dos hijos fue asesinada por Claudio Lamonega, confesó que le preguntó al condenado por qué había matado a su hermana y sus sobrinos y este habría respondido: “Preguntale a tu hermana”. Daniela Santos es una de las cuatro hermanas. Daniela, aún llora a su hermana y sobrinos. Ellos aparecieron muertos en noviembre de 2014 con un tiro en la cabeza cada uno, mientras dormían. Claudio Lamonega luego sería detenido por el hecho. Está condenado a prisión perpetua.

-Se ha confirmado la condena a perpetua de Claudio Lamonega. ¿Cómo lo vive su familia?

-Se confirmó el día 26, aunque el 20 hubo una audiencia y se corroboró luego. Lamentablemente no hay una prueba contundente sino muchísimos indicios que llevan a la misma persona.

Para nosotros fue un año muy duro como familia. Sobre todo pensando en la vida de mis sobrinos, tan jóvenes, uno siente una impotencia muy grande. Y tuvimos que sobrellevar un año de audiencias, lo internaron a mi papá que estaba enfermo y falleció, pero tuvimos el resultado que esperábamos. Nosotros solo queríamos justicia, no queríamos que esto quede impune porque esto fue una traición muy grande a ella, y fue muy cobarde la forma en que lo hizo.

¡Esa persona estuvo en mi casa preguntándome por mi hermana! ¡Fue terrible! Igual nos costó creer que fuera él.

-¿A usted no le quedan dudas de que Lamonega es el responsable?

-No, bajo ningún punto de vista. Pero nos costó cuando esto empezó porque mi excuñado Raúl Ramis, cuando falleció, mis sobrinos eran chiquitos. Y este asesino los crió. Para nosotros fue durísimo. A nosotros nos destrozó, ni siquiera pensó en sus hijos. Mi hermana era una excelente persona, crió a mis sobrinos a la par de los hijos de él. Marisa nunca hizo diferencias, siempre los quiso mucho. Pero esta persona no pensó en nadie. Y nos costaba mucho creer. Nunca imaginamos una cosa tan terrible, pero lamentablemente todo apuntó a él. Hay muchísimos testigos. De hecho a mí me sorprendió cuando fue a mi casa, porque nunca había ido a mi casa. Nervioso, diciéndome ‘Algo raro pasó’. Y yo intenté tranquilizarlo.

-¿Cómo era la relación entre Lamonega y su hermana en esos momentos?

-Ellos en el 2011 o 2012 se separaron. Claudio vivía con mi hermana, pero se separaron. Y yo la verdad no tenía buena relación con él, sabía que estaban saliendo, pero cada uno en su casa.

-¿Estaban tratando de recomponer ese vínculo?

-Yo tengo mis dudas. Porque yo estuve con mi hermana el jueves anterior a que la mataran y ella recibió el llamado de una amiga, estaba contenta. Y al rato recibió otro llamado, le cambió la voz, se retiró del lado mío, y dijo que después llamaba.

-¿Estaba hablando con él?

-No lo sé, ni se lo pregunté, pero le cambió totalmente la voz y la forma. Yo no la veía contenta como antes. Marisa siempre fue una mujer de andar bien vestida, se arreglaba siempre estaba elegante, era una mujer fina. Y últimamente se la veía como más de entrecasa. Aunque no le llegué a preguntar qué le pasaba.

-¿Usted no tenía buena relación con Lamonega por algo en especial?

-En realidad nunca me gustaron sus formas, su trato. Él renegaba de todo el mundo. Con mis sobrinos también, con malas formas. Eso no me gustaba. Pero yo vivía en Córdoba en ese momento, venía, pasaba las vacaciones y me iba. Y después tuvimos problemas de celos, porque para él todas somos malas personas.

-Su padre que fue testigo, ¿reconoció el silenciador?

-Sí, mi papá fue uno de los testigos claves. Y Lamonega vino a casa de mi papá y se lo mostró, que se lo había regalado su padrastro antes de morir. Mi papá, que estaba enfermo y debía viajar a Buenos Aires, adelantó su declaración. Y lo reconoció. Eso era clave.

-¿Y cómo era la relación entre su papá y Lamonega?

-Igual que conmigo. Lamonega no era un tipo sociable, era una persona ermitaña, sola, renegona, hablando mal de todo el mundo. Con mi papá siempre tenía algo que decir. Creíamos que era medio idiota.

-Y lo veían como la persona que había elegido tu hermana.

-Exacto, además nunca pensamos que sería un asesino.

-¿Cuando usted se enteró había hablado con él?

-Yo llegué esa madrugada, había ido a un campo en Perito Moreno con mi marido y mis hijos. Y como a las 11 salí a comprar y vi la Kangoo de mi hermana frente a la escuela. Y me llamó la atención el horario, porque a mi hermana le gustaba dormir.

Y cuando vuelvo a mi casa lo vi a Lamonega. Me quedé helada. Él en cuatro años nunca vino a mi casa. Pensé que se había muerto mi papá y me venía a avisar. Lo quise hacer pasar y no quiso. Me dijo que se había ido a Comodoro y no le contestaba. Le dije que no tenía el teléfono de mi prima en Comodoro, que lo iba a buscar, pero no lo conseguí.

Mi hija le contó que nos fuimos al campo, que no habíamos estado, él se empezó a acelerar. A mí me llamó la atención. Evidentemente lo que él quería es que lo encontremos nosotros.

-Para no quedar pegado él…

-Puede ser, yo le dije que se relajara. Yo le mandé un WhatsApp a mi hermana. Él estaba nervioso. Pero nunca me preocupé. Él me dijo ‘Algo malo pasó’. Yo pensé que se habían peleado. Y cuando él se va me avisaron que había un patrullero en la casa de Marisa. Pero cuando llegué al lugar el policía no me dejó entrar. Me dijo que Marisa estaba muerta. Ahí reaccioné y le dije que la camioneta estaba frente a la escuela. Se ve que como yo no le di importancia él fue y buscó a la Policía.

-¿Qué le pareció el trabajo que hizo la fiscal Vázquez?

-Como familia no tenemos más que palabras de agradecimiento. Andrea, además de ser excelente profesional es excelente persona. Ella y todo su equipo. Nos acompañaron muchísimo.

La querella nuestra lo mismo, trabajó incansablemente hasta lo último. Y conteniéndonos, sobre todo. Uno nunca está preparado para esto. Andrea ya forma parte de nuestra familia. Así que muy agradecidos, lo mismo que con los jueces. Los de Sarmiento y los de Comodoro me parecieron correctos y justos.

-¿Cuándo fue la última vez que habló con Lamonega? Pudo hablar con él…

-No. A él se lo llevaron antes que llegara yo. Lo vi en las audiencias, pero mi hermana mayor, Silvia, lo siguió hasta la esquina y le preguntó por qué lo había hecho. Y él se dio vuelta sonriendo y le dijo: “Preguntale a tu hermana”.

Después lo único que pudimos hacer, en la última audiencia, cuando lo dictaminaron culpable, fue gritarle asesino. Él hablaba en las audiencias como si fuese una película que le pasó a otro.

Ojalá las personas que estén con él se encarguen de que sufra cada balazo que le metió a sus víctimas”.

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28 ABR 2016 - 21:45

La hermana de la víctima del triple crimen de Sarmiento, Daniela Santos, fue entrevistada desde el programa A Tiempo, que se emite por FM Tiempo 91.5. En la charla, una de las hermanas de Marisa Santos, la mujer que junto a sus dos hijos fue asesinada por Claudio Lamonega, confesó que le preguntó al condenado por qué había matado a su hermana y sus sobrinos y este habría respondido: “Preguntale a tu hermana”. Daniela Santos es una de las cuatro hermanas. Daniela, aún llora a su hermana y sobrinos. Ellos aparecieron muertos en noviembre de 2014 con un tiro en la cabeza cada uno, mientras dormían. Claudio Lamonega luego sería detenido por el hecho. Está condenado a prisión perpetua.

-Se ha confirmado la condena a perpetua de Claudio Lamonega. ¿Cómo lo vive su familia?

-Se confirmó el día 26, aunque el 20 hubo una audiencia y se corroboró luego. Lamentablemente no hay una prueba contundente sino muchísimos indicios que llevan a la misma persona.

Para nosotros fue un año muy duro como familia. Sobre todo pensando en la vida de mis sobrinos, tan jóvenes, uno siente una impotencia muy grande. Y tuvimos que sobrellevar un año de audiencias, lo internaron a mi papá que estaba enfermo y falleció, pero tuvimos el resultado que esperábamos. Nosotros solo queríamos justicia, no queríamos que esto quede impune porque esto fue una traición muy grande a ella, y fue muy cobarde la forma en que lo hizo.

¡Esa persona estuvo en mi casa preguntándome por mi hermana! ¡Fue terrible! Igual nos costó creer que fuera él.

-¿A usted no le quedan dudas de que Lamonega es el responsable?

-No, bajo ningún punto de vista. Pero nos costó cuando esto empezó porque mi excuñado Raúl Ramis, cuando falleció, mis sobrinos eran chiquitos. Y este asesino los crió. Para nosotros fue durísimo. A nosotros nos destrozó, ni siquiera pensó en sus hijos. Mi hermana era una excelente persona, crió a mis sobrinos a la par de los hijos de él. Marisa nunca hizo diferencias, siempre los quiso mucho. Pero esta persona no pensó en nadie. Y nos costaba mucho creer. Nunca imaginamos una cosa tan terrible, pero lamentablemente todo apuntó a él. Hay muchísimos testigos. De hecho a mí me sorprendió cuando fue a mi casa, porque nunca había ido a mi casa. Nervioso, diciéndome ‘Algo raro pasó’. Y yo intenté tranquilizarlo.

-¿Cómo era la relación entre Lamonega y su hermana en esos momentos?

-Ellos en el 2011 o 2012 se separaron. Claudio vivía con mi hermana, pero se separaron. Y yo la verdad no tenía buena relación con él, sabía que estaban saliendo, pero cada uno en su casa.

-¿Estaban tratando de recomponer ese vínculo?

-Yo tengo mis dudas. Porque yo estuve con mi hermana el jueves anterior a que la mataran y ella recibió el llamado de una amiga, estaba contenta. Y al rato recibió otro llamado, le cambió la voz, se retiró del lado mío, y dijo que después llamaba.

-¿Estaba hablando con él?

-No lo sé, ni se lo pregunté, pero le cambió totalmente la voz y la forma. Yo no la veía contenta como antes. Marisa siempre fue una mujer de andar bien vestida, se arreglaba siempre estaba elegante, era una mujer fina. Y últimamente se la veía como más de entrecasa. Aunque no le llegué a preguntar qué le pasaba.

-¿Usted no tenía buena relación con Lamonega por algo en especial?

-En realidad nunca me gustaron sus formas, su trato. Él renegaba de todo el mundo. Con mis sobrinos también, con malas formas. Eso no me gustaba. Pero yo vivía en Córdoba en ese momento, venía, pasaba las vacaciones y me iba. Y después tuvimos problemas de celos, porque para él todas somos malas personas.

-Su padre que fue testigo, ¿reconoció el silenciador?

-Sí, mi papá fue uno de los testigos claves. Y Lamonega vino a casa de mi papá y se lo mostró, que se lo había regalado su padrastro antes de morir. Mi papá, que estaba enfermo y debía viajar a Buenos Aires, adelantó su declaración. Y lo reconoció. Eso era clave.

-¿Y cómo era la relación entre su papá y Lamonega?

-Igual que conmigo. Lamonega no era un tipo sociable, era una persona ermitaña, sola, renegona, hablando mal de todo el mundo. Con mi papá siempre tenía algo que decir. Creíamos que era medio idiota.

-Y lo veían como la persona que había elegido tu hermana.

-Exacto, además nunca pensamos que sería un asesino.

-¿Cuando usted se enteró había hablado con él?

-Yo llegué esa madrugada, había ido a un campo en Perito Moreno con mi marido y mis hijos. Y como a las 11 salí a comprar y vi la Kangoo de mi hermana frente a la escuela. Y me llamó la atención el horario, porque a mi hermana le gustaba dormir.

Y cuando vuelvo a mi casa lo vi a Lamonega. Me quedé helada. Él en cuatro años nunca vino a mi casa. Pensé que se había muerto mi papá y me venía a avisar. Lo quise hacer pasar y no quiso. Me dijo que se había ido a Comodoro y no le contestaba. Le dije que no tenía el teléfono de mi prima en Comodoro, que lo iba a buscar, pero no lo conseguí.

Mi hija le contó que nos fuimos al campo, que no habíamos estado, él se empezó a acelerar. A mí me llamó la atención. Evidentemente lo que él quería es que lo encontremos nosotros.

-Para no quedar pegado él…

-Puede ser, yo le dije que se relajara. Yo le mandé un WhatsApp a mi hermana. Él estaba nervioso. Pero nunca me preocupé. Él me dijo ‘Algo malo pasó’. Yo pensé que se habían peleado. Y cuando él se va me avisaron que había un patrullero en la casa de Marisa. Pero cuando llegué al lugar el policía no me dejó entrar. Me dijo que Marisa estaba muerta. Ahí reaccioné y le dije que la camioneta estaba frente a la escuela. Se ve que como yo no le di importancia él fue y buscó a la Policía.

-¿Qué le pareció el trabajo que hizo la fiscal Vázquez?

-Como familia no tenemos más que palabras de agradecimiento. Andrea, además de ser excelente profesional es excelente persona. Ella y todo su equipo. Nos acompañaron muchísimo.

La querella nuestra lo mismo, trabajó incansablemente hasta lo último. Y conteniéndonos, sobre todo. Uno nunca está preparado para esto. Andrea ya forma parte de nuestra familia. Así que muy agradecidos, lo mismo que con los jueces. Los de Sarmiento y los de Comodoro me parecieron correctos y justos.

-¿Cuándo fue la última vez que habló con Lamonega? Pudo hablar con él…

-No. A él se lo llevaron antes que llegara yo. Lo vi en las audiencias, pero mi hermana mayor, Silvia, lo siguió hasta la esquina y le preguntó por qué lo había hecho. Y él se dio vuelta sonriendo y le dijo: “Preguntale a tu hermana”.

Después lo único que pudimos hacer, en la última audiencia, cuando lo dictaminaron culpable, fue gritarle asesino. Él hablaba en las audiencias como si fuese una película que le pasó a otro.

Ojalá las personas que estén con él se encarguen de que sufra cada balazo que le metió a sus víctimas”.


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