Por Esteban Gallo
Las pymes están en boca de todo el mundo. Funcionarios políticos, dirigentes oficialistas y opositores se regodean hablando de ellas. No hay plataforma partidaria que no las contemple. Y es lógico que eso suceda porque no sólo en la Argentina sino en todas las economías del mundo las pequeñas y medianas empresas cumplen un papel preponderante.
Según los últimos estudios, el 96 por ciento de las empresas que funcionan en nuestro país son pymes o microempresas, es decir que son la columna vertebral de nuestra economía y el verdadero motor de nuestro desarrollo.
Producen y ofrecen bienes y servicios, demandan y compran productos, promueven innovación, contribuyen al desarrollo local y regional, son artífices de la generación de riqueza y aportan, más que ningún otro sector, empleo a la región.
La clase dirigente lo sabe, por eso dicen y repiten con énfasis que el apoyo a las pymes debe ser parte de una política de Estado.
El problema es que del dicho al hecho hay mucho trecho. Y que no alcanza con endulzar los oídos de los pequeños empresarios con augurios y promesas que nunca se cumplen.
Proclamar el apoyo a las pymes se ha transformado en un esnobismo político cuando lo que se necesita es dar respuestas concretas que demuestren un verdadero interés por ocuparse de la cuestión.
Retomando el tema del tarifazo del gas, si un gobierno dice que va a trabajar para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, ¿cómo se explica semejante “mazazo” al sector que dicen que van a apuntalar?
Hasta el momento, el Gobierno nacional ha aplicado medidas importantes para los grandes grupos empresarios.
La quita de retenciones, los reembolsos por puertos patagónicos y la suba del dólar ha sido un sosiego para las empresas exportadoras.
No está mal que se las apoye si esto significa más inversiones y mayor generación de empleo, pero no se ha hecho nada para apuntalar a las pymes que representan el 96 por ciento de las empresas del país.
El problema es que el proceso de concentración económica al que acceden las grandes empresas reduce y margina la participación económica de las pymes en el sistema.
Insuficiente
Hace unos días se hizo público que a partir del 1º de junio la liquidación del IVA será cada 90 días. Es una buena decisión pero con eso solo no alcanza.
Algunas de las medidas que los pequeños y medianos empresarios han solicitado están contempladas en una nota que CIMA (Cámara Industrial de Puerto Madryn) entregó a los funcionarios nacionales.
Reducción del costo laboral, que genere un poco de alivio al impacto que provocan las cargas sociales y los sobrecostos por operar en zona patagónica.
Modificación del sistema tributario, que permita descomprimir la opresión que sufren pequeños y medianos empresarios.
Infraestructura en parques industriales, porque no puede haber crecimiento sin ampliaciones o reconversiones de las empresas instaladas.
Podríamos sumar que se requieren mayores facilidades para acceder a fuentes de financiamiento, elevar los niveles de productividad y lograr que las pymes también tengan penetración en los mercados internacionales.
Tiene que haber un programa que impulse y facilite la incorporación de este sector a la actividad exportadora.
En nuestra provincia se abren puertas interesantes para los próximos meses. YPF y Aluar anunciaron inversiones por 600 millones de dólares en energía eólica.
En este escenario: ¿qué grado de participación van a tener las pymes de la región? ¿Se va a apuntalar la industria nacional o todo va a venir hecho de afuera sin aprovechar la mano de obra de nuestras empresas y nuestros trabajadores?
Si se van a construir molinos, ¿qué grado de protagonismo van a tener las empresas de Chubut? ¿Podrán participar en la construcción de los reductores, en las aspas, en la estructura del soporte? ¿En qué actividad específica se centrará la fortaleza de nuestras Pymes para que el negocio de los grandes grupos sea también una herramienta de crecimiento para nuestros pequeños empresarios?
El mayor peso del reclamo recae sobre las autoridades nacionales, pero el Estado provincial también tiene que involucrarse de lleno poniendo toda su capacidad de gestión.
Cuando el gobernador Das Neves se planta ante Nación y embiste contra el tarifazo del gas, demuestra taxativamente que está persuadido a acompañar las aspiraciones de expansión de las empresas menos poderosas. Ese acompañamiento debe expresarse todos los días y en todos los ámbitos de discusión.
Lo mismo cabe para senadores y diputados nacionales. Algunos deambulan por el Congreso sin que se les caiga una sola idea.
Acá tienen un tema del cual ocuparse, que podría elevar la misérrima consideración que los chubutenses tienen de la mayoría de ellos.
Del presente y del futuro de las pymes hay que ocuparse. Ya no alcanza con la declamación. Se trata de generar hechos concretos que establezcan reglas parejas y oportunidades para todos.
Por Esteban Gallo
Las pymes están en boca de todo el mundo. Funcionarios políticos, dirigentes oficialistas y opositores se regodean hablando de ellas. No hay plataforma partidaria que no las contemple. Y es lógico que eso suceda porque no sólo en la Argentina sino en todas las economías del mundo las pequeñas y medianas empresas cumplen un papel preponderante.
Según los últimos estudios, el 96 por ciento de las empresas que funcionan en nuestro país son pymes o microempresas, es decir que son la columna vertebral de nuestra economía y el verdadero motor de nuestro desarrollo.
Producen y ofrecen bienes y servicios, demandan y compran productos, promueven innovación, contribuyen al desarrollo local y regional, son artífices de la generación de riqueza y aportan, más que ningún otro sector, empleo a la región.
La clase dirigente lo sabe, por eso dicen y repiten con énfasis que el apoyo a las pymes debe ser parte de una política de Estado.
El problema es que del dicho al hecho hay mucho trecho. Y que no alcanza con endulzar los oídos de los pequeños empresarios con augurios y promesas que nunca se cumplen.
Proclamar el apoyo a las pymes se ha transformado en un esnobismo político cuando lo que se necesita es dar respuestas concretas que demuestren un verdadero interés por ocuparse de la cuestión.
Retomando el tema del tarifazo del gas, si un gobierno dice que va a trabajar para apoyar a las pequeñas y medianas empresas, ¿cómo se explica semejante “mazazo” al sector que dicen que van a apuntalar?
Hasta el momento, el Gobierno nacional ha aplicado medidas importantes para los grandes grupos empresarios.
La quita de retenciones, los reembolsos por puertos patagónicos y la suba del dólar ha sido un sosiego para las empresas exportadoras.
No está mal que se las apoye si esto significa más inversiones y mayor generación de empleo, pero no se ha hecho nada para apuntalar a las pymes que representan el 96 por ciento de las empresas del país.
El problema es que el proceso de concentración económica al que acceden las grandes empresas reduce y margina la participación económica de las pymes en el sistema.
Insuficiente
Hace unos días se hizo público que a partir del 1º de junio la liquidación del IVA será cada 90 días. Es una buena decisión pero con eso solo no alcanza.
Algunas de las medidas que los pequeños y medianos empresarios han solicitado están contempladas en una nota que CIMA (Cámara Industrial de Puerto Madryn) entregó a los funcionarios nacionales.
Reducción del costo laboral, que genere un poco de alivio al impacto que provocan las cargas sociales y los sobrecostos por operar en zona patagónica.
Modificación del sistema tributario, que permita descomprimir la opresión que sufren pequeños y medianos empresarios.
Infraestructura en parques industriales, porque no puede haber crecimiento sin ampliaciones o reconversiones de las empresas instaladas.
Podríamos sumar que se requieren mayores facilidades para acceder a fuentes de financiamiento, elevar los niveles de productividad y lograr que las pymes también tengan penetración en los mercados internacionales.
Tiene que haber un programa que impulse y facilite la incorporación de este sector a la actividad exportadora.
En nuestra provincia se abren puertas interesantes para los próximos meses. YPF y Aluar anunciaron inversiones por 600 millones de dólares en energía eólica.
En este escenario: ¿qué grado de participación van a tener las pymes de la región? ¿Se va a apuntalar la industria nacional o todo va a venir hecho de afuera sin aprovechar la mano de obra de nuestras empresas y nuestros trabajadores?
Si se van a construir molinos, ¿qué grado de protagonismo van a tener las empresas de Chubut? ¿Podrán participar en la construcción de los reductores, en las aspas, en la estructura del soporte? ¿En qué actividad específica se centrará la fortaleza de nuestras Pymes para que el negocio de los grandes grupos sea también una herramienta de crecimiento para nuestros pequeños empresarios?
El mayor peso del reclamo recae sobre las autoridades nacionales, pero el Estado provincial también tiene que involucrarse de lleno poniendo toda su capacidad de gestión.
Cuando el gobernador Das Neves se planta ante Nación y embiste contra el tarifazo del gas, demuestra taxativamente que está persuadido a acompañar las aspiraciones de expansión de las empresas menos poderosas. Ese acompañamiento debe expresarse todos los días y en todos los ámbitos de discusión.
Lo mismo cabe para senadores y diputados nacionales. Algunos deambulan por el Congreso sin que se les caiga una sola idea.
Acá tienen un tema del cual ocuparse, que podría elevar la misérrima consideración que los chubutenses tienen de la mayoría de ellos.
Del presente y del futuro de las pymes hay que ocuparse. Ya no alcanza con la declamación. Se trata de generar hechos concretos que establezcan reglas parejas y oportunidades para todos.