Volvió Messi, se fue Di María y al "tridente" le sigue faltando un diente

El pequeño desgarro sufrido por Di María en el aductor derecho a los 40 minutos del primer tiempo del partido con Panamá, 20 antes de que Messi volviera a ponerse la camiseta argentina para hacer tres goles en media hora con su magia inigualable, le devolvió a Martino la misma mueca de frustración que sobrevino luego de observar como era golpeado 'Lío' en la parrilla intercostal izquierda durante el cotejo amistoso con Honduras en San Juan.

Es que más allá de manifestar que a Higuaín le tiene "un cariño especial", el "Tata" encontró en los 36 goles que hizo el 'Pipita' en la reciente temporada de la liga italiana el argumento ideal para quitarle la titularidad a Sergio Agüero, de irregular performance con Manchester City en la Premier League.

Seguramente imaginó Martino que si semejante efectividad, récord para el 'calcio', la tuvo Higuaín en un Nápoli con laderos de menor envergadura, con Messi y Di María a sus lados lo suyo iba a ser cuestión de empujar adentro del arco cada balón que le cayera redondo desde los costados.

Sin embargo, nada de esto pudo ser posible en esta primera fase de grupos y quien sabe si llegará a serlo alguna vez en el torneo, porque "desgarros son desgarros" dicen por lo bajo en el entorno de la selección, y recuerdan aquella lesión ante Bélgica en el Mundial de Brasil que también terminó dejándolo fuera de carrera.

Sin embargo, en la "sintonía fina" la cuestión también parece compleja, porque si bien es cierto que Messi volvió "con todo", o sea con lo que simplemente es capaz de dar un fenómeno futbolístico como él, tampoco el 'Pipita' aprovechó la oportunidad ni respondió a las expectativas que sobre él depositó el entrenador.

Y en este aspecto Agüero, con apenas media hora en cancha entre los dos cotejos, ya marcó un tanto, que si bien fue el quinto de cinco ante Panamá, demostró que está más afilado en el área rival y, sobre todo, tiene más 'feeling' con Messi que Higuaín dentro del campo, algo que se hace mucho más estrecho aun fuera del mismo.

Es que como un dato que suma, el 'Kun' comparte habitación con Messi en estas concentraciones ambulantes de la selección por los Estados Unidos y eso proviene de una amistad que, a la vista está, también se hace extensiva a la cancha. Por afinidad y conocimiento, Higuaín tiene como compañero

de pieza a otro ex River Plate como él, Augusto Fernández.

Sin que esto signifique algo puntual, lo concreto es que el entendimiento entre Messi y Agüero es, en el plano futbolístico, que en este caso es lo que más importa, mejor con Agüero que con Higuaín, aunque después cada uno de los dos "nueves" que trajo el 'Tata' aquí debe hacer lo suyo para que eso funcione.

Algo similar ocurre en la mitad de la cancha con la dupla más defensiva de mediocampistas que integran Javier Mascherano y Lucas Biglia. Los dos también están juntos en la misma habitación y el 'Gran subcapitán' lo quiere siempre a su derecha a la hora de jugar.

Por eso, cuando el volante de la Lazio se desgarró y era un hecho que se iba a quedar fuera de esta Copa America Centenario, algo bastante lógico si se tiene en cuenta que hasta ahora lo único que hizo en los Estados Unidos fue correr a la vera de las distintas canchas de entrenamiento por las que transitó la selección, siendo el único que no estuvo nunca trabajando con el grupo, "Masche" intercedió por él.

Por eso hoy Biglia está aquí, y más allá de que la consigna grupal es que "el día que toque levantar por fin una Copa, toda esta generación de la selección que viene peleando desde hace tanto tiene que estar adentro del plantel", las relaciones humanas tienen a esta altura y en varios casos, casi el mismo peso que los merecimientos futbolísticos de cada integrante.

Martino anunció que quizás Biglia podría llegar a tener algunos minutos el martes con Bolivia, algo que sonó como justificativo por la continuidad del volante en los Estados Unidos a pesar de no estar sano, por lo que solamente la verdadera razón se contrastará con los hechos.

Mientras tanto la selección sigue flameando como una bandera de costa a costa de los Estados Unidos, primero en la oeste de Santa Clara, con cuatro horas de diferencia respecto de Argentina, luego la Este de Chicago con dos y desde anoche nuevamente para el otro lado, Seattle, una ciudad de 600.000 habitantes que cobija los sueños de este plantel que también duerme en los aviones, después de volar casi seis horas tras el partido con Chile y ayer otro tanto luego de golear a Panamá. Todo sea por levantar esta Copa.