Inti Raymi, novena edición...

La ceremonia de la salida del sol, la actividad de cierre de la 9° edición del Inti Raymi, inundó la mañana de hoy de magia y colores las lomadas de colores, ubicadas en la avenida de Circunvalación, en la zona este de la localidad de Santa Rita, en Catamarca, donde algo más de 100 personas ofrendaron sus tributos y pedidos a la Pachamama en el día más largo del año.

21 JUN 2016 - 14:09 | Actualizado

La preparación para recibir al nuevo sol (churi-inti) comenzó en las últimas horas del lunes en la Escuela de Arte Aurora de Santa María, donde un grupo de 30 personas llevó a cabo una ceremonia de limpieza con sahumos, hierbas locales y ejercicios de meditación para recibir al día más largo del calendario inca.

El rito continuó esta mañana, cuando el grupo de personas que llegó hasta las Lomas del Inti Raymi formó un círculo alrededor de una fogata cerca de la cual se ubicaron una gran apacheta direccionada hacia el lugar preciso desde donde pasadas las 8 se pudieron observar los primeros rayos de sol y una gran whipala que identifica a los pueblos andinos en la cual se realizaron las ofrendas y los pedidos a la Madre Tierra.

La ceremonia fue dirigida, como todos los años, por el arquitecto Luis Enrique Maturano, también conocido como Titakin, quien al comenzar el ritual señaló que "cuando salga el sol a pleno se van a sentir reconfortados porque van a descubrir que cada uno de ustedes tiene su propio sol en el interior".

Maturano, o Titakin, remarcó que "este encuentro sirve para revalorizar la cultura andina y calchaquí y para trabajar la espiritualidad indígena que hay en cada uno de nosotros", y sostuvo que esta circunstancia "nos acerca más a agradecer por lo que la Pachamama nos da que a expresarle nuestros deseos".

"El hombre y la cosmovisión Andina se desarrollan en presente, porque en ese Universo las cosas empiezan y terminan, y eso es algo que podemos comprobar al observar el sol, que luego le da lugar a la luna para completar un ciclo que nos da vida", remarcó el maestro de ceremonia de la salida del sol.

Maturano dijo que en la cultura andina "todo estaba concentrado en el presente" y subrayó que por ese motivo "a través del hombre se unían el pasado, el presente y el futuro, reuniendo a los seres humanos con el cosmos".

"Hoy el hombre no hace rituales, y desde su cuerpo físico está separado del cosmos, por lo cual es más fácil de manejar por quienes detentan el poder", afirmó el reconocido arquitecto de Santa María.

Por último, Titakin, en un tono cargado de emotividad, llamó a romper con esa soledad "que crea una depresión interna que genera cosas malas", pidiéndole a la Pachamama que "nos libere de ambiciones y malos deseos y que nos ayude a encontrarnos, primero con nosotros mismos y luego con los demás".

La Fiesta del Sol marca el inicio del invierno, que para los pueblos indígenas andinos significa la finalización de un ciclo y el comienzo de otro, y también el tiempo en el cual la tierra descansa y se prepara para un nuevo ciclo de siembra.

El Inti Raymi celebrado en Santa María, en el sur de los Valles Calchaquíes, a 332 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, la capital provincial, es la representación de la última Fiesta del Sol antes de la llegada de los conquistadores españoles a los dominios del Imperio Inca.

El festejo se mantiene como un rito para muchas otras comunidades indígenas de legado incaico, algunas de las cuales están asentadas en otras partes del antiguo territorio imperial, como Jujuy, Ecuador, Colombia, Chile y Bolivia.

El virrey Francisco Álvarez de Toledo, en 1572, prohibió esta fiesta junto a las principales celebraciones originarias por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica, pero el Inti Raymi se siguió realizando de manera clandestina durante muchos años.

21 JUN 2016 - 14:09

La preparación para recibir al nuevo sol (churi-inti) comenzó en las últimas horas del lunes en la Escuela de Arte Aurora de Santa María, donde un grupo de 30 personas llevó a cabo una ceremonia de limpieza con sahumos, hierbas locales y ejercicios de meditación para recibir al día más largo del calendario inca.

El rito continuó esta mañana, cuando el grupo de personas que llegó hasta las Lomas del Inti Raymi formó un círculo alrededor de una fogata cerca de la cual se ubicaron una gran apacheta direccionada hacia el lugar preciso desde donde pasadas las 8 se pudieron observar los primeros rayos de sol y una gran whipala que identifica a los pueblos andinos en la cual se realizaron las ofrendas y los pedidos a la Madre Tierra.

La ceremonia fue dirigida, como todos los años, por el arquitecto Luis Enrique Maturano, también conocido como Titakin, quien al comenzar el ritual señaló que "cuando salga el sol a pleno se van a sentir reconfortados porque van a descubrir que cada uno de ustedes tiene su propio sol en el interior".

Maturano, o Titakin, remarcó que "este encuentro sirve para revalorizar la cultura andina y calchaquí y para trabajar la espiritualidad indígena que hay en cada uno de nosotros", y sostuvo que esta circunstancia "nos acerca más a agradecer por lo que la Pachamama nos da que a expresarle nuestros deseos".

"El hombre y la cosmovisión Andina se desarrollan en presente, porque en ese Universo las cosas empiezan y terminan, y eso es algo que podemos comprobar al observar el sol, que luego le da lugar a la luna para completar un ciclo que nos da vida", remarcó el maestro de ceremonia de la salida del sol.

Maturano dijo que en la cultura andina "todo estaba concentrado en el presente" y subrayó que por ese motivo "a través del hombre se unían el pasado, el presente y el futuro, reuniendo a los seres humanos con el cosmos".

"Hoy el hombre no hace rituales, y desde su cuerpo físico está separado del cosmos, por lo cual es más fácil de manejar por quienes detentan el poder", afirmó el reconocido arquitecto de Santa María.

Por último, Titakin, en un tono cargado de emotividad, llamó a romper con esa soledad "que crea una depresión interna que genera cosas malas", pidiéndole a la Pachamama que "nos libere de ambiciones y malos deseos y que nos ayude a encontrarnos, primero con nosotros mismos y luego con los demás".

La Fiesta del Sol marca el inicio del invierno, que para los pueblos indígenas andinos significa la finalización de un ciclo y el comienzo de otro, y también el tiempo en el cual la tierra descansa y se prepara para un nuevo ciclo de siembra.

El Inti Raymi celebrado en Santa María, en el sur de los Valles Calchaquíes, a 332 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, la capital provincial, es la representación de la última Fiesta del Sol antes de la llegada de los conquistadores españoles a los dominios del Imperio Inca.

El festejo se mantiene como un rito para muchas otras comunidades indígenas de legado incaico, algunas de las cuales están asentadas en otras partes del antiguo territorio imperial, como Jujuy, Ecuador, Colombia, Chile y Bolivia.

El virrey Francisco Álvarez de Toledo, en 1572, prohibió esta fiesta junto a las principales celebraciones originarias por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica, pero el Inti Raymi se siguió realizando de manera clandestina durante muchos años.


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