Cuatro films argentinos en el Festival de Toronto

Las película argentinas “El auge de lo humano”, de Eduardo Williams, “Hermia & Helena”, de Matías Piñeiro, “Kékszakállú”, de Gastón Solnicki, y “Los decentes”, del austríaco radicado en Buenos Aires Lukas Valenta Rinner, participan de la nueva edición del Festival Internacional de Cine de Toronto, Canadá, que ayer fue inaugurado con la proyección de “Los siete magníficos”, de Antoine Fuqua.

09 SEP 2016 - 13:39 | Actualizado

La nueva película de Fuqua (autor de filmes como “Día de entrenamiento”) está protagonizada por Denzel Washington, Chris Pratt y Ethan Hawke, y es una remake del famoso western dirigido en 1960 por John Sturges y basado, a su vez, en el clásico “Los siete samurais”, del japonés Akira Kurosawa.

La participación argentina se concentra este año en la sección Wavelengths, donde se dan cita los cineastas más vanguardistas, con tres de las cuatro películas mencionadas: “Hermia & Helena”, una nueva incursión de Piñeiro en el universo de William Shakespeare, “Kékszakállú”, que Solnicki acaba de estrenar en Venecia; y “El auge de lo humano”, con el que Williams ganó el Leopardo de Oro en el último festival de Locarno.

En tanto, la nueva película de Lukas Rinner, una sátira acerca de ciertas hipocresías persistentes en la sociedad moderna, que narra la historia de una empleada doméstica que es introducida por sus empleadores al extraño mundo del nudismo, participa en la sección Contemporary World Cinema.

Piñeiro, que ya había participado en Toronto con “Viola”, llegó a esta ciudad canadiense con “Hermia & Helena”, con la que había competido en Locarno y donde ensaya un nuevo acercamiento al universo shakespereano, esta vez a través de la historia de una joven traductora de inglés que fuga de Buenos Aires a Nueva York para asistir a una beca, encontrarse con un viejo amante y conocer a su padre biológico.

Protagonizada por Agustina Muñoz, la nueva película del autor de “El hombre robado”, “Todos mienten” y “Viola” está libremente inspirada en “Sueños de una noche de verano” y sigue los pasos de Camila, una joven traductora de inglés que viaja de Buenos Aires a Nueva York, sumida en un vaivén permanente de textos, recuerdos y emociones.

En ese sentido, el filme expresa un poco la situación personal del propio Piñeiro, quien desde hace cinco años vive un ida y vuelta constante entre Buenos Aires y Nueva York, ciudad a donde viajó acompañando a su pareja, y que aquí registra sin mostrar sus espacios turísticos característicos, para convertirla en un espacio propicio donde poder explorar nuevas búsquedas humanas, estéticas y narrativas.

En tanto, Eduardo “Teddy” Williams llegó con “El auge de lo humano”, su primer largometraje, ganador del Leopardo de Oro en Locarno, un filme inclasificable, misterioso e hipnótico, que se filmó en Argentina, Mozambique y Filipinas, y sigue el deambular de varios jóvenes abriendo puertas hacia otros mundos posibles.

Williams, que viene recorriendo el mundo desde que en 2011 su corto “Pude ver un puma” se convirtió en el preferido de casi todos los festivales internacionales, sostuvo en diálogo con Télam que en la película aborda “un tema que me afecta y que encuentro en cualquier país al que voy: la presión sobre los jóvenes de tener que trabajar de cualquier cosa para sobrevivir y el desinterés que eso genera”.

El cineasta, a quien le interesan “los diferentes tipos de conexión que crean un solo recorrido uniendo elementos diversos”, invita al espectador a recorrer -junto a sus personajes- espacios distantes que se vinculan mágicamente y que ponen en duda cualquier tipo de certidumbre sobre una realidad objetiva, proponiendo pasadizos hacia espacios más mentales y oníricos.

09 SEP 2016 - 13:39

La nueva película de Fuqua (autor de filmes como “Día de entrenamiento”) está protagonizada por Denzel Washington, Chris Pratt y Ethan Hawke, y es una remake del famoso western dirigido en 1960 por John Sturges y basado, a su vez, en el clásico “Los siete samurais”, del japonés Akira Kurosawa.

La participación argentina se concentra este año en la sección Wavelengths, donde se dan cita los cineastas más vanguardistas, con tres de las cuatro películas mencionadas: “Hermia & Helena”, una nueva incursión de Piñeiro en el universo de William Shakespeare, “Kékszakállú”, que Solnicki acaba de estrenar en Venecia; y “El auge de lo humano”, con el que Williams ganó el Leopardo de Oro en el último festival de Locarno.

En tanto, la nueva película de Lukas Rinner, una sátira acerca de ciertas hipocresías persistentes en la sociedad moderna, que narra la historia de una empleada doméstica que es introducida por sus empleadores al extraño mundo del nudismo, participa en la sección Contemporary World Cinema.

Piñeiro, que ya había participado en Toronto con “Viola”, llegó a esta ciudad canadiense con “Hermia & Helena”, con la que había competido en Locarno y donde ensaya un nuevo acercamiento al universo shakespereano, esta vez a través de la historia de una joven traductora de inglés que fuga de Buenos Aires a Nueva York para asistir a una beca, encontrarse con un viejo amante y conocer a su padre biológico.

Protagonizada por Agustina Muñoz, la nueva película del autor de “El hombre robado”, “Todos mienten” y “Viola” está libremente inspirada en “Sueños de una noche de verano” y sigue los pasos de Camila, una joven traductora de inglés que viaja de Buenos Aires a Nueva York, sumida en un vaivén permanente de textos, recuerdos y emociones.

En ese sentido, el filme expresa un poco la situación personal del propio Piñeiro, quien desde hace cinco años vive un ida y vuelta constante entre Buenos Aires y Nueva York, ciudad a donde viajó acompañando a su pareja, y que aquí registra sin mostrar sus espacios turísticos característicos, para convertirla en un espacio propicio donde poder explorar nuevas búsquedas humanas, estéticas y narrativas.

En tanto, Eduardo “Teddy” Williams llegó con “El auge de lo humano”, su primer largometraje, ganador del Leopardo de Oro en Locarno, un filme inclasificable, misterioso e hipnótico, que se filmó en Argentina, Mozambique y Filipinas, y sigue el deambular de varios jóvenes abriendo puertas hacia otros mundos posibles.

Williams, que viene recorriendo el mundo desde que en 2011 su corto “Pude ver un puma” se convirtió en el preferido de casi todos los festivales internacionales, sostuvo en diálogo con Télam que en la película aborda “un tema que me afecta y que encuentro en cualquier país al que voy: la presión sobre los jóvenes de tener que trabajar de cualquier cosa para sobrevivir y el desinterés que eso genera”.

El cineasta, a quien le interesan “los diferentes tipos de conexión que crean un solo recorrido uniendo elementos diversos”, invita al espectador a recorrer -junto a sus personajes- espacios distantes que se vinculan mágicamente y que ponen en duda cualquier tipo de certidumbre sobre una realidad objetiva, proponiendo pasadizos hacia espacios más mentales y oníricos.


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