Editorial / Los falsos regionalismos, un fallo claro y una conducción del PJ que atrasa

Leé la Columna del Domingo, el análisis político de la edición dominical de Jornada.

Juntos en Comodoro. El gobernador Das Neves, con Carlos Linares, en la última visita del mandatario provincial a la ciudad del petróleo.
24 SEP 2016 - 19:18 | Actualizado

No fue una buena semana para Carlos Linares, el intendente de la ciudad más importante de Chubut y un dirigente político que desde que entró en las grandes ligas parecía estar blindado contra todo riesgo.
Se enroscó sin red en una discusión con el Gobierno provincial, en donde los tonos altos se pasaron de la raya, y su sector político dentro del peronismo, la Lista Azul, sufrió un inevitable revés judicial al intentar dejar fuera de la cancha a los oponentes de la Lista Celeste y Blanca, y encima ahora suspendieron la interna con razones poco claras.
Los dos frentes que se armó en su contra en pocos días fueron como ir a jugar una final del mundo sin arquero. Raro, en un dirigente que fue cuatro años viceintendente de Néstor Di Pierro pero una especie de intendente virtual de Comodoro Rivadavia, ante las largas ausencias del “Tano” del sillón de la calle Moreno.
“Carlitos”, como lo conocen todos, se embarró los zapatos y levantó la voz todas las veces que quiso en estos años porque el entrarle a los problemas por el medio -como es su estilo- le dio la autoridad suficiente para pararse siempre firme. Con ese estilo ganó “caminando” las elecciones como intendente y se forjó como un referente fuerte del Partido Justicialista.
Por todo esto sorprende que Linares haya quemado en una semana buena parte de los intereses de su capital político, eso que lo hacía distinto, un “outsider” de la política capaz de manejarse como un intendente cuando no lo era, marcarle la cancha al entonces gobernador Martín Buzzi y defender los intereses de Comodoro como pocos.

Petróleo vs. papas
 
No fue un acierto de Linares y su grupo cruzarse tan duro con el gobernador Mario Das Neves. Mucho menos, mandar un Carta Documento para reclamar por viejas deudas, por legítimo que sea el reclamo. Ni tampoco dejar que algún funcionario de su entorno apagara el fuego con nafta llamando “genuflexo” a otro intendente, ampliando el ring en el que ya lo estaban castigando a mansalva.
Tampoco pareció adecuado que el “linarismo” y alguna parte de la prensa de Comodoro Rivadavia subiera la apuesta y transformara esta discusión en un nuevo round de ese viejo y perimido combate entre “Valle y Comodoro.” Tampoco alguna parte de la dirigencia de la zona del Valle estuvo a la altura e hizo suyo, mostrando su peor cara y vocabulario.
Ni los del sur son los únicos que trabajan y aportan al PBI chubutense, ni los del Valle son meros “cosechadores de papas y batatas” que viven de la renta petrolera. Lo que hay, en el sur y en el Valle, es una clase dirigente que muchas veces actúa con madurez pero otras tantas sólo parece haber madurado.
Cuando los tonos suben como subieron esta semana, a la gran mayoría de los chubutenses les da un poco de vergüenza ajena que todavía haya dirigentes que se tiran con todo. Cuando lo que habría que hacer es tirar todos juntos de la misma cuerda para que el carro que nos contiene se mueva hacia adelante y nadie se caiga.

Números
 
El cruce cartas documento que tanto dio que hablar merece un análisis un poco más allá de la superficie. La forma en que se distribuye la copartipación y todos los otros ingresos que tiene el Estado provincial es un tema latente desde hace tiempo.
Volvió al tapete hace pocos meses cuando un sector del Frente para la Victoria, con el intendente de Comodoro a la cabeza, intentó que un 15% de los ingresos del bono de endeudamiento por 650 millones de dólares fuera directamente a las arcas municipales para gastos corrientes, sin que la mano del Gobierno distribuyera –como finalmente sucedió- a medida que se van realizando las obras.
El ministro Coordinador de Gabinete, Víctor Cisterna, respondió hoy al intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, vía carta documento el reclamo formulado por 22 millones de pesos y ratificó que “el reclamo es improcedente, y la deuda a la que alude no existe”.
Aunque pueda ser legítimo el reclamo, sonó extemporáneo que Comodoro reclame ahora algo que le liquidaron mal el año pasado. El Gobierno respondió con números que parecen incontrastables, pero las matemáticas y la política no siempre se llevan bien.
Según consta en el presupuesto devengado del año 2015, la Provincia coparticipó a sus municipios la suma de $ 567.197.160. En base a esto, los técnicos del municipio de Comodoro aplicaron el índice de coparticipación vigente a dicha fecha: 33,214%.
La respuesta oficial que firmó el ministro Coordinador, Víctor Cisterna, incluyó un párrafo contundente: “El razonamiento seduce por la sencillez de la cuenta. Pero la conclusión a la que se arriba es errónea, porque se parte de una base falsa, ya que en realidad tal suma está compuesta por varios conceptos coparticipables, como lo son la coparticipación federal de impuestos federales ($ 504.955.561,91); regalías hidroeléctricas ($ 6.278.016,30); Ingresos Brutos Acuerdo Inter Jurisdiccional ($ 10.163.423,66); y Ley II N° 167 ($ 45.800.158,05), mediante la cual se asignaba un 1% adicional a determinadas jurisdicciones”.
Cisterna asegura que el índice de coparticipación entonces vigente debe aplicarse sobre la suma de $ 504.955.561,91, “por cuanto los restantes conceptos se distribuyen por sus propios regímenes correspondiéndoles índices interiores al mencionado”.
Es interesante la discusión técnica en cuanto al reparto. Lo que parece innecesario es que se haya hecho por Carta Documento.

Fallo lapidario
 
“No sería peronismo si todos nos pusiéramos rápido de acuerdo y ninguno tirara zancadillas”, dijo alguna vez un dirigente peronista. No importa quién, ni el momento, pero cuánta actualidad tiene la frase.
Lo que pasó esta semana con la interna del Partido Justicialista de Chubut agranda la historia de frases alrededor del peronismo. Sobre todo esa que dice que son “incorregibles.”
Cuando lo más sano hubiera sido dar una señal a los casi 40 mil afiliados al PJ Chubut que el partido está vivo, abierto a todos y en camino a volver a ser gobierno, un grupo de dirigentes enrolados en la Lista Azul erraron todos los caminos.
Lo que primero pareció una chicana o una picardía típica del viejo peronismo, terminó convirtiéndose en un papelón de proporciones de la Junta Electoral partidaria, intentando proscribir a la Lista Celeste y Blanca con argumentos de jardín de infantes.
El reclamo a la Justicia federal, que es la que dirime este tipo de cuestiones electorales, fue inevitable. Y el fallo del juez Gustavo Lleral, casi obvio. ¿A quién se le puede ocurrir que un juez con competencia electoral va a dejar pasar semejante mamarracho partidario, como intentar cambiar el sentido de una Carta Orgánica?
“Las decisiones que adopten las Juntas Electorales desde la fecha de convocatoria  de las  elecciones partidarias internas hasta el  escrutinio definitivo inclusive, deberán ser notificadas dentro de las veinticuatro horas y serán susceptibles de apelación en idéntico plazo ante el juez federal con competencia electoral correspondiente. El juez decidirá el recurso sin más trámite dentro de las veinticuatro horas de promovido el mismo y su resolución será inapelable”, sentencia el fallo de Lleral.
Los dirigentes de la Lista Azul –y algunos otros que se quedaron afuera de la contienda pero igual opinan- que hablan de “golpe de Estado judicial”, “injerencia de la Justicia” y de “fallo exprés”, deberían leer más que el diario.
“Entiendo, de acuerdo con lo que se viene considerando, que no admitir la impugnación formalizada por la Lista Celeste y Blanca, conduciría a enarbolar un excesivo rigor formal, que restringiría el ejercicio de los derechos, pasando por encima, en el presente caso, de los principios democráticos que deben iluminar la participación primaria de las voluntades individuales en la vida de un partido político”, escribió el juez.
“Por tales razones y respondiendo al principio vigente, entre dos soluciones posibles debe estarse a aquélla que favorezca la participación”, agrega el fallo.
Sin embargo, cuando todo parecía que se iba a resolver como corresponde, contando votos, la Junta Electoral del PJ que responde a Carlos Eliceche y Carlos Linares decidió ayer poner marcha atrás y chocar con el baúl a un paredón. Suspendieron las elecciones y convirtieron el papelón inicial en un escándalo de proporciones.
A casi 33 años del regreso definitivo de la democracia parece mentira que haya que seguir esperando fallos de la Justicia para que la gente elija en libertad.#

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Juntos en Comodoro. El gobernador Das Neves, con Carlos Linares, en la última visita del mandatario provincial a la ciudad del petróleo.
24 SEP 2016 - 19:18

No fue una buena semana para Carlos Linares, el intendente de la ciudad más importante de Chubut y un dirigente político que desde que entró en las grandes ligas parecía estar blindado contra todo riesgo.
Se enroscó sin red en una discusión con el Gobierno provincial, en donde los tonos altos se pasaron de la raya, y su sector político dentro del peronismo, la Lista Azul, sufrió un inevitable revés judicial al intentar dejar fuera de la cancha a los oponentes de la Lista Celeste y Blanca, y encima ahora suspendieron la interna con razones poco claras.
Los dos frentes que se armó en su contra en pocos días fueron como ir a jugar una final del mundo sin arquero. Raro, en un dirigente que fue cuatro años viceintendente de Néstor Di Pierro pero una especie de intendente virtual de Comodoro Rivadavia, ante las largas ausencias del “Tano” del sillón de la calle Moreno.
“Carlitos”, como lo conocen todos, se embarró los zapatos y levantó la voz todas las veces que quiso en estos años porque el entrarle a los problemas por el medio -como es su estilo- le dio la autoridad suficiente para pararse siempre firme. Con ese estilo ganó “caminando” las elecciones como intendente y se forjó como un referente fuerte del Partido Justicialista.
Por todo esto sorprende que Linares haya quemado en una semana buena parte de los intereses de su capital político, eso que lo hacía distinto, un “outsider” de la política capaz de manejarse como un intendente cuando no lo era, marcarle la cancha al entonces gobernador Martín Buzzi y defender los intereses de Comodoro como pocos.

Petróleo vs. papas
 
No fue un acierto de Linares y su grupo cruzarse tan duro con el gobernador Mario Das Neves. Mucho menos, mandar un Carta Documento para reclamar por viejas deudas, por legítimo que sea el reclamo. Ni tampoco dejar que algún funcionario de su entorno apagara el fuego con nafta llamando “genuflexo” a otro intendente, ampliando el ring en el que ya lo estaban castigando a mansalva.
Tampoco pareció adecuado que el “linarismo” y alguna parte de la prensa de Comodoro Rivadavia subiera la apuesta y transformara esta discusión en un nuevo round de ese viejo y perimido combate entre “Valle y Comodoro.” Tampoco alguna parte de la dirigencia de la zona del Valle estuvo a la altura e hizo suyo, mostrando su peor cara y vocabulario.
Ni los del sur son los únicos que trabajan y aportan al PBI chubutense, ni los del Valle son meros “cosechadores de papas y batatas” que viven de la renta petrolera. Lo que hay, en el sur y en el Valle, es una clase dirigente que muchas veces actúa con madurez pero otras tantas sólo parece haber madurado.
Cuando los tonos suben como subieron esta semana, a la gran mayoría de los chubutenses les da un poco de vergüenza ajena que todavía haya dirigentes que se tiran con todo. Cuando lo que habría que hacer es tirar todos juntos de la misma cuerda para que el carro que nos contiene se mueva hacia adelante y nadie se caiga.

Números
 
El cruce cartas documento que tanto dio que hablar merece un análisis un poco más allá de la superficie. La forma en que se distribuye la copartipación y todos los otros ingresos que tiene el Estado provincial es un tema latente desde hace tiempo.
Volvió al tapete hace pocos meses cuando un sector del Frente para la Victoria, con el intendente de Comodoro a la cabeza, intentó que un 15% de los ingresos del bono de endeudamiento por 650 millones de dólares fuera directamente a las arcas municipales para gastos corrientes, sin que la mano del Gobierno distribuyera –como finalmente sucedió- a medida que se van realizando las obras.
El ministro Coordinador de Gabinete, Víctor Cisterna, respondió hoy al intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, vía carta documento el reclamo formulado por 22 millones de pesos y ratificó que “el reclamo es improcedente, y la deuda a la que alude no existe”.
Aunque pueda ser legítimo el reclamo, sonó extemporáneo que Comodoro reclame ahora algo que le liquidaron mal el año pasado. El Gobierno respondió con números que parecen incontrastables, pero las matemáticas y la política no siempre se llevan bien.
Según consta en el presupuesto devengado del año 2015, la Provincia coparticipó a sus municipios la suma de $ 567.197.160. En base a esto, los técnicos del municipio de Comodoro aplicaron el índice de coparticipación vigente a dicha fecha: 33,214%.
La respuesta oficial que firmó el ministro Coordinador, Víctor Cisterna, incluyó un párrafo contundente: “El razonamiento seduce por la sencillez de la cuenta. Pero la conclusión a la que se arriba es errónea, porque se parte de una base falsa, ya que en realidad tal suma está compuesta por varios conceptos coparticipables, como lo son la coparticipación federal de impuestos federales ($ 504.955.561,91); regalías hidroeléctricas ($ 6.278.016,30); Ingresos Brutos Acuerdo Inter Jurisdiccional ($ 10.163.423,66); y Ley II N° 167 ($ 45.800.158,05), mediante la cual se asignaba un 1% adicional a determinadas jurisdicciones”.
Cisterna asegura que el índice de coparticipación entonces vigente debe aplicarse sobre la suma de $ 504.955.561,91, “por cuanto los restantes conceptos se distribuyen por sus propios regímenes correspondiéndoles índices interiores al mencionado”.
Es interesante la discusión técnica en cuanto al reparto. Lo que parece innecesario es que se haya hecho por Carta Documento.

Fallo lapidario
 
“No sería peronismo si todos nos pusiéramos rápido de acuerdo y ninguno tirara zancadillas”, dijo alguna vez un dirigente peronista. No importa quién, ni el momento, pero cuánta actualidad tiene la frase.
Lo que pasó esta semana con la interna del Partido Justicialista de Chubut agranda la historia de frases alrededor del peronismo. Sobre todo esa que dice que son “incorregibles.”
Cuando lo más sano hubiera sido dar una señal a los casi 40 mil afiliados al PJ Chubut que el partido está vivo, abierto a todos y en camino a volver a ser gobierno, un grupo de dirigentes enrolados en la Lista Azul erraron todos los caminos.
Lo que primero pareció una chicana o una picardía típica del viejo peronismo, terminó convirtiéndose en un papelón de proporciones de la Junta Electoral partidaria, intentando proscribir a la Lista Celeste y Blanca con argumentos de jardín de infantes.
El reclamo a la Justicia federal, que es la que dirime este tipo de cuestiones electorales, fue inevitable. Y el fallo del juez Gustavo Lleral, casi obvio. ¿A quién se le puede ocurrir que un juez con competencia electoral va a dejar pasar semejante mamarracho partidario, como intentar cambiar el sentido de una Carta Orgánica?
“Las decisiones que adopten las Juntas Electorales desde la fecha de convocatoria  de las  elecciones partidarias internas hasta el  escrutinio definitivo inclusive, deberán ser notificadas dentro de las veinticuatro horas y serán susceptibles de apelación en idéntico plazo ante el juez federal con competencia electoral correspondiente. El juez decidirá el recurso sin más trámite dentro de las veinticuatro horas de promovido el mismo y su resolución será inapelable”, sentencia el fallo de Lleral.
Los dirigentes de la Lista Azul –y algunos otros que se quedaron afuera de la contienda pero igual opinan- que hablan de “golpe de Estado judicial”, “injerencia de la Justicia” y de “fallo exprés”, deberían leer más que el diario.
“Entiendo, de acuerdo con lo que se viene considerando, que no admitir la impugnación formalizada por la Lista Celeste y Blanca, conduciría a enarbolar un excesivo rigor formal, que restringiría el ejercicio de los derechos, pasando por encima, en el presente caso, de los principios democráticos que deben iluminar la participación primaria de las voluntades individuales en la vida de un partido político”, escribió el juez.
“Por tales razones y respondiendo al principio vigente, entre dos soluciones posibles debe estarse a aquélla que favorezca la participación”, agrega el fallo.
Sin embargo, cuando todo parecía que se iba a resolver como corresponde, contando votos, la Junta Electoral del PJ que responde a Carlos Eliceche y Carlos Linares decidió ayer poner marcha atrás y chocar con el baúl a un paredón. Suspendieron las elecciones y convirtieron el papelón inicial en un escándalo de proporciones.
A casi 33 años del regreso definitivo de la democracia parece mentira que haya que seguir esperando fallos de la Justicia para que la gente elija en libertad.#


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