No más muertes, señor juez

17 OCT 2016 - 23:47 | Actualizado

Por Carlos Hughes
carloshughes@grupojornada.com
En Twitter: @carloshughestre


Tiene 34 años y es habitué de los calabozos, pues violó varias veces la ley y lo metieron preso por ello. Pero, generosidad del sistema judicial argentino, jamás fue condenado por lo que, a los efectos legales, carece de antecedentes. Así, cada vez que delinque y no recibe condena, vuelve a salir. Está “limpio” como cualquier vecino.

No es lo único: es el principal sospechoso de haber organizado un asalto a mano armada, de provocar daños en un comercio y de amenazar allí a quienes estaban en el lugar, de escaparse, de abandonar en esa huida una camioneta que estaba a su nombre y de amedrentar a uno de los policías que lo persiguió para lo cual no sólo le tiró una caja fuerte que había robado, sino también con una pistola 9mm.

Y cuando tenía 15 años estuvo involucrado en un asesinato.

El sábado Policía allanó su domicilio y encontró unas siete armas similares a esa 9mm, carabinas, ametralladoras (un arma de guerra feroz) y 890 cápsulas. Dijo que estaban registradas, legalmente. Y no lo metieron preso.

Este miércoles Argentina vivirá –probablemente- otra jornada histórica. Es que tras el brutal asesinato y violación de una adolescente en Mar del Plata, Lucía Pérez, “Ni una menos” junto a otras organizaciones convocó a un paro nacional de mujeres. Promete una masiva adhesión en todo el país.

El caso se dispara por un crimen –uno más, y van- enmarcado en violencia de género. Pero sobre todo, más allá del género, por la violencia inusitada que vive nuestro país. ¿Están matando a las mujeres? Sí, pero en realidad nos están matando a todos. Y no sólo no hay soluciones, sino que se agrava cada vez más.

Las explicaciones son complejas, pero se derriban los argumentos de prolija sintaxis que esgrimen jueces y abogados (a quienes en general parece desesperar más la defensa de quienes delinque que de las víctimas) cuando aparecen casos como los de este sujeto, portador de armas de guerra, con visitas permanentes a los calabozos y sin condena alguna, o los asesinatos brutales de mujeres que florecen hora tras hora.

Si no todo, por lo menos buena parte del sistema judicial argentino es un fracaso monumental que ya no admite esos frondosos fallos argumentativos de un garantismo que exaspera, sino que pide que hagan algo para castigar a quienes rompen la ley y defender a quienes la respetan. Ramplona la cosa.

Este mismo lunes un ministro de Chubut, refiriéndose a otro tema, dijo que “nadie sabe qué piensa la gente”. Probablemente es así con la mayoría de los temas. En esto, de seguro, la gente piensa más o menos lo mismo: la sociedad está harta de una Justicia que explica con gran retórica por qué deja a los delincuentes libres cuando todos los días presencia el asesinato salvaje de sus vecinos.

No va más, su señoría.

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17 OCT 2016 - 23:47

Por Carlos Hughes
carloshughes@grupojornada.com
En Twitter: @carloshughestre


Tiene 34 años y es habitué de los calabozos, pues violó varias veces la ley y lo metieron preso por ello. Pero, generosidad del sistema judicial argentino, jamás fue condenado por lo que, a los efectos legales, carece de antecedentes. Así, cada vez que delinque y no recibe condena, vuelve a salir. Está “limpio” como cualquier vecino.

No es lo único: es el principal sospechoso de haber organizado un asalto a mano armada, de provocar daños en un comercio y de amenazar allí a quienes estaban en el lugar, de escaparse, de abandonar en esa huida una camioneta que estaba a su nombre y de amedrentar a uno de los policías que lo persiguió para lo cual no sólo le tiró una caja fuerte que había robado, sino también con una pistola 9mm.

Y cuando tenía 15 años estuvo involucrado en un asesinato.

El sábado Policía allanó su domicilio y encontró unas siete armas similares a esa 9mm, carabinas, ametralladoras (un arma de guerra feroz) y 890 cápsulas. Dijo que estaban registradas, legalmente. Y no lo metieron preso.

Este miércoles Argentina vivirá –probablemente- otra jornada histórica. Es que tras el brutal asesinato y violación de una adolescente en Mar del Plata, Lucía Pérez, “Ni una menos” junto a otras organizaciones convocó a un paro nacional de mujeres. Promete una masiva adhesión en todo el país.

El caso se dispara por un crimen –uno más, y van- enmarcado en violencia de género. Pero sobre todo, más allá del género, por la violencia inusitada que vive nuestro país. ¿Están matando a las mujeres? Sí, pero en realidad nos están matando a todos. Y no sólo no hay soluciones, sino que se agrava cada vez más.

Las explicaciones son complejas, pero se derriban los argumentos de prolija sintaxis que esgrimen jueces y abogados (a quienes en general parece desesperar más la defensa de quienes delinque que de las víctimas) cuando aparecen casos como los de este sujeto, portador de armas de guerra, con visitas permanentes a los calabozos y sin condena alguna, o los asesinatos brutales de mujeres que florecen hora tras hora.

Si no todo, por lo menos buena parte del sistema judicial argentino es un fracaso monumental que ya no admite esos frondosos fallos argumentativos de un garantismo que exaspera, sino que pide que hagan algo para castigar a quienes rompen la ley y defender a quienes la respetan. Ramplona la cosa.

Este mismo lunes un ministro de Chubut, refiriéndose a otro tema, dijo que “nadie sabe qué piensa la gente”. Probablemente es así con la mayoría de los temas. En esto, de seguro, la gente piensa más o menos lo mismo: la sociedad está harta de una Justicia que explica con gran retórica por qué deja a los delincuentes libres cuando todos los días presencia el asesinato salvaje de sus vecinos.

No va más, su señoría.


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