Fueron 7 años de internación de la joven, en el Centro de Rehabilitación para adictos “Asumir” de San Carlos de Bariloche.
Este establecimiento es una granja con las características propias de todos los Centros de Rehabilitación que existen en todo el mundo. Es decir, las personas que ingresan a los mismos desarrollan un programa que les permite, paso a paso, desintoxicarse hasta lograr la recuperación.
El tratamiento consiste en distintas actividades que se desarrollan día a día que le permite a los adictos dejar de depender de los estupefacientes o de las drogas a las que son adictos.
Los días tristes
Graciela comentó que su hija, consumía “de todo”. Una vez desapareció del hogar por tres días, y en las averiguaciones que hizo, se enteró que la joven se había ido a El Bolsón.
En su testimonio Graciela narró que Roxy llegó a un punto límite y fue entonces que “ella misma me pidió auxilio porque ya no daba más y no quería saber más nada”, contó y siguió recordando que una mañana la chica le expresó: “mamá, necesito que me ayudes, porque quiero salir de esto y no puedo”. Graciela, hizo un llamado a los padres que tengan un hijo drogadicto, que “lo contengan, le hablen y lo mimen”. Advirtió que los chicos no entran en ese flagelo por decisión propia, sino que siempre hay alguien que los empuja, y en el caso puntual de su hija-, comentó que lucharon mucho para sacarla de los estupefacientes, y estuvo muy mal”. En el Centro de Rehabilitación en el que fue internada, Roxy se prestó al tratamiento y ello le permitió conseguir resultados que pocas personas que han transitado por este oscuro camino de la drogadicción pueden contar.
La familia visitaba a Roxy frecuentemente para que no se sintiera sola. Pasaron 7 años con una recuperación paulatina, y “ahora somos todos felices en la casa porque la vemos re bien”, dijo Graciela.
Roxy recuperada
Roxy cumplió 23 años y ya recuperada planea radicarse en Bariloche, conseguir un trabajo y quedarse a vivir allí. Graciela compartió su experiencia con el propósito de transmitirle esperanza a los padres que tienen hijos con problemas de adicción y aún no encuentran una salida.
Fueron 7 años de internación de la joven, en el Centro de Rehabilitación para adictos “Asumir” de San Carlos de Bariloche.
Este establecimiento es una granja con las características propias de todos los Centros de Rehabilitación que existen en todo el mundo. Es decir, las personas que ingresan a los mismos desarrollan un programa que les permite, paso a paso, desintoxicarse hasta lograr la recuperación.
El tratamiento consiste en distintas actividades que se desarrollan día a día que le permite a los adictos dejar de depender de los estupefacientes o de las drogas a las que son adictos.
Los días tristes
Graciela comentó que su hija, consumía “de todo”. Una vez desapareció del hogar por tres días, y en las averiguaciones que hizo, se enteró que la joven se había ido a El Bolsón.
En su testimonio Graciela narró que Roxy llegó a un punto límite y fue entonces que “ella misma me pidió auxilio porque ya no daba más y no quería saber más nada”, contó y siguió recordando que una mañana la chica le expresó: “mamá, necesito que me ayudes, porque quiero salir de esto y no puedo”. Graciela, hizo un llamado a los padres que tengan un hijo drogadicto, que “lo contengan, le hablen y lo mimen”. Advirtió que los chicos no entran en ese flagelo por decisión propia, sino que siempre hay alguien que los empuja, y en el caso puntual de su hija-, comentó que lucharon mucho para sacarla de los estupefacientes, y estuvo muy mal”. En el Centro de Rehabilitación en el que fue internada, Roxy se prestó al tratamiento y ello le permitió conseguir resultados que pocas personas que han transitado por este oscuro camino de la drogadicción pueden contar.
La familia visitaba a Roxy frecuentemente para que no se sintiera sola. Pasaron 7 años con una recuperación paulatina, y “ahora somos todos felices en la casa porque la vemos re bien”, dijo Graciela.
Roxy recuperada
Roxy cumplió 23 años y ya recuperada planea radicarse en Bariloche, conseguir un trabajo y quedarse a vivir allí. Graciela compartió su experiencia con el propósito de transmitirle esperanza a los padres que tienen hijos con problemas de adicción y aún no encuentran una salida.