La eliminación de los reembolsos por puertos patagónicos que el viernes pasado amargó los desayunos de muchos gobernadores, tras conocerse los detalles del decreto de necesidad y urgencia (DNU) que el presidente Mauricio Macri firmó, es un nuevo desaire del Gobierno nacional a la Patagonia.
No es el primero y lamentablemente parece que no será el último, si finalmente se avanza con la eliminación (gradual o inmediata) del “barril criollo” de petróleo, otro golpe al corazón de las economías patagónicas, principalmente las de Chubut y Neuquén.
Si faltaba algo para confirmar el poco valor que el gobierno de Cambiemos le ha dado en este primer año de gestión a las provincias patagónicas, el DNU firmado por el Presidente (¿cuál era la necesidad y urgencia de hacerlo?) es la frutilla del postre. No sólo por el negativo efecto económico que conlleva la decisión anunciada el viernes, sino por el pésimo gesto político que significa esto para los gobernadores patagónicos, que casi en su totalidad han venido mostrando gestos de concordia con el Gobierno nacional.
Inclusive, exponiéndose públicamente para apoyar la pobre reforma política y el voto eléctrónico que impulsaba Macri, que terminó siendo frenada por lo que queda del kirchnerismo en el Senado.
Los reembolsos por puertos patagónicos eran un beneficio impuesto durante el segundo mandato de Carlos Saúl Menem, luego eliminado durante muchos años y restituido por la gestión de Cristina Fernández de Kirchner en 2015 como una reparación histórica.
Pero la llegada del macrismo al poder fue una virtual crónica de una muerte anunciada para los reembolsos. Es que CFK firmó la restitución en noviembre de 2015, un mes antes de dejar el Gobierno, y se sabía desde el vamos que sólo podían tener futuro si las elecciones las ganaba el FpV.
El triunfo de Macri confirmó lo que todos pensaban. Lo curioso es que aunque hacía meses que había trascendido la posibilidad de eliminarlos, en el Gobierno nacional le repitieron varias veces a Das Neves y al resto de los gobernadores patagónicos que era sólo una posibilidad.
Es más, el miércoles, cuando Das Neves participó junto a Macri de un acto oficial por la lucha contra las adicciones, en la Quinta de Olivos no se abordó el tema. Y un día después, cuando el gobernador fue recibido por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, hasta se acordó un encuentro para la próxima semana “para realizar un análisis más profundo respecto a los reembolsos por puertos patagónicos”, informó el Gobierno provincial a través de una gacetilla.
La forma en la que el Gobierno nacional maltrató a Chubut y al resto de las provincias patagónicas no habría que soslayarlo, sobre todo en el futuro. Los acuerdos políticos, se sabe, son de ida y vuelta. Y por ahora, el Gobierno nacional ha sacado tajada de lo que pudo y poco y nada devolvió como hubiera correspondido.
Reacción
“No nos vamos a quedar con los brazos cruzados”, dijo Das Neves tras conocerse el decreto, enojado por el “doble discurso” de los funcionarios nacionales.
El gobernador estaba molesto con razón: “Siento como si nos tomaran el pelo a los gobernadores. Si el decreto salió publicado hoy es porque estaba hecho al menos hace dos días. Me da a pensar que tienen un doble discurso”, afirmó.
El mandatario había estado en la Casa Rosada apenas 24 horas de conocerse el decreto y nadie le advirtió nada. “Quedamos en seguir manteniendo reuniones y resulta que el decreto ya estaba firmado. Por eso vamos a pedir las explicaciones que tengamos que pedir y de ninguna manera vamos a dejar que se juegue con nuestras economías regionales porque eso es como jugar hasta con la esperanza de la gente”, prometió Das Neves.
Al gobernador le cuesta creer que todavía haya funcionarios que desconozcan lo que cuesta producir y mantener un empleo en la Patagonia.
Efectos
Los 380 millones de dólares que el Gobierno nacional dejará de poner por la eliminación de los reembolsos por puertos patagónicos son una “moneda” al lado de los 4.500 millones de dólares que le transfirió al campo y a las mineras apenas asumió, al eliminarles las retenciones que pagaban. Estos dos números echan por tierra la “necesidad y urgencia” de eliminar el subsidio a los puertos patagónicos.
“Los bahienses son terribles, nunca van a bajar sus aspiraciones de que el país termine en Bahía Blanca; porque ellos son insaciables, estaban acostumbrados que el único puerto de la República Argentina al sur de la Capital Federal era Bahía y nunca aceptaron que naciera un puerto de la envergadura de Puerto Madryn”, dijo el ingeniero Osvaldo Sala el mes pasado en declaraciones al programa “A Tiempo”, que se emite por FM Tiempo Trelew (91.5), y que también reprodujo Jornada.
Para Sala y para los que entienden de puertos al sur de Bahía, los reembolsos son una compensación necesaria para tener condiciones competitivas en un país que no tiene ferrocarril y, al parecer, no lo tendrá mientras gobierne Macri.
“Si tuviéramos una línea ferroviaria eficiente no necesitaríamos reembolsos porque los contenedores vendrían por ferrocarril hasta la punta de muelle y los trasladamos sin dificultad”, explicó Sala en aquella entrevista.
Los reembolsos, además, eran un beneficio para la provincia porque generaba la radicación de empresas, y esto empujaba al empleo local. Sin esa ventaja, ¿cuánto tardarán algunas pesqueras, por ejemplo, en comenzar a mudarse a Mar del Plata?”.
Destructivo
También la Federación Económica de Santa Cruz (FESC): “La eliminación atenta contra el desarrollo económico de la Patagonia y destruye el movimiento portuario patagónico, tan necesario para la competitividad regional”, dijo Guillermo Polke, presidente de la FESC.
Sin embargo, Polke cuestionó a las mineras que pagan un 3% de regalías, tienen beneficios impositivos y no pagan retenciones, y aun así recibían reembolsos por puertos patagónicos. La crítica del empresario apunta a la desigualdad de beneficios entre multinacionales y las empresas regionales.
Los reembolsos fueron una conquista que se orientó al crecimiento de las economías regionales. Además, buscaron siempre potenciar la producción patagónica, federalizar el comercio exterior, descentralizar el crecimiento demográfico y favorecer la radicación de población.
El presidente Macri no se enteró.
La eliminación de los reembolsos por puertos patagónicos que el viernes pasado amargó los desayunos de muchos gobernadores, tras conocerse los detalles del decreto de necesidad y urgencia (DNU) que el presidente Mauricio Macri firmó, es un nuevo desaire del Gobierno nacional a la Patagonia.
No es el primero y lamentablemente parece que no será el último, si finalmente se avanza con la eliminación (gradual o inmediata) del “barril criollo” de petróleo, otro golpe al corazón de las economías patagónicas, principalmente las de Chubut y Neuquén.
Si faltaba algo para confirmar el poco valor que el gobierno de Cambiemos le ha dado en este primer año de gestión a las provincias patagónicas, el DNU firmado por el Presidente (¿cuál era la necesidad y urgencia de hacerlo?) es la frutilla del postre. No sólo por el negativo efecto económico que conlleva la decisión anunciada el viernes, sino por el pésimo gesto político que significa esto para los gobernadores patagónicos, que casi en su totalidad han venido mostrando gestos de concordia con el Gobierno nacional.
Inclusive, exponiéndose públicamente para apoyar la pobre reforma política y el voto eléctrónico que impulsaba Macri, que terminó siendo frenada por lo que queda del kirchnerismo en el Senado.
Los reembolsos por puertos patagónicos eran un beneficio impuesto durante el segundo mandato de Carlos Saúl Menem, luego eliminado durante muchos años y restituido por la gestión de Cristina Fernández de Kirchner en 2015 como una reparación histórica.
Pero la llegada del macrismo al poder fue una virtual crónica de una muerte anunciada para los reembolsos. Es que CFK firmó la restitución en noviembre de 2015, un mes antes de dejar el Gobierno, y se sabía desde el vamos que sólo podían tener futuro si las elecciones las ganaba el FpV.
El triunfo de Macri confirmó lo que todos pensaban. Lo curioso es que aunque hacía meses que había trascendido la posibilidad de eliminarlos, en el Gobierno nacional le repitieron varias veces a Das Neves y al resto de los gobernadores patagónicos que era sólo una posibilidad.
Es más, el miércoles, cuando Das Neves participó junto a Macri de un acto oficial por la lucha contra las adicciones, en la Quinta de Olivos no se abordó el tema. Y un día después, cuando el gobernador fue recibido por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, hasta se acordó un encuentro para la próxima semana “para realizar un análisis más profundo respecto a los reembolsos por puertos patagónicos”, informó el Gobierno provincial a través de una gacetilla.
La forma en la que el Gobierno nacional maltrató a Chubut y al resto de las provincias patagónicas no habría que soslayarlo, sobre todo en el futuro. Los acuerdos políticos, se sabe, son de ida y vuelta. Y por ahora, el Gobierno nacional ha sacado tajada de lo que pudo y poco y nada devolvió como hubiera correspondido.
Reacción
“No nos vamos a quedar con los brazos cruzados”, dijo Das Neves tras conocerse el decreto, enojado por el “doble discurso” de los funcionarios nacionales.
El gobernador estaba molesto con razón: “Siento como si nos tomaran el pelo a los gobernadores. Si el decreto salió publicado hoy es porque estaba hecho al menos hace dos días. Me da a pensar que tienen un doble discurso”, afirmó.
El mandatario había estado en la Casa Rosada apenas 24 horas de conocerse el decreto y nadie le advirtió nada. “Quedamos en seguir manteniendo reuniones y resulta que el decreto ya estaba firmado. Por eso vamos a pedir las explicaciones que tengamos que pedir y de ninguna manera vamos a dejar que se juegue con nuestras economías regionales porque eso es como jugar hasta con la esperanza de la gente”, prometió Das Neves.
Al gobernador le cuesta creer que todavía haya funcionarios que desconozcan lo que cuesta producir y mantener un empleo en la Patagonia.
Efectos
Los 380 millones de dólares que el Gobierno nacional dejará de poner por la eliminación de los reembolsos por puertos patagónicos son una “moneda” al lado de los 4.500 millones de dólares que le transfirió al campo y a las mineras apenas asumió, al eliminarles las retenciones que pagaban. Estos dos números echan por tierra la “necesidad y urgencia” de eliminar el subsidio a los puertos patagónicos.
“Los bahienses son terribles, nunca van a bajar sus aspiraciones de que el país termine en Bahía Blanca; porque ellos son insaciables, estaban acostumbrados que el único puerto de la República Argentina al sur de la Capital Federal era Bahía y nunca aceptaron que naciera un puerto de la envergadura de Puerto Madryn”, dijo el ingeniero Osvaldo Sala el mes pasado en declaraciones al programa “A Tiempo”, que se emite por FM Tiempo Trelew (91.5), y que también reprodujo Jornada.
Para Sala y para los que entienden de puertos al sur de Bahía, los reembolsos son una compensación necesaria para tener condiciones competitivas en un país que no tiene ferrocarril y, al parecer, no lo tendrá mientras gobierne Macri.
“Si tuviéramos una línea ferroviaria eficiente no necesitaríamos reembolsos porque los contenedores vendrían por ferrocarril hasta la punta de muelle y los trasladamos sin dificultad”, explicó Sala en aquella entrevista.
Los reembolsos, además, eran un beneficio para la provincia porque generaba la radicación de empresas, y esto empujaba al empleo local. Sin esa ventaja, ¿cuánto tardarán algunas pesqueras, por ejemplo, en comenzar a mudarse a Mar del Plata?”.
Destructivo
También la Federación Económica de Santa Cruz (FESC): “La eliminación atenta contra el desarrollo económico de la Patagonia y destruye el movimiento portuario patagónico, tan necesario para la competitividad regional”, dijo Guillermo Polke, presidente de la FESC.
Sin embargo, Polke cuestionó a las mineras que pagan un 3% de regalías, tienen beneficios impositivos y no pagan retenciones, y aun así recibían reembolsos por puertos patagónicos. La crítica del empresario apunta a la desigualdad de beneficios entre multinacionales y las empresas regionales.
Los reembolsos fueron una conquista que se orientó al crecimiento de las economías regionales. Además, buscaron siempre potenciar la producción patagónica, federalizar el comercio exterior, descentralizar el crecimiento demográfico y favorecer la radicación de población.
El presidente Macri no se enteró.