Las empresas chinas, mayoritariamente estatales, alcanzaron una deuda equivalente al 170% del PBI nacional en 2016, cuando en 2008 no llegaba a 100%, lo que representa el nivel más alto entre las principales economías mundiales, según el último informe anual de la OCDE sobre la economía china, presentado esta mañana en Beijing.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya había alertado en junio del año pasado sobre el problema y pidió al gobierno chino que frenara el rápido ascenso del crédito y la deuda, que son hoy los principales riesgos que se ciernen sobre la transición que está viviendo la segunda economía mundial, describió la agencia Efe.
El informe aseguró que la transformación a una economía basada en el consumo interno y los servicios, exige enfrentarse a problemas como el apalancamiento o el exceso de capacidad en el sector inmobiliario y en la industria pesada.
"China debería facilitar la salida del mercado de las empresas estatales inviables para que los recursos puedan ser utilizados por compañías más productivas", explicó en rueda de prensa el director de Estudios de País del Departamento Económico de la OCDE, Álvaro Pereira.
Entre sus recomendaciones, destacó la quita gradual de las garantías implícitas a estas corporaciones estatales, así como despolitizar sus consejos de administración, promover la contratación de ejecutivos realmente independientes y acelerar el proceso de bancarrota para agilizar la liquidación de compañías.
Por otra parte, las predicciones de la OCDE coinciden con las del gobierno chino, que prevé un crecimiento económico de 6,5% en 2017 y 6,3% el año siguiente.
En tanto, aunque el informe ponderó la transición hacia un modelo de crecimiento más lento pero sostenible, el estudio señaló que las próximas reformas deberían estar orientadas a un desarrollo más inclusivo que permita reducir la creciente desigualdad entre áreas urbanas y rurales.
La OCDE encomendó para esa meta realizar modificaciones en su sistema fiscal, que permitan una mayor distribución de los beneficios del crecimiento, así como que el Gobierno establezca impuestos recurrentes a la propiedad a nivel nacional o elevar la edad de jubilación.
Otra de las principales recomendaciones del informe es diversificar la inversión pública en investigación y desarrollo científico, que, pese a situarse en un nivel similar al de los principales 15 países de la Unión Europea, actualmente se centra sobre todo en transporte y en electrónica.
Asimismo, la OCDE instó al país asiático a reducir las barreras a la iniciativa empresarial.
A pesar de los problemas mencionados, Pereira aseguró que China "se mantiene fuerte" y tiene un Gobierno que "es capaz de solucionar los problemas que surjan", por lo que continuará siendo el "principal motor del crecimiento global" en los próximos años.
Las empresas chinas, mayoritariamente estatales, alcanzaron una deuda equivalente al 170% del PBI nacional en 2016, cuando en 2008 no llegaba a 100%, lo que representa el nivel más alto entre las principales economías mundiales, según el último informe anual de la OCDE sobre la economía china, presentado esta mañana en Beijing.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya había alertado en junio del año pasado sobre el problema y pidió al gobierno chino que frenara el rápido ascenso del crédito y la deuda, que son hoy los principales riesgos que se ciernen sobre la transición que está viviendo la segunda economía mundial, describió la agencia Efe.
El informe aseguró que la transformación a una economía basada en el consumo interno y los servicios, exige enfrentarse a problemas como el apalancamiento o el exceso de capacidad en el sector inmobiliario y en la industria pesada.
"China debería facilitar la salida del mercado de las empresas estatales inviables para que los recursos puedan ser utilizados por compañías más productivas", explicó en rueda de prensa el director de Estudios de País del Departamento Económico de la OCDE, Álvaro Pereira.
Entre sus recomendaciones, destacó la quita gradual de las garantías implícitas a estas corporaciones estatales, así como despolitizar sus consejos de administración, promover la contratación de ejecutivos realmente independientes y acelerar el proceso de bancarrota para agilizar la liquidación de compañías.
Por otra parte, las predicciones de la OCDE coinciden con las del gobierno chino, que prevé un crecimiento económico de 6,5% en 2017 y 6,3% el año siguiente.
En tanto, aunque el informe ponderó la transición hacia un modelo de crecimiento más lento pero sostenible, el estudio señaló que las próximas reformas deberían estar orientadas a un desarrollo más inclusivo que permita reducir la creciente desigualdad entre áreas urbanas y rurales.
La OCDE encomendó para esa meta realizar modificaciones en su sistema fiscal, que permitan una mayor distribución de los beneficios del crecimiento, así como que el Gobierno establezca impuestos recurrentes a la propiedad a nivel nacional o elevar la edad de jubilación.
Otra de las principales recomendaciones del informe es diversificar la inversión pública en investigación y desarrollo científico, que, pese a situarse en un nivel similar al de los principales 15 países de la Unión Europea, actualmente se centra sobre todo en transporte y en electrónica.
Asimismo, la OCDE instó al país asiático a reducir las barreras a la iniciativa empresarial.
A pesar de los problemas mencionados, Pereira aseguró que China "se mantiene fuerte" y tiene un Gobierno que "es capaz de solucionar los problemas que surjan", por lo que continuará siendo el "principal motor del crecimiento global" en los próximos años.