Francisco tildó de "vergüenza" la destrucción y los naufragios cotidianos

El Papa calificó de "vergüenza" las "imágenes de devastación, destrucción y naufragio que se convirtieron en ordinarias" en el mundo, después de presidir el rito del Vía Crucis ante el Coliseo romano.

Francisco reza Via Crucis en el Coliseo, lugar de martirio de primeros cristianos.
14 ABR 2017 - 19:37 | Actualizado

"Cristo, nuestro único salvador, regresamos a ti también este año con la mirada baja de vergüenza y el corazón lleno de esperanza. Vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragios convertidas en ordinarias en nuestra vida", dijo el pontífice en alusión, principalmente, a los miles de migrantes que cada año mueren en el Mar Mediterráneo buscando llegar a Europa.

Francisco, con tono serio, denunció, asimismo, "la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe" en Cristo.

El Papa también tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia y denunció "las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, escandalizamos y olvidamos nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón", reportó la agencia de noticias EFE.

También tildó de vergüenza "el silencio ante las injusticias", así como "las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar" o por "nuestros pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien".

Francisco de este modo puso fin al rito del Vía Crucis, que como es tradición, se celebró en el Coliseo romano ante unos 20.000 fieles, según informó el Vaticano, para concluir esta jornada de Viernes Santo.

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Francisco, con tono serio, denunció, asimismo, "la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe" en Cristo.

El Papa también tuvo palabras de crítica hacia la propia Iglesia y denunció "las veces que nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, escandalizamos y olvidamos nuestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón", reportó la agencia de noticias EFE.

También tildó de vergüenza "el silencio ante las injusticias", así como "las manos perezosas en el dar pero ávidas a la hora de arrebatar y conquistar" o por "nuestros pies veloces en la vía del mal y paralizados en la del bien".

Francisco de este modo puso fin al rito del Vía Crucis, que como es tradición, se celebró en el Coliseo romano ante unos 20.000 fieles, según informó el Vaticano, para concluir esta jornada de Viernes Santo.


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